Belén Rueda cuenta los días para estrenar Eva & Nicole, su nueva serie para Atresmedia. La ficción, que verá la luz el domingo 2 de junio en Atresplayer (más adelante se podrá ver en el prime time de Antena 3), es la primera que la actriz hace para el grupo de comunicación desde La embajada, allá por 2016. Sin embargo, esto no quiere decir que la madrileña haya dejado de trabajar en todo este tiempo. Más bien todo lo contrario, pues Belén Rueda es, desde ya hace muchos años, una de las intérpretes más solicitadas en nuestra industria audiovisual.
Su estatus actual no tiene que ver con el de hace 30 años, cuando dejó una prometedora carrera como presentadora en la década de los 90 (VIP Noche, Telecupón, La ruleta de la fortuna...) para convertirse en actriz. “No sabéis lo que me costó poner 'actriz' en el carnet de identidad”, recuerda sobre sus inicios en este encuentro con verTele y otros medios.
Su primer gran papel fue el de Clara Nadal, que primero interpretó brevemente en Médico de familia y después durante más de 100 capítulos en Periodistas. Eso sí, al principio no lo tuvo fácil, pues tuvo que demostrar que era algo más que 'la mujer de' Daniel Écija, creador de ambas series y también de Los Serrano y Eva & Nicole. “Me costó que hubiera credibilidad”, reconoce a la vez que pone en valor lo mucho que aprendió haciendo series de televisión: “Parece que solo era actriz cuando hice Mar adentro, pero si mi primer trabajo hubiese sido Mar adentro no hubiera salido igual que tras haber hecho tantos capítulos de Periodistas, Los Serrano y demás”, explica poniendo como referente la película por la que ganó el Goya a Mejor actriz.
Ahora, la intérprete suma tres décadas de carrera interpretativa entre el cine, el teatro y la televisión. Un largo recorrido en el que ha visto evolucionar la industria española hacia una mayor igualdad entre hombres y mujeres, aunque cree que las mujeres aún lo siguen teniendo más difícil: “Cuesta más llegar a nivel de credibilidad y a nivel económico. ¿Por qué, si tú eres hombre y yo soy mujer? O por qué si yo tengo 50 y tú 60, tú puedes hacer más cosas que yo. Esto todavía sigue existiendo”.
Por eso celebra que Eva & Nicole gire en torno a dos mujeres poderosas. Por un lado, su personaje, Nicole, la reina de la noche marbellí de los años 80. Y por el otro, Eva (Hiba Abouk), una antigua empleada suya, que regresa años después a su vida con ganas de venganza. “Si dos mujeres quieren lo mismo, no sacan los puños y dicen quién la tiene más grande, que es un poco la cosa de los hombres”, reivindica Belén Rueda.
¿Qué fue lo que más te llamó la atención cuando te llegó el proyecto?
Se juntaban varias cosas. Dani [Écija, creador de Eva & Nicole] me dijo que tenía la intención de hacer una serie sobre la Marbella de los 80, con una empresaria y tal. Me pareció muy interesante su planteamiento por la época que era y porque todos tenemos en la cabeza que Marbella es una zona con un turismo muy especial, pero es que en aquellos años era más especial todavía. Está muy bien contar una historia muy personal y muy íntima con todo este entorno. Puede dar mucho juego, y no solo por el lujo, sino también por toda la acción que hay, que es muy interesante cuando haces ficción.
Además, me gustaba mucho en el momento de vida que estaba Nicole. Yo definiría a Nicole como controladora. Solo podía llegar hasta donde ha llegado controlándolo todo. Pero en el momento en el que está y con la edad que tiene piensa que lo tiene todo controlado, así que ese descontrol que de repente sufre me parece fascinante. Es mentira que alguien pueda controlarlo todo. Pensad en lo que ha pasado en la pandemia, que nos ocurrió a todos a la vez. Lo que pasa es que las tormentas de Eva & Nicole son individuales de cada personaje. Se cae una cosa y el resto también se cae. Me parece muy interesante.
¿Cómo reacciona Nicole cuando pierde ese control?
