La ciudad de Málaga acogió en febrero el rodaje de Urban. La vida es nuestra, nueva serie original de Mediaset España. La ficción, producida en colaboración con Alea Media, se estrenará próximamente en Amazon Prime Video antes de dar el salto a uno de los canales del grupo. Hasta entonces, el proyecto sigue cogiendo forma a ritmo de música urbana, uno de los ingredientes originales de la propuesta.
Compuesta por seis de episodios de 50 minutos de duración y basada en una idea original de Jota Aceytuno, Urban. La vida es nuestra, es un drama new-adult que narra la historia de Lola (María Pedraza) y Yanet (Asia Ortega), dos jóvenes mujeres completamente opuestas en apariencia, pero que unidas por el destino, emprenden un viaje a Málaga para huir de un presente insatisfactorio y un futuro totalmente incierto. Allí se encuentran con Patrick (Bernardo Flores), un joven que está a punto de salir del barrio para triunfar en la música urbana. A partir de aquí, los tres protagonistas se ven inmersos en un triángulo de amor, conflictos y noches sin fin donde el ego, la rivalidad y las cuentas pendientes marcarán su nueva vida, en la que tendrán que decidir qué están dispuestos a hacer para alcanzar sus objetivos.
“Lo que les pasa a nuestros personajes es lo que le puede pasar a cualquier persona en la vida”, afirma Asia Ortega durante su encuentro con verTele y otros medios en tierras malagueñas, epicentro de su nuevo trabajo. La actriz, a la que este mismo mes veremos retoman su papel de Sara en la versión televisiva de Hasta el cielo, y ya en abril al frente de la temporada final de El Internado: Las Cumbres, interpreta aquí a la mencionada Yanet. “Una chica con un carácter muy fuerte, que ha vivido una partición de personalidad”, dice sobre personaje, uno de los pilares de esta propuesta donde los sueños y las grandes aspiraciones comparten espacio con los fracasos y los golpes de realidad.
“El 'no' más grande que me he llevado he sido yo porque la exigencia te puede jugar una mala pasada”, comenta la intérprete sobre su propia carrera, que le ha llevado a aprender no pocas lecciones. Entre ellas, que “la empatía es una de las piedras filosofales de mi profesión”. Un aprendizaje que tiene grabada a fuego la catalana, para quien “trabajar en la cultura es difícil, a veces, porque pones tanto de ti que te sientes expuesta y vulnerable”.
El título de la serie, 'La vida es nuestra', parece apelar a la necesidad de los jóvenes de no dejarse nada en el tintero. ¿Habéis sentido algo así también al grabarla?
Sí, he tenido esa sensación a la hora de grabar la serie, y durante mi adolescencia y la mayor parte de mi vida. Es real: la vida es nuestra porque siempre hay elementos externos que nos van bloqueando y lo que les pasa a nuestros personajes es lo que le puede pasar a cualquier persona en la vida. Es tratar de llegar a cumplir un sueño, y todas las dificultades que van apareciendo: la frustración, la competencia, los aspectos emocionales que también te afectan y se reflejan a nivel profesional... Básicamente, esperamos que la vida sea nuestra y que la de nuestros personajes también.
Da la impresión de que tu personaje te pega mucho y que estás disfrutando...
Estoy disfrutando un montón. A priori se presentó Yanet como una chica que canta pop. A mí me llegó el casting y dije: 'A ver, yo voy a hacer lo que pueda, pero pop...'. El pop y yo no nos entendemos mucho, básicamente a la hora de ejecutarlo. Me dijeron: 'Asia, cariño, prepárate lo que te dé la gana, ve para allá y preséntate'. Me preparé un tema de Rosalía, Catalina, muy acústico, muy bonito con unas modulaciones vocales curiosas que se asemejan al rollo que puedo llevar.
Siempre me he decantado por el flamenco, por la música urbana y latina, entre otras cosas. Pero, claro, con el pop me encontraba en un terreno desconocido. Gracias al casting que hice empezó a variar un poquito el personaje y se llegó a generar la Yanet que conocemos ahora: es una chica malagueña con influencias del sur, andaluza, del flamenco... Qué mejor que una malagueta que aunque haya viajado a Madrid sigue teniendo raíces flamencas. Todo ello mezclado con esos tintes urbanos que tiene la serie y casi toda la música que se va escuchando.
¿Cómo definirías a Yanet?
