Amar es para siempre, la serie que ha ocupado las tardes de Antena 3 durante los últimos 11 años, se despedirá de la audiencia este miércoles 6 de marzo. Lo hará con un capítulo especial que se emitirá en prime time, después de El Hormiguero; lo hará, por lo tanto, fuera de su horario habitual. “Va a ser un final por todo lo alto y con una sorpresa que todavía no se sabe”, avanza Manu Baqueiro, el actor que ha interpretado a Marcelino a lo largo de todo este tiempo.
Él y su compañera Itziar Miranda (Manolita en la ficción) ya saben cómo acaba la serie, pero al ser preguntados por verTele prefieren guardar el secreto. Lo saben porque el rodaje acabó en octubre, así que tiempo han tenido para asimilar que lo de Amar no era para siempre, aunque duró unos cuantos años. No hay heridas a la vista, era el momento de terminar: “A este tipo de series que hacen historia hay que cuidarlas y acabarlas a tiempo”, defiende la intérprete zaragozana
Para entender la magnitud de este acontecimiento televisivo no se puede obviar que el larguísimo serial que produce Diagonal ha tenido dos etapas. La primera se desarrolló en TVE entre 2005 y 2012 bajo el nombre de Amar en tiempos revueltos; después se mudó a la competencia con un título parecido y la esencia intacta. Casi dos décadas más tarde, con 4.500 capítulos a las espaldas, los carismáticos personajes se despiden del público con la sensación de haber cumplido: “Ha sido terapéutica, ha hecho felices a muchas familias y nos ha hecho felices a nosotros”, destacan sus protagonistas.
Ahora se abre para ellos un escenario lleno de posibilidades. Podrán retomar unos cuantos proyectos que dejaron aparcados porque las “exigencias” de Amar les tuvieron demasiado ocupados. Miranda va a estrenar dos películas (Tierra baja y Cariñena) y presentará un programa en la televisión de su tierra (Aragón TV) llamado Tenía que ser de aquí. Baqueiro, por su parte, tiene entre manos el rodaje de la serie ¿A qué estás esperando? (Atresplayer) y sigue de gira con la obra de teatro Una semana nada más.
Antena 3 intentará cubrir la ausencia de Amar es para siempre con Sueños de libertad, otro serial recién estrenado que viene a competir contra las telenovelas que emite TVE. Miranda y Baqueiro no se lo toman como un duelo entre producciones, sino más bien al contrario, dice el actor: “Estoy muy feliz de que les vaya bien a La Promesa, a La Moderna y, sobre todo, a las series de Antena 3. Al fin y al cabo, nos darán de comer a todos de nuevo antes o después”. El intérprete madrileño tiene bastante claro cómo funciona el sector audiovisual.
Desde que acabasteis el rodaje en octubre, ¿ha cicatrizado la herida por el final de la serie?
Itziar Miranda: Tampoco es que hubiera una herida. Durante estos meses ha habido algo tan hermoso con el público y con vosotros [los periodistas], que nos habéis acompañado mucho, que nos hemos sentido muy queridos. Además, la serie está acabando con unas audiencias impresionantes. No había herida, ha sido un ciclo de casi 20 años y algún día tenía que acabar. Las cosas no son infinitas. Y creo que ha sido inteligente acabarla en un momento tan bueno y bonito para la serie. A este tipo de series que hacen historia hay que cuidarlas y acabarlas a tiempo, como cuando te vas a tiempo de una fiesta y te queda un recuerdo buenísimo. Nosotros nos hemos ido a tiempo de la fiesta y nos la hemos gozado.
Manu Baqueiro: No hay herida sino despedida y, encima, hemos tenido la suerte de que sea una despedida muy bonita, con mucho cariño y un final esplendoroso con toda la familia reunida. Eso es un regalo. Y si te vas siendo líder de audiencia junto a Sueños de libertad, eso es un éxito.
Itziar Miranda: Teníamos muchos proyectos que nos estaban esperando, que habíamos dejado aparcados porque Amar era muy exigente. Estamos muy contentos con todos los proyectos que vienen y vendrán. No podemos sentirnos más felices. Y, encima, dejamos al equipo en una gran serie [por Sueños de libertad].
Os habréis sentido liberados, en el buen sentido de la palabra, después de llevar a cabo un trabajo tan constante
I.M.: Lo que más notamos es que no tenemos que estudiar tanto (...) Desde la productora nos ayudaron mucho a hacer la transición, no podemos más que estar agradecidos en ese sentido.
M.B.: He tomado conciencia del ritmo tremendo de Amar cuando he acabado Amar. Cuando estás dentro, das por hecho que eso es el trabajo: trabajar a saco, disfrutarlo muchísimo y que es así. Luego ves que se trabaja mucho y que en otros sitios se va con un ritmo que no es el de una serie diaria. (...) Ahora me levanto a las ocho de la mañana un día y me siento culpable porque antes me levantaba a las seis.
I.M.: Nos levantábamos muy temprano, como tarde a las 05:30 porque nos recogían pronto. Ahora me puedo ir a correr a las 07:30 y a las 08:00 estoy en casa tan a gusto. Es un placer, la verdad, pero nos gusta el ritmo diario; si no, no hubiéramos hecho tantos años de Amar.
