Aitor Albizua ya reparte 'Cifras y letras' en La 2: “Me dio pena por 'El comodín', lo había hecho mío”
Aitor Albizua sigue con su crecimiento acelerado en la pequeña pantalla. El presentador vizcaíno, que llegó a TVE hace menos de dos años procedente de EiTB, se ha convertido en el elegido de la corporación para liderar la nueva etapa de una marca icónica: Cifras y letras. La 2 lanza una nueva adaptación de este formato, icono de los concursos de cultura general que debutara hace 33 años en la misma cadena.
Tras El Comodín, con el que se estrenó en la parrilla de la cadena, y tras integrar el equipo de presentadores del Benidorm Fest, con los resúmenes (labor que volverá a asumir en la inminente tercera edición, ahora con Inés Hernand), Albizua consolida ahora su presencia en la corporación y se convierte en el estandarte del segundo canal en el año recién iniciado. Nada más para un periodista que, reconoce, no tenía estos objetivos tan elevados a corto plazo: “Si hace dos años me preguntas si me hubiese dedicado a la tele, te hubiese dicho que no”.
Con respecto al futuro más inminente, asegura que será fiel al tono que precisa este veterano concurso, máxime en esta versión tan dinámica y energizada, de apenas 30 minutos en el prime time. Es consciente de las comparaciones con la etapa de Elisenda Roca y las asume con deportividad, pero con ánimo constructivo. Ahora bien, espera ir domando el programa y adecuándolo más a su estilo: “Soy de los que piensa que hace falta un poco de gamberrismo y naturalidad”, afirma, algo que consiguió en su anterior esfuerzo en La 1.
“Me dio pena por El comodín porque lo había hecho mío y dado un tono desencorsetado”, confiesa, dentro de la ilusión que le genera el futuro más inmediato. En todo caso, si algo queda claro con su manera de enfocar el nuevo rol, y hasta su comparecencia ante la prensa que le hace estas preguntas, es manifestar la necesidad de “naturalizar”: “Los que salimos en la tele ahora no somos gente superhipermegafamosa, no. Somos gente muy normal. Transmitir esa naturalidad es lo esencial y lo que conecta con la gente”, defiende el que ya es la cara de las noches en La 2.
¿Cómo se ha adaptado el formato a los nuevos tiempos?
Cada uno de los concursantes tienen unas tablets, y en ellas están el software de las letras y el de las cifras. En ese último caso, hay que hacer una operación matemática como si fuera en una calculadora, de tal manera que a los expertos ya les sale directamente la operación y comprueban si es correcta o no. No es una calculadora, pero tiene el aspecto con la suma, la resta, la división y la multiplicación... Luego, a la hora de comprobar, todo lo que han registrado en la tablet va apareciendo en la pantalla, de tal manera que se comprueba una a una la operación, y si es correcta o no. Antiguamente había fichas, papel y boli... Claro, ahora no: se hace todo a través de pantalla, y aparece luego en la pantalla del espectador, de tal manera que se puede ver. Esa es la parte de la digitalización.
¿Viste la primera era de 'Cifras y letras'?
No había visto nunca Cifras y letras. Yo soy del 92. Cifras y letras se emitió del 91 al 96. Al principio sí sabía qué era Cifras y letras, porque luego se emitió en autonómicas, pero en ETB no, y como soy vasco nunca lo había visto. Al principio, dije: '¡Ah, pues bien!'. Vi en RTVE Play algún programa de los antiguos... Pero cuando se anunció y vi la reacción de la gente, dije: 'Hostias'. Yo no había jugado, no sabía qué era “la palabra más larga”, o “la cifra exacta”... Sí sabía sumar y restar [risas], pero no había jugado porque no había tenido la oportunidad, pero cuando salió me di cuenta de que tenía un componente nostálgico y de cariño. Todo el mundo tenía buena opinión.
Antes era después de comer, en la sobremesa, era a la hora de Saber y ganar. Y de hecho había gente que decía: 'Oye, no lo pongáis a la hora de Saber y ganar'. Y yo decía que calma, como decía Mónica [Naranjo] en Benidorm: no seáis ansiosas. Esto va a ir a las 21:30 horas y son complementarios.
¿Siente respeto por ser un programa que esté instalado en la memoria de muchos?
