La sexta temporada de Lazos de sangre repasará este miércoles (La 1, 22:25 horas) la vida de Fabiola de Mora y Aragón, aristócrata española y reina consorte de Bélgica entre los años sesenta y principios de los noventa. Su largo reinado, su infancia y, sobre todo, su historia de amor con el rey Balduino, serán los pasajes que centren la atención del programa conducido por Boris Izaguirre, que estas semanas vuelve a disfrutar de la que ya es, a su juicio, una de las grandes experiencias de su carrera televisiva.
“La gente siempre dice que hay un tren que solo pasa una vez en tu vida, pero a mí me han pasado tres: Crónicas marcianas, MasterChef Celebrity y Lazos de sangre”, señala el presentador venezolano a verTele y otros medios durante su paso por el reciente FesTVal de Vitoria. “Fue increíble, porque yo estaba de lo más tranquilo y, de repente, me citan en TVE”, recuerda sobre su fichaje por el espacio de crónica social en sustitución de la presentadora original, Inés Ballester.
De aquello han pasado ya tres años y cinco temporadas, las que cuenta Izaguirre en un programa de tono “francamente positivo”. “Es darte cuenta de que compartes un país con una capacidad de generar talentos, historias y ejemplos que siempre son fascinantes”, dice el también escritor, que pone en valor saber detalles de la vida y obra de la gente famosa: “Yo no me sé ninguna de las batallas de independencia de mi país, pero me sé perfectamente todos los trajes que se puso Jacqueline Kennedy los mil días que fue la primera dama de los Estados Unidos. Este tipo de cosas me han permitido tener una cierta cultura y una cierta documentación que entronco directamente con muchas de las cosas que propone Lazos de sangre”.
Porque Boris, con sus palabras, parece luchar contra la superioridad intelectual que despiertan en algunos según qué contenidos. De ahí que, pasados los años, todavía se muestre crítico con la elección de Rodolfo Chikilicuatre como representante español en Eurovisión 2008: “Aquello fue como 'me siento superior a todo esto y voy a hacer una pequeña burla de vosotros'”.
Durante la presentación de la nueva temporada de 'Lazos de sangre' hablasteis de la necesidad de evolucionar. ¿Desde el programa sentís que, después de seis temporadas, tenéis que ofrecer algo extra y diferente al espectador?
Totalmente. Queremos que este año, con el debate, el público sienta que está viendo un programa en directo. En otras temporadas no nos hemos esforzado lo suficiente en transmitir más esto, y creo que es importantísimo que sucedan cosas, que haya discusiones y un cierto antagonismo. Pero no uno violento, como estamos acostumbrados a ver en otros sitios, porque no es la intención del programa.
Lazos de sangre es francamente positivo. Es darte cuenta de que compartes un país con una capacidad de generar talentos, historias y ejemplos que siempre son fascinantes. Esa es la positividad del programa, aunque hay que discutir a veces porque todas las vidas son montañas rusas y todas las vidas tienen momentos complicados. Abrir esa válvula de debate es importante y necesaria. Por eso también hay que incorporar la opinión del espectador, que está con nosotros y nosotros sentimos que nos está siguiendo minuto a minuto y que también quiere opinar sobre el reportaje que acaba de ver.
Pensamos que ya se ha contado todo sobre los famosos, pero de Camarón, por ejemplo, se descubre que tiene una hija secreta.
Y que lo haya dicho su hermano me parece increíble. Lo que genera este programa es una especie de catarsis con sus documentados. La gente lo ve como una oportunidad para contar su historia como la quiere contar, y esto forma parte del respeto que nosotros ofrecemos y que ellos sienten por nosotros.
¿Va a haber más sorpresas de este tipo?
Con esto se puede abrir un nuevo género dentro del programa (ríe). Yo creía que con Camarón iban a decir que les gusta ver a su papá como papá, no como el mito, pero me sorprendió que incluyeran esta información. Y fuera de Camarón, me ha gustado que en la presentación nos preguntaran sobre qué figura LGTBI podríamos tener en el programa. Ha habido dudas, porque probablemente quien tú consideras que es LGTBI, o un referente para el colectivo LGTBI, puede no estar tan de acuerdo con ser considerado de esa manera. Siempre es un tema delicado, pero después surgió el nombre de Juan Gabriel, compositor y cantante mexicano que falleció varios agostos atrás. Yo creo que sería un magnífico ejemplo, y también una forma de tender un puente con Latinoamérica, que también tiene sus Lazos de sangre. Y sobre todo con México, que también está deseando tener un programa como este.
Después de varias temporadas rindiendo a buen nivel en verano, ¿pasar al otoño os da más seguridad o más presión de cara al espectador?
Lo segundo, pero es una presión agradable. A estas alturas de mi vida, la presión del dato de audiencia la vives como una exigencia correcta, que te sienta bien porque te obliga a prepararte más. Yo siempre fui un pésimo estudiante, jamás en mi vida estudié ni supe memorizar nada ni supe prepararme un examen, pero ahora siento como que tendría que hacer ese esfuerzo de preparar el examen.
¿Cuál crees que es el secreto del éxito de 'Lazos de sangre'?
