'Salvados'
Gonzo: “Un político prefiere ir a un programa de juego y baile que a uno con preguntas sobre su gestión”
“Cada vez salen más políticos en televisión, pero cada vez menos en programas donde les pueden incomodar”. Gonzo retoma la emisión de Salvados este domingo 23 de enero en laSexta, entrevistando precisamente a uno de los dirigentes más mediáticos de nuestro país, Abel Caballero. El alcalde de Vigo será el nuevo protagonista del formato, que pretende “entender” al líder gallego, “ver de dónde viene y qué proceso ha seguido para llegar hasta donde está ahora”.
El periodista afronta la recta final de la tanda de entregas entusiasta y comprometido desde el otro lado del teléfono, desde donde avanza que el siguiente episodio estará dedicado a la salud mental de los jóvenes, con Amaia Romero y Jaime Lorente como voces principales. Además, celebra la confianza depositada por la cadena en el programa, al haber apostado por renovarlo por una temporada más.
Gonzo aprovecha esta entrevista con verTele para hacer autocrítica sobre el papel de los medios, reconociendo que “los periodistas siempre deberíamos pensar que no estamos a la altura de las circunstancias”. Una máxima que trata de aplicarse a sí mismo, consciente de que “el día que hagamos nuestro trabajo perfectamente significará que la sociedad confía plenamente en nuestra profesión, que la política y el poder nos tienen miedo y que, por lo tanto, todo iría mejor”.
Retomáis la temporada con entrevista a Abel Caballero, uno de los políticos más mediáticos de nuestro país… y al que en las promos os habéis referido como el 'Caballero Oscuro'. ¿Cuánto de luz y cuánto de oscuridad va a mostrar el líder gallego?
Lo del Caballero Oscuro es más una coña. Al buscar los elementos definitorios de lo que es Abel Caballero para el gran público, nos llevó a pensar en Batman. El apellido se prestaba al juego de palabras, hay esa parte de chiste, pero sí con la intencionalidad de ver que donde hay luces, hay sombras. Esa sensación de que cuando uno ilumina mucho, igual lo que quiere es tapar esas sombras.
El programa pretende entenderle, hacer un retrato de un político que en los 80 era un ministro muy soso, que en los 90 se presentó como candidato a la Xunta de Galicia y se pegó un varapalo estrepitoso. Y de repente, en el siglo XXI, ya con sesenta y pico años, se convierte en un tipo que da la sensación de que cualquiera en este país le sentaría en su mesa el día de Navidad.
¿Hay una fórmula?
Esto no es casual a menos que seas Benjamin Button, que cuanto más mayor es, más energía y más gusto por la gracieta y por lo esperpéntico tiene. Queremos escucharle, ver de dónde viene y qué proceso ha seguido para llegar hasta donde está ahora. Y a la vez, analizar el papel de la sociedad y los medios. Está claro que haciendo lo que hace es el alcalde más votado en España en democracia de una ciudad de más de 100.000 habitantes. Ver cómo se llega hasta ahí, periodísticamente tiene un interés.
Es un tipo que, en principio, generacionalmente está fuera de las nuevas técnicas de comunicación y tecnologías, pero las ha sabido aprovechar perfectamente. El concepto viral, de meme, del vídeo de 30 segundos... que es algo que no existía cuando él se empezó a formar como político. Y también, ver cómo responde ante ciertas preguntas. Comprobar quién es políticamente, qué definición ideológica suya podemos hacer. Queríamos volver con el personaje político de las Navidades, ya que retomamos justo después de ellas.
La presencia de políticos en televisión es cada vez más habitual. ¿Hasta qué punto piensas que es algo que esté calando a nivel social y desvirtualizando su imagen de cara a la ciudadanía?
Es parte de lo que buscamos en el programa. Saber si es el camino que debe seguir la política. Recojo tu afirmación de que cada vez salen más políticos en televisión, pero cada vez salen menos en programas de televisión donde les pueden incomodar. Cada vez van más a sitios donde las cosas son más tranquilas, programas como El Hormiguero, donde es relativamente agradable ir; o con Calleja a hacer un viaje.
