“Van a detenerte, ahora”. Simón recibe una llamada en la que le advierten de que la policía está a punto de entrar en su casa. Él, impasible, sale por la puerta tranquilo porque sabe que ya hay un plan en marcha para sacarle de la cárcel. Este asesino sin escrúpulos encarnado por Luis Callejo es uno de los protagonistas de La noche más larga, el nuevo thriller de Netflix, de estreno este viernes 8 de julio, en el que lo que parecía que iba a ser una Nochebuena familiar y apacible se convierte en un absoluto infierno.
La frenética ficción, creada Víctor Sierra y Xosé Morais (Néboa), consta de seis episodios que ocurren en tiempo real. Una apuesta que imprime intrínsecamente ritmo y mucha tensión; y que recuerda -aunque sin sus clásicas pantallas partidas- a 24, por cómo todo lo que ocurre de forma simultánea en la prisión psiquiátrica donde sucede la acción, afecta a todos los personajes.
Entre ellos está Hugo (Alberto Ammann), el director del centro al que envían al peligroso delincuente, además de su equipo, los reclusos que padecen trastornos mentales y el grupo de ladrones que son contratados para liberar a Simón. A nadie le sale bien los planes, ya que el escenario que plantea la serie se va complicando a medida que avanza el metraje. Por varios motivos: el secuestro de la hija de uno de los trabajadores que hará que no pueda mirar por el 'bien' de todos, las consecuencias de que los presos dejen de tomar sus respectivas medicaciones y un cruel villano con el que Callejo se luce dando miedo, rabia y también un poco de asco.
Sálvese quién pueda (si puede)
El potente arranque de La noche más larga sienta las bases de lo que posteriormente dará de sí la serie carcelaria, que no decepciona en su desarrollo. En mitad de la noche, Simón entierra lo que parecen varios cadáveres metidos en bolsas de plástico en una fosa. Nada le hace cambiar el gesto, ni tan si quiera que una de sus víctimas comience a moverse, aún viva. No le importa. No titubea, ni 'acaba rápido' con ella. Se limita a seguir echándole tierra encima, en una muestra de crueldad que deja claro que este hombre va a ser capaz de cualquier cosa.
Así, consiguen que su figura dé pavor por el nivel de insensibilidad y crueldad que manifiesta. Claro que, dentro de una prisión psiquiátrica con reclusos en su contra, lograr igualmente su objetivo va a ser más complicado. Los primeros minutos incluyen también el impactante suicidio de otro hombre que sobrecoge porque, de nuevo, anticipa que nadie es imprescindible, que la trama que hay detrás de la detención de Simón esconde algo oscuro y que implica a mucha gente.
La red de poder implicada trasciende al asesino, a la cárcel y a su director. Ese algo tan grande que hay en juego provoca que las líneas rojas se disipen hasta el punto de que sobrevivir tendrá como precio engañar, tener que tomar decisiones muy drásticas e incluso matar. La acción está asegurada, la factura está a la altura de las circunstancias y su apuesta por un reparto coral es todo un acierto.
Un elenco en el que no figuran grandes -ni tan habituales- nombres, pero que se complementan entre sí armando un abanico de personajes muy dispares que generan interés. Y con él, que el público siga las historias de cada uno y quiera averiguar por qué están en esa prisión, ya sea encerrado, trabajando o atracando. David Solans, Lucía Díez, Bárbara Goenaga, José Luís García Pérez, César Mateo y Cecilia Freire son algunos de los intérpretes que forman parte de su casting.
Sucede en Nochebuena... pero se estrena en verano
La noche más larga es una serie muy eficiente a la que, sin embargo, le perjudica la fecha en la que Netflix ha emplazado su estreno. Teniendo en cuenta que sucede en Nochebuena, ¿por qué no han esperado a Navidad para lanzarla? Claro que son unas fiestas universales y que escuchar Jingle Bell Rock nos transporta inmediatamente a las calles iluminadas, árboles adornados, los Reyes Magos y el turrón. También al espíritu que suele primar en esos días donde la nostalgia, el cariño y la ilusión suelen ser protagonistas. Una época de reunión, reencuentros y comidas que, como contrapunto a la trama de la ficción, es muy efectivo.
En una velada en la que los compromisos laborales quedan a un lado, aquí asistimos a un asalto a una cárcel donde un grupo de personas muy amplio es llevado al límite, con todas sus consecuencias. El contraste funciona, sorprende y le permite diferenciarse de otras producciones del mismo género.
Además, teniendo en cuenta que consta de seis episodios que se prestan a verlos del tirón, haber aterrizado en la plataforma en vacaciones habría ayudado a sumar más visionados. Claro que no todos los títulos en llegar en julio deben estar ambientados en playas paradisíacas, pero siendo la Nochebuena una fecha tan marcada, no se entiende su desembarco en pleno estío.
De ahí a que sea un título a reivindicar por lo entretenido que es, el riesgo que ha tomado y los diferentes temas que, colateralmente, aborda. Entre ellos, el abuso de poder dentro de las propias cárceles, el lugar que pueden y deben ocupar las personas con trastornos psiquiátricos, la redención, la paternidad y la manera en la que la amplísima mayoría -nos dediquemos a lo que nos dediquemos- somos peones de un sistema en el que hacer hacer jaque mate está sólo al alcance de unos pocos.