'Andor' se inspira en La Resistencia francesa para despedirse como un espejo de la realidad fuera de Star Wars

Imagen promocional de la segunda temporada de 'Andor'

Marcos Méndez

La serie de Star Wars más aplaudida hasta la fecha para Disney+ es The Mandalorian, que sigue a un mandaloriano cuya máxima es seguir “el camino”. Y podría decirse que la segunda con mejores críticas de la saga es Andor, una ficción que nació con un “camino” muy claro: explicar cómo el capitán Cassian Andor llegó a ser tan relevante dentro de la Rebelión contra el Imperio (esa que en las películas originales hacían Luke y Leia Skywalker) hasta el punto de capitanear la misión para hacerse con los planos de la Estrella de la Muerte. Vamos, lo que Star Wars contó en su película spin-off Rogue One.

Lo cierto es que Andor es un spin-off del spin-off, que nace como explicación de la explicación. Resultaré redundante, pero lo explico: en la trilogía original de películas (1977-1983), Luke Skywalker destruye el arma más letal del Imperio, capaz de hacer estallar planetas enteros. Cuando George Lucas hizo la trilogía precuela (1999-2005), entre los fans de distintas generaciones quedó un “agujero de guion”: ¿Cómo había logrado la Rebelión acceder al punto débil de la Estrella de la Muerte, para poder reventarla? Así que una vez Walt Disney Company compró a Lucasfilm los derechos de la saga, y la convirtió en su gallina de los huevos de oro, el gigante norteamericano pensó que ese era un buen motivo para hacer una película que por primera vez se saliese del hilo histórico de la saga tradicional. Con esa finalidad se hizo Rogue One, el largometraje de 2016 protagonizado principalmente por Felicity Jones y Diego Luna.

Resulta que Rogue One encantó a fans y a no fans. De hecho, a día de hoy sigue siendo la película favorita de los seguidores de Star Wars desde que la saga está en manos de Disney, superando a las tres de la trilogía secuela (2015-2019) y al spin-off sobre Han Solo. ¿Y qué hace Disney cuando tiene un éxito? Correcto: explotarlo. Así que si ya había contado cómo se hicieron con los planos de la Estrella de la muerte, ¿por qué no conocer más al personaje de ese capitán de la Rebelión que tanto había gustado a los fans? En septiembre de 2022 Disney+ estrenó la primera temporada de Andor, una serie protagonizada Diego Luna para conocer “el camino” de Cassian Andor hasta ser un capitán de la Rebelión. Y como Rogue One, la ficción también gustó mucho, y por eso estrena su segunda temporada este miércoles 23 de abril.

Disney+ lanza el tráiler de la segunda temporada de 'Andor', una de sus series del universo 'Star Wars' más aplaudidas

En verTele hemos tenido la suerte de poder ver los 12 capítulos de unos 45 minutos de duración que forman la segunda temporada de la serie creada por Tony Gilroy, que ya fue guionista de Rogue One tras triunfar en la saga Bourne. Su primera tanda también se compuso de 12 entregas, lo que evidencia que Disney+ no sólo busca el negocio con ella, sino también respetar la saga: 24 capítulos en total habrían dado perfectamente para componer cuatro temporadas de seis episodios, alargando el chicle. Pero vuelve a ser una única de 12 capítulos, que pone fin a la serie porque conecta ya con la película Rogue One.

Este es otro matiz importante, porque originalmente Andor iba a tener 5 temporadas. Sus creadores explicaron que ese proyecto era demasiado ambicioso, e implicaría casi una década de sus vidas y las de sus actores y actrices. Así que esta segunda temporada es la final y cuenta cuatro años de la vida de su protagonista, mientras que la primera era más “natural” y contaba un año. Explicar esto es relevante porque marca también cómo se va a ir estrenando: cuatro bloques semanales de tres episodios, cada uno con un salto temporal año a año. Así que Andor se despedirá el próximo 14 de mayo con sus tres últimos capítulos.

Mucho más que “una serie de espías”

Y tras todo esta contextualización quizás demasiado extensa, ¿qué pasa con la temporada 2 de Andor? Pues en resumen, que sigue siendo el producto más maduro y profundo de todos los que Disney ha desarrollado de Star Wars, que puede verse (y disfrutarse) seas o no fan de la saga, y que mantiene las señas de identidad de su primera temporada, permitiéndose por momentos “pasar” de su protagonista para explorar otros personajes relevantes en la Rebelión.

Fundamentalmente es una serie de espías, como se la presentó y marca el personaje de Cassian Andor. Pero bajo esa categoría general, habla de otras muchas cosas que se entienden al ver sus capítulos, y que Disney+ no nos deja (ni nosotros queremos) revelar haciendo spoilers. Pero ahonda en valores de todo tipo:

  • Habla de la esperanza, como ya indicaba en Rogue One con el lema “las rebeliones se basan en la esperanza”.
  • Habla de la unión, que puede traducirse como camaradería e incluso amistad, y hasta amor (mención especial para el personaje de Bix Caleen, interpretado por Adria Arjona y que adquiere una especial carga dramática). Todo ello nace de esa esperanza común de hacer que la lucha, en este caso contra el Imperio, valga la pena.
  • Habla de la venganza, de cómo toda lucha también implica un grado de querer dañar al que te dañó. Y plantea hasta qué punto es admisible, porque también...
  • Habla del sacrificio que todos sus personajes tienen que hacer, en mayor o aún más mayor medida (en Andor no hay menor medida), y cómo esa oscuridad les atrapa y les obliga a avanzar a través de ella para sobrevivir... o acabar muerto en pro del bien común.

