¿Tiene el mundo razones para temer la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca? La opinión generalizada es que sí. Este blog colectivo de eldiario.es vigilará de cerca al nuevo presidente norteamericano y si es preciso hará la autopsia de lo que quede de Estados Unidos.
Otras cinco ocasiones en las que Trump hizo el ridículo con tal de no reconocer un error
Todos cometemos errores. Llega un huracán, te haces un poco de lío con los datos, y tuiteas que va hacia Alabama cuando en realidad no va hacia Alabama. Ya está, no pasa nada, aunque seas el presidente de EEUU. Entonces es cuando el Centro Nacional de Meteorología sale a corregirte y dice: no, el huracán no va a llegar a Alabama. Una persona normal diría “OK, gracias” y ahí acabaría el asunto, pero Donald Trump no es una persona normal. Lo que él hace es arrancar una cruzada para aclarar que no se ha equivocado. Una campaña que ya dura una semana en la que tuitea, se reúne con periodistas, hace que sus asesores saquen comunicados dándole la razón y, en un momento para la historia, muestra en televisión un mapa oficial en el que la trayectoria del huracán ha sido ampliada a mano con un rotulador. Cualquiera que conozca a Trump sabe que es alérgico a reconocer errores y eso, como con el rotulador, le ha llevado muchas veces a hacer el ridículo. Por aquí os dejo unos ejemplos.
Aquella vez que tecleó mal en el móvil y luego dijo que era un mensaje en clave
Trump acababa de cumplir cuatro meses en el cargo cuando un día, a medianoche, tuiteó un mensaje críptico: “a pesar de la constante mala prensa covfefe”. Medio mundo enloqueció inmediatamente buscándole significado a la palabra 'covfefe', pero no había nada que encontrar porque no significaba nada. Trump borró el tuit al poco tiempo, pero unas horas después insistió diciendo: “¿Quién puede averiguar el verdadero significado de 'covfefe'. Disfrutad”. Todos entendimos que era una broma, pero la versión oficial que dio la Casa Blanca entonces fue que “el presidente y un pequeño grupo de personas saben exactamente a qué se refería”. Solo dos años después ha sido cuando un asesor, que ya no trabaja allí, ha reconocido que todo había sido un engaño.
Después de que su mujer le copiara un discurso a Michelle Obama
En su primer gran discurso para apoyar a su marido, Melania Trump asombró a muchos con una reflexiones muy interesantes. Eso, claro está, hasta que unas horas después se comprobó que una parte importante del texto se lo había “levantado” a Michelle Obama casi palabra por palabra. Entonces su marido salió a defender un “discurso y una elocuencia absolutamente increíbles” y a quejarse de que la malvada prensa “emplea más tiempo en hacer un análisis forense al discurso de Melania que el FBI en investigar a Hillary Clinton”. Sus asesores fueron aún más lejos para justificar el plagio con argumentos como: “las palabras no son únicas”, “Michelle Obama no inventó el idioma inglés” o “Melania también dijo palabras parecidas a las que salen en Mi pequeño pony”. Finalmente, una asesora de la hoy Primera Dama reconoció que había copiado y pidió disculpas.
Cuando se vino arriba y dijo que su toma de posesión era “la más vista de la historia”
Trump pasó sus primeras horas en la presidencia discutiendo quién la tenía más grande, la audiencia, por supuesto. Estaba muy enfadado por el hecho incontestable de que mucha más gente había ido a ver la toma de posesión de Obama que la suya, como demostraban las fotos del propio Servicio de Parques Nacionales dependiente de su gobierno. Entonces, nada más llegar a la Casa Blanca, su equipo llamó al director de esa institución para exigir nuevas fotos recortadas donde se viera más gente. Trump no paró de hablar de ello durante días, acusando a los medios de manipular las instantáneas, y su portavoz dijo que había sido “la mayor audiencia que jamás había presenciado una toma de posesión, punto y final, tanto en persona como alrededor del mundo”. La persona que pronunció esa frase se declara hoy arrepentida tras dejar la Casa Blanca y los datos de audiencia televisiva aclaran que, en su toma de posesión de 2009, Obama tuvo un 19% más de espectadores.
El invento de que los musulmanes de EEUU celebraron el 11-S
Mientras Trump hacía campaña y prometía prohibir la entrada de musulmanes a EEUU y elaborar una lista de de los que ya vivían dentro, contaba una anécdota jugosa: “vi derrumbarse las Torres Gemelas y vi cómo en Jersey City, miles y miles de personas lo celebraban mientras los edificios caían. Miles de personas celebrando”. No por casualidad Trump escogió precisamente a Jersey City, una ciudad pegada a Nueva York y con una importante comunidad de musulmanes estadounidenses. Solo hay un pequeño problema con esa historia... que desde que la contó en 2015 nadie ha sido capaz de encontrar una sola grabación o un testimonio directo de alguien que viera a un musulmán celebrar nada el 11-S. ¿Ha pedido Trump disculpas? En absoluto. Se ha reafirmado incluso cuando la propia policía de la ciudad le ha desmentido: “yo lo vi y lo vio mucha gente. Salió por televisión y mucha gente dice que lo vio. Tengo muy buena memoria”.
El día en que acusó al padre de un rival de haber matado a Kennedy
A Trump le gusta mucho una buena teoría de la conspiración y si además puede usarla contra un rival, mucho mejor. Cuando se enfrentó al senador Ted Cruz en las primarias republicanas, relacionó al padre de éste con el asesinato del presidente Kennedy. ¿Con qué pruebas? Pues, en fin, un tabloide de supermercado de los que publican historias de ovnis tenía una foto vieja del asesino, Lee Harvey Oswald, en Cuba. Y en esa vieja instantánea en blanco y negro, decían, estaba junto al asesino el padre cubano de Cruz. La conspiración no se sostenía mucho, pero Trump la promovió todo lo que pudo: “nadie habla de ello, ¿qué hacía con Lee Harvey Oswald poco antes de la muerte, antes del tiroteo? Es terrible”. Ahora los dos han hecho las paces, pero cuando le han preguntado a Trump si se arrepiente de haber difamado al padre de su rival, responde muy claramente. “No me arrepiento de nada, todo acabó muy bien”. Y lo peor es que lleva razón en eso.
Todos cometemos errores. Llega un huracán, te haces un poco de lío con los datos, y tuiteas que va hacia Alabama cuando en realidad no va hacia Alabama. Ya está, no pasa nada, aunque seas el presidente de EEUU. Entonces es cuando el Centro Nacional de Meteorología sale a corregirte y dice: no, el huracán no va a llegar a Alabama. Una persona normal diría “OK, gracias” y ahí acabaría el asunto, pero Donald Trump no es una persona normal. Lo que él hace es arrancar una cruzada para aclarar que no se ha equivocado. Una campaña que ya dura una semana en la que tuitea, se reúne con periodistas, hace que sus asesores saquen comunicados dándole la razón y, en un momento para la historia, muestra en televisión un mapa oficial en el que la trayectoria del huracán ha sido ampliada a mano con un rotulador. Cualquiera que conozca a Trump sabe que es alérgico a reconocer errores y eso, como con el rotulador, le ha llevado muchas veces a hacer el ridículo. Por aquí os dejo unos ejemplos.