La Ana Rosa más política es la que menos audiencia da a 'TardeAR', y ejemplifica el nuevo problema de Mediaset

Ana Rosa Quintana, en 'TardeAR'

Marcos Méndez

17 de noviembre de 2023 20:45 h

La sección de TardeAR en la que su presentadora, Ana Rosa Quintana, se sienta junto a su sobrino Kike y éste ironiza sobre asuntos y opiniones de su tía y de su programa, se ha convertido en la favorita de los medios y periodistas televisivos. Principalmente porque, a través del sarcasmo y la ironía, se convierte en un oasis inédito de autocrítica que va incluso más allá de lo que los periodistas podríamos preguntar a la presentadora, al señalar directamente su preferencia por la derecha o bromear sobre si le da “alergia” la izquierda.

Este mismo jueves en Telecinco, Kike le dijo a su tía que ya no tiene “la repercusión de antes” con El programa de Ana Rosa, y ésta le corrigió: “Tenemos más audiencia”. “Bueno, a ver yo de audiencias no voy a hablar”, respondió su sobrino, teniendo en cuenta que dos días antes ya le había vuelto a decir que “las audiencias no acompañan”. Antes de pasar a otro tema, Ana Rosa matizó que se refería a que ahora tenían “más espectadores”, algo que es verdad, pero también lógico teniendo en cuenta que la franja matinal tiene menos audiencia que la tarde, y ambas menos que la noche.

Lo cierto es que Ana Rosa Quintana, en su última etapa y tras mucho tiempo de dominio en las mañanas con El programa de AR, implementó un evidente giro ideológico, potenciando su línea editorial, sus monólogos de análisis político, y seleccionando temas en los que podía criticar y atacar al gobierno de Pedro Sánchez. El público matinal le siguió siendo fiel, y el formato demostró que estaba tan asentado que resistía incluso esa pretendida polarización política.

En 'TardeAR' no iba a tratar la política

Su llegada a la franja de tarde con TardeAR iba a ser, en principio, diferente. Diferente porque se suponía que no iba a tratar la política, como declaró el propio Alessandro Salem, consejero delegado de Mediaset, meses antes de su inicio: “No habrá política. Absolutamente no. Ningún tipo de tertulia política”, dijo entonces el máximo mandatario de la empresa. Pero la intención duró poco.

A la segunda semana del programa, Ana Rosa ya puso “su firma” contra Pedro Sánchez, además por partida doble como demostró apenas dos días después. Desde entonces ha dedicado editoriales políticas siempre que ha considerado que eran necesarias, y ha aprovechado la convulsa actualidad para incorporarla a su mesa de debate, justo lo que Salem dijo que no pasaría. El ejemplo más extremo se ha producido esta semana, por la investidura de Pedro Sánchez, en la que TardeAR ha llegado a convertirse en una tertulia puramente política con analistas como los habituales Xavier Sardá y Cristina Cifuentes, pero sumando a Alberto Sotillo (de Libertad Digital) y entrevistando a dos críticos con Sánchez como Pedro Jota Ramírez y Jorge Fernández Vaquero, portavoz nacional de la conservadora Asociación Judicial Francisco de Vitoria.

El problema es que el público de la tarde es distinto al de la mañana, y no parece que esté igual de dispuesto a ver un magazine de actualidad que da una versión editorializada de la información.

· Audiencias de 'TardeAR' esta semana:

  • Lunes 13: 9.4% y 797.000 (mínimo histórico en lunes y segunda peor cuota con Ana Rosa en plató)
  • Martes 14: 10.2% y 869.000
  • Miércoles 15: 7.1% y 635.000 (mínimo histórico)
  • Jueves 16: 9.4% y 841.000
  • Viernes 17: 9.4% y 808.000

En una semana marcada mediáticamente por el debate de investidura de Pedro Sánchez celebrado el miércoles y el jueves, día en el que el candidato socialista acabó siendo investido presidente, TardeAR optó el lunes, como ya hemos dicho, por transformar su debate VIP en un bloque temático sobre el pacto PSOE-Junts y cargar contra Sánchez y la Ley de Amnistía. El resultado fue su mínimo histórico en lunes, y su segunda peor cuota con Ana Rosa Quintana en plató, solo por encima del 9.3% que marcó el 25 de octubre.