Claro. Lo asumo en el sentido de que es normal que cuando tienes una referencia de un programa y de un estilo, y te lo renuevan y meten de otra manera y otro presentador, por mucho que sonría si no caigo bien... Sí da esa presión, pero al mismo tiempo es un revulsivo. No partimos de cero, sino con buena crítica del formato y hay que cogerlo positivamente. No solo con las comparaciones que habrá, que yo como Aitor, como periodista y presentador, por mucho que lo presente lo entiendo perfectamente, pero hay que tomarlo en positivo. En reenganchar a la gente, y decirles que estamos en 2024: la sociedad de 1990 no es la misma de ahora, ni la tele.
El programa era muy calmado, pero ahora se ha adaptado a los nuevos tiempos, y se ha condensado. ¿Se ha acelerado el ritmo?
Muy rápido. Tened en cuenta que empezamos con presentación, ¡pim pam pum!, dos preguntas con los concursantes, y empezamos a jugar. La primera prueba es la llave: si aciertan una palabra tienen una ventaja en la ronda final. Cinco pruebas de “la palabra más larga”, cinco de “la cifra exacta”, cuatro duelos... Son puntos, puntos, puntos, y pasamos a la ronda final que son tres minutos. Es muy, muy rápido. Yo tengo al director continuamente diciendo: 'Aitor, vamos largos'. Es puro juego.
¿Cómo se refleja eso en la mecánica? Porque al ser solo 30 minutos, ¿irá muy acelerado?
Son doce palabras sobre un mismo tema para llevarse el bote. Por cada una de las palabras que aciertan consiguen dinero, 100 euros, y hay concursantes que ya se han llevado, estando cinco o seis programas, con 6000 euros. Igual en otros programas de La 2 diariamente no se reparte. E incluso de otras cadenas. Quien gana vuelve al día siguiente: es un campeón, que antes no pasaba, y cada día tendrá un nuevo aspirante que intenta quitarle el título. Quien llega a la ronda final puede llevarse el bote. Y vamos ya por unos 50.000 euros.
Ha venido gente de El Comodín y de concursos de todas las cadenas... Incluso del de Roberto Leal
Como presentador de concursos como 'El comodín', ¿el tipo de concursante cambia en 'Cifras y letras'? Al fin y al cabo, es un programa de La 2, y en 'Saber y ganar' el nivel es muy elevado. ¿Se nota eso aquí? ¿Hay un mayor nivel?
Yo creo que sí hay diferencia. La diferencia está en el formato. En El comodín jugábamos con preguntas de cultura general, podían ser de Dua Lipa, Britney, una de Historia o una de ciencia, y aquí son cifras y palabras. Si no tienes mucho vocabulario o no se te da bien el cálculo mental... Se marca la criba, pero aún así me ha sorprendido que han venido desde estudiantes de una universidad de mates, de 20 años, hasta señores de 60 años, y de todo tipo de profesiones. Es verdad que vienen muchos ingenieros y matemáticos porque las cifras se les dan muy bien, pero a veces las letras tampoco se les dan tan bien. La clave está en el completo, pero hay que venir con un mínimo porque si no en las dos rondas te vas. Pero me ha sorprendido el nivelazo.
¿A ti qué se te dan mejor, las cifras o las letras?
Se me dan mejor las letras [risas] Ya solo por la lectura y la tele...
¿Han repetido concursantes de 'El comodín'?
Sí, sí ha venido gente de El Comodín, que ha repetido. Y de otros concursos también, de todas las cadenas... Incluso del de Roberto Leal [risas]. Al final todos nos retroalimentamos. Y ellos además ya sabéis que son, no como una secta dicho con todo el cariño, pero se conocen todos, se mandan los castings... Yo voy conociendo a todo el colectivo de concursantes y es un placer.
¿Te cuentan de este proyecto antes de que se cancele 'El comodín'?
