Tiene que ser difícil, mucho, hacer una serie documental sobre el caso de Marta del Castillo. Porque no es cualquier crimen. Es uno de los más mediáticos y controvertidos de los últimos años en España. Y aún le falta una pieza. La más importante: ella.
Hablar de ello es empezar un puzle que sabes que, por el momento, no vas a acabar. Sin embargo el equipo de Cuarzo con Paula Cons -directora de la producción- al frente, ha logrado lo que le pedimos a un buen 'true crime': investigar más allá de lo que ya conocíamos y aportar novedades.
¿Dónde está Marta? ha llegado a Netflix este viernes 5 de noviembre. Con tan solo tres capítulos que narran la desaparición, las distintas versiones de los implicados, con sus respectivas búsquedas del cuerpo, y el juicio final. Y para acabar con unas revelaciones que te dejan con la necesidad de ver una cuarta y quinta entrega más.
Y es que a la docuserie le ocurre lo mismo que a todo el que se acerca al caso de Marta del Castillo: le falta un gran final.
“Apagado o fuera de cobertura”
Así se titula el primer capítulo que se centra en explicar las últimas horas de Marta del Castillo con vida y su desaparición. En él participan desde sus padres hasta amigos, familiares, periodistas, cuerpos de seguridad y el hermanastro de Miguel Carcaño, Francisco Javier Delgado.
Todos ellos aportan testimonios que logran recrear lo ocurrido, también a partir de imágenes del archivo familiar y de los medios que cubrieron el caso. Que fueron todos. Un capítulo de introducción que transmite lo vitales que fueron aquellas primeras horas de desaparición en las que se hizo menos de lo que se debería haber hecho. Y están tan “borrosas” como las decenas de contradicciones que han relatado.
Una “red de mentiras” tan turbias que no se entiende
La segunda entrega plasma las diferentes versiones que contaron los imputados (hasta 7 distintas solo de Miguel Carcaño pero también cuentan la de Samuel, el 'Cuco' y el hermanastro) y la reacción de los cuerpos de seguridad para encontrar a Marta.
El documental también cuenta con el testimonio de Juan José López Garzón - delegado del Gobierno- que detalla cómo activaron “el mayor disposivito que se ha hecho para encontrar a una persona”, tanto en el río Guadalquivir, con perros, helicópteros volando durante 80 horas, más de 50 inmersiones, cerdos con GPS para simular escenarios parecidos. Para más tarde buscar en el vertedero de Sevilla, bajo más de 40.000 toneladas de basura. Y después continuar cerca de la zona de Camas, cuando volvieron a cambiar la versión…
Un despliegue de película por cada cambio de versión que respondía a una razón judicial. Y es que, según lo que relataron, podían tener mayor o menor condena. Así como un tipo de jurado u otro. Y sin cuerpo, nadie podía rebatirles. Unas explicaciones que sí se echa en falta en el documental.
Una docuserie “inacabada” pero comprometida
Pero si los dos capítulos anteriores tienen un formato más convencional, es en el tercero cuando se da un golpe en la mesa, y la voz de los protagonistas dan paso a la del grupo de investigación del propio documental.
Tras relatar el juicio y los veredictos, nos hacen reflexionar sobre cuestiones clave como: “Y si Miguel nunca hubiera confesado?, ¿qué pruebas habría contra él?”. Salen a la luz metodologías que utilizaron (y no eran públicas) para que él señalara el lugar real donde estaba el cuerpo. El padre de Marta cuenta cómo fue su encuentro con el asesino confeso y lo que ponía en un anónimo que le llegó a casa.
Pero si algo aporta de novedoso ¿Dónde está Marta? son los “datos brutos y el teléfono de Miguel para analizar”. Unos datos que podrían seguir los movimientos que hicieron el asesino y los cómplices aquel 24 de enero de 2009. De forma que pudieran ver hasta dónde se desplazaron para dejar el cuerpo de Marta.
También el descubrimiento del error en las cámaras de seguridad que siguieron al hermanastro, ya que estaban en horario estival, cuando era invierno. Por lo que la policía buscó en la hora que no era.
“Nada de esto se había hecho antes”, señalan al finalizar el último capítulo. Y ese es el gran interés de este 'true crime'… “inacabado”.
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