"Teníamos muchos proyectos que nos estaban esperando, que habíamos dejado aparcados porque 'Amar' era muy exigente
Más allá del puro entretenimiento, ¿para qué ha servido 'Amar es para siempre'? ¿Qué valores nos deja la serie?
I.M.: Amar ha acompañado muchas soledades y ha unido a muchísimas familias. Ha contado la historia de un país que, hace 20 años, no se había contado. Afortunadamente, ahora hay muy buenas series, películas y novelas que la han contado, pero en ese momento nunca se había contado así. Hemos contado la historia de nuestros abuelos y padres con personajes que han sido el símbolo de la gente que vivió la posguerra, que nos dejó un legado tan importante. Ha sido muy bonito darnos cuenta de que estábamos contando las historias de mucha gente. En el Festival de Luchon de Francia nos encontramos con españoles que nos dijeron que habían tenido que cruzar la frontera y que habían vivido la historia de Andrea y Antonio o la de Manolita y Marcelino. Mucha gente nos decía: 'Mi madre tiene alzhéimer y sólo se conecta con la vida cuando ve Amar porque le recuerda su pasado'. Ha sido terapéutica: ha acompañado, ha unido, ha hecho felices a muchas familias y nos ha hecho felices a nosotros.
M.B.: Antes de la pandemia visité varias residencias de ancianos porque me habían escrito diciendo que allí se paralizaba el tiempo cuando empezaba Amar. Aparecí en varias, cuando se estaba emitiendo la serie, y casi les da un parraque. Hemos sido compañía de mucha gente y hemos hecho que entre ellos se acompañen mucho. Se creaba una especie de inercia por la que cada vez más miembros de una familia se juntaban a ver la serie.
¿Cómo os quedasteis cuando descubristeis los guiones del final de la serie?
M.B.: Yo creo que superaron nuestras expectativas. Teníamos alguna idea y lo soñábamos, pero lo de la boda no nos lo esperábamos y ha sido superbonito. El reencuentro de la familia nos lo imaginábamos, pero cuando estábamos allí [en el plató] también se produjo un reencuentro de compañeros. Eso nos hizo recordar lo vivido, fue mucho más emocionante y había una complicidad brutal. Eso fue mucho mejor de lo que lo hubiéramos soñado.
¿Qué os parece la decisión de Antena 3 de emitir el capítulo en prime time y no en su horario habitual de sobremesa?
M.B.: La cadena habrá pensado en una despedida por todo lo alto. Para nosotros, si la cadena lo ve así, seguro que es estupendo. Ya lo hicieron con Sueños de libertad y les salió muy bien la jugada. En cualquier caso, a nosotros lo que nos importa es que nos pueda ver la gente que nos ha visto a mediodía, que son nuestros seguidores fieles. Si, además, se suma otro público que a las cuatro de la tarde no podía verla, mejor que mejor. Va a ser un final por todo lo alto con una sorpresa que todavía no se sabe y que justifica esa decisión y ese horario, así que bienvenido sea.
I.M.: En los últimos tiempos, mucha gente se descarga la serie por la noche [en Atresplayer] porque no puede verla por la tarde. Yo creo que Antena 3 ha hecho esto pensando en todo el público de Amar, no sólo en el que nos ve en abierto. Todos van a poder ver en exclusiva a las 22:45 un capítulo que no se ha visto antes.
Podría decirse que 'Amar es para siempre' comenzó en TVE con 'Amar en tiempo revueltos'. Hay un vínculo inevitable. Ahora hay en la cadena pública dos series con las que habéis mantenido un pulso importante: 'La Moderna' y 'La Promesa'. ¿Qué veis cuando miráis a la competencia?
I.M.: ¡Trabajo! [ríe]. Veo a un montón de actores y técnicos trabajando sin parar y dando de comer a muchísimas familias. Larga vida a las series diarias estén donde estén. Para nosotros es un lujo.
M.B.: Entiendo que es más bien un 'pulso' entre cadenas por la competencia. Nosotros, por supuesto, queremos hacer buena audiencia porque es nuestra serie, pero nunca queremos atropellar ni pisar a nadie, al menos en mi caso y el de Itziar. Estoy convencido de que puede haber espacio para que TVE esté contenta con sus series, y Antena 3 esté contenta con nosotros, con Sueños de libertad y con lo que venga. Creo que hay espacio para todos. Lo que me alegra es que estas series diarias, en un sitio u otro, reflejan el buen estado de salud de este tipo de ficción que condiciona la parrilla de la tarde, que es muy importante para las cadenas de televisión porque tiene un público muy fiel a diario, no sólo una noche. Estoy muy feliz de que les vaya bien a La Promesa, a La Moderna y, sobre todo, de que les vaya muy bien a las series de Antena 3. Al fin y al cabo, nos darán de comer a todos de nuevo antes o después.
I.M.: El otro día salió un estudio que dice que las series más vistas en streaming son las series diarias. Hay mucha gente que ve Amar, La Promesa, La Moderna y Sueños de libertad. Eso es una gran noticia para los actores de este país.