Aún mas graves fueron sus datos del miércoles. Como en el Congreso se producía el debate de investidura, Telecinco prefirió suprimir Así es la vida y recortar TardeAR (se emitió de 17:46 a 19:47 horas). El programa lo pagó caro, anotó su mínimo histórico y confirmó que la audiencia no acude a él cuando hay una cita política, porque ya a finales de septiembre cayó a mínimo de espectadores con el intento de investidura de Alberto Núñez Feijóo.

Mientras el público de las mañanas acogió sin problemas la politización de El programa de AR, manteniendo al formato líder en buena parte de su franja (superado por Aruser@s en laSexta cuando coincidían), el público de las tardes ha demostrado ser muy diferente, y no acude a Ana Rosa Quintana como referente de información política. Además, la línea editorial de la presentadora provoca otro “conflicto de intereses” en Mediaset.

El problema de Mediaset y su nueva apuesta por la información

Telecinco tiene un problema con su renovada apuesta por la información, ya que el tono imparcial de Pedro Piqueras es radicalmente distinto al que imprime Ana Rosa Quintana en TardeAR o Iker Jiménez en Horizonte, dos presentadores y formatos que siguen siendo referentes para “la nueva Mediaset” y recibiendo galones para cubrir asuntos relevantes de la actualidad como los disturbios en Ferraz por la amnistía, o la investidura.

La renovada apuesta de Mediaset por la actualidad y la información, tras haber tirado la toalla y después de muchos años situándola por encima incluso del entretenimiento, quedó patente este miércoles cuando modificaron y levantaron la parrilla de Telecinco para ampliar su tiempo de informativos, trasladándolos además al Congreso, y apostando por un especial en prime time conducido por Piqueras, un referente con imagen ecuánime que moderó un debate con opiniones desde los dos espectros políticos sin influir en la línea editorial.

El camino hasta que los espectadores vuelvan a tener a Mediaset y a Telecinco como un referente informativo será largo, y desde el grupo lo saben. Será un trabajo de hormiguita, poco a poco, con paciencia. El problema es que en Mediaset las competencias de la dirección de Informativos se limitan sólo a los informativos, y no influyen en los magacines de actualidad que tratan la misma información. Dicho de otra forma, a mediodía David Cantero e Isabel Jiménez pueden contar la actualidad con un tono puramente informativo, por la tarde Ana Rosa Quintana puede contar la misma realidad haciendo un editorial con su opinión, por la noche Pedro Piqueras puede volver al foco únicamente informativo e imparcial, y para cerrar la noche Iker Jiménez en Cuatro puede dar su versión como suele hacerlo el presentador.

De hecho, eso ocurrió este mismo jueves tras confirmarse la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, cuando Horizonte acogió a un exaltado José Cabrera diciendo que “es la primera vez en la democracia española que los que deciden son una minoría. Y la minoría está compuesta de delincuentes, independentistas y radicales”; o que no está “dispuesto a pagar con mis impuestos los 15.000 millones que se van a condonar a Cataluña ¡porque no me sale de los cojones!”, por ejemplo. Fue en Cuatro, un rato después de que Piqueras cerrase su informativo en Telecinco.

Mediaset tiene un gran problema en su demostrada intención de volver a ser un referente informativo y político. Sus informativos, pese a estos años, mantienen la credibilidad del público ejemplificada sobre todo en Piqueras; pero para el grupo será imposible desligarse de las opiniones editoriales que se imponen en sus programas de actualidad y entretenimiento sobre las mismas informaciones. En algún momento, Mediaset tendrá que tomar la determinación de confirmar su apuesta por los informativos, o mantener esa idea de “falsa” pluralidad, que en realidad le lleva a cubrir la actualidad desde posiciones editorializadas y subjetivas, algo incompatible con la imparcialidad que pretenden sus informativos y su nueva apuesta.

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