Yanet es una chica con un carácter muy fuerte, que ha vivido una partición de personalidad. Se vio envuelta en este mundo en el que para vivir del arte tienes que luchar mucho, enfrentarte a temporales, y decide viajar a Madrid a probar suerte. No le dice nada a nadie y se va durante siete años a Madrid, dejando a su pareja del momento, su madre y su hermano por luchar por su sueño. Tiene un carácter fuerte, mucha fragilidad a la vez, porque ha vivido una vida muy solitaria. Uno de sus iconos emocionales o personales es el orgullo. Es muy orgullosa, la veo como una leona. Yanet se cambió el nombre: se llamaba María, se creía una diva como Beyoncé y pensó que quién mejor para venirse arriba. El orgullo y la fragilidad es lo que más nos va hablando del carácter de ella.
¿Cómo has trabajado el tema del acento?
Lo he limado un poquito. Me he apoyado como muleta en que lleva siete años en Madrid, pero he dejado algún deje. Al principio de la serie ha estado más neutro el acento, y poco a poco he ido metiendo algún dejecillo, pero poca cosa. Sobre todo cuando se junta con los personajes de Tania y Rubén, que son el aire de la serie, los cascabeles que hacen brillar tanto a los personajes como a la serie, ya que tiene momentos duros sobre la gestión emocional y la lucha por el sueño. Algún pespunte le hemos dado a Yanet para honrar a Málaga.
Prueba suerte en castings y demás. Ya por eso es en lo que más puede conectar una actriz. ¿Te ha recordado a cuando tú empezabas? ¿Cómo es esa conexión en esa parte del personaje con tu carrera?
Se conecta exactamente igual. Seamos periodistas, actrices o artistas de cualquier tipo, todos nos podemos haber visto envueltos en ese afán de encontrar y de que nos entiendan, de encontrar el papel o el lugar que queremos. No solo como actriz sino también como bailaora, que es mi otra gran pasión, me he encontrado con esto. Es algo que se ve en el día a día. La mayoría de mis amigos, si no cantan, bailan o son músicos. Es una vida dura en la que sobre todo hay muchos noes.
Creo que me parezco a Yanet en el punto de que nada me va a frenar. Tengo mucha paciencia porque quiero llegar a todo lo que pueda dar de mí, sin perder mi esencia, y me sentí muy identificada con Yanet. Y como me jacto de tener empatía, aunque en algunos aspectos no me pueda parecer a ella, viendo a mis compañeros y compañeras de vida todos hemos sentido eso alguna vez de querer llegar a nuestro objetivo profesional.
Ha sido un rodaje muy rápido. ¿Cómo lo has vivido a título personal? ¿Ha habido muchas diferencias con 'El Internado: Las Cumbres', por ejemplo?
Estamos hablando de dos rodajes de trinchera. En El Internado hubo un jari importante. Todos queremos dar lo mejor de sí, las plataformas han dado un espacio de creación muy amplio y está muy bien porque se está produciendo mucho en España. Se está dando oportunidades a caras nuevas, lo que me parece una maravilla porque estamos en un oficio con un 98% de paro, y está muy bien que haya producción. Pero, por otra parte, me gustaría alzar la voz a la crítica con todos mis respetos.
Sé que hay cierto dinero y tiempo en que se puede producir... Pero, claro, te ponen dos meses y medio o tres meses para hacer una producción. Todos queremos dar lo mejor de nosotros, desde el director de fotografía a un sonidista y hasta una actriz, como es mi caso, y aunque vayamos apretados queremos que salga bien. Acaba saliendo, pero no hay que olvidar que estamos haciendo un trabajo creativo. Tendría que tener un espacio de cúpula, un útero de creación cuidado en el que el tiempo sea tan importante como la proyección o la promoción que se quiera dar. Ha sido frenético. Y sí, al final lo acabamos sacando, pero invito a las grandes esferas a que nos den un poco más de tiempo. La cultura es lo que refleja el mundo que estamos viviendo y dar luz a eso es muy importante.
El 'no' más grande que me he llevado me lo he dado yo porque la exigencia te puede jugar una mala pasada
El audiovisual mira un poco más al sur. ¿Qué te parece haber rodado en Málaga y no en Madrid o Barcelona, que es donde se rueda habitualmente?
Me parece perfecto, primero porque el sur es calidad de vida. Eso es lo primordial. Además, a mí el sur me encanta, me gusta mucho y tiene una luz muy especial. Se habla del color especial de Sevilla pero todas las capitales de Andalucía lo pueden tener. Además, el equipo es muy bonico, la gente es muy amable y dicharachera y se genera un ambiente de trabajo muy cómodo. Y hay muy buenos profesionales. No sé por qué dicen que los andaluces son vagos porque eso no lo he visto. Y hay parajes preciosos aún por explorar en el sur, y mucha historia también. Siempre se habla mucho de Madrid y Barcelona como capitales de grandes momentos históricos, pero Andalucía ha levantado muchas partes de este país, porque ha sido cuna de migración. La familia de mi madre es andaluza. A mí me toca en lo personal. Se puede hablar desde el costumbrismo hasta los reinos andalusíes, hay maravillas para hablar de ello.
