Crítica

'Stranger Things 4': El fin de temporada que se merecía para el regreso que nos merecíamos

Tuvieron que pasar casi tres años para que Stranger Things volviese con su cuarta temporada, lanzada el pasado 27 de mayo. Y hubo que esperar otro mes más, hasta este viernes 1 de julio, para que Netflix lanzase los dos últimos capítulos de la tanda, el segundo de ellos concebido como un evento especial por su duración de dos horas y media. Pero pese a la espera, y pese a la duración, lo cierto es que ha merecido la pena.

De cara al estreno, cuando ya habíamos podido ver sus seis primeros capítulos, contamos en nuestra crítica cómo la serie de los hermanos Duffer lograba triunfar abrazándose al terror y madurando junto a sus protagonistas. Y cuando pudimos ver el séptimo capítulo, que es vital para entender toda la serie, también valoramos por qué Vecna ya era uno de los mejores villanos de ficción.

La primera temporada de la ficción protagonizada por Millie Bobby Brown en el papel de Once/Eleven se convirtió en un fenómeno mundial, pero las dos siguientes dejaron con ganas de más y hasta parecieron sufrir un rápido desgaste. Por eso había mucha expectación con esta cuarta tanda, y sobre ella flotaba la duda de si no debería haberse despedido sin querer alargar su trama.

Una duda que ha sido disipada con una cuarta temporada que para muchos es incluso la mejor de Stranger Things. Y que si no alcanza ese excelso nivel, sí al menos genera consenso al considerar que ha reverdecido sus laureles y sabido adaptarse y transformarse para crecer junto a sus protagonistas. Tras su final, hablamos de ella sin tapujos, y por lo tanto avisando de spoilers.

(Aviso: Spoilers) La temporada clave de 'Stranger Things'

Sin entrar en la discusión de si esta cuarta es la mejor temporada de Stranger Things, no puede haber mucha duda de que sí al menos es la más importante para su historia. En el séptimo capítulo (4x07) la serie resuelve y explica qué pasó exactamente con Once cuando se fue del laboratorio de Brenner, demostrando que ella no es una asesina sanguinaria si pierde los nervios, sino que por su bondad creyó ayudar a Henry/Uno y él acabó con todos sus “hermanos” y trabajadores de la instalación. Algo que nos permitió conocer a la protagonista, y comprender quién es Vecna.

En estos dos últimos capítulos, Stranger Things cierra el círculo y responde a su gran pregunta: quién manda y controla el asedio del Mundo del Revés a Hawkins. Y lo hace mientras brinda a sus fans el esperado cara a cara entre Vecna y Once, cuando el logradísimo malo de esta temporada le explica que en realidad es el malvado de toda la serie, y que es él quien había logrado, como ya vislumbró cuando era un niño, que su poder le permitiría someter a las fuerzas de ese mundo de pesadilla. Todo era Vecna, toda la serie es “gracias” a él.

Sólo con esas dos explicaciones, esta cuarta temporada demuestra su importancia. Pero aporta mucho más. El enfrentamiento de Vecna y Once es, en sí, el enfrentamiento entre los dos mundos. Y su careo mientras Max agoniza y se queda al borde de la muerte sirve para ejemplificar, de forma metafórica, cómo han concebido los hermanos Duffer ese duelo a muerte: en realidad, es el amor que siente Once frente al odio que siente Vecna.

El octavo y noveno capítulo de la cuarta temporada de Stranger Things están marcados por el trabajo en equipo. Y de forma magistral, tras haber desarrollado todos sus capítulos en tres localizaciones distintas, la serie consigue volver a “juntar” a todo el grupo para que luchen por un bien común pese a estar geográficamente muy separados. El epicentro es, cómo no, Hawkins, donde el primer equipo formado por Lucas y Max entran en la casa de Henry para hacer que ella sea el cebo; y desde donde un segundo equipo formado por Eddie y Dustin, y Steve, Nancy y Robin pasan al Mundo del revés para acabar físicamente con Vecna. A cientos de kilómetros, sin posibilidad de llegar a esa gran batalla, Once comprende que podrá ayudar a sus amigos entrando a la mente de Max para luchar contra Vecna, y lo consigue junto a un tercer equipo que forma con Mike, Will, Jonathan y Argyle. Y a miles de kilómetros, aún en Rusia, el cuarto equipo de los “mayores” en el que están Hopper, Joyce y Murray echan una mano acabando con las criaturas del Mundo del revés volviendo a la prisión de la que habían escapado, con el fin de debilitar a la mente colectiva que capitanea Vecna.

Un trabajo en equipo, con tres puntos de acción y cuatro grupos (que pueden contarse como cinco, ya que Eddie y Dustin van por su lado) que a nivel técnico y de guion representan un verdadero logro por parte de los Duffer, que pese a la dispersión logran hilar y coordinar todas las historias para que el espectador comprenda cómo el clímax del capítulo final, cuando Once parece derrotar a la mente de Vecna, ayudada por el “flambeado” físico al que le someten Steve, Nancy y Robin, y por el debilitamiento que sufre porque Hopper, Joyce y Murray queman a sus criaturas, se produce al mismo tiempo.