Me gusta mucho el personaje de Nicole porque tiene soluciones para todo. Algunas son muy marcianas, pero creo que la creatividad, incluso a la hora de solucionar problemas, es primordial para llegar a donde ha llegado ella. De lo contrario, o no sorprendes o no escalas tan rápido. Ella está acostumbrada a solucionar cualquier cosa muy rápido, se ve desde el primer capítulo.
Casi todos los políticos eran hombres y Nicole tiene que negociar con ellos y hacerse respetar. Ahora todavía pasa
¿Soluciona las cosas a cualquier precio?
Con la edad que ella tiene, lo que hace es reflexionar si merece la pena. Como empresaria de aquella época era la locura, porque era casi imposible que te respetasen a nivel político, pues casi todos los políticos eran hombres y Nicole tiene que negociar con ellos y hacerse respetar. Ahora todavía pasa, pero no al nivel que pasaba en los 70 y los 80. Y encima, manteniendo su propia personalidad: guapa, bien vestida y rubia. Piensas que va a ser idiota, pero no, ahí estaba ella.
Pero, por otro lado, como le dedicaba tanto tiempo a esto, resta ese tiempo para su familia, para su hijo. En aquella época era muy común entre las familias económicamente fuertes mandar a los hijos a un internado, una cosa que a mí me parece un horror y un castigo. De hecho, la relación que existe en la serie entre mi hijo [Oliver, interpretado por Oliver Ruano] y yo es maravillosa porque pienso que le he dado todo, y así ha sido a nivel de educación, pero él me demanda y lo que me hace entender es que no ha estado conmigo, que es lo que él quería.
Es maravilloso saber a lo que tienes que renunciar para estar donde estás a nivel laboral y si merece la pena o no renunciar a eso. A lo largo de la serie lo vamos viendo. De hecho, Nicole ya tiene una edad, pero Eva, aunque viene con sed de venganza, hace en menos años ese recorrido que Nicole ha hecho durante tantos años.
¿Qué diferencia hay en la rivalidad entre dos mujeres y la que pueden tener dos hombres?
[Piensa] Qué barbaridad [ríe]. Me gusta que me hagas esta pregunta. Inicialmente creo que no hay ninguna diferencia si hay un foco que tú quieres conseguir y el foco de las dos personas es el mismo. Pero la diferencia es que si la rivalidad es entre un hombre y una mujer, la mujer tiene que demostrar mucho más que el hombre para llegar al mismo sitio. Y por desgracia, aunque hemos avanzado mucho, todavía no estamos en el mismo punto. De hecho, si físicamente quieres seguir yendo mona con tus tacones, te quita más credibilidad todavía. Pero si es entre dos mujeres parece que la bronca que hay entre ellas es menos profunda, menos real y más superficial que si es entre dos hombres, y no. Si dos mujeres quieren lo mismo, la lucha es exactamente igual. No sacan los puños y dicen quién la tiene más grande, que es un poco la cosa de los hombres. Lo que pasa es que, en el caso de Eva y Nicole, esta lucha también tiene que ver con una persona de la que las dos están enamoradas. Y a partir de aquí ya se mezcla un poco todo.
Hiba Abouk dice que su personaje se ha ganado la etiqueta de mala, pero el tuyo es bueno y malo, ¿no? En Nicole también se mezcla mucho el pasado y el presente.
Hay momentos en los que hacemos cosas buenas y momentos en los que hacemos cosas muy malas. Eso nos pasa a las dos. Sí que es verdad que en los primeros capítulos estás más del lado de Eva que de Nicole, porque Nicole es implacable y no va a esperar a que una individua llegue y eche por tierra lo que le ha costado tanto esfuerzo conseguir. Y no me refiero solo a temas económicos, sino también de amor, de su hijo, etc. Ahí se convierte en una loba, pero puede que una diferencia con los hombres es que las mujeres, en este mundo de poder del que estamos hablando, no piensan en la muerte ni en solucionar sus problemas con un tiro o que la otra persona tenga un “accidente”.