Incluso en un formato como Salvados o puramente informativo, los políticos y sus gabinetes de prensa cada vez son más exigentes con qué se puede hablar y qué no se puede hablar. Los políticos han descubierto la facilidad que para ellos tiene utilizar las redes sociales, donde tú sueltas tu mensaje y la gente responde lo que quiera. No te sientes en la obligación de dar esa respuesta.
Cuando sucede hay que analizar por qué. No suelo conformarme con echarle la culpa a los políticos, prefiero echármela a mí. Y, en ese sentido, me la echo como ciudadano, y como periodista intento ver cómo funciona. Seguramente tiene que ver con cómo los medios les atendemos y qué valoran más los ciudadanos de un político a la hora de votarlo. En este sentido, no es lo mismo presentarte a presidente de gobierno que a alcalde de Vigo. Abel Caballero en esta línea ha sido muy listo y es lo que queremos que nos explique.
¿Qué opinas sobre que parezca estar evolucionándose a "charlas" informales, en vez de entrevistas periodísticas?
Ellos lo prefieren y los programas de televisión saben qué políticos son los que funcionan más y mejor. Pero a lo que vamos es a una sociedad donde, cada vez más, los políticos evitan dar explicaciones sobre los grandes conflictos. O cuando las dan, ves que tienen un argumentario, una estrategia de comunicación brutal.
Esto se ve en la entrega con Abel Caballero, donde la realidad no existe. La realidad es la que yo te digo que es. Y cualquier elemento que me puedas dar para decirme que eso no es así, le doy media vuelta y mantengo que mi realidad es la que es. Y eso lo vemos en cualquier tipo de partido. Cada uno intenta generar una realidad para que luego la gente vea que sus propuestas son las que solucionan esa realidad.
Un partido como Vox te plantea una realidad en la que los inmigrantes nos tienen amenazados y arrinconados. Un partido como Podemos te plantea otra en la que los ricos y los poderosos nos tienen arrinconados y acojonados, y en función de eso, sacan sus propuestas.
Ahora dicen que vivimos en la época de la posverdad. El problema es que cuando deja de existir una verdad y una realidad, afloran muchas otras. Evidentemente no todas son lo son, ni seguramente la que antes era la oficial; pero vivimos en ese mundo. Hay más canales de comunicación, más formas de llegar a la sociedad, hay más desconfianza hacia los medios de comunicación, en gran parte generada por los partidos políticos, y eso permite aflorar diversas “verdades” que se generan para que se adapten a las medidas que quieren lanzar.
Cada partido político intenta generar una realidad para que luego la gente vea que sus propuestas son las que solucionan esa realidad
Hemos comentado la buena/mala imagen de los políticos pero, ¿cuál ves que tenemos los periodistas? ¿Crees que estos ya casi dos años de pandemia y el ambiente tan polarizado han hecho mella en la percepción de la profesión?
La pandemia ha afectado a todo y nos ha colocado en un escenario de miedo que es ideal para ciertos discursos políticos. Y luego, la propia particularidad de la pandemia, de tener que aislarte porque el de al lado te puede contagiar, ha hecho que la desconfianza se instale en algo tan básico como proteger tu salud.
Y una vez que está instalada en ti, es mucho más fácil que empieces a desconfiar de todo lo demás. Si tienes un miedo, que es el de contagiarte, tienes miedo del que tienes al lado, de que la información que te da un medio de comunicación no sea la que te permita protegerte correctamente, de que las medidas que te impone el gobierno sean aprovechando esa situación de miedo.
Instalada la desconfianza en una sociedad, no se queda en un sólo parámetro, se aplica a todo. Y llevamos dos años viviendo así. Es inevitable que el miedo y la desconfianza marquen las relaciones interpersonales, las sociales, y las que se generan entre la sociedad e instituciones. Y también que haya quien lo quiera aprovechar, evidentemente.
Y desde dentro, ¿crees que estamos estando a la altura de la circunstancias?
Por definición, los periodistas siempre deberíamos pensar que no estamos a la altura de las circunstancias. Porque si lo estuviéramos, viviríamos en una sociedad bastante mejor de la que vivimos. Como correa de transmisión que muchas veces somos entre el sentir ciudadano y las decisiones políticas, está claro que la profesión no vive el mejor de sus momentos.
Son muchos los elementos que lo demuestran, empezando por la poca estabilidad laboral y los bajos salarios, que es la nueva forma de autocensura que tenemos los periodistas, siguiendo sobre cómo ha evolucionado el control de los medios.
