La última en evitar que sus ebooks se vendan en las grandes plataformas de venta ha sido Joan Didion. La escritora y periodista norteamericana, miembro de aquella generación que dio vida al ‘Nuevo Periodismo’, ha firmado un contrato con la editorial Zola Books para que sea ésta la que comercialice de forma directa su libro en formato digital Slouching Towards Bethlehem, un ensayo que fue publicado originalmente en 1968. El lector sólo podrá encontrarlo en este sitio web a un precio de 9,99 dólares. Al acuerdo también se han incorporado los libros de su marido, el escritor John Gregory Dunne, fallecido en 2003: Crooning, Harp y Quintana & Friends. Con este convenio, que deja fuera a los poderosos distribuidores, Zola Books será el sello que posea todo el control sobre estos títulos.
Didion no es la única que ha puenteado recientemente a plataformas como Amazon, Google o Apple, además de a grandes editoriales, para la comercialización y venta de su obra en digital. Hace algunos meses, el dramaturgo y guionista David Mamet también decidió autopublicar su último libro Three war stories con Argo Navis, una empresa de servicios editoriales. “No lo hago porque sea un cascarrabias sino porque la edición de un libro es como Hollywood, nadie te promociona nunca como te han prometido”, señaló Mamet en aquel momento.
Pero no hay que mirar hacia el otro lado del océano para observar esta nueva tendencia: en España cada vez son más las editoriales que, aunque en algunos casos también distribuyen en las grandes tiendas online, con los derechos digitales de sus autores en la mano apuestan por la venta directa de sus ebooks a través de sus propias páginas webs.
Un canal de venta más
Es el caso de sellos como Leer-e, que posee los derechos digitales de autores como Gabriel García Márquez o José Luis Sampedro, Malpaso Ediciones, Cliffhanger, Rayo Verde, 2709books o Musa a las 9. Todos ellos editan y venden sus ebooks. Los lectores únicamente tienen que entrar en sus páginas y clicar en la compra del ebook, en formato EPUB o MOBI. El pago se realiza mediante plataformas como Paypal.
Los motivos para esta apuesta son coincidentes. “Es una forma de que el lector encuentre los libros que busca de forma más fácil, ya que en una librería quedan perdidos entre el alud de novedades, y por otro lado tienes más margen de beneficio, dado que te quedas con el que habitualmente se llevaría la plataforma de venta”, admite Laura Huerga, editora de Rayo Verde, un sello que nació en febrero de 2012 y que hace unos meses obtuvo el Premio Llibreter con Todo está tranquilo arriba, de Gerbrand Bakker.
Para Ignacio Latasa, de Leer-e, es una posibilidad de venta más: “Los canales de venta son muchos y los mercados también, y es responsabilidad nuestra el que cada título esté en todos los canales de venta o, al menos, en aquellos países y mercados en donde debe estar”. Ésta también fue una de las conclusiones del pasado Congreso del Libro Electrónico celebrado en Barbastro.
Más porcentajes, fidelización y prescripción
En la actualidad, las plataformas obtienen el 30% del precio de venta al público de los libros electrónicos. Con la venta directa, este porcentaje desaparece. Precisamente esta fue la razón por la que la editora Marina Mangado, de 2709books, optó por venderlos de forma directa desde la creación de su editorial en septiembre de este año. “Con menos intermediarios puedo ofrecer a autores y traductores mejores porcentajes en derechos de autor. Es una de las ventajas de editar en formato electrónico: el ebook puede permitir a los editores mejorar las remuneraciones de autores y traductores”. Normalmente, el autor recibe un 25% de sus ventas en este formato, un número que, efectivamente, siempre puede crecer si hay menos agentes de por medio.
Sin embargo, para otros editores, la pulverización del margen de la plataforma no es tan importante, sino que lo que buscan es fidelizar a un lector con sus títulos.
“Nosotros lo que queríamos era que fuera asequible de forma legal para el lector, ahora que tanto se habla de la piratería. Creemos que esta es también una buena manera de que el lector conozca nuestro catálogo”, admite María Cardona, responsable de marketing digital de Malpaso Ediciones. Esta editorial, que nació el pasado mes de octubre, ha puesto en marcha, además, un servicio bastante desconocido en España y es la comercialización del libro en papel y el regalo a su vez de la edición en digital. “Nosotros no pensamos en esa dicotomía entre lo digital y el papel. Lo que queremos es que el lector pueda leerlo en los dos formatos”. Eso sí, si el lector desea leerlo únicamente en ebook, también puede hacerlo a un 60% menos de coste que en formato impreso.
A la fidelización se une la prescripción. En estos sellos, el editor también se torna en una especie de librero, un agente que se echa en falta todavía en las grandes plataformas de venta, que en la mayoría de las ocasiones son un tótum revolútum para los lectores, por muchos algoritmos que se utilicen para intentar enlazar las búsquedas de los títulos con los gustos del lector. “En estas páginas –señala Cardona– no hay ningún tipo de recomendación y no dejan de ser bases de contenidos donde todo está expuesto a la venta. Quizá por eso Amazon compró [la web de críticas] Goodreads”.
El poder de Amazon
Para ninguna de estas editoriales emprender este camino es fácil. En primer lugar, la venta de ebooks aún es escasa. “Y la inversión que tienes que hacer es muy grande. Nosotros llevamos dos años y seguimos en números negativos”, reconoce Huerga. “Es un canal más de venta, pero te exige mucho trabajo. Por eso quizás los grandes editores aún no lo han emprendido y no hacen venta directa”, argumenta Cardona.
A ello se suma que los grandes distribuidores son los que tienen más fuerza en el mercado. Amazon posee una visibilidad para la venta que no te garantizan otros sitios webs. De ahí que estos sellos también intenten colocar sus ebooks en esta plataforma. “Al final, ”zapatero a tus zapatos“ es un buen refrán, y la especialización será importante. Si el que tiene el producto es el que lo vende, ¿qué pasa con el resto de las tiendas? El editor trabaja para que su título esté en las mejores condiciones en todas las tiendas pero, si él quiere vender más, el resto de las tiendas quizás no lo vendan o no lo promocionen y entonces el autor y el propio editor son los perjudicados”, admite Latasa.
Para Cardona y Huerga, las librerías digitales también son importantes. “Con la venta directa tienes el control sobre el ebook, pero queremos apoyar a esos pequeños libreros que también están haciendo cosas en el mercado digital”, matiza Cardona.
Por ahora, quizás sean los escritores consagrados como Didion o Mamet los que puedan permitirse el lujo de vender sus ebooks en exclusiva en sitios webs diferentes a Amazon, Apple o Google, o autopublicarse con otro tipo de servicios editoriales. Como dice Latasa, “los autores escriben para ser comprados y leídos lo más posible, y eso implica distribución global, en todas aquellas plataformas y tiendas donde haya un posible comprador y lector”. Habrá que ver qué ocurre en el futuro.