Hablando del fracaso y el éxito, ¿te has llevado algún 'No' en la vida que te quitara las ganas de seguir adelante?
El 'no' más grande que me he llevado me lo he dado yo porque la exigencia te puede jugar una mala pasada. Y, sobre todo, en el mundo del pluriempleo tienes que empezar a bajar las exigencias. Hay momentos vitales en los que uno puede dar más o menos. Cada casting me ha dado una visión de lo que podría haber hecho mejor, y un toque de realidad y humildad que todos necesitamos. No siempre depende de ti un 'no' o un 'sí'. A veces estás en el momento y en el lugar indicado, a veces tienes un día brillante y a veces tienes un día de perros.
A veces tienes un día absolutamente catastrófico pero eso te hace conectar contigo misma y puedes dar algo que, dentro de tu exigencia, y de que te crees que puedes darlo todo, no das. Como se dice en nuestra profesión: menos es más. Y al final aprendes. Estar en tu centro es el poder más grande que tenemos. Me ayuda mucho recordar que soy humana, mirar a la cara a la gente y compartir lo que nos puede pasar. La empatía es una de las piedras filosofales de mi profesión.
Estás viviendo un momento muy dulce. ¿Cómo haces para mantener los pies en la tierra?
Para mantener los pies en la tierra, mucha meditación, mucho chi kung, ver a mi gente, venir a nadar con mi perro... No estamos operando a corazón abierto. Trabajar en la cultura es difícil a veces porque pones tanto de ti que te sientes expuesta y vulnerable. Si eres coherente contigo misma, va a salir bien. Y si no sale bien, igual es que no hay que estar ahí.
Si hay posibilidad de que las canciones originales de la serie salgan a plataformas como Spotify, ¿cómo te tomas eso de que la gente vaya a escuchar tu música?
Víctor Elías, Jaime Vaquero y Richi han hecho un trabajo brutal. Creo que hacer la música original de cualquier producción es un gran reto. Lo han hecho muy bien porque han cogido el carácter de cada personaje y enlazarlo. El trabajo con ellos ha sido potente porque, a priori, un compositor te da algo, pero es como un guion, está plano, y tú tienes que levantarlo. Yo he puesto bastante de mí. El gusanillo del cante siempre lo he tenido ahí. Tengo algo escrito, soy muy letrista. Me gusta escribir poemas, leer y escribir en todos los campos que pueda. Me parecen palabras mayores decir que en algún momento pudiera ser cantante, pero, desde la humildad y con todo el cariño del mundo, me gustaría alzar la voz y compartir con el mundo lo que canto mientras hago un puchero.
Trabajar en la cultura es difícil a veces porque pones tanto de ti que te sientes expuesta y vulnerable. Si eres coherente contigo misma, va a salir bien
¿Cómo se ha configurado el estilo de Yanet?
Era un personaje bastante marcado. Cuando voy a un casting pienso que ya me han cogido, que tengo un trabajo para ese día. Entonces, me maquillé y dije: 'Esta es mi Yanet'. Cogí referencias de la película Showgirls porque Yanet, como Nomi, tiene ese rollo de 'yo estoy aquí'. Ese pelo rubio, esas uñas... Fuerte, muy colorida y con mucho rosa. Quería que tuviera el estilo de ahora. El toque urbano lo tenían bastante pensado, pero yo le he puesto mi rollo. Con eso, tú te ves en el espejo y se te pone la mirada de Yanet.
¿Has descubierto la Málaga de los barrios?
No me gusta ir a un sitio y sentirme turista. Sentirme guiri es algo que no soporto. He descubierto una Málaga auténtica y diferente. Ha sido un enlace mental con la Barcelona que yo conozco. Me muevo mucho en el mundo autogestionado y me gustan los eventos culturales que generan las mismas personas del barrio. Hacer hincapié en un lugar autogestionado donde el barrio toma las calles y una infraestructura como la antigua cárcel de mujeres, darle ese protagonismo a los grafitis... todo eso da un rollo muy real, urbano y revolucionario. Estando aquí me fui un día a La Casa invisible [Centro social y cultural de gestión ciudadana]. Hay que luchar para que estos sitios sigan en pie porque dan independencia y poder al pueblo. Generan un lugar en el que todo el mundo es bienvenido.