Entrevista

Carles Porta ve 'Luz en la oscuridad' tras “arruinarse” en el cine: “Las plataformas piden casos mediáticos y les digo que no”

Un detalle destacó durante la presentación de la segunda temporada de Luz en la oscuridad en el FesTVal de Vitoria. Carles Porta se derrumbaba emocionado al hablar del minucioso proceso de trabajo que implicaba haberse convertido en el referente del true crime en España: “Nuestros casos necesitan ese tiempo y ese trabajo detrás. Todo el trabajo requiere esa maduración que tiene que vivir lejos de las urgencias y de la búsqueda de las audiencias fáciles”. Lo que no revelaba en la rueda de prensa, sino en petit comité a los periodistas que le rodearon después en busca de más indicios, fue que antes de alcanzar ese estatus, el periodista y productor tocó fondo a nivel profesional.

Hice una película, me arruiné y lo perdí todo”, reconoce a verTele. Se refiere a la película Segundo origen, adaptación de una novela de noverla de Manuel de Pedrolo destinada para que dirigiera Bigas Luna; la muerte del cineasta obligó a Porta a terminar la película, que supuso un fiasco a nivel comercial (rondó los 342.000 euros de recaudación, frente a un presupuesto estimado en 6 millones) y lo dejó en el dique seco. A partir de ahí, tocó reinventarse y rehacerse. “Y aquí estamos, habiéndole dado la vuelta a todo”.

Ahora se encuentra en un momento dulce, de ahí la emoción por mirar atrás. También, la honestidad de que hace gala cuando se le pregunta por el estado del género que desarrolla a nivel nacional e internacional: “Sinceramente estamos haciendo el mejor true crime que se está haciendo en el mercado”, afirma, haciendo valer la ubicuidad de los productos que salen de True Crime Factory y Goroka. La segunda temporada de Luz en la oscuridad en Movistar Plus+ se ha de sumar a Tor, disponible en TV3 y Atresplayer, y a la previa y fundamental Crims, también para la televisión de Catalunya y ahora disponible en Netflix.

“Ahora todo el mundo nos quiere y quiere comprar nuestro producto, pero no podemos producir más”, asegura el realizador, que también quiere marcar distancias con la proliferación de productos relacionados con los suscesos y la crónica negra que podemos ver en televisión. El caso Sancho, sobre el asesinato de Edwin Arrieta por el que se ha condenado en Tailandia a Daniel Sancho, no tarda en salir en la conversación; Porta refuta la idea de que cumpla los requisitos para que se pueda considerar un true crime como tal (“No es mi negociado”, repite, e insiste en calificarlo como un “show”, por tratarse de un acontecimiento desarrollado en directo), y valora si, llegado el caso, se interesaría por abordarlo.

Eso lleva a otra reflexión principal, que tiene que ver precisamente con lo que se demanda actualmente en televisión: “Muchas plataformas te piden que les traigas casos mediáticos y les he dicho que no”, afirma Porta, que apela a lo efímero de la repercusión que en un momento dado puede adquirir un crimen. Él, por su lado, prefiere buscar en otros lugares, con la calma de quien ha realizado su propio arco de largo recorrido, del fracaso al éxito, con calma y reflexión. “Yo lo que quiero es contar grandes historias”, sentencia.

Ahora todo el mundo nos quiere y quiere comprar nuestro producto, pero no podemos producir más

Carles, te hemos visto un emocionado. ¿Te suele pasar lo de emocionarte cuando ven la luz tus proyectos, o ha sido algo especial en este caso?

No, no me suele pasar... ¿Sabes qué pasa? Llevo todo el día [en el FesTVal] viendo esta cartelería, con todo mi careto, y no estaba acostumbrado a esto. Yo soy periodista. Esto es un cambio, va a trascender, que va a tener una importancia grande. Cada minuto le doy más vueltas y... Me afecta. ¿Qué quieres que te diga? Esto es muy bonito, es una pasada, es un sueño. Un día sueñas que saldrás en un cartel, y ahora lo ves. ¡Si es que salgo guapo y todo! Me ha llegado al alma... Lo vas viendo, le das vueltas, y luego Jorge Ortiz [de Landázuri, gerente de Contenidos de Movistar Plus+] te dice que quiere hacer esto durante mucho tiempo... Es que yo me arruiné.

