Crítica

'Fundación', un espectáculo visual que somete a la indomable obra de Asimov

Ochenta años después de que Isaac Asimov comenzara a escribir la saga de la Fundación, sus libros se convierten por fin en una serie de televisión que, con este mismo nombre, se estrena este viernes 24 de septiembre en Apple TV+. La historia que este autor de origen ruso plasmó sobre el papel es demasiado extensa como para sintetizarse en los 10 capítulos que componen esta adaptación que firman como productores ejecutivos David S. Goyer y Josh Friedman.

El primero de ellos, guionista de Batman Begins y El hombre de acero entre otros grandes títulos, tiene claro el motivo por el que nadie se había atrevido a convertir en serie una saga que incluso influyó en clásicos como Star Wars, Dune, Ringworld y Star Trek: “Es muy densa y de naturaleza intrínsecamente filosófica. Hay conversaciones en esos libros que ocupan 30 páginas”, confesó Goyer durante un encuentro con periodistas del que informa Gadgets360.

La serie está protagonizada por Jared Harris (Chernobil, Mad Men), Lee Pace (Capitán Marvel, Lincoln) y la joven actriz Lou Llobell, que asume el rol principal en su trabajo más destacado frente a las cámaras. Llobell interpreta a Gaal Dornick, una chica de mente brillante que se une al equipo del doctor Hari Seldon cuando éste predice la inminente caída del Imperio.

Con el objetivo de preservar la civilización, Hari y los suyos viajan a los confines de la galaxia para establecer La Fundación, donde asumirán que la única forma de salvar al Imperio Galáctico es desafiándolo. Pero las teorías y premoniciones de Hari se le vuelven en contra cuando son descubiertas por los Cleons, una larga dinastía de emperadores clónicos que temen perder el poder que siempre han ejercido con mano de hierro sobre todos los ciudadanos de la galaxia.

Laura Birn, Cassian Bilton, Terrence Mann y Alfred Enoch completan el elenco principal de una ficción que llega convertida en uno de los proyectos más ambiciosos de Apple TV+, que ha desembolsado para ella una importante suma de dinero. Aunque no se ha revelado la cifra exacta, ni siquiera aproximada, el propio Goyer explicó a The Hollywood Reporter que, en efecto, se le habían facilitado recursos abundantes: “Sólo diré que dos episodios tienen un presupuesto mayor que el de algunas de las películas que he hecho”, detalle este que es bastante revelador.

El resultado es una serie impresionante que, más allá de su trama, se disfruta visualmente desde el primer instante. Como no podía ser de otra manera en una historia de ciencia ficción como esta, los efectos especiales han centrado todos los esfuerzos. Hay que afinar mucho la vista para diferenciar lo que es real de lo que ha sido creado en post-producción.

La fotografía de Fundación es una delicia. Como si de una película surcoreana se tratara, cada uno de sus planos es una obra de arte que juega con la luz. Quizá con la intención de reforzar su mensaje, la galaxia combina los tonos dorados de sus emperadores con la oscuridad de una civilización sometida y amenazada. La obra de Asimov tiene una lectura metafórica, de modo que su adaptación para Apple TV+ está cargada de simbolismo.

Una adaptación complicadísima

El productor ejecutivo se topó con más inconvenientes. Aunque Fundación es una obra de ciencia ficción y futurista, los libros están influidos por el periodo de post-guerra en el que fueron escritos. Además, la acción se desarrolla a lo largo de cientos de años y apenas tiene personajes femeninos o de color. “Cualquier lector comprenderá que nunca podría hacerse una adaptación línea por línea”, considera el creador, que ha tenido que emplearse a fondo para actualizar esta compleja historia que, por lo tanto, difiere de lo que se publicó sobre el papel.

Los cambios, que contaron con el beneplácito de la familia de Isaac Asimov, han transformado la obra aun conservando su esencia. Sin embargo, aunque la tijera haya entrado hasta el fondo, sí se percibe un ritmo excesivamente acelerado en los primeros capítulos. Se necesitaba condensar el inicio de la historia y se ha hecho con eficacia para que el resto de la temporada pueda ahondar en el meollo de la cuestión.

Pero es tanta la información que se ofrece en tan poco tiempo que provoca una sensación contradictoria: da la impresión de que los episodios son interminables –60 minutos dura cada uno de ellos– pero, a la vez, pudiera parecer que les falta espacio para desarrollar correctamente algunas tramas sobre las que se pasa casi de puntillas, algo a lo que también contribuyen los constantes viajes temporales.

De cualquier modo, Fundación es una serie que ha conseguido lo que parecía imposible con la obra de Isaac Asimov, y además lo ha hecho de manera sobresaliente. Quienes no hayan leído la saga literaria pueden acabar perdidos en alguno de los primeros capítulos; y quienes se hayan despachado los libros posiblemente tengan sentimientos encontrados. Unos y otros deben darle una oportunidad a esta serie de factura impecable.

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