“Nadie está a salvo”, dice el personaje de Luthen, que de nuevo encarna brillantemente en sus 'dos caras' el actor Stellan Skarsgård en un momento clave. Andor no es sólo una serie de espías, sino que en esta temporada lleva más al límite a sus personajes, difuminando por momentos la línea entre “el bien” y “el mal” que siempre ha tenido tan definida la saga al hablar de la Alianza Rebelde y el Imperio; y que en la serie vuelven a representar personajes imperiales tan odiosos como el de Dedra Meero (Denise Gough) o Syril Karn (Kyle Soller). La serie impulsa a reflexionar sobre si el fin justifica los medios, y si hay que diferenciar a la persona o personaje de su obra.

Su creador, Tony Gilroy, reconoció que no le interesaba mucho la saga. Pero sí las posibilidades que le daba pintar el lienzo en blanco que era Cassian Andor, y especialmente su entorno, que él veía como una excusa perfecta para hablar de cómo son las rebeliones -en general- y no la de Star Wars -en particular-. En su segunda temporada, por momentos parece que Andor se olvida de su protagonista, y abre demasiadas historias para centrarse en otros personajes relevantes no para él, sino para la historia y la Alianza Rebelde. Hay partes, incluso, en las que parece que profundiza en alguno de ellos no tanto para conocer más al personaje, sino para justificar sus actos.

Cierto es que esa aparente “desconexión” de la serie le habilita para incluir temas que siempre parecen de actualidad: ¿Nos suena que algún país centre su política en perseguir a los migrantes, en utilizar como arma legal los permisos de trabajo, y en imponer restricciones e incluso deportaciones? ¿Nos suena que los planes de un Gobierno en una situación de guerra se centren en conseguir determinados recursos naturales? ¿Y que se reprima violentamente la disidencia? ¿Y que los homosexuales aún tengan que esconderse? Todo está en la segunda temporada de Andor. Porque prometo que sigo hablando de Star Wars.

La Resistencia francesa y el trasfondo político

La serie destaca cuando concentra su tensión. Aunque por momentos se hace demasiado densa, o parece que se está perdiendo en dejar claro su virtuosismo, de alguna manera -como en su primera temporada- va conteniendo esa tensión y logra encaminarla a puntos de explosión que la hacen brillante. Me atrevería a decir que el nivel general de Andor lo marcan precisamente esos puntos, que hacen que le perdonemos otros muchos momentos de cierta desidia o pasotismo. Pero se los perdonamos por instantes como uno en esta tanda en el que nos hace cantar junto a sus personajes, puño en alto contra la represión.

En estos 12 nuevos capítulos, aunque como he dicho no podemos (ni queremos) hacer spoilers, se sabe que Andor refleja la masacre del Imperio en el planeta Ghorman, que en la historia de la saga se marca como un punto de inflexión para la Alianza Rebelde. Aprovechando ese contexto, su creador evidencia algo que ya rumoreaban los fans cuando se conoció el fichaje de varios actores franceses por la serie: hay una evidente “inspiración” en La Resistencia francesa durante la ocupación nazi en la II Guerra Mundial. No sólo en la historia, sino que se plasma también en los estilismos y hasta en la lengua y la forma de hablar. Para los más patriotas, tranquilos: Andor convierte a la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia en su localización más importante, y hace que todo aquel producto de Star Wars que quiera representar el Senado Galáctico deba volver a la ciudad española.

Pero sí, la inspiración en La Resistencia francesa es igual de importante. No es algo que ocupe los 12 episodios, pero sí una de las tramas principales y que articula el desarrollo del resto. Y que puede considerarse el principal ejemplo del trasfondo político del que siempre ha hablado George Lucas en Star Wars. Además de esos ejemplos que hemos dejado caer antes, también muestra la importancia de la propaganda (usando los medios controlados por el poder), y cómo la persecución a los disidentes llega incluso a la política. En definitiva, Andor enseña lo rápido y fácil que un régimen puede convertirse en autoritario, reprimir todas las libertades sometiéndolas a su control absoluto, hasta ser una dictadura encubierta. En Star Wars, lo llaman Imperio.

Bonus extra: tras la serie, volver a ver 'Rogue One'

Antes de escribir este (extenso, perdón) artículo sobre Andor tras verme sus 12 nuevos capítulos, decidí revisitar también Rogue One, convertida ya en secuela de la serie. Y es un ejercicio que recomiendo porque permite valorar aún más la ficción de Disney+. Podremos apreciar cómo han hilado y conducido todo para conectar el final de la serie con el inicio de la película, y caer en la cuenta de distintos detalles que han incluido en Andor para conectar con Rogue One.

También comprender cómo la saga ha dado en la serie el protagonismo que merecían a personajes como el de Saw Guerrera (Forest Whitaker), el Director del Imperio Orson Krennic (Ben Mendelsohn), e incluso el androide K-2SO; los tres con un paso recortado por Star Wars en Rogue One. Pero sobre todo, nos convence al conocer sus historias del incalculable valor que tienen personajes relevantes en la saga original como son Mon Mothma (Genevieve O'Reilly) o Bail Organa (Jimmy Smits). Para los más fans, resulta un lujo escribir la historia de Star Wars en directo, con los mismos personajes y actores, y vivir junto a ellos el primer momento en el que se refieren a la Estrella de la Muerte, o en el que la Rebelión conoce el proyecto de su construcción.

Si Rogue One es una película más heroica y epopéyica, Andor viene a mostrar la cantidad de entrega y sacrificio que hay que hacer para luchar contra el mal.

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