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Vivir con cáncer y protegerse de la covid en una Gaza superpoblada y bajo bloqueo israelí

Haneen Harara

La pandemia de coronavirus está castigando con fuerza a pacientes de otras dolencias que, ante la falta de recursos, esperan la evolución de sus enfermedades sin los seguimientos y tratamientos necesarios. En Gaza, se registran actualmente 16.000 casos de personas afectadas por cáncer, en un lugar donde los afectados y afectadas no tienen acceso al tratamiento preciso. Su esperanza se encuentra ante la incógnita de conseguir un permiso que les permita salir del territorio y ser tratados. Ahora, se enfrentan a un destino desconocido a la luz del cierre de los cruces fronterizos y la compleja crisis del bloqueo, agravada con la COVID19. 

 Yaqout Abu al-Asal, de 30 años, refugiada de Palestina, es madre de un niño y vive en la aldea beduina en el extremo norte de la franja de Gaza. Yagout sufre de cáncer en la médula espinal y convive con importantes complicaciones como resultado de la falta de suministro mensual de su medicación. 

Los pacientes con cáncer, como Yaqout, deben trasladarse a centros hospitalarios de Cisjordania, Jerusalén Este, Jordania, Israel o Egipto. Debido al bloqueo que la Franja sufre desde 2007, los hospitales gazatíes no están preparados ni equipados, no existe ni una sola unidad de radioterapia o un sistema PET-CT. Para poder acceder a tratamiento, necesitan atravesar Israel con un permiso de entrada, un reto burocrático que los pacientes no siempre consiguen superar. En ocasiones, para cuando se hacen con uno de estos salvoconductos, ya es demasiado tarde; la cita médica ha pasado o el cáncer se ha extendido.  

En los últimos meses, la vida de los pacientes con cáncer en la Franja se ha vuelto más dura que nunca. Nuevas dificultades están agravando la ya existente dificultad de conseguir un permiso israelí: la propagación del coronavirus, que les convierte en personas de riesgo y requiere que todas las que salen de Gaza para recibir tratamiento en Israel ingresen en un período de aislamiento de tres semanas cuando regresen a casa, tiempo que no siempre está disponible para este tipo de pacientes, que suelen necesitar más tratamientos en centros sanitarios; las restricciones adicionales impuestas para frenar la expansión del virus; y peor aún, el cese de la coordinación entre la Autoridad Palestina e Israel para la obtención de permisos.  

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, antes de marzo en Gaza se registraron más de 1.750 solicitudes de permisos por mes, un número que se redujo durante el primer brote de COVID19. Se trata de la segunda causa de muerte más común en el territorio palestino ocupado, Cisjordania y Gaza. Casi un tercio de las citadas solicitudes eran de pacientes con cáncer, como Yagout, cuyos médicos enfatizaron que no recibir la dosis de su tratamiento pone en peligro su movilidad y en riesgo su vida. La joven solicitó a las autoridades competentes que le brindaran el tratamiento necesario para salvarla del peligro de muerte. 

Pacientes de otras dolencias también sufren las consecuencias de la falta de tratamiento en Gaza. Imad Abed tiene 65 años, ocho hijos y una enfermedad neurológica que le presiona las vértebras de la columna, lo que afecta a su movilidad y al desempeño de sus tareas diarias. `` Todo comenzó como resultado de una herida por la ofensiva militar israelí sobre Gaza en 2014. Luego me hice una operación quirúrgica en Jerusalén, regresando en mejor estado, pero desafortunadamente hoy mi salud ha empeorado mucho'', afirma. Imad necesita una nueva intervención. Llevarla a cabo en Gaza es peligroso y tiene una tasa muy baja de éxito. Su médico recomienda repetir la primera intervención con el mismo médico que se la realizó en 2014.  

Imad y Yagout se enfrentan a un destino desconocido a la luz del cierre de los cruces fronterizos y de la compleja crisis del bloqueo, ahora agravada con la del coronavirus. Tienen la determinación de desafiar la enfermedad y recuperarse, pero esta valentía no es suficiente por sí sola, necesitan seguimiento médico y recibir el tratamiento necesario para superarla.  

Ante la falta de capacidad de los hospitales y las fatídicas consecuencias de la expansión de la COVID19, en una sociedad en la que en el último mes se han incrementado los casos en un 80,5%, el director de operaciones de la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados y refugiadas de Palestina, UNRWA, en la franja de Gaza, Matthias Schmale, ha hecho un llamamiento a levantar el bloqueo impuesto, enfatizando la necesidad de proporcionar respiradores artificiales y equipos médicos y preventivos. Se trata de una situación muy preocupante en un enclave que también enfrenta la escasez de agua y una de las densidades de población más altas del mundo.  

La pandemia de coronavirus está castigando con fuerza a pacientes de otras dolencias que, ante la falta de recursos, esperan la evolución de sus enfermedades sin los seguimientos y tratamientos necesarios. En Gaza, se registran actualmente 16.000 casos de personas afectadas por cáncer, en un lugar donde los afectados y afectadas no tienen acceso al tratamiento preciso. Su esperanza se encuentra ante la incógnita de conseguir un permiso que les permita salir del territorio y ser tratados. Ahora, se enfrentan a un destino desconocido a la luz del cierre de los cruces fronterizos y la compleja crisis del bloqueo, agravada con la COVID19. 

 Yaqout Abu al-Asal, de 30 años, refugiada de Palestina, es madre de un niño y vive en la aldea beduina en el extremo norte de la franja de Gaza. Yagout sufre de cáncer en la médula espinal y convive con importantes complicaciones como resultado de la falta de suministro mensual de su medicación.