Si la rivalidad es entre un hombre y una mujer, la mujer tiene que demostrar mucho más que el hombre para llegar al mismo sitio
Has hablado de que las mujeres tienen que demostrar más para llegar a los mismos puestos que los hombres. Después de tantos años de carrera, ¿aún ves este tipo de situaciones?
Sí. Cuesta más llegar a nivel de credibilidad y a nivel económico. ¿Por qué, si tú eres hombre y yo soy mujer? ¿O por qué si yo tengo 50 y tú 60, tú puedes hacer más cosas que yo? Esto todavía sigue existiendo. A mí me ha tocado vivir muchas cosas y romper muchas barreras. Primero presentaba y después pasé a ser actriz, pero no sabéis lo que me costó poner ‘actriz’ en el carnet de identidad. Más tarde pasé al cine, pero aún era actriz de televisión y no hice mi primera película hasta los 40 años, cuando a esa edad ya las mujeres actrices no trabajan y dices: ‘Dios mío de mi vida’. Ahora hago una cosa: en mi casa tengo todas las etiquetas, y según salgo por la mañana cojo la que me viene bien ese día, y ya está. Tienes que tener cuidado con las etiquetas que te ponen, no creértelas y no ponértelas tú misma. No es tan fácil, tienes que trabajarlo.
Y te crean complejos.
Sí, tienes unos complejos que tienes que sortear. Y los hombres tendrán los suyos porque todos tenemos nuestras guerras internas. Y luego, a nivel de dirección, la situación es impresionante. La última película de género que he hecho, La Ermita, es de Carlota Pereda, que es la primera mujer española que dirige género. Yo he hablado mucho con ella porque la conozco desde hace un montón de años y me decía que llegaba, decía que quería hacer una película de género y no confiaban mucho en ella por ser mujer. Y esto fue hace un año. Todavía hay cosas de las que no te das cuenta, y a lo mejor hay que darse cuenta para no quedarte atrapada en ellas. Que tu alegría no sea de cristal y tu dolor de hierro. No te quedes enredado en eso, porque entonces no te va a dejar avanzar y vas a estar pensando en algo que no ha ocurrido. Hay que tirar para adelante.
¿Has notado, con el paso de los años, que cada vez te llegan más papeles como el de Nicole? Es decir, mujeres de una cierta edad que no están encasilladas, sino que tienen un arco dramático con sentimientos por explorar.
Sí, lo estoy notando. No tanto como quisiéramos, pero sí lo estoy notando.
Y también otras compañeras.
Claro. Veo las cosas que están haciendo otras compañeras y digo: “Bien, esto está cambiando”. Y luego también están los técnicos. Yo he trabajado con la primera directora de fotografía mujer y con la primera directora de género mujer en el siglo XXI, es muy fuerte. Tampoco hay muchas mujeres guionistas, aunque ahora hay más que antes. Que no es que no quisieran ser guionistas, es que se les exigía mucho más para serlo. No había una confianza para dar ese primer paso. Porque uno no nace guionista, te tienes que preparar para ser y hacer antes algunas cosas. Y si no te las permiten hacer…
Hay que dar la primera oportunidad.
Claro. Por eso también me gusta hacer cortos de vez en cuando con gente que está empezando, de alguna manera les das un empujón.
A ti te pasó, por ejemplo. Empezaste siendo presentadora y parecía que no podías salir de ese rol para ser actriz, pero cuando te dieron la primera oportunidad demostraste que también podías actuar.
Y cuando hice Periodistas, que fue mi primera serie, era ‘la mujer de’, de Dani [Écija]. Y sí, era su mujer. Mira, ahora estoy haciendo una obra de teatro que precisamente habla de esto, de que las mujeres en el siglo I no tenían nombre, sino que eran ‘la mujer de’, ‘la hija de’…
En ‘Periodistas’ podías ser ‘la mujer de’, pero el trabajo lo hiciste bien.
