Hace unos días comentaba con los compañeros de verTele que hubo un momento en el que Cuéntame cómo pasó fue bastante importante para mí. Empecé a ver la serie cuando era pequeño y esta acababa de estrenarse en La 1 de TVE. Tengo un recuerdo ligerísimo de aquello, para qué engañarnos. Tiempo después la perdí de vista y luego, años más tarde, me reencontré con ella casi por necesidad.
Fue en 2018, cuando vivía en Londres. Por aquel entonces se estaba emitiendo su temporada 19 y ya pesaban sobre sus espaldas más de 300 capítulos. Casualidades de la vida, poco antes de que me instalara en la capital británica Antonio Alcántara había viajado hasta allí con el mismo propósito que yo: aprender inglés. Por suerte, mi avión no sufrió las turbulencias que hicieron temblar al suyo.
Es así como me reencontré con Cuéntame, estando lejos de casa. En esos momentos de morriña y soledad no deseada, la histórica ficción de TVE me ayudó a sentirme cerca de mi tierra. Nunca antes había tenido una sensación parecida, y aunque pueda sonar cursi, la familia Alcántara me hizo buena compañía cuando la necesitaba.
Desde entonces le cogí un especial cariño a la ficción del Grupo Ganga. Me reenganché a sus tramas y he sido un fiel espectador en esta larga recta final que concluye este mismo miércoles 29 de noviembre de 2023. La noche en la que se emite el último capítulo de Cuéntame cómo pasó, la entrega con la que nos despediremos de una serie que ya forma parte de nuestra historia, de la historia que nos ha ido narrando temporada a temporada durante dos décadas.
Por eso escribí hace dos años este artículo en el que pedía un final digno para ella. Hacía tiempo que Cuéntame estaba mostrando claros síntomas de agotamiento, víctima del cambio generacional, de la feroz competencia de las plataformas de streaming y enredada en tramas que, en muchos casos, se habían vuelto previsibles, repetitivas e inverosímiles. Con sus datos de audiencia por los suelos, con algunos de sus actores principales fuera ya del plató mientras otros amenazaban con marcharse, la serie merecía un final digno. Digno y urgente.
Poco después empezaron a surgir titulares tan polémicos como los que hemos leído hace sólo unas semanas. Después de disculparse con TVE por haber cargado contra sus trabajadores, Imanol Arias arremetió contra los guionistas de Cuéntame. Y no fue el único; también María Galiana hizo unas declaraciones que no gustaron a los responsables de los textos, que así se lo hicieron saber: “Los actores se convirtieron en los grandes inquisidores”, le contestó Eduardo Ladrón de Guevara.
Si el desgaste se notaba en las tramas de la serie, también empezaba a aflorar en las personas que han estado 23 años delante y detrás de las cámaras. Algunos se habrán visto atados de pies y manos, otros habrán disfrutado de plena libertad. Hay quienes se han sentido encasillados, y más de uno dejó su papel antes de tiempo para comenzar otros proyectos profesionales. Los líos fiscales de la pareja protagonista –Ana Duato e Imanol Arias– también dañaron a la prestigiosa ficción. Cuéntame fue un filón de audiencias para TVE y engordó muchos bolsillos, pero se acabó precipitando por el barranco que conduce al cementerio de los dinosaurios.
Un final digno para una serie que lo merece
Llegado el momento de decir adiós a la familia Alcántara, lo mejor es fijarse en el rico legado que nos deja esta inmensa producción creada por Miguel Ángel Bernardeau. Con ella hemos recorrido los grandes acontecimientos de nuestra historia más reciente, tratados con esmero y contados con la delicadeza que se empleó, por ejemplo, al recordar hace unos días el asesinato de Miguel Ángel Blanco.
Cuéntame nos ha deleitado con escenas memorables, frases para el recuerdo y actuaciones irrepetibles. Muy pocas series españolas tienen una factura de este nivel. Quizá ninguna cadena comercial se hubiera podido permitir tamaño desembolso para una producción que iba perdiendo audiencia temporada tras temporada. Otro motivo más para defender nuestra televisión pública.
También nos deja reflexiones más o menos atinadas –eso ya dependerá del que las analice– sobre la familia, la amistad, el amor, la política y el trabajo. Sobre la condición humana, en definitiva, y sobre la evolución de la sociedad española, retratada con la pluralidad que sólo se puede permitir una serie tan coral como esta.
La última temporada, que se emite desde mediados de octubre, es el perfecto broche de oro, el digno final que merecía y que merece Cuéntame. Siete episodios para despedir a los siete personajes principales, aquellos a los que interpretan Imanol Arias (Antonio), Ana Duato (Mercedes), María Galiana (Herminia), Pablo Rivero (Toni), Carmen Climent (María), Irene Visedo (Inés) y Ricardo Gómez (Carlos). Este último, que dejó la serie en 2018 para ampliar su currículum, ha querido participar en el emotivo desenlace acompañado para la ocasión por Elena Rivera (Karina).
Ahora sí puede decirse que Cuéntame cómo pasó es historia de la televisión, aunque ya lo era desde hace tiempo. Pasarán los años y nos acordaremos de los Alcántara en infinidad de ocasiones, con momentos cotidianos como una disputa familiar a la hora de la comida. ¡Cuántas paellas se interrumpieron a voces en el salón de Antonio y Mercedes! Nos hemos sentado a comer demasiadas veces en aquella mesa como para olvidarnos de una serie que nos hizo sentir parte de ella. Gracias a todos por haberlo conseguido.