Ya sabéis cómo funciona esto. Muchas veces es justo o injusto. Son muy rápidos los cambios. A mí me dicen que se va a cancelar El comodín, y me entra una tristeza y pena absoluta, pero seguido la cadena me ofrece diferentes posibilidades y opciones. Y la única que sale es Cifras y letras. Sí tenía un seguro pero estaba pendiente, estábamos un poco por saber las decisiones que toma la cadena. Pero a mí prácticamente desde el primer momento, después de saber que El comodín se cancelaba, ya me plantean la posibilidad de presentar Cifras y letras. Yo la decisión no la tomo al momento, dejé que pasara el verano y demás, pero es la opción que me dieron y dije a por todas. Es verdad que hubo un limbo porque no sabíamos si El Comodín volvía, hubo un espacio de paréntesis, y ya para adelante y centrado con mucha ilusión.
'El Comodín' estaba en una hora maldita. Ahora dobla 'El cazador' y aunque suele hacer mejores datos, pero también se nota la dificultad. Y Jordi González duró poco en 'La plaza'. ¿A qué lo achacas?
Supongo que será cosa de la cadena ver cuál es exactamente el motivo de que va después de La Promesa. Es que La Promesa es mucha Promesa: cambio de público, de formato, y la competencia en las otras cadenas, que justo en septiembre cambió con TardeAR y con Sonsoles pisando fuerte, que ahí sigue. Será cosa de la cadena ver qué encaja ahí. Es verdad que sí que hay una diferencia: la exigencia de una tarde de La 1 no es la misma que la de un formato en La 2. Eso no hay que ocultarlo, pero no significa que no le ponga la misma ilusión, las mismas ganas y el empeño en que las cosas salgan bien.
¿Cómo ves la competencia en el access prime time?
Es una hora extraña. Tenemos las segundas partes de los telediarios de las teles generalistas. First Dates ya ha empezado en Cuatro, y El Intermedio en laSexta, y luego empieza a El “Súper” Hormiguero como a menos diez. Ahí está. Lo veo con incertidumbre, pero creo que sí hay hueco para meter un producto amable, didáctico como es Cifras y letras, y que la gente se lo come rapidísimo, en la sobremesa de la cena o antes de verte tu prime time. Creo que puede funcionar. Tengo buenas expectativas. No significa que también sea prudente, humilde y honesto. Ya veremos, pero espero que el feedback sea positivo.
Mi manera de presentar, o lo que intento, es naturalizar. Quitar solemnidad y ser yo mismo.
¿Cómo te tomas pasar de La 1 a La 2? Tiene menos audiencia, pero es La 2.
Me lo tomo que sigo teniendo trabajo para pagar mi alquiler. Hace dos años, si me llegas a preguntar si me hubiese dedicado a la tele, te hubiese dicho que no. No es algo que haya buscado, ha surgido de la nada. Yo estaba en la radio, en la madrugada, y me llamaron para ir a ETB; de ETB, para venir a La 1. Una vez que empiezas a presentar en autonómicas, la gente se fija en ti. En El comodín buscaban a alguien que tuviese un concurso en activo para que la gente lo relacionara con los concursos. Fue pura casualidad de tiempos, fue estar en el momento adecuado y con las personas adecuadas. Me lo tomo como que sigo teniendo trabajo y que esta casa sigue contando conmigo para ponerme al frente de un proyecto. Que no es cualquier proyecto. Y no es cualquier proyecto: Es Cifras y letras. Al principio me dio pena por El comodín porque creo que lo había hecho mío, le había dado un tono más desencorsetado, por el rollo con los concursantes, por reírme de mí mismo... Era básico para que funcionase ese tono. Me encantaba y me lo pasaba muy bien mamarracheando.
'Cifras y letras' pide otro tono...
Claro, tiene otro tono. No me vas a ver perrear, qué pena [risas] Pero ¡ojalá! Me encantaría hacer versiones, con drag... ¿Os acordáis del mítico El rival más débil? Esos momentos que no solo dan para memes sino para hacer fucking historia de la tele... Ojalá poco a poco nos vayamos desencorsetando. El formato requiere lo que requiere, que es orden y repartir juego, y ya está. Pero creo que mi manera de presentar, o lo que intento, es naturalizar. Quitar solemnidad y ser yo mismo. Un chaval de 32 años presentando un programa. No voy a intentar hacer algo que no soy.
Eso es lo que seguirás haciendo en el Benidorm Fest...
