Netflix estrenó el pasado viernes 3 de diciembre La casa de papel: Parte 5. Volumen 2, los cinco capítulos finales de la serie española más internacional de todos los tiempos. Un cierre definitivo que llegaba con el reto mayúsculo de cumplir las expectativas de millones de fans alrededor de todo el mundo, y que ha dejado esencialmente sensaciones positivas en todos aquellos que durante años han seguido las andanzas de El Profesor y su banda.
Cuando llega el desenlace de una serie que ha supuesto tanto para tantos espectadores, suele decirse que lo importante es el viaje y que el final, como tal, es lo de menos. Un 'consuelo' al que no le falta razón, pues es completamente imposible contentar con unanimidad a cientos de miles de personas individuales que ya han creado en sus cabezas sus propias historias perfectas, pero que son eso... un consuelo.
El desafío de La casa de papel era doblemente complicado. Primero, porque la serie ya tuvo un final cerrado y elogiado en su etapa en Atresmedia, con la consecución del atraco a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Y segundo, porque toda la relevancia mundial que ha ido alcanzando la creación de Álex Pina desde entonces ha supuesto una presión añadida en el equipo de guionistas, que no sólo han tenido que idear un golpe mayor, sino también darle un cierre igual de satisfactorio y coherente con su trayectoria.
AVISO: el siguiente artículo contiene SPOILERS del volumen 2 de La casa de papel: Parte 5.
Así acaba 'La casa de papel'
Como ya analizamos, La casa de papel llegaba a sus cinco últimos capítulos con varias preguntas en el aire y una misión principal: culminar el atraco al Banco de España. La banda acababa de sufrir un revés emocional sin igual con la muerte de Tokio, y con el Ejército acechando parecía difícil que los atracadores pudiesen salir de allí con vida y con el oro en sus manos. Pero El Profesor aún tenía guardado un último truco de ilusionismo.
El volumen 2 de la Parte 5 arranca con una lluvia de meteoritos. No, no nos hemos equivocado de serie, ni los guionistas han perdido el Norte. Según nos cuenta la voz en off de Úrsula Corberó ese es el origen del oro en la Tierra, hace 4.000 millones de años, y los episodios finales de La casa de papel tienen mucho de eso. De oro, por supuesto. Y también de los orígenes de todo.
Inmediatamente a continuación, el foco se centra en el desconsuelo de la banda y su líder por la pérdida del gran pilar. Es el golpe más duro que podían recibir, pero no hay tiempo que perder si quieren salir de allí. En el banco, el comandante Sagasta tiene un plan para acabar con todos los atracadores del mono rojo y en el exterior, Sierra retiene al Profesor contra su voluntad después de huir con el bebé en brazos.
La trama del Banco de España es de fácil resumen: el líder militar plantea a Palermo una tregua para que su compañero herido en combate pueda ser atendido por un equipo de cirujanos dentro del propio encierro. Lo que no le cuenta es que hay otra agente viva, cuya misión consiste en abrir varias brechas en el edificio para que, llegado el momento, Policía y Ejército sorprendan a la banda y les detengan sin más violencia.
Paralelamente, el grupo de atracadores sigue adelante con el cometido de sacar el oro del banco. El plan, diseñado en el pasado por Palermo, Berlín y El Profesor, consiste en usar una bomba a presión robada de una plataforma marina para canalizar la granola por el sistema de tuberías de Madrid hasta llegar al Estanque de Tormentas donde el personaje de Álvaro Morte tiene montado su fuerte. Allí, el equipo de Benjamín lo tiene todo listo para volver a fundir el oro y convertirlo en lingotes. Una vez hecho, la misión estaría cumplida.
Pero fuera todavía no está todo controlado. Sierra ha escapado, tiene a El Profesor preso y se dirige a casa de Tamayo para chantajearle a cambio de su libertad. Sin embargo, el cerebro del atraco consigue liberarse y ayuda a la exinspectora a salir airosa de una Operación Jaula que amenazaba con dinamitar todo su plan. Un gesto de generosidad que convence a Alicia para unirse definitivamente al plan. Si no puedes con el enemigo, únete a él.
Con Sierra reclutada para la causa, El Profesor llega a su centro de operaciones para observar con orgullo cómo “Logroño” y los suyos tienen los lingotes listos y preparados en camiones para comenzar la huida. Allí les sorprenden varias patrullas policiales que parecen haber dado con su paradero fruto de una acertada investigación. Nada más lejos de la realidad, puesto que los que les interceptan no son policías sino dos ladrones que resultan familiares: Tatiana y Rafael, la exmujer y el hijo de Berlín.
La pérdida del oro se solapa con el golpe ¿definitivo? dentro del banco, pues los Cuerpos y Fuerzas de seguridad han logrado entrar y tienen a la banda detenida. El líder decide entonces ir al edificio y entregarse junto a sus compañeros, mientras idea el último golpe maestro. Si Sierra logra encontrar el oro, estarán todos salvados.
Comienza aquí una negociación contrarreloj de El Profesor, que intenta ganar tiempo con Tamayo mientras su nueva aliada descubre dónde ha ido a parar el botín. Alicia da con el oro gracias a su gran instinto y a la inestimable ayuda de una veterana trabajadora del Registro de la Propiedad. Tatiana y Rafael lo habían enterrado debajo de una casa prefabricada, con la idea de dejarlo allí para siempre. Pero al encontrarse con la exinspectora, esta da al hijo pródigo una nota de su tío que le hace cambiar de parecer: es un asunto de familia.