¿Cómo que te arruinaste?

Hace años, yo hice una película, que tenía que hacer Bigas Luna, que se titulaba Segundo origen. Pero Bigas Luna murió, y la tuve que hacer yo. Esa película no funcionó en taquilla y la distribuidora internacional se fue al agua, mi empresa se hundió... Me arruiné y lo perdí todo.

¿Y cómo resurgiste de eso?

Luchando. Sin uñas, arañando, reinventándome... y aquí estamos, habiéndole dado la vuelta a todo. Eso sí, te queda esa cicatriz en el alma que cuando ves esto, que es muy top...

Desde hace años está claro que le has dado la vuelta. Hay consenso en torno a tu trabajo, tus documentales no solo son aplaudidos sino que se encuentran en varias plataformas... ¿Cómo estás viviendo este momento de éxito?

Con esquizofrenia. Hay momentos en que estoy superfeliz y hay otros otros en que digo: '¿Pero adónde vamos?' Porque no quería ser famoso. O famosillo, porque no soy famoso. Ese consenso es muy bonito porque es un reconocimiento a lo que haces, al esfuerzo, al rigor y a la lucha que pones en cada puta frase para que sea equilibrada y esté bien en cada plano. La gente que trabaja conmigo sufre porque soy supermegaexigente, pero eso es lo que nos ha traído aquí y nos ha dado el consenso. Por eso digo que es un poco esquizofrénico, porque no quería llegar a este punto, porque jamás me lo había imaginado. Ahora todo el mundo nos quiere y quiere comprar nuestro producto, pero no podemos producir más. Es el día a día... Hay días que pegaría a alguien y otros días que besaría a todos. Soy humano [Risas].

Al margen de las buenas críticas, tú mismo defiendes que estás haciendo un gran producto. ¿Es orgullo sano?

Vosotros sois jóvenes, pero había un anuncio que decía: 'Busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo'. Contra gustos no hay nada que decir, pero yo me miro todo lo que se cuece de true crime y creo que estamos en el top. Creo, y no debería decirlo, pero a cierta edad la modestia es un defecto. Ya estoy hasta las narices. Creo que es lo mejor que hay por ahí. Busca y mira cualquier producto de Netflix. Los americanos tienen grandísimas historias y tienen la ventaja de que lo graban todo, ¡todo!. Y con unpos presupuestos que te mueres. A nosotros haber conseguido la confianza de Movistar nos ha costado mucho. Ahora que estamos ahí, lo siento pero quiero chulear, porque es verdad. No te voy a decir otra cosa en la que no crea. Pero sinceramente estamos haciendo el mejor true crime que se está haciendo en el mercado. Cada uno tendrá su gusto y criterio y es absolutamente respetable. Y me gusta premusir de esa calidad que hacemos porque nos cuesta muchísimo. Pregunta a compañeros cuánto tardan en hacer sus proyectos. Nosotros llevamos siete años trabajando en según qué cosas. De los capítulos de esta temporada en Movistar, en Turistas hace tres años que empezamos trabajando en ello; en otros llevamos un año y medio, y dos años... Esto es muy complicado.

En España hay muy poco true crime de verdad y mucho documental largo y bonito

Hablas del horizonte temporal para poder trabajar en vuestros casos. En el caso contrario está lo que ha ocurrido con 'El caso Sancho'. ¿Qué opinión te merece esa propuesta de docuserie?

Yo voy a hablar de de mí. No quiero hablar de los demás, porque hay cosas que me parecen muy lamentables. No me refiero a esta... o quizás sí. Yo defiendo lo mío. En España, en general, hay muy poco true crime de verdad y mucho documental largo y bonito. Lo de Daniel Sancho no es true crime, aunque sí que hay un crimen, pero eso no lo convierte en un true crime. Es una buena idea, han hecho buenos contratos, pero es un show, y no me refiero a show como un concepto negativo. Lo están contando en tiempo real. Igual está superbién, pero nosotros no hacemos eso, ese no es mi negociado.

