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Refugiados de Palestina, refugiados de por vida

Raquel Martí, Directora de UNRWA España

29 de diciembre de 2020 05:00 h

“Queremos una solución radical a nuestro sufrimiento. No queremos permanecer como refugiados indefinidamente”, era el mensaje lanzado por las personas refugiadas en las redes sociales el pasado 29 de noviembre, el Día Internacional de Solidaridad con el pueblo palestino.

Las personas refugiadas de Palestina lo son desde hace 72 años. Son el grupo de población que más tiempo ha permanecido y permanece bajo la condición de refugiado; lo son casi desde la creación de las Naciones Unidas. Pero peor aún, estas personas viven atrapadas en los continuos ciclos de violencia de Oriente Próximo. Hay refugiados y refugiadas de Palestina que han tenido que huir de más de una guerra. Hay refugiados de Palestina que han sido desplazados una y otra vez a lo largo de los años. 

Muchos de ellos continúan viviendo desde hace 72 años en alguno de los 58 campos de refugiados que se distribuyen por Líbano, Siria, Jordania y el territorio Palestino ocupado. Campos en los que la palabra “temporal” ha perdido todo su significado. 

Naciones Unidas ha sido incapaz en 72 años de encontrar una solución justa y definitiva a su situación. La consecuencia de ello no es solo que sean refugiados de por vida, sino que se encuentran atrapados en otras guerras, como la de Siria, o bajo ocupación militar en Palestina. Que sobreviven en países donde tienen sus derechos restringidos o, aún peor si cabe, intentando huir de todo ello y dejándose la vida en el intento de llegar a Europa o a otras zonas menos hostiles.

Naciones Unidas creó a UNRWA en 1949 por un periodo de 3 años para atender a 700.000 personas que tuvieron que abandonar sus hogares. UNRWA nació como una agencia temporal. En aquel momento de optimismo se pensó que en 3 años el problema de los refugiados estaría resuelto. Sin embargo, no ha sido así y debido a ello el mandato de UNRWA ha tenido que ser renovado hasta 24 ocasiones a lo largo de todos estos años. 

UNRWA gestiona en la actualidad más de 700 escuelas para algo más de medio millón de niños y niñas; 8 centros de formación profesional para facilitar un futuro a millares de jóvenes; atienden una media de 8 millones de consultas anuales en sus 144 clínicas; distribuye alimentos a 1,2 millones de personas principalmente en Gaza, pero también en Siria, ofrece apoya psicosocial a todos los niños y adultos afectados por la violencia de los conflictos; ofrece microcréditos, protección y refugio entre otros muchos servicios.

UNRWA debería de continuar desarrollando estos servicios hasta finales del 2022 que es cuando vence su mandato. Teniendo en cuenta que en la actualidad no hay ninguna negociación para un plan real de paz entre israelíes y palestinos, el mandato de la Agencia tendrá que someterse de nuevo a votación.

UNRWA es una Agencia puramente humanitaria, atrapada en un conflicto sumamente politizado. Estados Unidos e Israel intentaron limitar la renovación del mandato de UNRWA hace solo un año. También intentaron aprobar propuestas para redefinir y revocar el estatus de refugiado a los descendientes de los refugiados de Palestina que sufrieron el desplazamiento en 1948.

El estatus de las personas refugiadas está claramente delineado en el derecho y las convenciones internacionales. Los palestinos, al igual que otros refugiados de todo el mundo en situaciones prolongadas, conservan su condición de refugiados lo mismo que sus descendientes hasta que se les ofrece una solución. Debido a ello, la propuesta estadounidense-israelí fue rechazada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Sin embargo, este no es el primer intento de Israel de redefinir a los refugiados palestinos. En 2012, los miembros pro-Israelíes del Congreso de los EE. UU. exigieron al Departamento de Estado de los EE. UU. que reconociera únicamente a los refugiados y las refugiadas palestinas de 1948 y con ello limitar la ayuda a los aún supervivientes del 48. 

