“Los hombres no somos capaces de tener un vídeo así y no enseñarlo”, fueron las palabras que Fran Rivera dijo en televisión a raíz de que una trabajadora de la empresa Iveco decidiera quitarse la vida por la filtración de imágenes sexuales que se pasaron entre compañeros. Y si bien esta declaración trajo consigo su respectiva polémica en 2019, hace apenas 3 años, lo cierto es que, desgraciadamente, es un pensamiento común.
Precisamente esta triste realidad es la que Intimidad, la nueva serie de Netflix, refleja a través de una historia que hace un paralelismo a través de las situaciones plasmadas del caso mencionado y de lo que le ocurrió a la política Olvido Hormigos. La serie cuenta con un elenco casi completamente femenino, y navega en la parte más turbia y machista de una sociedad que presume de lo contrario en muchas ocasiones por medio del amasijo de emociones que vive la mujer en estas situaciones.
La ficción, que se estrena este viernes, 10 de junio, cuenta en su reparto con Itziar Ituño, Patricia López-Arnáiz, Ana Wagener, Emma Suárez, Yune Nogueiras y Verónica Echegui. Un elenco que ya presupone el nivel y la calidad de la producción televisiva y, aún así no solo este sirve para conformarse, si no que retrata una triste realidad de la forma más realista posible.
La sinopsis de Intimidad recoge una historia alrededor del escándalo que supone la filtración de un vídeo sexual de una política (Ituño) en plena carrera por presentarse a las elecciones por la alcaldía de Bilbao. Paralelamente, se narra un conflicto de menor escala mediática en el que a la víctima le supera finalmente la situación por el acoso recibido.
VerTele ha podido ver los ocho capítulos de los que consta esta serie formada por un relato completo y cerrado que no necesita nada más para convencer. Una narración que pone el foco donde hay que ponerlo: en la mujer a la que se criminaliza pese a ser la víctima, y las diferentes formas de afrontar un problema con el que se tiene a la mayoría de la sociedad en contra.
Sitúa a la víctima como víctima
Intimidad es una serie que refleja la realidad que se vive cuando se destapa algo tan privado como la vida sexual. Y ya no solo la filtración, sino las consecuencias si la víctima de ello es mujer. Porque sí, es la víctima, y así reivindica la serie desde el capítulo uno.
La ficción parte de lo fácil que es desacreditar todo el trabajo conseguido por una mujer. Basta con que salga a la luz algo que hacen literalmente todas las personas para que, por su género, pierda la legitimidad y prestigio que ha ido construyendo durante años en un solo segundo.
Precisamente en esa demanda y esa lucha por el respeto que se merecen lo que pone la piel de gallina constantemente. Son mujeres diferentes, y cada actriz encarna un rol que existiría -y existe- en casos así: las víctimas, las familiares, la policía y la que mira por sus propios intereses.
Esta variedad de opiniones, responsabilidades, y personalidades es lo que enriquece la historia, porque hace que no caiga en el buenismo habitual cuando se habla de feminismo, sino que refleja que la clase y los intereses precede casi siempre a la causa. Sigue siendo necesaria la educación, e incluso vivir una experiencia similar para despertar esa empatía.
Lo curioso es que, aunque se pueda plantear como un thriller, en realidad resolver el caso es lo menos importante para el espectador y para la protagonista en Intimidad. Eso sí, se busca hacer justicia poniéndole nombre al culpable. No obstante, demostrarle a la sociedad algo tan sencillo como que las mujeres son las víctimas cuando se invade su privacidad es el principal objetivo. Parece simple, pero ya hemos vivido casos así y se ha demostrado que no es algo tan sencillo de conseguir.
El hecho precede al dicho
Intimidad es de ese tipo de series que se encuentran pocas. Netflix suele apostar por contenido feminista, pero muchas veces sus personajes solo tienen la finalidad de “serlo”. Es decir, sus tramas están basadas en hacer comentarios de la desigualdad que existe entre hombres y mujeres. Sin embargo, su nueva ficción lo demuestra con cada escena, y no mete nada con calzador. No podría ser de otra manera siendo una creación de dos mujeres: Verónica Fernández (Santo, Hache) y Laura Sarmiento (Matadero, La Zona). Una mirada femenina para una historia con una sola respuesta, pero demasiados matices.
Los comentarios que se pueden escuchar en el guion de esta nueva ficción son tan reales que la sonrisa en el rostro de la espectadora asoma por fuerza, porque recuerda, desafortunadamente, a la experiencia propia. Están muy bien incluidos en cada diálogo, de forma sutil. Y es esa naturalidad la que dota a Intimidad del reconocimiento que merece como un ejemplo de cómo abordar una problematica femenina sin caer en tópicos ni abanderar a un personaje desde el principio.
La evolución en los personajes es constante, y se muestran sus contradicciones, sus convicciones y sus errores. Se plantea un escenario masculino esperanzador en algunos casos, pero realista y oscuro en otros. Aún así, es necesario repetir que no se trata de una serie que pone a las mujeres como heroínas y a los hombres como villanos, sino que explica la situación desde la realidad de cada persona “implicada” bajo la burbuja del patriarcado.
Un elenco inigualable en sintonía con la serie
Aunque ya lo hemos abordado, cabe destacar que Intimidad cuenta con un reparto destacado y brillante. Y, a su vez, la plataforma puede presumir de que sus actrices no son un gancho en vano, sino que forman parte de una totalidad muy conseguida.
Con la trama de cada una, la plataforma no se deja ni un tema por tratar: se aborda el conflicto de forma intergeneracional, los casos mediáticos y anónimos, los distintos comportamientos de los hombres frente a la polémica... Por esta línea, se consigue un trabajo espectacular en cuanto a emociones, reacciones y movimientos, acorde con la excelencia de las intérpretes.
Para rematar el conjunto, la serie cuenta con unos escenarios que permiten seguir los pensamientos y sentimientos del momento de cada personaje, además de funcionar también como puro placer estético para el espectador.
Esta nueva propuesta del gigante de streaming hace sentir impotencia, esperanza y sororidad, pero sobre todo la satisfacción de por fin ver la representación adecuada de una de las tantas situaciones que tristemente siguen criminalizando a la mujer cuando no es más que una víctima. Una víctima con carácter, con fuerza y con las ideas claras, pero también una víctima cuando el sistema la ha aplastado tan fuerte que no le ha permitido demostrar todas esas cosas.
Lo triste es que, aunque esta historia dé fuerzas y valentía a las víctimas desde una doble experiencia, no deja de ser una serie que llegará a aquellas y aquellos que ya opinan así. Sigue habiendo muchos Franes Rivera, pero con un relato tan acertado como el de Intimidad esperemos que cada vez haya menos.