¿Es importante el paso del tiempo para elaborar un buen true crime?

Es que si no, no puedes contar toda la historia. Definamos qué es true crime. Lo que intentamos hacer nosotros es contar una buena historia entera: introducción, nudo y desenlace. En el caso de Daniel Sancho no hay desenlace, porque eso se va a recurrir. Y todo lo que se ha contado hasta ahora se ha hecho en función del juicio, ahí no ha habido maduración. Ahí la verdad es muy relativa. Eso no tiene que ver con él ni con nadie, sino con todo el mundo: cada uno ha contado lo que le interesaba para crear un ambiente. Hay demasiado ruido. Eso no está maduro, eso es vino de mesa.

¿Harías un documental sobre Sancho pasado el tiempo?

Pasado el tiempo, sí. Además hay un plus dentro de la narración, por ver cómo lo han tratado los medios o cómo lo han tratado en Tailandia. ¿Lo hemos visto en algún sitio? Tampoco es que lo haya seguido mucho. Y me gustaría hablar con los polis, con Big Joke, y ver todas esas cosas. Hay mil perspectivas que no se están tocando en torno a eso, y no digo que esté bien o mal, sino que es otro producto. El problema es que alguien crea que es lo mismo que lo que hago yo. No tiene nada que ver, absolutamente nada. Eso no es true crime, aunque sea un crimen real. Para mí el true crime es un concepto narrativo. Es un género, no es solo un crimen real, no. Hay mucho producto en las teles españolas que titulan por true crime, y no lo son. Alguien hablaba de que hay una moda de true crime, y no es verdad: el true crime de verdad lleva de moda toda la vida. Lo que se hace ahora es hablar mucho de crímenes, y hay una cierta tendencia a contar crónica negra con imágenes de lunas y olas de mar, y eso ya es true crime. ¡No me jodas! Calma: un true crime es una novela, un buen relato, y eso hay que cocinarlo con calma.

¿A qué casos mediáticos has dicho 'no'?

Una de mis grandes luchas es hacerle entender a las plataformas que por ser mediáticos no voy a hacerlos. Si tengo acceso a un caso mediático sí lo voy a hacer. Pero muchas plataformas te piden que les traigas casos mediáticos y les he dicho que no. No me interesa un caso por ser mediático, eso no me añade nada. Yo lo que quiero es contar grandes historias. Mi reto es que la gente vea en Luz en la oscuridad una especie de “Denominación de Origen” de calidad de vino. En Luz en la oscuridad hay grandes historias, sean o no sean mediáticas. Por otro lado, todo lo que estamos haciendo en su momento fue mediático. Quizás no a nivel estatal, pero sí a nivel puntual, porque son crímenes que provocaron cierto shock en ciertos entornos. Pero el concepto mediático es efímero y a mí me interesa la perdurabilidad, el entrar a la gente por la piel. Lo mediático es un flash y se va. ¿Qué aporta a una historia que sea mediática? Además, hay otro elemento importante: cuando algo es mediático, lo está contando todo el mundo. ¿Para qué te vas a meter ahí? En el caso de Daniel Sancho no tengo fuentes, no tengo acceso a nadie en especial, no tengo nada qué contar distinto... Prefiero estarme quietecito, observar, y si dentro de unos años se da la circunstancia, ya veremos.

Contaban con la entrevista de Rodolfo, supuestamente pagando. ¿Qué te parece?

A mí no me parece nada. Ese señor hizo lo que hizo porque le debió de interesar, la cadena que lo hizo lo debió hacer porque también le debió de interesar, pero no es mi negociado.

No creo que haya una redacción en el mundo con 40 personas solo para true crime

¿Qué tiene que tener una historia para que decidas abordarla? ¿Cuál es la clave?

