El veto estadounidense al gigante tecnológico chino Huawei supone un paso más en la lucha por la supremacía tecnológica que llevará a la quizá irreversible disociación entre las economías en guerra de las dos grandes potencias.
La decisión de Washington de incluir a Huawei en una lista de compañías a las que se impide el acceso a la tecnología y el mercado estadounidense es significativa porque hará que China y EE.UU. sean cada vez “menos compatibles”, apuntan a Efe expertos y sinólogos.
“La incompatibilidad de tecnologías, regulaciones y estándares no cesará de crecer en términos mucho más amplios en el futuro, especialmente en el escenario de tensión comercial actual”, comenta la analista Alice Ekman sobre el alcance que tendrá la emergencia nacional declarada el pasado miércoles por el presidente estadounidense, Donald Trump.
Trump ha prohibido a las compañías de su país hacer negocios con empresas que supuestamente intentan espiarle y usar los equipos de telecomunicaciones que fabrican, y Google ha retirado sus licencias a los productos de Huawei, lo que significa de facto la imposibilidad de acceder a todas las aplicaciones diseñadas para Android que no estén en código abierto.
Ekman, responsable de Investigación sobre China del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI), enmarca la jugada en el “desacoplamiento” de las dos economías que llevará a una “importante reducción de la interdependencia entre los dos países a varios niveles” como consecuencia de su “inevitable rivalidad”.
En ese sentido, el docente en la Universidad China de Hong Kong Wong Kam Fai cree que el veto a Huawei limitará sobre todo su mercado externo, habituado a usar Android y las aplicaciones de Google, pero no detendrá su construcción de redes 5G.
Las últimas medidas de Trump se enmarcarían así en la batalla por dominar esta tecnología clave, aunque el lado chino asevera que el mandatario estadounidense parte de una premisa errónea, esto es, “la calumnia de que China quiere controlar el internet del futuro”, según un reciente editorial del oficialista El Diario del Pueblo.
“Estados Unidos ha establecido un campo de batalla para detener el poder económico chino y la expansión de sus compañías”, reflexiona Wong en tono tremendista durante una conversación telefónica con Efe, para añadir rotundo que “Trump empezó la guerra comercial para que EE.UU. no se vea, a largo plazo, reemplazado por China” como la máxima gran potencia del planeta.
Este académico opina sin reparos que “aquél que controle estas nuevas redes tecnológicas liderará el mundo” y, en este momento, “es Huawei quien está por delante en 5G en cuanto a número de patentes. Es el verdadero motivo detrás de la ofensiva sobre China”.
En cuanto a Huawei, su fundador, Ren Zhengfei, declaró hoy que el “choque” con EE.UU. era “inevitable” y que estaban “preparados” para un veto que “no afectará” a los planes de la compañía sobre el 5G.
Wong cree que el Gobierno chino ha estado siempre “más que dispuesto a ayudar” a Huawei para desarrollar esta tecnología y las llamadas ciudades inteligentes, por ejemplo “facilitando políticas, o con infraestructuras”, y favorecer su rápida expansión así como la de otras empresas locales de software relacionadas con la economía digital, como Alibaba, Tencent y Baidu.
“Sus negocios han crecido muy deprisa”, apunta el experto, razón por la cual “los países y las compañías extranjeras no van a renunciar así sin más al mercado chino”.
Es por eso que “Europa está ahora observando como nunca cómo se desarrollan los acontecimientos. Nunca han rechazado a China ciegamente. Muchos aceptan a Huawei e incluso a la Iniciativa china de las Nuevas Rutas de la Seda. Habrá negocio para ellos”, remata.
Otro analista consultado por Efe, James H. Nolt, experto en China y profesor asociado de Relaciones Internacionales de la Universidad de Nueva York, incide en que Trump no inició la ofensiva comercial para equilibrar la balanza comercial entre los dos países, sino para proteger la propiedad intelectual estadounidense.
“El sistema mundial de comercio ha cambiado. Los derechos de propiedad intelectual dominan el valor de las industrias clave, más allá de los costes de fabricación”, recuerda, y “eso ha llevado a enormes monopolios raramente vistos en la historia mundial” como Google o ahora Huawei, “equivalentes a la Compañías de Indias Orientales británicas y holandesas en el siglo XVII”.
“Los aranceles de Trump son para hacer cumplir los derechos de propiedad intelectual y favorecer a las empresas de EE.UU”, dice Nolt, para quien la pugna entre gigantes tecnológicos versa también sobre “el acceso mutuo a plataformas que están monopolizadas”.
El problema, en su opinión, es que el mandatario estadounidense está demasiado preocupado por su reelección y ha tratado de “ganar crédito” creando un conflicto que califica como “negociación falsa”.
“Trump sólo exige a China, pero ni siquiera se ha comprometido a levantar sus aranceles, por lo que el país asiático no tiene ninguna razón para ceder ante la falta de garantías”, reitera.
Queda ahora por ver la siguiente jugada que podría estar preparando el presidente chino, Xi Jinping, quien acaba de terminar una “gira de inspección” en el este del país en una planta de procesamiento de tierras raras, necesarias para la fabricación de teléfonos móviles y de las que China provee a EE.UU. con el 80 % de sus necesidades.