Casi un año después del estreno en Netflix de The end of the f***ing world, la plataforma apuesta por otra serie británica protagonizada por una pareja de jóvenes que huye en busca de una vida mejor, The innocents.
Sin embargo, en esta ocasión el par de adolescentes no tiene que enfrentarse a un problema de apatía o psicopatía por sus respectivas personalidades, como ocurría en el anterior drama, sino que deben sobreponerse a la condición sobrenatural de un miembro de la relación, que les trastoca los planes y sus vidas soñadas.
The Innocents narra la historia de June (Sorcha Groundsell) y Harry (Percelle ascott), dos adolescentes que deciden huir para llevar la vida que desean juntos, lejos de los problemas de sus respectivas familias. Por el camino, dos hombres intentan secuestrar a la joven, pero consigue escapar. Lo que no sabe es que es a causa de su condición: tiene la habilidad de cambiar su aspecto por el de otra persona.
Ella no es la única que sufre dicho poder, pues su madre, quien desapareció de su vida hace tres años, se encuentra en un centro para tratarse ese “problema”.
La serie está creada por Hania Elkington y Simon Duric, este último conocido por participar en el guion de series del nivel de The Crown y Black Mirror. Por su parte, Farren Blackburn (Daredevil) es el productor ejecutivo.
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Ausencia de elementos innovadores
La ficción no sorprende. Algunos aspectos pueden generar cierto interés y curiosidad, además de que juega con un típico final emocionante en cada capítulo para que dejes que el contador de Netflix llegue a cero y así ver el siguiente. Pero, por lo que respecta a la narración, no es nada novedosa.
Tanto el cine como en la televisión están repletos de historias de parejas adolescentes y, a su vez, también de series fantásticas o sobrenaturales. Y, si juntamos los dos géneros, quizás la que a muchos tenemos como referencia es la saga Crepúsculo.
The innocents podría considerarse un intento más de producción que juega con el amor adolescente y las habilidades suprahumanas que no llega a contar con un elemento distintivo que la haga ser un posible éxito.
De nuevo, esta sinopsis no llama la atención, es una trama que todos hemos visto alguna vez. Sin embargo, consiguen que el espectador empatice y comprenda la decisión de los protagonistas después del primer capítulo, ya que esta no está justificada con “niñatadas” e impulsos que caracterizan las historias de muchas producciones con dicho argumento. Tienen condiciones y responsabilidades poco propias de su edad, y eso les hace abandonar sus hogares por una buena razón.
Por otro lado -que al final es la trama principal- el factor sobrenatural sigue la misma línea que series de la plataforma como Stranger Things o The OA: habilidad especial (en este caso, adoptar el aspecto de otra persona), experimentos o terapias y alguien interesado en beneficiarse con ello.
Esta nueva ficción está destinada a un público adolescente, de la edad de sus protagonistas. Quizás por ello se haya apostado por juntar ambos géneros. Un detalle importante es que la serie es tal y como el espectador ha podido ver en los avances hasta ahora, ya que plasman exactamente el tipo de acontecimientos a los que se enfrentan los personajes principales.
Reparto casi desconocido
Si hablamos del elenco, los actores que lo forman no son significativamente conocidos, a excepción de Guy Pearce, que, de hecho, es con el rostro con el que Netflix intenta “vender” la ficción. El actor interpreta a Halvorson, el doctor que trata a las pacientes con la habilidad de cambiar de aspecto.
Pearce tiene a las espaldas una larga trayectoria cinematográfica y en la pequeña pantalla, y destaca por sus papeles en Memento y LA Confidential, entre otros. Su interpretación como médico misterioso es digna de su carrera, pero tampoco encarna un papel con el que se pueda lucir demasiado.
La serie de la plataforma también está protagonizada por Percelle Ascot (Harry), Sorcha Groundsell (June), el británico Sam Hazeldine (padre de June) y la finlandesa Laura Birn (madre de June), entre otros.
Si la intención era llegar a más público por su elenco, no lo va a conseguir, pues este, en general, no es llamativo. Y, aunque Pearce sea el rostro famoso, no es un icono para la generación a la que va destinada la ficción.
Una historia de amor poco profunda
Romanticismo típico y tradicional, donde ella es la que sufre los cambios y él, aunque le cuesta aceptarlos e incluso el miedo le hace culparla de lo que le ocurre, es la típica figura masculina protectora. Quizás es justo el rol que desempeña Harry lo que le da algo de sentido a que exista romance en la serie.
Según se va avanzando en ella, uno puede llegar a cuestionarse si era realmente necesario una historia de amor para contar el desarrollo de un superpoder algo incontrolable. Puede ser un gancho para una nueva generación que no tiene como referente Crepúsculo, o un intento de símbolo distintivo de la oleada de ficciones fantásticas en los últimos años.
No obstante, las escenas románticas parecen encajadas en los pequeños huecos que dejan los engranajes de la trama sobrenatural. Entre huida, transformaciones y encuentros, apenas importa que los protagonistas sean pareja, y, las escenas en las que recuerdas que estos dos eran novios parecen metidas a presión, un poco forzadas.
A su vez, el lema “el amor lo puede todo” está presente en cada momento, pese a la complejidad de la situación que ninguno de los dos entiende y trastoca su plan de vida feliz en pareja. De hecho, intentando evitar spoilers, la protagonista se deja guiar en exceso por su novio, haciendo incluso que se aleje de la respuesta a su condición sobrehumana.
Lo mejor de la serie
Pero no todo iba a ser negativo. La ficción también cuenta con algún que otro punto a su favor.
Un aspecto muy destacable es que, como la producción está rodada en Inglaterra y en Noruega, el contraste de los paisajes (de la ciudad a la montaña) hace disfrutar más de la historia.
Por otro lado, el personaje de June llama mucho la atención. Como en cada conversión que sufre empieza a interpretarla otro actor, estos tienen que comportarse como la chica de 16 años. Cabe destacar la primera de estas transformaciones, donde el intérprete islandés Johannes Haukur logra recrear a la perfección los gestos de la joven.
Y dejando a un lado los otros rostros, la propia Sorcha consigue plasmar la evolución propia de su personaje. En los primeros cuatro capítulos, la actriz “transforma” totalmente su papel, tal y como la confusión y las adversidades que pasa lo requieren.
También habrá que hablar del título. Y es que la ficción refleja muy bien la inocencia de los personajes, jóvenes adolescentes que han salido de una burbuja. El cambio que viven del pueblo que abandonan, un lugar tranquilo donde todos se conocen, a los rincones más oscuros y peligrosos de Londres enseña la actitud habitual de chicos de esa edad. Y no olvidemos el poder de transformarse, el verdadero protagonista.
En definitiva, es una serie amena más dentro del catálogo de la plataforma. Una historia sencilla, personajes poco complejos y un ritmo aceptable hacen que la producción sea entretenida, y, si te gusta la famosa historia de vampiros y ficciones del estilo, disfrutarás con ella. Quién sabe, quizás se convierten en los nuevos Romeo y Julieta en tiempos de Netflix.