El museo de paleontología de la ciudad argentina de Trelew alberga una de las colecciones fósiles más valiosas del mundo, y planea ahora una importante ampliación tras el hallazgo en 2011 del esqueleto del animal más grande de todos los tiempos: el titanosaurus.
Fundado en 1990, comenzó su andadura con sólo tres trabajadores y algunas piezas de colección, pero tras el hallazgo del fósil animal su fama se ha multiplicado y planean ampliar su plantilla hasta los 65 científicos en 2020, tal y como anunció la responsable de comunicación y mercadotecnia del museo, Florencia Gigena.
En un concurrido acto al que asistió Efe, Gigena dio cuenta de los nuevos proyectos que le esperan al museo Egidio Feruglio, de cara a los próximos años, después de que el ministro de Turismo argentino, Gustavo Santos, lo declarara como Destino Turístico Oficial, a su paso por la ciudad.
Algunos de los cambios que anunció Gigena pasan por ampliar la superficie del edificio y construir un campus universitario que albergará a una veintena de estudiantes. También construirán una sala donde ubicarán al titanosaurus cuando acabe su periplo por diferentes museos del mundo.
La historia de este museo cambió radicalmente en 2011 cuando un campesino tropezó con una piedra redonda demasiado perfecta. Los investigadores del museo acudieron al lugar y pronto a ese objeto, que era en realidad la pelvis del animal, le siguieron los hallazgos de todo un esqueleto completo.
Este mastodonte que, alcanzaba, según los cálculos de los investigadores, 40 metros de largo y 70 toneladas, un peso equivalente al de diez elefantes africanos, habitó en América del Sur hace alrededor de entre 101,6 y 95 millones de años.
El impacto del descubrimiento fue tal que el Museo de Historia Natural de Nueva York les ofreció exhibirlo en sus pabellones, donde la réplica de la estructura ósea reposa desde el pasado enero ante la mirada de 40.000 turistas cada diez días, según los datos que facilitó Gigena.
Después de visitar la urbe norteamericana, la reconstrucción pasará por museos de Miami y Londres, entre otras grandes ciudades, hasta volver a su lugar de origen.
Aunque es el más grande, el titanosaurus no es el único tesoro descubierto por los investigadores del museo. En la sala contigua a los pabellones de exposición se abren las puertas del laboratorio, donde, entre otras joyas paleontológicas, residen la tortuga más anciana del mundo o fósiles de insectos de hace 50 millones de años.
Así, cientos de cajones repartidos por las estancias del edificio esconden un material de un valor histórico incalculable con el que trabajan científicos de distintas nacionalidades.
La cantidad de material es tan grande que sobrepasa la capacidad de las instalaciones, por lo que los investigadores se han visto obligados a relegar a los pasillos objetos tan insólitos como el cráneo del animal antecesor de la ballena marina que conocemos en la actualidad.
Según Gigena, las obras previstas para el Feruglio ampliarán en un 150 % la capacidad de las instalaciones y permitirán multiplicar por tres las 25.700 piezas que descansan ahora entre las estanterías del museo.
Además, la directiva del museo firmó recientemente un convenio con la Cornell University de Nueva York que permitirá a un grupo de estudiantes realizar prácticas en un campus de la institución argentina y tener contacto directo con la enorme colección de fósiles patagónicos.
Mientras tanto, los turistas que visitan a diario Trelew pueden acercarse al centro del pabellón de exposiciones, donde, imponente, se elevan los restos óseos del fémur del titanosaurus, el animal más grande jamás conocido.