Cuando tienes una historia delante, siempre hay algo que te llega. Esto tiene magia, es algo que respiras. Lo que pasa es que nosotros hemos intentado industrializarlo, intentar hacer ocho capítulos de Luz en la oscuridad. Estamos trabajando en muchas plataformas y produciendo mucho. Por eso, tenemos 40 personas trabajando en contenidos. Tiene que coincidir varias cosas: primero, que haya giros dramáticos. En el caso de Daniel Sancho no hay giros, está todo claro. Te lo puedes creer o no. Ya veremos cuando aparezcan los giros, si es que aparecen, pero ahora es una cuestión de creerlo o no. ¿Adonde vas con eso? ¿A hacer audiencia un día, y ya está? Eso caduca. En mis casos intentamos que haya giros dramáticos, que todo parezca blanco y luego, ¡patapán!, sea negro. Eso atrapa al espectador.

Luego, para que lo podamos hacer, tenemos que tener información, empezando por el sumario, que es el salvoconducto. Ahí está todo lo que se investigó. Es una base fundamental. Y llegar a un sumario en España es.... ¡una puta locura! Cuesta mucho. Y una vez, puedes intentar acceder a imágenes documentales y personajes directos.

Y el tercer elemento fundamental es tener personajes directos del caso. No vale con tener un periodista que te lo cuenta, no. Si tenemos periodistas es el periodista local que informó de eso. Pero también es esencial tener al policía que lo investigó, al de la científica que sacó el ADN, a los familiares de las víctimas, a algún testigo que fuera a declarar, al fiscal del caso, no a un fiscal, al juez del caso y no a un juez.

Cuando tenemos eso, vamos para delante. Y luego que quieran salir en la tele, que eso es muy complicado. Nos tiramos un año y medio o dos, como mínimo, para tener todo lo adecuado de un caso, y luego nos ponemos hacerlo y tardamos otros ocho meses. Si no no funciona y eres efímero. Son documentales largos y bonitos, y de eso hay mucho. Hay mucho vino de mesa, que es importante y tiene que haber, pero yo quiero hacer gran reserva constantemente. Quiero que te pegues un sorbito y digas: '¡Hostia! Esto tiene magia'. Eso es lo que hace ser lo importantes que somos. ¿Sabes el curro que hay detrás de cada capítulo? Madre mía, ¡si estamos locos!

Hablabas de la industrialización y del equipo. ¿Sois un equipo muy grande? ¿Cómo podéis abarcar tanto y dedicar tanto esfuerzo y tiempo?

No sé cuánta gente hay en otras redacciones, pero no creo que haya una redacción en el mundo que tenga 40 personas solo para true crime, buscando casos de esto. Tenemos 40 personas, desde guionistas, investigadores, y perfiles de todo tipo, arañando, escarbando, analizando documentación. Y luego, cuando tenemos el 'churro' hecho, la estructura, entramos a rodar todo esto. Y son 70 personas más: directores de arte, fotografía, fuigurantes, realizadores... Tenemos equipos de cine porque nos lo tomamos muy en serio. Si no, somos efímeros, y buscamos trascender, la permanencia. Si os gusta el mundo del vino, hay una diferencia entre el vino de mesa, que te lo tomas y te da igual, y un vino de puta madre que cuando te lo tomas te hace pensar, y al cabo de un rato vuelve, lo que llaman el retronasal. Ese vino vale mucho dinero porque hacerlo cuesta mucho. Son muchos meses de barrica, de haberlo elaborado adecuadamente. Pues nosotros hacemos eso, o lo intentamos. Y lo conseguimos. Y es una locura. Y vives en la esquizofrenia, pero una esquizofrenia bonita.

Entonces... ¿Valió la pena arruinarse?

No no. Lo pasé muy mal. No volvería a vivir esa etapa. Córtamela y no sé si llegaré aquí, pero lo que sufrí durante cinco años fue terrible. Muy bestia lo no tener un duro en la cuenta corriente. No se lo deseo a nadie. Bueno, a algún cabrón sí.