Presentan año tras año cifras millonarias y ganan dinero gracias al azar. Aunque podría parecer que hablamos de casinos, en realidad se trata de compañías de videojuegos. Muchas de ellas con productos orientados a los más pequeños, donde si no pagas, no ganas. Es el caso de títulos como Clash Royale, FIFA 18 u Overwatch, entre muchos otros. Cada uno de ellos pertenece a una plataforma: teléfono móvil, consola y ordenador, por este orden; pero eso da igual si de lo que se trata es de hacer dinero.
Este lunes, la ARJEL (el regulador del juego francés) publicó un documento titulado Declaración de los reguladores del juego sobre sus preocupaciones relacionadas con las difusas líneas entre el juego y los videojuegos. Está firmado por 16 países (entre ellos España) y en él, los distintos reguladores europeos (más el norteamericano) advierten que, de seguir así, será necesario crear una regulación específica para los videojuegos sociales tipo casino y los que incluyan loot boxes (cajas botín) y ventas de skins (trajes, camuflajes para armas, empuñaduras y demás objetos para dar a los personajes aspecto único dentro del juego).
El documento de la ARJEL avisa sobre una tendencia cada vez más al alza en los videojuegos: lo que se conoce como pay to win, o pagar por ganar. ¿No consigues al jugador que te falta para hacer un equipo de estrellas? Compra un sobre. ¿Necesitas cartas para subir al Dragón Infernal al nivel 11? Compra un cofre. ¿Sueñas con un camuflaje heroico para tu MP40? Compra una caja de suministros. Y así sucesivamente.
El sobre, el cofre y la caja son loot boxes, la artimaña perfecta de las casas de videojuegos para ganar más dinero aún. Conseguir un equipo mejor, un arma más potente o subir de nivel antes es fácil; si pagas, claro. Lo llevan años haciendo los grandes como Blizzard, EA Sports, Sledgehammer o Supercell (solo por citar una pequeña muestra) y es precisamente lo que ahora pide regular la ARJEL y los otros 15 países firmantes del acuerdo.
No digas loot box, di “sobres de jugadores”
loot boxQuizá sean los FIFAs los videojuegos que mejor encarnan el espíritu de las loot boxes. Los sobres están disponibles para todos los jugadores y necesitan ser comprados con fifa points (puntos fifa). Un sobre cuesta 400 puntos, y 400 puntos equivalen a cuatro euros. José Precedo lo explicaba el pasado junio al analizar cómo, cada vez más, los cromos de Panini imitan el modelo de las cajas botín del FIFA. En el juego, EA Sports da la opción de comprar esos fifa points en packs, pagando desde 1 a 100 euros.
Solo en 2017, EA Sports ganó con el modo Ultimate Team (el que permite comprar los sobres con jugadores) de FIFA 17 unos 800 millones de dólares. Fue un 20% más que el año anterior. Aunque de 2018 aún no hay cifras, si la tendencia sigue igual, todo apunta que el título de la compañía estadounidense batirá récord de ganancias. Y lejos de terminar con la tendencia, la compañía estrenará el próximo 28 de septiembre la nueva entrega del simulador de fútbol, que por supuesto incluirá modos para gastar dinero a cambio de sobres.
En abril, los Países Bajos y Bélgica decidieron prohibir las cajas botín por considerarlas puro y duro 'juego'. En concreto señalaron a tres títulos: Counter Strike: GO, FIFA 18 y Overwatch. Hace escasos días, Bélgica inició un procedimiento criminal contra EA Sports después de que la compañía se negase a modificar su sistema de loot boxes, algo que sí hicieron otros desarrolladores como Blizzard (Overwatch) o Valve (Counter Strike:GO).
Los otros “bingueros”
FIFA quizá sea el ejemplo más claro pero no el único. Juegos que tradicionalmente no han incluido nunca ningún tipo de loot box se han subido al carro en los últimos años. Es el caso de Call of Duty: World War II, desarrollado por Sledgehammer Games y que da la opción a los jugadores de comprar “paquetes de suministros” en los que se incluyen todo tipo de skins para las armas, cascos, trajes, armas, bailes, amuletos e incluso pinturas faciales para el personaje. Cada paquete cuesta 200 monedas del juego, y en cada uno de ellos entran tres objetos de los mencionados. Por 10,99 euros se pueden comprar 1.100 monedas, pero los desarrolladores incluyen “ofertas” (por decir algo) donde 13.000 monedas valen 99,99 euros permitiendo un ahorro de hasta 2,44 euros.
Por un poco menos (2 euros) se pueden comprar dos cajas botín en Overwatch, otro de los títulos que causan controversia por estar más cerca del casino que de la experiencia real de juego. 50 cajas cuestan 40 euros, y en ellas, como en los ejemplos anteriores, entran cuatro objetos que pueden ser desde comunes (lo más bajo) hasta legendarios (la mejor calidad). Blizzard, la empresa desarrolladora, ganó el año pasado unos 1.000 millones de dólares de beneficio, cajas sorpresa incluidas. Solo por poner un ejemplo: un objeto legendario toca, teóricamente, cada 13,5 cajas abiertas.
Otro de los títulos que causan furor entre los adolescentes, con la excepción de Fortnite, es Clash Royale. El juego creado por los fineses Supercell es un pay to win de manual. La mecánica se basa en derribar las tres torres del enemigo usando un mazo de cartas, cada una de ellas a determinado nivel. Para subirlas es necesario recopilar muchas cartas de la misma, y no suelen tocar las que uno desea. En el juego hay monedas y gemas: las monedas se usan para subir el nivel (una vez que ya se han reunido todas las cartas necesarias) y para comprar otras cartas. Las gemas sirven para comprar oro, ergo sin oro no se puede hacer gran cosa en el juego. 80 gemas cuestan 1,09 euros. Comprar 1.000 monedas son 60 gemas. Y subir una carta en niveles altos (del 10 en adelante) cuesta 8.000 monedas. Del 10 al 11 son 20.000 y del 11 al 12 son 50.000. El nivel máximo de las cartas es el 13, y subir cada carta a ese nivel cuesta 100.000 monedas. En total hay 88 cartas en el juego: ahora hagan la cuenta para subir todas al nivel máximo y lo que cuesta en euros hacerlo.
Clash Royale se puede descargar desde la Play Store. Allí hay cientos de apps y de juegos que también permiten los micropagos, aunque no tantos los que lo hacen en forma de loot boxes.
Como último ejemplo, el caso de Counter Strike: GO, que permite la compra de skins para las armas. En enero de este año, un camuflaje para un fusil francotirador se llegó a vender por 1.555 dólares (1.333 euros), que ostenta el récord. El juego tiene su propio mercado interno y también, páginas externas donde los usuarios compran y venden pinturas para los cuchillos o los fusiles. Los precios varían, pero van desde unos pocos euros hasta los miles. CS:GO también cuenta con sus propias loot boxes, que pueden comprarse en el propio juego.