El 2024 llega a su fin y, paradójicamente, lo hace trayendo a nuestras pantallas uno de los estrenos más potentes del año: la segunda temporada de El juego del calamar, que está disponible en Netflix desde este jueves 26 de diciembre. La compañía ha elegido las Navidades, época hogareña de gran consumo televisivo, para un lanzamiento que, alimentado por los tres años de espera desde la primera tanda de capítulos, promete romper todos los récords de la que es hoy por hoy la serie más vista de la historia de la plataforma.
Las expectativas respecto a la ficción coreana son máximas, convertida desde finales de 2021 en todo un fenómeno global que ha desencadenado todo tipo de productos derivados, desde un polémico reality show a un videojuego interactivo, pasando por eventos multitudinarios como el impulsado recientemente por Ibai Llanos. Millones de personas en todo el mundo aguardan con ansias descubrir con qué giro en la historia nos sorprende ahora Hwang Dong-hyeok, su creador, tras los impactantes hechos ocurridos en sus primeros episodios.
La segunda temporada de El juego del calamar desarrolla sus tramas en el presente, arrancando también tres años después de que Seong Gi-hun, interpretado por Lee Jung-jae, ganase la competición y abandonase sus planes de marcharse a Estados Unidos a iniciar una nueva vida. Como vimos en el último capítulo, el jugador 456 acaba decidiendo en el último momento no subirse al avión y volver a Seúl con un claro objetivo: la venganza. El protagonista, tal y como se anticipaba en su tráiler oficial, decide volver a meterse en el juego y competir con otros participantes por ese premio de 45.600 millones de wones que él ya se embolsó en su primera aventura a vida o muerte.
Pues bien, desde verTele, que hemos podido ver de forma anticipada los siete capítulos que conforman esta segunda temporada, podemos avanzar desde ya que El juego del calamar mantiene el nivel y no decepcionará a los fans más acérrimos de la serie. Eso sí, con un pequeño 'pero' por el planteamiento del arco narrativo de esta segunda parte y el camino que emprende hacia su desenlace definitivo, confirmado ya por su artífice, en su tercera y última temporada en Netflix. Lo explicamos.
'El juego del calamar' repite su exitosa fórmula
Tras lo ocurrido en la primera entrega de El juego del calamar, Hwang Dong-hyeok debía elegir qué hacer en esta segunda parte: apostar por una renovación completa del reparto, con nuevos participantes en el macabro concurso de este ficticio universo, o seguir la nueva vida de Gi-hun en su regreso a la realidad como un auténtico multimillonario, eso sí, atormentado por la manera en la que se alzó con tan suculento tesoro. Pues bien, el creador acierta al mezclar ambas opciones, buscando una justificación verosímil y atractiva para que su protagonista decida volver a la misteriosa isla de la ficción.
De esta manera, desde el primer episodio se capta la atención del espectador, intrigado por las intenciones del personaje principal de la serie y por cómo logrará sortear esta vez las pruebas a las que se tendrá que enfrentar. Una sucesión de juegos que, de entrada, plantean atinadamente un esquema narrativo similar al de la edición anterior y de gran atractivo para el público: conociendo previamente la historia de vida de varios de los jugadores protagonistas (señalados a través de sus famosos chándales verdes con números fácilmente recordables -1, 7, 222 o 333, entre otros-, lo que ayuda a su identificación entre tantos participantes), la serie nos atrapa de forma efectista, interesados por quiénes de ellos logran ir sobreviviendo a los diferentes retos que se les van planteando y quiénes caen por el camino.
Una fórmula exitosa que, como decimos, se repite a la par que las reflexiones que El juego del calamar sigue proponiendo en sus nuevos capítulos a nivel filosófico. Cuestiones sobre la moral que se erigen, desde sus inicios, en el gran baluarte de una ficción cuestionada por unas altas dosis de violencia ante las que, en parte, es cierto que terminamos anestesiados. Sin embargo, el peso de lo ético sigue siendo interesante, especialmente en el refuerzo que se hace en los nuevos episodios (a través de nuevos dilemas humanos) a esa crítica hacia el despiadado sistema capitalista en el que vivimos. Porque El juego del calamar vuelve a ponernos frente a un hiperbólico espejo que intenta hacernos reflexionar sobre la competitividad capitalista de la sociedad en la que vivimos, la libertad individual de las personas y todos los problemas sociales desencadenados por el neoliberalismo.
Una temporada elevada por la venganza con un gran Lee Jung-jae
Pese a todo, y aunque la serie se vuelva a apoyar en los puntos claves que la hicieron triunfar, El juego del calamar no nos hace pensar eso de que estamos ante “más de lo mismo”. Y es que, además de innovar en sus juegos infantiles, y de imprimir un mayor ritmo narrativo ante la presencia de menos episodios, la ficción logra una mayor profundidad por el sentimiento de venganza de Gi-hun y los debates internos que tendrá que ir afrontando el protagonista en su ambicioso plan por la búsqueda de la justicia. Es ahí donde la producción -que eleva de forma notable su presupuesto en esta segunda tanda- encuentra su otro punto fuerte: el magistral trabajo interpretativo de Lee Jung-jae.
El actor, que ya se alzó con el Premio Emmy 2022 al Mejor Actor de Drama por su trabajo en la primera temporada de El juego del calamar, vuelve a brillar ante las cámaras, reflejando esta vez en su cuerpo el peso de todo el castigo físico y mental al que fue sometido unos años atrás. Gi-hun deja atrás a aquel hombre inocente y genuino para dar paso a otro hombre atormentado y con sed de revancha. Un desempeño actoral en el que también destacan intérpretes que retoman sus papeles, como Lee Byung-hun, Wi Ha-jun y Gong Yoo, y otros que debutan en el reparto, como el rapero Choi Seung-hyun (uno de los nuevos villanos) y Kang Ae-sim, que traerá de vuelta el entrañable espíritu de la experiencia y la sabiduría.
En definitiva, El juego del calamar demuestra en su regreso que segundas partes, a veces, sí pueden ser buenas. El único 'pero' con el que nos encontramos es la sensación, por el abierto final de esta nueva temporada, de que la segunda y tercera tandas conformaban una única temporada que Netflix ha decidido racionalizar en dos partes, haciéndonos esperar un poco más hasta conocer su desenlace. La suerte, tal y como desveló hace unos días su creador, es que esa tercera y última tanda de capítulos ya está rodada y se encuentra en fase de postproducción, por lo que no habrá que esperar, en principio, tanto tiempo como hasta ahora para disfrutarla.