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Por qué llamar por Whatsapp nos puede salir más caro

A comienzos de abril, WhatsApp, la empresa de mensajería instantánea, comenzó a ofrecer llamadas telefónicas gratuitas entre los contactos de la aplicación. Este servicio de voIP, pese a que no es nuevo, puesto que antes otras empresas, como Viber, Microsoft (Skype) o Google (Hangout) lo pusieron en marcha, tuvo un gran impacto debido al alto número de usuarios que posee, datado en 800 millones en todo el mundo (y más de 25 millones en España), y a que es propiedad del gigante Facebook. No es de extrañar, por tanto, que pusiera nerviosa a más de una operadora de telefonía.

A ello se sumaba el carácter disruptivo que ya tuvo esta empresa con la mensajería instantánea, destructora de los SMS. Como señala Justo Hernández, de MóvilToday, “WhatsApp se cargó de una tacada el lucrativo negocio de los mensajes de texto, ese por el que las operadoras cobraban 25 de las antiguas pesetas por un SMS en el que podíamos incluir un máximo de 160 caracteres, ofreciendo un sistema de mensajería instantánea gratuito, o esa es la percepción que tiene la gente. La amenaza era ahora la de atacar a otro negocio, el de las llamadas”. Pero es a partir de ahí donde se suscitan varios interrogantes: ¿el futuro de la telefonía móvil pasa por el servicio de voIP? Y, sobre todo, ¿cuál es el gasto final para el usuario? Las operadoras móviles tampoco se van a quedar de brazos cruzados.

El consumo de datos, el nuevo maná

Como explica Damián García, editor de Xataka Android, “es evidente que ahora [el servicio voIP] se popularizará mucho porque la voz ya no es un negocio para las operadoras. Hoy en día todo va sobre datos, y es por ahí por donde habrá que compensar la pérdida de ingresos a dichas operadoras por la bajada de tráfico de voz, entendida como voz sobre circuitos aunque realmente no se crease un circuito analógico”. Es evidente que los usuarios ya apenas utilizan sus móviles para llamadas telefónicas y que la utilización de los dispositivos se canaliza a través de las aplicaciones o la navegación en la red. Como dirían muchos, el consumo de datos es el nuevo petróleo.

Además, el servicio de WhatsApp llega en un momento muy distinto al de otras compañías. Por ejemplo, Viber apenas se podía utilizar si no era mediante WiFi, ya que entonces la capacidad de datos que ofrecían las operadoras no era muy alta; Hangouts nunca llegó a cuajar (como tampoco lo ha hecho la red social Google+); y Skype se ha quedado en las llamadas a través de ordenador sin llegar a tener nunca el número de usuarios que tiene WhatsApp, principalmente en España.

Sin tarifas ilimitadas

Ahora bien, pese a que irrumpe con buenas expectativas, según los expertos en telefonía móvil consultados por eldiario.es su implantación topa con un obstáculo en el caso de nuestro país: aunque la capacidad de datos se ha ampliado mucho en los últimos años, aún no existen tarifas de llamadas ilimitadas en las operadoras móviles, como ocurre, por ejemplo, en Reino Unido, donde las hay e incluso más baratas que las existentes en nuestro territorio. Una circunstancia que, por otra parte, se puede volver como un boomerang hacia los usuarios.

Por un lado, la cuestión del consumo de datos afecta a la calidad de la conversación, ya que, como señala Damián García, esta estriba en los “protocolos de seguridad implementados y sobre todo en los códecs que se usan al digitalizar la voz, ahora que está tan de moda el audio HD, el códec para las llamadas HD que al menos Vodafone ya tiene activas requiere una mayor cantidad de bits a transmitir para mejorar la calidad de la voz”. Esto es lo que explica que cuando utilizamos estos servicios pueda parecer que la voz suena muy distorsionada o con más claridad. Y esto también tiene mucho que ver con la cobertura que tengamos.

Como reconoce Miguel López, editor de Genbeta, “si te metes en un sitio con poca cobertura o en una casa donde no hay fibra óptica, la calidad de la conversación baja muchísimo. A mí desde luego por ahora no me dan ninguna confianza. No tanto por una cuestión de privacidad, ya que si estas conversaciones pasaran por un servidor de Facebook, entonces sí estaríamos ante un escándalo, sino más bien porque si la llamada se corta y vuelves a realizarla, vuelves a gastar datos”.

Connivencia con las operadoras móviles

Precisamente, en este punto es donde en nuestro país las llamadas por WhatsApp, pese a ser gratuitas, nos podrían costar más que las que realizamos actualmente vía operadora. Por una simple cuestión de connivencia a la larga con estas compañías. Como sostiene Juan Antonio Martínez, editor en Noticias 3D, “aunque nos pueda parecer lo contrario, WhatsApp resulta ser un gran aliado de las operadoras, pues igual que los mensajes por WhatsApp representaban la necesidad de contratar tarifas de datos, compensando de cierta manera la caída de beneficios, las llamadas podrían ver ampliada esa necesidad con la contratación de tarifas con una mayor capacidad”.

En la actualidad, las llamadas por Internet pueden consumir aproximadamente 1 Megabyte por cada 5 minutos, entre envío y recepción de datos. Eso quiere decir, que una hora de llamada puede equivaler solamente a 12 MB de nuestra tarifa de datos. Pero, como afirma Martinez, si las llamadas gratis provocaran el mismo boom que los mensajes, “eso ocasionaría esa necesidad de mejorar la tarifa para muchos clientes, y por tanto el aumento de los ingresos en las operadoras”.

Como añade Hernández, “tenemos la percepción de que enviar un mensaje multimedia, ya sea una foto o un vídeo, es gratuito mientras que hacer una llamada no lo es. Ambas acciones requieren de un consumo de datos y en la mayoría de casos descargar un vídeo supone mayor consumo de datos que una llamada de voz a través de WhatsApp o de los servicios de voIP”.

Por tanto, ¿estamos realmente ante el futuro el futuro de la telefonía móvil? “Sí. Si WhatsApp marcó un futuro con su servicio de mensajería instantánea, las llamadas de voIP serán el futuro de la telefonía claramente. El futuro de los operadores pasa por ofrecer mayor volumen de datos a más velocidad para que sean los clientes los que elijan como consumirlos”, sostiene Hernández. Y tampoco hay que olvidar un dato: 800 millones de usuarios en todo el mundo. El gran problema es que, al final, a todos nos puede salir más caro.