Tras observar cómo todos los mercados dan la espalda a España al ver que el país ha perdido su reserva de oro, el líder de los atracadores tiene todas las de ganar. La oferta es firme: devuelven los lingotes a cambio de salir todos libres sin cargos. Sin embargo, lo que devuelve la banda no es más que latón con un baño dorado. Tamayo en principio no acepta y amenaza con matarles a todos, pero no tiene una alternativa mejor.
De puertas para fuera, el golpe al Banco de España se ha resuelto con la recuperación del oro por parte del Estado y la muerte de los atracadores. La realidad es que aunque la reserva de oro no es tal, todos los mercados la dan por buena para volver a confiar en el país y Tamayo cumple con lo acordado: libera a la banda al completo y les da una nueva identidad para comenzar su nueva vida, en un lugar remoto. Pasará a ser el mayor secreto del Estado, y nadie buscará a un grupo de ladrones que todo el mundo da por muerto.
Un final fiel a la historia de El Profesor
Tras un primer volumen que lo apostó todo a la acción y a la guerra, La casa de papel vuelve a sus orígenes para despedirse con una última tanda de capítulos muy fiel a su historia. El volumen 2 de la Parte 5 deja atrás los tiros para centrarse en la parte más emocional de un viaje sin precedentes en la industria española, que no podía acabar de otra manera.
Como ya hemos comentado, el equipo de guion que lideran Álex Pina y Javier Gómez Santander tenía por delante un reto mayúsculo: el de dar un cierre a un proyecto en el que hay puestas altas expectativas, siendo coherente con la propia historia y mandando un mensaje de optimismo a los espectadores. Y todo eso lo consiguen firmando una tanda final que nos recuerda por qué nos enamoramos de la serie, mucho antes de que se convirtiese en fenómeno de masas.
A lo largo del golpe al Banco de España, el espectador ya lo había visto todo: rehenes que se rebelan, negociaciones que no salen bien, el enemigo en casa, planes B, C e incluso E, y muertes traumáticas. Veníamos de una de ellas, víctima de una estrategia bélica que en ningún caso parecía buena idea. Habría sido un error que un plan ideado por el cerebro de El Profesor terminase saltando definitivamente por los aires entre tiros y granadas. Esto solo se podía resolver como empezó: con una jugada maestra del 'ilusionista' de La casa de papel.
Conscientes de ello, los guionistas han planteado una temporada final en la que la inteligencia tiene más peso que la fuerza. Una consigna que entra en sintonía con los orígenes de la serie, donde el líder llevaba la batuta y donde todos, hasta el más escéptico, confiaban en él a ciegas. Además, todo se sustenta con un viaje al propio origen del protagonista que explica por qué ha volcado su vida en los atracos, y por qué ese afán por perfeccionar hasta el más mínimo detalle. Es hijo de ladrón, hermano de ladrón y más que probable futuro padre de ladrón, y ni puede ni quiere luchar contra su naturaleza.
No habría tenido sentido que el golpe acabase con un nuevo baño de sangre, ni con la rendición de una banda que actúa motivada por la fe en su patrón. Lo primero, porque ya se han perdido demasiadas vidas por una causa. Y lo segundo, porque en la naturaleza del ladrón está seguir con su plan hasta el final, causando, en este caso, el menor daño posible.
Así lo demuestra El Profesor, que renuncia a las armas para sacar una última carta que solo podía jugar una mente prodigiosa como la suya, y que además remite tanto a los orígenes de su hermano Berlín como ladrón, como a la picaresca española a la que alude Lisboa en el mismo capítulo 10. Un final redondo.
La explicación de los guionistas
La explicación a este final la dan los mismos responsables de La casa de papel en el documental De Tokio a Berlín, cuya segunda parte se ha estrenado en Netflix en paralelo al lanzamiento de la última temporada de la serie.
“Nos daba mucha pena terminar la serie contándole a los espectadores que la realidad se impone, que van a matar a todos y que el sueño no era posible. Hay algo en el espíritu básico de La casa de papel que tiene que ser esperanzador y positivo”, explica Jesús Colmenar, director y productor ejecutivo de la ficción desde la primera etapa en Atresmedia. Un discurso que refrenda el creador Álex Pina, que lejos que pensar que es un desenlace “demasiado feliz” para un golpe tan complejo, opina que “es mucho más inteligente y hace más grandes, más míticos y más épicos a la banda y a El Profesor”.
El showrunner desvela en el documental que encontrar un cierre acorde le tuvo muchas noches en vela. Y es que llegaron al último día sin saber cómo iban a dar conclusión a la serie: “Estuvimos muchas noches sin dormir, y muy angustiados, porque no teníamos un final y lo que teníamos sabíamos que iba a defraudar”, confiesa. Les pedían los guiones para rodar y no tenían un desenlace que les convenciera, hasta que encontraron la clave en una trama de Berlín que forma parte de los flashbacks del volumen 1 de la Parte 5.
“La clave estaba en el oro vikingo. Ahí todo empezó a funcionar y encontramos esa última carta de El Profesor”, recuerda Pina. Habla del 'cambiazo' del oro por los lingotes de latón como carta de la banda hacia la libertad. Este, dice el creador, “era un final mucho más feliz de lo que cualquiera hubiera imaginado porque no salen huyendo, salen escoltados, felices y con la vida resuelta”. El final que buscaban, y que en líneas generales no ha defraudado. Ahora, el legado continúa de la mano de Berlín.
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