Los periodistas nunca deberíamos darnos por satisfechos con nuestro trabajo porque el día que lo hagamos perfectamente, significará que la sociedad confía plenamente en nuestra profesión, que la política y el poder tienen mucho miedo a nuestra profesión y que, por tanto, todo iría mejor. Y eso no es así. No podemos ser autocomplacientes, ni mucho menos. Yo tampoco lo soy.
Los bajos salarios son la nueva forma de autocensura que tenemos los periodistas
En uno de los avances planteas la duda sobre si vende más una frase graciosa que un discurso serio. ¿Tú qué opinas?
Vende más una frase graciosa. Abel Caballero se presentó con un discurso serio a unas elecciones y las palmó estrepitosamente. Llegó al gobierno de Vigo sin ser un tipo gracioso y no ganó las elecciones. A partir de empezar con las ocurrencias, sobre todo las luces de Navidad, es cuando pasa de tener un 20% a un 52%, y luego un 68%.
Al ser de Vigo, tengo la suerte de saber la sensación que hay en las calles sobre él, de que no es tan mal alcalde, y que en la ciudad se nota que el día a día ha mejorado. Suelen ser por aspectos sensitivos, como la humanización de las calles y todas estas cosas de que aunque tu vida sea una mierda, por lo menos sales a la calle y está bonita y limpia. También se le percibe como un tío simpático, que qué crack y qué risas. Hay gente a la que le da vergüenza la exposición y las cosas que hace, pero al 68% de los que votaron en las últimas elecciones en Vigo, eso les gusta.
¿Esa es entonces su fórmula?
Podemos trasladarlo a lo que hablábamos antes. Un político prefiere ir a un programa en el que le plantean un juego y un baile, que un programa en el que se le plantean preguntas en las que se les interpela sobre su gestión y sus consecuencias. Pero si eso se hace es porque la ciudadanía lo acepta. No podemos perder la perspectiva de que los políticos están donde están porque se les vota. La reflexión es nuestra como sociedad.
Ahí ya me pierdo porque no soy sociólogo, pero hay un cierto desapego a que la política realmente puede mejorar tus condiciones de vida. Y a partir de ahí, la decisión con la que votas es distinta. Pero eso ha existido siempre, no es algo de ahora. Estuvo el 'voté a Felipe González porque era guapo' o 'a Adolfo Suárez porque no sé qué'. Esto es humano. La imagen y las impresiones sociales son fundamentales para poder votar a alguien.
El otro día salió una encuesta en la que era mucho más el porcentaje de la población que veía bien las medidas tomadas por este gobierno en los últimos dos años, que la gente que lo votaría. Hay mucha gente que cree que el gobierno lo está haciendo bien, pero les cae mal. A la hora de votar, la ideología es fundamental. La política ha conseguido que votar a un partido u otro no dependa de las medidas que toman, sino de la identificación que tengas. En ese sentido, la sociedad ha estado mucho peor preparada que la clase política y el poder en general. La clase política responde a muchos intereses que no son exclusivamente políticos.
Más allá de Abel Caballero, ¿qué otros temas vais a tratar en esta temporada?
El segundo programa es sobre salud mental en la juventud, también condicionada por esta cuestión de la pandemia. El tercero no lo puedo confirmar todavía, sabemos lo que queremos hacer, pero tal y como están las cosas, cualquier día te presentas en una grabación y el entrevistado te llama para decirte “he pillado el bicho”.
Para el siguiente hemos tenido la inmensa fortuna de que dos jóvenes tan reconocidos y con la cabeza tan bien amueblada como Amaia Romero y Jaime Lorente hayan querido abrirse y contarnos sus experiencias con sus cuestiones de salud mental. Hablamos con jóvenes anónimos y entre todos nos dan la panorámica de que la salud mental no es una cuestión que se aísle de la situación en la que se vive.
Probablemente estemos en uno de los peores momentos de la historia reciente para tener 20, 25 ó 30 años. Antes podías no tener trabajo ni estabilidad laboral, pero podías desinhibirte y liberarte los fines de semana. No me quiero imaginar cómo habría sido mi vida con 25 años y en pandemia.
