El proyecto Amadeus, un revolucionario modelo de batería diseñado para almacenar grandes cantidades de energía procedente de fuentes renovables, ha sido elegido por la Comisión Europea como uno de los mejores inventos de 2022. El prototipo, desarrollado por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, se ha hecho con el galardón Radar de la Innovación de la UE en la categoría “Kickstarter”, en la que compiten aquellas “innovaciones de gran potencial que aún se encuentran en la fase inicial de desarrollo pero que ya cuentan con una estrategia de salida al mercado convincente y concreta”.
La batería que ha ideado este equipo de científicos españoles almacena en forma de calor la energía excedente que se produce en momentos de mucha producción solar o eólica. Ese calor se utiliza para volver incandescente un material (el proyecto investiga con aleaciones de silicio, uno de los minerales más comunes de la corteza terrestre) llevándolo por encima de los 1.000 grados. Contenido en un recipiente especial con placas termofotovoltaicas orientadas hacia su interior, el sistema es capaz de recuperar parte de la energía cuando sea necesaria en momentos de alta demanda.
Los investigadores utilizan una metáfora para explicar el proceso: “Es como meter el sol en una caja”. Su plan puede revolucionar el almacenamiento de energía y permitir a la humanidad aumentar su independencia de los combustibles fósiles. Su gran potencial para conseguirlo y convertirse en un elemento clave en la batalla contra el cambio climático le ha valido a amadeus el premio a mejor innovación de la UE entre los más de 300 proyectos que se han presentado.
“La propuesta de valor es el suministro de un sistema muy barato capaz de almacenar grandes cantidades de energía durante largos periodos, que tiene una alta densidad energética, una alta eficiencia global y utiliza materiales abundantes y de bajo coste”, explica sobre el proyecto la organización del premio Radar de la Innovación de la UE: “Es un sistema modular que puede utilizarse en una amplia gama de aplicaciones para proporcionar calor y electricidad limpios a demanda”.
Amadeus lleva más de un década de investigación a sus espaldas. Los investigadores ensamblaron el primer prototipo del “sol en la caja” en 2019, como contó este vídeo-reportaje de elDiario.es.
En este momento la investigación aspira a convertir el prototipo a una versión industrial, para lo cual ya había recibido una nueva línea de financiación de la UE. Los científicos esperan que el premio, que no cuenta con dotación económica, les ayude a encontrar nuevos apoyos para aumentar los recursos del proyecto. Creen que las baterías de Amadeus podrían utilizarse tanto a gran escala, para ofrecer energía limpia y a bajo coste a la industria, como en domicilios o barrios.
“Estamos muy contentos”, ha afirmado a este medio el coordinador del proyecto Amadeus, Alejandro Datas. “Es un reconocimiento a más de 10 años de trabajo y de intentar desarrollar esta tecnología, que corría un alto riesgo de no funcionar. Estamos tratando de resolver uno de los problemas más relevantes para la humanidad que vamos a tener los próximos años, que es parar el calentamiento global. Estamos muy ilusionados con que a nivel europeo se reconozca este tipo de actividades como algo importante”, añadía.
Es un reconocimiento clave porque nos va a permitir tener mucha visibilidad y acceder a los recursos que necesitamos para fabricar estos sistemas a escala industrial
“Que la Comisión Europea nos haya avalado como la mejor tecnología de la categoría Kickstarter, que quiere decir que no hemos llegado al mercado pero tenemos un gran potencial, es un reconocimiento clave porque nos va a permitir tener mucha visibilidad y acceder a los fondos y recursos que necesitamos para empezar a fabricar estos sistemas a escala industrial, que es lo que queremos hacer en los próximos años”, confía Datas.
El Radar de la Innovación de la UE de 2022 tenía otras dos categorías en liza para seleccionar los mejores inventos en el terreno de la tecnología sanitaria y en la de mayor impacto medioambiental. En la categoría médica ha triunfado el proyecto belga Healthentia, que ha diseñado una app para móviles que ofrece “planes de atención y vías digitales que superan los tratamientos tradicionales, con pruebas técnicas y clínicas registradas”, mientras ofrece a los médicos un “panel de control clínico” para supervisar los tratamientos en sus pacientes.
En la categoría de mayor impacto medioabiental, la UE ha premiado un proyecto de Rumanía que “diseña, desarrolla y fabrica soluciones de vanguardia para producir elementos de construcción topológicamente optimizados 40 veces más rápido que los métodos utilizados actualmente”, explica la organización. Se denomina Svelte y también ha recibido fondos europeos para su desarrollo. “En el campo de la arquitectura, el uso de esta tecnología puede reducir el coste de un edificio de diseño hasta en un 60%, mientras que en la construcción puede mejorar la relación peso-altura de los edificios en un 40%, generando estructuras más ligeras al eliminar el exceso de materiales que no tienen una finalidad estructural”, detalla el Radar de la Innovación.
Competencia internacional
El equipo de Datas no ha sido el único que ha visto el potencial de las baterías termofotovoltaicas. Tienen dos competidores destacados: el prestigioso Massachussets Institute of Technology (MIT) y la startup californiana Antora Energy. Esta última, enfocada en crear grandes baterías para la industria pesada (una de las mayores consumidoras de combustibles fósiles) recibió el pasado febrero 50 millones de dólares para ultimar su investigación. Uno de los fondos de inversión que participaron es Breakthrough Energy Ventures, el paraguas que gestiona las inversiones de Bill Gates en tecnologías renovables.
Los investigadores del MIT publicaron en abril un artículo en Nature en el que mostraban que su modelo de batería termofotovoltaica consigue reaprovechar ya el 40% la energía que invierte en calentar los materiales del interior del prototipo. “Esto crea una vía para que el almacenamiento de energía térmica alcance una eficiencia lo suficientemente alta y un coste lo suficientemente bajo como para permitir la descarbonización de la red eléctrica”, explicaron.
El proyecto español aún no ha podido medir qué porcentaje de energía puede recuperar, pero tiene una ventaja respecto a los estadounidenses. “Para conseguir esa eficiencia tienen que irse a temperaturas mucho más altas, de hasta 2.400 grados”, explicó Datas a este medio recientemente. “Nosotros estamos trabajando a 1.200 grados. A estas temperaturas la eficiencia va a ser algo menor que la del MIT, pero tenemos muchos menos problemas de aislamiento térmico, porque almacenar un material a 2.400 grados sin que se pierda ese calor es muy complicado”, destacó.
Los proyectos estadounidenses tienen un mayor reto técnico para conseguir un recipiente que pueda almacenar un material a tan altas temperaturas. La investigación de Amadeus se centra, en cambio, en encontrar la aleación de silicio más adecuada para reaprovechar la energía invertida en calentarla.