La Noche D
Florentino Fernández: “Se va acabando ya lo de que no es habitual que una mujer presente un programa de humor”
La Noche D optó por cambiar a su equipo al completo para su tercera temporada en TVE. Ahora con Eva Soriano al frente, Chenoa (con la que también hablamos en esta entrevista), Leo Harlem y Florentino Fernández son los nuevos colaboradores del formato que lideró Dani Rovira en sus primeras ediciones.
Este martes emite su segunda entrega, que estará dedicada a Eurovisión. En ella, Leo Harlem se enfrentará en su sección dedicada a la nostalgia a debatir si el festival era mejor antes o ahora. Y por su parte, Florentino Fernández propondrá un juego a Soraya Arnelas, Rosa López y David Fernández en su apartado de retos.
El pasado verano, las polémicas declaraciones del gerente de la sala La Chocita del Loro sobre el papel de las cómicas, cuyo humor catalogó de “victimista y feminista”, provocó que numerosos compañeros y compañeras de profesión se pronunciaran al respecto, en un sentido u otro. Uno de ellos fue Florentino Fernández, que sostuvo que "si no hay más mujeres no es cuestión de sexos sino de talento". El humorista fue criticado por sus palabras y, un día después, compartió un vídeo “lamentando” el “follón”, defendiendo “la igualdad de oportunidades” y considerando que “no sé si he dicho bien lo que tenía que decir”.
Medio año después, y tras sumarse a uno de los pocos formatos de comedia en televisión liderados por una cómica, sostiene a verTele en esta entrevista conjunta que “se va acabando ya lo de que no es habitual que una mujer presente un programa de humor”. Su compañero Leo Harlem aprovecha para alabar a Soriano por cómo está “en un momento de explosión de carrera espectacular”. Algo sobre lo que la propia presentadora reflexionó con este medio, reconociendo que esperaba “que mi evolución siga en alza o se mantenga, porque si no la hostia va a ser increíble”.
¿Va a ver el público una temporada de 'La Noche D' muy diferente a las dos anteriores?
Florentino Fernández: Van a ver un denominador común, que es el humor y el entretenimiento para todos los públicos. La novedad somos los que nos incorporamos. Esto es como un equipo de fútbol en el que se van regenerando los jugadores, o una ficción donde van fichando nuevos actores. En este caso, nos ha tocado a nosotros y estamos encantados. El público se va a encontrar con algo novedoso pero con el denominador común de la comedia.
Leo Harlem: Nosotros aportamos nuestro punto de vista personal, dentro de que haya un equipo de guionistas. De decir “vanos a poner este chiste así”, “tiene más gracias si lo acortamos”... Aportamos nuestra visión personal del humor, nuestra forma de ser y de contar. Yo tengo mi tipo de humor, Flo el suyo. La parte musical también va a ser muy divertida y entretenida. Va a haber mucha mezcla entre departamentos. Todo en aras de que sea un programa diversión y entretenimiento para todo el mundo. Porque la orientación es para TVE, cuyo target es mucho más amplio que en ninguna otra cadena.
¿Os han puesto coto o habéis podido elegir qué hacer en cada momento?
F.F.: Simplemente hay que ser consciente de dónde estamos, que es TVE. Y el público que nos está viendo. A partir de ahí, reírnos de las cosas que nos reiríamos normalmente.
L.H.: Sobre todo de nosotros mismos.
F.F.: Nosotros ya nos reímos y lo pasamos muy bien juntos. Con Chenoa y Eva también. Eso lo intentamos extrapolar con los contenidos que nos da el programa. Podemos hacer algo con lo que la gente se va a divertir mucho.
¿Habéis hablado con Dani Rovira sobre su experiencia?
F.F.: Sí.
L.H.: Sí, cuando vine de invitado. Él estaba muy contento. Hay mucho trabajo detrás. Aunque luego el programa dure dos horas, son muchas las que pasamos juntos. Los invitados vienen, están su ratito, pero nosotros estamos siempre.
F.F.: En comedia intentas que todo el trabajo se condense mucho para no perder energía. Porque al final es una cuestión de transmitir emociones, y cuanto menos puedas ensayar, mejor. Este programa es muy complicado porque hay mucho equipo y depende de mucha gente, de todo lo que se plantea para hacer. Hablamos con Dani de que es un formato muy bonito de hacer, muy duro desde esa parte de que los cómicos queremos menos. Nos pasaba en El Club de la Comedia, por ejemplo, que tenías que hacer tu monólogo sin público.