A pesar de ello, UNRWA volvió a renovar mandato con un masivo apoyo por parte de los países miembros de la ONU. Pero este importante apoyo político, no vino acompañado de apoyo financiero y hoy en día, UNRWA no cuenta con los fondos necesarios para continuar trabajando, no le queda dinero en sus cuentas para pagar los salarios de sus 28.000 trabajadores, ni para mantener los gastos de sus escuelas, sus clínicas, la distribución de alimentos, ni siquiera tienen fondos para frenar la expansión de la pandemia, ni para tratar a las personas afectadas por la Covid19. 

La falta de fondos no es solamente consecuencia de la retirada de la financiación de la administración Trump. Si bien es totalmente cierto que fue una absoluta negligencia y que ha llevado a UNRWA al borde del colapso, la causa fundamental es el haber mantenido durante 71 años a una agencia con un mandato temporal, en un contexto extremadamente volátil y politizado y con un número cada vez mayor de personas refugiadas. UNRWA, como el resto de las agencias, obtiene su financiación de las contribuciones voluntarias de los países miembros y de la movilización ciudadana.

Sin embargo, la financiación destinada a la única Agencia que atiende a la población refugiada de Palestina se ha visto mermada año tras año. UNRWA ha tenido que recortar 500 millones de $ en los últimos 5 años, no porque las necesidades humanitarias de la población hayan disminuido, todo lo contrario, se han visto incrementadas dada la situación en Oriente Próximo. 

Este año ha recibido menos financiación que la que obtuvo en el año 2012. 300 millones de dólares menos que en el año 2018. La Agencia no tiene ya de dónde recortar. En la actualidad el ratio de alumnos en las aulas de UNRWA es de 50 estudiantes, hay escuelas que funcionan con doble o triple turno porque no puede construir más escuelas. Nuestros médicos tienen que atender una media de más de 70 pacientes diarios, porque no puede contratar más personal sanitario. Las distribuciones de dinero en efectivo son cada vez de menor cuantía. Los alimentos que distribuye duran cada vez menos a las familias.

Mientras, UNRWA necesita inmediatamente 88 millones en medio del invierno y de una pandemia mundial. En el corto plazo necesitaría que Estados Unidos restituyera la financiación a la Agencia (al igual que los países del Golfo que este año han seguido los pasos de Trump y tampoco han financiado a la Agencia). Pero lo que los refugiados y refugiadas de Palestina necesitan de verdad es que les ofrezcamos una solución definitiva de una vez por todas. Ya está bien. Se lo debemos desde hace mucho.

UNRWA tendría que haber desaparecido hace décadas. Sin embargo, UNRWA no puede desaparecer sin que se establezca una solución para los 5,7 millones de refugiados y refugiadas de Palestina. Es una responsabilidad internacional. 

En cualquier caso, los intentos de disolver a UNRWA no borrarán a los refugiados y las refugiadas de Palestina de la faz de la tierra, ni pondrá fin a sus derechos fundamentales. La Agencia continuará al lado de las personas refugiadas de Palestina mientras la Asamblea General de Naciones Unidas renueve su mandato y hará todo lo que esté en su mano para conseguir la financiación necesaria que permita ofrecerles una vida digna y la protección de sus derechos. Sin embargo, renovar el mandato a UNRWA no es la solución. La solución debería poner fin a ser refugiados de por vida.

“Queremos una solución radical a nuestro sufrimiento. No queremos permanecer como refugiados indefinidamente”, era el mensaje lanzado por las personas refugiadas en las redes sociales el pasado 29 de noviembre, el Día Internacional de Solidaridad con el pueblo palestino.

Las personas refugiadas de Palestina lo son desde hace 72 años. Son el grupo de población que más tiempo ha permanecido y permanece bajo la condición de refugiado; lo son casi desde la creación de las Naciones Unidas. Pero peor aún, estas personas viven atrapadas en los continuos ciclos de violencia de Oriente Próximo. Hay refugiados y refugiadas de Palestina que han tenido que huir de más de una guerra. Hay refugiados de Palestina que han sido desplazados una y otra vez a lo largo de los años.