¡Hombre! Con muchas ganas. Además, mira, la oportunidad que me dan de combinarlo con estas cosas: hacer Cifras y letras y enseñar otra faceta completamente diferente mía más mamarracha, que corresponde más con mi día a día. Porque ya seguía Eurovisión, y eso mola, y me siento un privilegiado por poder combinar una ensalada con muchas cosas.
¿Cómo afrontas trabajar con Inés?
Inés es una fucking diva, una referente no solo a nivel de comunicación sino en la vida. Y de seguir a Inés a de repente trabajar con ella... Pues ya está. Me subiré a su ola, a su huracán, intentaré no quedar muy abajo con los looks de Inés, porque se lo curra mucho y tiene una estética muy marcada, y así tiene que ser.
¿Qué opinas de las candidaturas al Benidorm Fest? ¿Tienes alguna favorita?
Creo que es poco predecible. Me encanta Zorra, me incluyo en el leitmotiv y la identidad de la canción, pero me encanta el bolero [Dos extraños] también... Me parece, como se suele decir y está muy manido, pero es muy eurovisiva Here to Stay... Es una edición que me recuerda mucho a la primera: igual no es tan evidente, como el año pasado cuando pasaron las semifinales, tras las que había un Team Agoney y un Team Blanca Paloma. Estaba entre una y otro. Este año, va a haber mucha más competencia, y eso la de un poco más de emoción. No puedo decirte una superfavorita.
¿Tenéis las líneas de cómo va a ser el formato este año?
No, creo que seguirá un poco la misma dinámica del año pasado, sobre todo porque reflexionaron con respecto al año pasado y pensarán que con el Post nos vale. Será testar esas primeras sensaciones con los concursantes que pasen a la final. Que en ese momento la mayoría, que se lo curran muchísimos, están un poco shockeados, no saben lo que acaban de hacer, no se han visto. Tener ese primer visionado de los primeros segundos de su actuación, tener un mensaje de la familia, o que te cuenten un par de curiosidades de cómo se han sentido, o incluso si están tristes y cabreados, que lo puedan decir. Y que pueda venir gente del jurado... Y periodistas. Todavía no está planteado, así que puerta abierta.
Los que salimos en la tele ahora no somos gente superhipermegafamosa, somos gente muy normal
¿Tenéis claro cómo van a ser vuestros roles?
No lo hemos hablado, pero me imagino que seguiré a Inés [risas]. Nos los pasaremos bien, pero por ejemplo el año pasado prácticamente tampoco teníamos guion. Con Miki [Núñez] fue un placer, y lo hace estupendamente, y con Inés creo que va a ser así: va a ser una charla de cuatro o cinco amigas, pero en vez de con copas en casa de los amigos, pues en La 1 y con esa libertad que te da estar emitiendo a partir de las doce y media de la noche. Es transmitirlo para los cafeteros del Benidorm Fest y para la gente que colee. Una buena comentada pasándolo bien.
¿Crees que dará más de sí Inés en el Post que en las galas?
Inés da de sí siempre, siempre. Ojalá que lo disfrutemos. Es la primera vez que trabajo con ella y espero que sí. Creo que vamos a hacer un muy buen tándem. Soy de los que piensa que hace falta un poco de gamberrismo y naturalidad. La gente que ve la tele desde casa dice: '¡Guau!'. Tú cuando estás en un plató y conoces a gente que trabaja en la tele, hay que desmitificarlo todo. La gente que salimos en la tele ahora no somos gente superhipermegafamosa, no. Somos gente muy normal. Vivo en un piso de Tirso de Molina normal, como en el que vivía antes. Transmitir esa naturalidad es lo esencial y lo que conecta con la gente. No veo a una persona superimpostada, sino naturalidad con los que nos están viendo. Entonces... Lo que salga.
¿Siente uno más presión en una cadena pública por lo que representa?
Sí, probablemente. No tanto por el gamberrismo sino por ser consciente de que es dinero público. Soy férreo defensor de las teles públicas, nacionales y autonómicas, y probablemente sí es verdad que hay que tener esa conciencia de donde estar. Pero no voy a decir otras cosas que no dijese en la madrugada de la Cadena Ser. No me limita, no estoy pensando continuamente si esto no. Una vez pillas el tono, saber dónde te puedes mover y tirar para adelante, e intentar no meter la pata. Es lo que quiero. Que termine, que todo salga bien, y estar tranquilito.