Esta semana salía la noticia de que los colegios empiezan a aplicar protocolos anti suicidios. Si lo hacen es porque el porcentaje de gente joven que ha pensado en el suicidio es alucinante. El porcentaje de población juvenil que reconoce tener problemas de salud mental, también. Y eso sí que no es contagioso. Se debe a que todos vivimos en una situación que están pagando de manera muy potente los jóvenes.
Hemos tenido la inmensa fortuna de que dos jóvenes tan reconocidos y con la cabeza tan bien amueblada como Amaia Romero y Jaime Lorente, hayan querido abrirse
El pasado mes de julio fuisteis retenidos e "invitados" a marcharos de Marruecos mientras grababais un reportaje para el programa. ¿En qué punto se encuentra? ¿Lo habéis podido reconducir y recuperar?
Digamos que no tenemos toda la colaboración que necesitaríamos del gobierno marroquí para poder volver al país [ríe]. No renunciamos a ese reportaje, pero las dificultades ahora para poder hacerlo son mucho mayores. La historia está ahí, la tenemos contrastada, pero esa es la diferencia entre vivir en un país como España y vivir en un país como Marruecos, donde hay gente que después de lo que nos pasó dice “hostia, es que si hablo, no sé qué será de mí”.
Estáis en la temporada 15 de 'Salvados' y han pasado más de dos años desde que comenzaste a estar al frente. ¿Qué evaluación haces y qué esperas del futuro?
Ya tenemos firmada la siguiente temporada. El día 6 de febrero terminaremos de emitir y el día 7 será como si fuéramos nazarenos en Semana Santa o Abel Caballero en Vigo; estaremos pensando en las siguientes entregas, que probablemente serán para septiembre. Espero que el futuro siga siendo el mismo que el presente que vivo desde que llegué al programa.
La cadena sigue confiando en el programa, y el público también, por eso se renueva. Para mí han sido dos años y medio de un aprendizaje brutal. Que con 40 y pico años tengas la oportunidad de meterte en un barco como Salvados es alucinante. Y no sólo por lo que significa profesionalmente, sino por las oportunidades que te da. Haber estado en Afganistán, haber podido entrevistar a Greta Thunberg, haber tenido al otro lado de la pantalla en una videollamada a Obama… es alucinante. Mi valoración no puede ser más positiva.
En tu caso particular, ¿tienes más proyectos a la vista? ¿Liderar algún otro tipo de programa o, por qué no, participar incluso como concursante?
El momento en que los días tengan más de 24 horas podré pensármelo [bromea], pero el programa es muy absorbente. Ahora acabamos temporada y sí que hay un par de meses que lo puedo compaginar con otras historias. Tengo prácticamente cerrado pero falta concretar los últimos detalles para meterme por primera vez a dirigir un documental. Pero hasta que no se haya acabado de rodar y podamos confirmar que existe, me guardaré el secreto.
Me gustaría volver a escribir porque los dos libros que publiqué, me costó porque no es mi campo, pero fue muy reconfortante. Aun así, bastante tengo con Salvados y mi vida personal. Vivimos en un mundo en el que si no estás trabajando parece que no estás haciendo nada. Dentro del periodismo, parece que si no estás firmando de cara al público, tampoco estás haciendo nada. Soy de los que piensa que la vida está cuando dejas de trabajar también. Me guardo siempre una parcela para disfrutar de mi vida personal, de mi familia sobre todo.
Es algo que se da mucho en el periodismo. El parecer que si no aparecemos o incluso no publicamos un tuit, no existimos. ¿Cómo lidias con ello?
Entiendo que la gente por la calle te diga “hace tiempo que no veo un artículo tuyo en verTele” o “hace tiempo que no te veo en Salvados. ¿Qué estás haciendo?”. Pues nada, preparando cosas, porque esto no es escribir o hacer un programa todos los días. Eso es normal, lo que no lo es, es que nosotros nos pongamos esa presión encima.
Es uno de los problemas del mundo en el que vivimos, hay que estar demostrándole a los demás todo el rato, y cuando te das cuenta, no te has cuidado nada a ti mismo. Intentaré no caer en ese error, y si caigo, que sea lo más tarde posible, porque la vida personal es fundamental. El equilibro emocional es clave para luego poder hacer el trabajo que hacemos.