Ese sentimiento, ese amor que tanto Once como Max repasan en el capítulo para intentar imponerse a la mente de Vecna, es el mensaje que subyace de la trama: el amor gana al odio. Pero como la realidad no es tan bonita, el final no es ideal: Max se salva pero acaba en coma y con las extremidades rotas, Hawkins no cae definitivamente pero sí sufre el plan de Vecna y parece convertirse en un enorme portal al Mundo del Revés, Vecna desaparece sin estar muerto, y por supuesto, Eddie Munson muere. Como un héroe, pero muere.

Eddie Munson, el héroe inesperado

Stranger Things se despide con un último capítulo que deja momentos para el recuerdo de la ficción. El de la muerte de Eddie Munson (Joseph Quinn), convertido en el personaje más querido de la temporada y formando una acertada dupla con Dustin (Gaten Matarazzo), es uno de ellos, como el que minutos antes protagoniza con ese concierto de guitarra eléctrica al ritmo de 'Master of Puppets' de Metallica, del que ha hablado el propio actor para desvelar que él mismo interpretó esa canción a la guitarra junto a Tye Trujillo, hijo de Rob Trujillo, bajista de la banda.

Pero no es el único momento. La misma emoción e impotencia se traslada al ver cómo Vecna hace volar y empieza a destrozar a Max. Sólo Once puede resucitarla, dejando para el recuerdo esa imagen de Lucas sosteniendo su cuerpo, ciego y con los brazos y piernas retorcidos. Sin duda, los dos momentos más difíciles para el espectador de esta cuarta tanda.

Hay otros que se disfrutan más. El más espectacular, el de Once acabando con el helicóptero del ejército que acaba de disparar y matar a Brenner, su “papá” de laboratorio. La serie sabe jugar con el final de un personaje tan oscuro, del que al mismo tiempo siempre ha intentado mostrar lo que él piensa que es bondad hacia los niños, con un último intercambio en el que Once se niega a admitir que comprende cómo ha actuado, y le ve morir sin perdonarle por el daño causado.

Algo que luego repite en su cara a cara con Vecna, usando como baza la muerte del “papá” de ambos para intentar sacar de su locura a Henry/Uno y que detenga sus planes de muerte y destrucción. Como ya hemos dicho, ese enfrentamiento producido en la mente de Max es a su vez el momento más esperado de la temporada y de la serie, y se salda con acierto.

Futuro esperanzador para su temporada 5, la definitiva

Además de por su presente, de lo que ha narrado y mostrado en estos nueve capítulos que permiten comprender toda la serie, la cuarta temporada de Stranger Things deja muy en alto lo que podrá ser la quinta y definitiva tanda de capítulos, con la que llegará a su fin.

El pequeño salto temporal de dos días con el que cierra el capítulo especial tiene la emotividad de reunir a todo el grupo, pero sobre todo sirve para hacer balance de cómo acaban (Once más poderosa y con el poder de “resucitar” a Max, que sigue en coma sin que la propia Once encuentre nada en su mente, todos juntos reconstruyendo la cabaña de Hopper y volviendo a trabajar en equipo), y a soñar con cómo será esa despedida final en la temporada 5. Y se anticipa la guerra total ya no sólo entre Vecna y Once, como ha pasado en esta cuarta, sino directamente entre los dos mundos.

Las distintas fracturas ocasionadas por los portales de Vecna parecen haber convertido a Hawkins en un enorme portal al Mundo del revés. Will vuelve a decir que siente la mente de Vecna dentro de la suya (lo que desencadenó la primera temporada). Y Hawkins se llena de la ceniza en suspensión que caracteriza al Mundo del Revés, mientras una enorme nube negra con su tormenta se cierne sobre el pueblo. Todo parece indicar que Vecna romperá la barrera entre los dos mundos, y empezará a fagocitar el mundo real al modo de destrucción en el que vive en el Mundo del Revés.

Quizás ese enfrentamiento entre Vecna y Once producido en la mente de Max podrá ser en persona, cara a cara, por difuminarse la barrera entre los dos mundos y tras descubrirse los mayores poderes de Once. También será crucial cómo evolucione Max, la única junto a Once que ha sido capaz de controlar su mente al ser atacada por Vecna. Y habrá que esperar qué papel vuelve a jugar Will, ya que en una serie a la que le gusta tanto cerrar los círculos que ella misma abre, es de suponer que ese “presentimiento” heredado de la primera temporada tenga su importancia.

Tras resolver sus principales dudas, la serie se queda preparada para dejarse llevar por la guerra total. Sólo hay que pedir que no haya que esperar otros tres años para el último adiós, aunque este largo parón le haya venido muy bien a Stranger Things.