Sí, pero me costó que hubiera credibilidad. Parece que solamente era actriz cuando hice Mar adentro, pero te puedo asegurar que si mi primer trabajo hubiese sido Mar adentro no hubiera salido igual que después de haber hecho tantos capítulos de Periodistas, Los Serrano y demás.
¿A estas alturas del partido ya te las sabes todas a la hora de interpretar un personaje?
No, no me las sé todas. Por Dios de mi vida, qué va, qué va. Ufff... No sabes con la cantidad de cosas que digo: “¿En serio me está pasando esto?”. Esto es cuando te enfrentas a una situación en la que un imbécil ha llegado y, yo qué sé, ha dicho algo de ti sin conocerme y no sabes responder. Pero luego llegas a casa y se te ocurren mil formas diferentes de contestar. Pero ya no se va a dar esa situación, porque si te encuentras otra vez a esa persona va a ser diferente. Y esto pasa con los personajes. Tengo cierta tendencia a entender mucho a mis personajes. Los justifico porque los estoy haciendo, pero muchas veces no estoy de acuerdo con ellos. Tienes que hacer el trabajo de entender a ese personaje, pero no justificarlo porque hay cosas que no son justificables. Sin embargo, tienes que entenderlo porque te tienes que poner en su piel.
A mí me pasó una vez con un personaje, que era una bestialidad y le dije al director que no sabía cómo hacer eso. Era una señora que yo no conseguía entender por qué había hecho lo que había hecho, algo muy profundo con su propia hija. Pero al final tienes que encontrar tus herramientas para poner hacerlo. En cuanto a Nicole, le hace una putada muy gorda a Eva cuando son jóvenes. Entonces, tengo que entender que Nicole lo hiciera en su momento y que ahora tiene que mantener su estatus por encima de todo, porque le ha costado mucho y no se lo ha regalado nadie.
El fin justifica los medios. Al menos para Nicole.
Para Nicole, el fin justifica los medios, sí. Pero eso le pasa factura y ella misma se plantea si el fin justifica los medios.
¿Cómo has aplicado tu forma de entender la venganza y la manera de estar en este duelo de titanas?
Nicole ni siquiera plantea si Eva puede llegar o no a donde está ella. Esto es lo que se vuelve contra ella. Llega un momento en el que tienes tanto poder que te das cuenta que no solamente a nivel laboral o a nivel de negocio, sino a nivel emocional, no querer quedarte sola. Porque Eva tiene toda la vida por delante, pero yo estoy en la mitad del partido o en la prórroga. A Eva no la ve tanto como venganza, la ve como un peligro real porque trae ideas nuevas. Además, en la Marbella de aquella época había mucho alcohol, pero no había tantas drogas. Las drogas empezaron después, y Nicole no quiere drogas en su local. Incluso lo verbaliza en un momento de la serie, pero Renata [la mejor amiga del personaje, que está interpretada por Belinda Washington] le dice: “Pues te vas a quedar atrás”.
Antes has hablado de tu etapa como presentadora. ¿Te planteas volver a presentar y retomar esa primera faceta de tu carrera?
Tú no sabes los nervios que a mí me entran cuando tengo que presentar algo.
¿Por qué?
Porque sí. De verdad, presentar es una profesión muy difícil. El que presentas eres tú aprovechando lo que hay a tu alrededor. Cuando tú estás haciendo un personaje, te has preparado ese personaje antes y eres otra persona, no eres tú. Presentar no es un género menor, es dificilísimo.
Presentar no es un género menor, es dificilísimo
Pero cuando presentabas tenías una personalidad única.
Sí, pero porque estaba entrenada. Esto es como la memoria, la entrenas cuando tienes que memorizar muchísimo. Cuando llevas cuatro meses sin un guion, que yo ya me pongo nerviosa porque no lo tengo, empiezas asustada, pero a los tres días ya has recuperado el ritmo. Pero presentar también es un músculo.
Entonces, ¿no te planteas volver a presentar?
Es dificilísimo. Además, creo que me quedan muchas cosas por hacer en ficción todavía.
Bueno, todo se puede combinar.
No te creas, hay que prepararse mucho [ríe]. Y de otra manera.