L.H.: Cuando son dos o tres personas en un escenario, es más fácil improvisar e irte porque se reconduce rápido. Pero aquí, imagínate la que se puede liar si los cuatro nos ponemos locos y los invitados también. Tiene que haber mucho control desde fuera, porque nosotros tenemos una sensación de cuando estás ahí, pero desde la mesa lo ven y dicen “esto es muy caótico”. Hay un gran trabajo por parte de ellos. Cuando un programa coral sale bien brilla mucho, tiene otra resonancia.
En comedia intentas que todo el trabajo se condense mucho para no perder energía
Desde la presentación de la temporada se insistió mucho en que hacéis “humor blanco para toda la familia”. ¿Qué tipo de humor es más fácil de hacer para vosotros? ¿El que genera el hecho de estar en la televisión pública o poder sentir que no tenéis límites?
L.H.: No me cuesta hacer este tipo de humor porque es el que hago habitualmente. Quizás por eso también han buscado este perfil para mi. Trabajo mucho con la nostalgia y el cómo han cambiado las cosas, todo lo que se pone actualmente de moda. Que si hay que comer de una forma, entrenar de una forma, las redes sociales... Un tipo de mundo que a mí me pilla un poquito de abandono. Ya he doblado el libro por la mitad, estoy cayendo por las últimas hojas [bromea].
Esto es algo que pasa en las familias. El padre tiene 50 años y le dice a su hijo de diecisiete “la vida es otra cosa”. Como pasa en Cachitos de hierro y cromo. Ves los vídeos de antes y dices ¿cómo puede ser que antes esto fuera un grupo de rock y ahora sea esto otro? A mí no me cuesta personalmente, me adapto. También tengo un punto más canalla si hace falta, pero a lo mejor lo utilizas en las partes que no son tu sección, en un momento dado tocarle las narices a éste [ríe].
F.F.: Siempre pongo de ejemplo los fines de semana. Vas a comer a casa de tus padres con tus tíos, tus abuelos... Y luego por la noche has quedado con tus amigos para salir de fiesta. Es inevitable que el nivel de humor que tienes con unos al que tienes con los otros sea totalmente distinto. La hora, la edad y el bagaje que lleva cada persona a la que te diriges es distinto. Pero todo tiene el mismo denominador común, el humor, y eso es lo que más mola.
L.H.: También que genere risas entre el público, en las propias familias, que haya comentarios entre ellos. La parte de humor más joven es Eva, que es una crack. Y Chenoa está también muy bien. Los chistes los va a entender todo el mundo y buscamos que genere esa complicidad en casa.
F.F.: Yo, como soy más picajoso, me meten la parte de retos.
¿De dónde los habéis sacado?
F.F.: Los busca el equipo creativo y luego nos reunimos para ver cómo los podemos diseñar, buscar esa parte de show que pueda tener. Me gusta mucho picar a los que están a mi lado, y mira que no soy muy competitivo...
¿Aunque te ganen?
F.F.: No creo que me ganen porque están tan concentrados en su profesión.
L.H.: Tiene buen perder. Nunca ha ganado, es un perdedor...
F.F.: Leo y yo somos personas normales que hacemos humor, pero los que vienen son estrellas. Son profesionales. Están concentrados en su trabajo. Ahí controlamos y vamos a hacer retos que les pueden parecer muy complicados, pero en realidad son muy simples.
¿Os sorprendió que Eva Soriano fuera elegida como presentadora, siendo algo todavía poco habitual dentro del humor?
F.F.: Se va acabando ya lo de “no es habitual” porque cada vez es más habitual. Eso es cojonudo porque al menos estamos evolucionando.
L.H.: Y es un contrapunto especial. Por el hecho de ser una mujer, y muy joven. Es una apuesta muy fuerte de TVE. Ella trabaja en más cosas, tiene una agenda tremenda, está en un momento de explosión de carrera espectacular. A mí me encanta que venga una chica, lo pasaremos muy bien y en lo que podamos ayudarla, la ayudaremos. Igual que ella a nosotros. Porque ella para el humor es una crack. Además de la presencia que tiene, pisa fuerte. Este es un proyecto que le puede catapultar a unos niveles extraordinarios.
F.F.: Lo que más mola es que es sin forzar nada. Es natural. Es inevitable. El choque de generaciones está ahí y lo que mola del humor es que lo aprovecha a su favor.
L.H.: Lo bueno es que entre todos saquemos la amalgama perfecta. Yo estoy encantado por ella, le deseo y aseguro que va tener una carrera larga y brillantísima en TVE, porque es una crack.