Que te cuenta una historia con la que tú te involucras inmediatamente, porque también es tu historia. Tú tenías una edad cuando, por ejemplo, Mecano de repente decían que no se podían levantar o cuando veías a Raffaella Carrà. Y si naciste después, sabes que tus padres tenían estas referencias. Creo que este es el truco del programa, que sientes que te está hablando a ti y que, de alguna manera, te está contando la historia de tu país de una forma muy cómoda y muy fácil, incluso coqueta.
Yo no me sé ninguna de las batallas de independencia de mi país, pero me sé perfectamente todos los trajes que se puso Jacqueline Kennedy los mil días que fue la primera dama de los Estados Unidos. Este tipo de cosas me han permitido tener una cierta cultura y una cierta documentación que entronco directamente con muchas de las cosas que propone Lazos de sangre. Siento que estoy participando en algo que es un 'toma y daca'. Yo doy, pero el programa también me da. Y creo que esto también le pasa a la audiencia.
Con respecto a esa documentación. ¿te llega la historia y sabes lo que podemos saber todos o te preparas antes y vas ya con un bagaje sobre cada famoso?
No. Yo veo el programa junto con Óscar [Rollón], el guionista del debate, y Ana [Ansola], que es la directora del debate. Al principio iba con una libreta, pero ahora ya voy sin nada y de repente empiezo a llorar y todo el mundo dice 'esto es buenísimo, es increíble'. Yo lloro muchísimo, y luego hago una serie de preguntas y organizamos el guion para las líneas de debate, que muchas veces surgen en ese visionado.
Entonces, ¿tus lágrimas son el test de si un reportaje es bueno o no?
Son el test. Pero creo que ahora están abusando, porque van buscando que todas las entregas tengan algo que me haga llorar. Por ejemplo, a mí me ha hecho llorar muchísimo ver a la mamá de Gonzalo [Miró] dedicarle su Goya. Creo que eso va a ser muy emocionante para todos. Sobre todo para Gonzalo, que ha dado una entrevista muy profusa y muy larga que es increíble. Y me encanta cómo el hijo de José Luis López Vázquez explica cómo era su papá, y cómo cogía el autobús para fijarse en cómo eran sus personajes. Estas son las maravillas del talento, y que el programa te permite descubrir.
Después de una carrera tan larga en televisión...
Es verdad, se acaban de cumplir 25 años del inicio de Crónicas Marcianas. En mi caso 24, porque como en Lazos de sangre, yo llegué al programa al año siguiente [la primera temporada del programa de La 1 la presentó Inés Ballester]. He hablado con Javier Sardá y ha sido muy emocionante, pero de repente Gonzalo me ha dicho que llevo 25 años en la primera línea con programas que son muy importantes. Y aunque no pienso en esto todos los días, me doy cuenta de que este ha sido mi secreto con Lazos de sangre. Lazos ha sido un milagro que llegó a mi vida en un momento determinado, pero mi veteranía también se incorporó al programa.
¿Cómo valoras hasta ahora la experiencia? ¿Es 'Lazos de sangre' un programa hecho para ti?
La gente siempre dice que hay un tren que solo pasa una vez en tu vida, pero a mí me han pasado tres. El primero fue Crónicas marcianas, que me pilló esperando ya bastante en el andén porque lo deseaba muchísimo. El segundo, MasterChef Celebrity, que apareció cuando pensaba que no iba a llegar más un tren así. Y el tercer tren es Lazos de sangre.
Fue increíble, porque yo estaba de lo más tranquilo y, de repente, me citan en TVE, que es una cita que tiene mucho peso. Me miré en el espejo, comprobé que estaba bien vestido para esa reunión y cuando me senté con Toñi Prieto e Isabel Cacho [por aquel entonces, directora de Entretenimiento y directora de Magacines de TVE, respectivamente] y me dijeron que habían pensando en mí para presentar el debate, pensé que era increíble, increíble, increíble. Inmediatamente dije que estaría encantado de hacerlo, sin plantear nada a nivel económico ni de fechas. Y pensé que una de las razones por las que habían apostado por mí era porque tengo una tradición muy fuerte de hacer directos, pues hice directos de lunes a jueves durante ocho años en Crónicas. Pero más allá de esto, dije que sí por todo lo que me iba a hacer crecer el programa, que no me lo podía imaginar.
Boris, has dicho que Rodolfo Chikilicuatre es el gran error de España en Eurovisión...
Siempre pienso esto, y creo que hay que decirlo cada vez más veces. Sé que me puede crear ciertas enemistades, sobre todo con Buenafuente o El Terrat, para los que ahora colaboro en La Resistencia, pero si pudiera decirlo en La Resistencia también lo diría. Creo que Chikilicuatre fue la típica antipatía intelectual hacia un producto televisivo tan importante como es Eurovisión. Como mucha gente la tiene también hacia los culebrones, que los trata como una cosa menor o como un subgénero.
Eurovisión es un programa muy importante y muy serio que unifica a todo un continente mejor que el mercado común e, incluso, que la moneda. Lo unifica culturalmente, y es muy respetable. Y creo que Chikilicuatre era como 'me siento superior a todo esto y voy a hacer una pequeña burla de vosotros'. Pues esa burla la pagamos muy cara, porque durante mucho tiempo el festival dijo 'si ustedes consideran que no somos importantes, pues tampoco vamos a hacer nada para consideraros a vosotros importantes'.