¿Qué más proyectos tenéis a la vista?
L.H.: Me gustaría jubilarme, pero me lo están poniendo difícil [ríe].
F.F.: Yo tengo teatro, otra cosa que no puedo decir todavía y el estreno de Gru 4. Mi villano favorito. Estamos liados.
L.H.: Trabajo en radio también, espectáculos en teatro de vez en cuando. Tengo un rodaje pendiente para noviembre. Siempre estamos en la pelea un poco con todo.
Es curioso que ambos empezasteis a hacer cine con vuestras carreras avanzadas.
F.F.: Muchas veces pienso en eso y no hay una lógica. De repente hay actores que hacen cine desde los 20 años y triunfan a los 50. Otros que no hacen nunca, entran a los 50 y triunfan. La vida te lleva por sitios... Aunque Leo y yo no pertenecemos mucho a la profesión en el sentido de ir a las fiestas, quedar con gente, hablar, de vendernos...
Tampoco sois solitarios...
L.H.: No, pero hay una parte de glamour que a nosotros muchas veces nos pilla trabajando. Me llaman para muchos photocall y tengo que decir que “no, lo siento”.
F.F.: Ahí es donde surgen muchas veces los castings de películas y a nosotros nos pilla trabajando.
L.H.: O en otros líos. A parte, hemos hecho proyectos con conocidos vinculados a este mundo, como Santiago Segura, porque confía en nosotros por nuestra forma de trabajar. Nos hemos ido incorporando en esa línea más mayores. Esto me pilla joven y soy como James Dean [ríe], me saco hasta el carnet de conducir.
No pertenecemos mucho a la profesión en el sentido de ir a las fiestas y vendernos
¿En qué momento de vuestra vida dejáis de lado el humor? ¿En casa sois tan graciosos?
F.F.: Muchas veces me preguntan el “si no hubieras sido cómico, ¿qué hubieras sido?”. Y siempre respondo que es que soy cómico. Aunque hubiera sido conductor de autobuses... Vemos la vida con risa.
¿Pero sabéis separar lo serio?
F.F.: Claro. Sabemos separarlo pero hay muchas veces que la otra parte no sabe separarlo. Es un poco el “problema”. Estar en un entierro y que de repente se te acerque alguien a pedirte un selfie... Somos personas y luego artistas. Nos pagan por ello. Pero si no nos pagaran por ello, estaría con este hombre tomándome unos vinos en una cantina descojonándome de la risa. Hemos hecho de la comedia nuestra forma de vida, de manera remunerada. Pero si no, habría sido un conductor de autobús que después bajaría al bar y me echaría unas risas.
L.H.: Tendría un bar y estaría atendiendo a la gente con humor. Muchas veces desde fuera nuestras profesiones se ven como una cosa de uno llega allí y dice lo primero que se le ocurre. En primer lugar, hay que ser puntual y formal, porque en estos trabajos se implica mucha gente. Como pasa en los rodajes. Y sí que es verdad que aunque nosotros seamos graciosos, a la hora de la verdad cuando hay que estar a las siete de la mañana para trabajar, se está. Siempre estamos con un poquito de humor, con los técnicos, con la gente. Entiendo la vida así. Un poquito de gracia, una bobadita, un comentario... Es divertido.
F.F.: Y encima nos pagan por ello. El mayor éxito que tenemos los que nos dedicamos a esto es que sabemos formatear el talento para el medio en el que estás, ya sea televisión, cine o teatro. Cada medio tiene un diálogo con el público. En el teatro hay más tranquilidad, en la televisión tiene que ser todo más condensado... Ser hábil y tener esa capacidad para contar el mismo chiste que cuentas en un minuto, y que es gracioso de cojones, y hacerlo en 30 o 20 segundos, eso es formatear y esa es la mayor habilidad que puedes tener. Tengo muchos amigos y amigas que son más graciosos que yo, pero que no saben estar, por decirlo de alguna manera.
L.H.: Es que es muy complicado ponerse ahí y contar las cosas. Y luego escuchar. En estos programas tan corales, tú puedes tener una ocurrencia en un momento determinado, pero no puedes pisar al otro que está trabajando. Tienes que esperar tu momento, ser paciente. Cada uno tiene un tipo de humor. Hay gente más intempestiva, más echada para adelante, que de pronto se pone como un torrente a hablar y no escucha... Eso por un lado aporta, pero por otro resta al resto. Hay que estar tirando del carro, frenando, un poco Ben-Hur.