El Grand Prix celebra este lunes en La 1 de TVE su gran final, entre los pueblos de Alfacar y Aguilar de Campoo, tras haberse convertido en el fenómeno televisivo del año, y no sólo del verano.
El formato presentado por Ramón García regresaba a la cadena pública tras 18 años con una necesaria renovación encabezada por las copresentadoras Michelle Calvó y Cristinini, así como la incorporación de Wilbur. Y el éxito de su reformulación ha sido innegable, con el mejor estreno del año que alcanzó 26.1% y 2.572.000, permitiendo que a falta de su final tenga una media del 19.7%.
Antes de poder ver su desenlace entrevistamos a Carlo Boserman, el director general del grupo IZEN, cabecera del grupo Newen, y también director general de EuroTVProducciones, la compañía que creó y ha traído de vuelta el Grand Prix tras un largo peregrinaje que, como él mismo nos cuenta, ha hecho que el formato esté “sobre la mesa de todos los canales, de TVE, de Mediaset y de Atresmedia”.
La confianza de la cadena pública no ha caído en saco roto, con un éxito que “no esperaba” ni su alma máter, con el que hablamos de las críticas iniciales, del imán que ha sido para el público joven que no se acercaba tanto a la televisión tradicional, de sus presentadores, de las pruebas, y sobre todo de su futuro, con un mensaje tranquilizador para los fans: “Al 99,99%; tiene que haber un maremoto, un terremoto y una guerra civil; claro que se va a renovar, seguro”.
Tras el éxito, la primera pregunta es obligada: ¿el Grand Prix está ya renovado?
Estamos en ello, estamos en ello... [ríe]. Aún es pronto, si fuera por la cadena se habría renovado al día siguiente, pero yo dije que me iba de vacaciones y en septiembre hablaríamos. En el 99,99% de los casos; tiene que haber un maremoto, un terremoto y una guerra civil; claro que se va a renovar, seguro. Con el éxito que ha sido, la lógica marca eso.
Llevabais años peleando por su regreso, ¿pero esperabais tanto éxito?
Ha sido el fenómeno de los últimos 3-4 años. Yo estaba convencido de que iba a funcionar, pero el éxito del 26% del estreno no lo esperaba ni yo. Creía en un 17%, un 18%, aposté en una porra por un 21%, y tirando alto porque soy el director general, el productor ejecutivo del programa, y el alma máter... y qué voy a decir [ríe]. Pero no me esperaba tampoco yo un 26%. Aún así, lo más importante es lo que hay detrás del dato, que es quién hace ese dato, y son muchos jóvenes. De 4 a 44 años, ha habido días que tenía un 40%. En la segunda semifinal el Target Comercial superó el 20%, y eso significa que los jóvenes se lo han metido en vena. Creo que la importancia del estreno es que mucha gente que no estaba en la televisión lineal normal, que por los tiempos modernos estaban en las plataformas o en internet, ha vuelto a la televisión lineal, y en este caso a TVE.
¿Podría haber sido en otra cadena?
El Grand Prix ha estado sobre la mesa de todos los canales, de TVE, de Mediaset y de Atresmedia. De todos. Pero el que apostó por él el primero, para mí tiene el derecho de disfrutarlo. En esta vida de bien nacidos es ser agradecidos, y TVE es la cadena que lo ha querido. José Pablo López [director Contenidos Generales RTVE] tenía muy claro que lo quería, nos lo pidió, y ha sido todo un éxito.
El 'Grand Prix' ha estado sobre la mesa de todos los canales, de TVE, de Mediaset y de Atresmedia
Al principio hubo mucha crítica, porque no era exactamente igual a ese recuerdo nostálgico que todos teníamos, y luego se ha disipado y por ejemplo Wilbur es un fenómeno en las redes.
Los cambios que hemos hecho, los principales incluir a Cristinini, Wilbur y Michelle, primero eran necesarios, y segundo han aportado. Sí, Wilbur ahora es un personaje querido, y Cristinini al principio cuatro se quejaban y ahora ha salido en todos los medios destacando su aportación. Su trabajo parece fácil, pero comentar en directo las pruebas es como los narradores de deporte, no es fácil.
Precisamente Cristinini es la que más ha tenido que soportar el odio. ¿Qué le habéis dicho?
Con ella se han pasado tres pueblos. Pero de verdad, Cristinini ha hecho un trabajo no bueno, sino excelente. Y yo se lo he dicho a ella. Le ha dado esa renovación al programa con esos comentarios. Y la relación Ramón-Cristinini, si tú ves el programa, parece que está guionizada. Y no hay ningún guion ahí.
Entonces, de cara al futuro, ¿haces casi un llamamiento público a Ramontxu, Michelle, Cristinini y Wilbur porque seguirán?
Por supuesto. Por nosotros, siguen. En este negocio, lo que funciona no se toca. Cuando ves que algo no funciona, entonces te puedes plantear cambios, pero ¿por qué tengo que tocar las cosas que funcionan? Cuántas veces hemos visto experimentos en este negocio que al final no funcionan. “Lo que funciona no se toca” es una norma que yo aprendí hace 30 años. Y cuando tienes que tocarlo por mil follones que hay en esto, tienes que estar muy seguro de que lo que cambias de verdad tienes que cambiarlo. Si tú me dices de volver a hacer el Grand Prix mañana, yo te digo que lo volveríamos a hacer como lo hemos hecho.
Con Cristinini se han pasado tres pueblos, pero ha hecho un trabajo excelente
Otra crítica, que también pronunció Mar Regueras, fue por la elección de dos copresentadoras como Michelle Calvó y Cristinini al lado de Ramón García. ¿Cómo se la tomó, siendo ella antigua copresentadora del formato?
He leído algunas cosas, pero no he hablado con ella. Yo creo, o al menos la interpreto así, que no era una crítica personal a nosotros, sino un canto a todo el sector. Yo no estoy de acuerdo, cada momento tiene su historia, y lo que no podíamos es hacer un programa igual que en los 90 o los 2000. A Mar le tengo mucho cariño, pero es que no entiendo ni la discusión: tú tienes un programa que sale después de 18 años sin emitirse en TVE, ¿y hago el mismo programa?
Creo que ella se refería más a la elección de dos nuevas copresentadoras jóvenes, y sin embargo mantener a Ramontxu.
Todos los años, el Grand Prix siempre ha cambiado la copresentadora. Ahí ha estado mucha gente, como Mar Regueras. Es decir, no es algo que hayamos inventado ahora, no fue como Ana Obregón y Ramón García 10 temporadas juntos en el Qué apostamos. En el Grand Prix todos los años se cambiaban las copresentadoras que estaban con Ramón. Entonces no entiendo ni cuál es la discusión: siempre lo hemos hecho, cómo no vamos a hacerlo después de 18 años.
La mezcla de pruebas nuevas y clásicas parece haber gustado, y quizás la que más se ha echado de menos es la de Los aguadores. ¿Cómo se plantean esa selección?
Hay pruebas clásicas que siempre hemos mantenido, pero todos los años hemos incluido pruebas nuevas y rescatado de otras temporadas. Esa es la filosofía del Grand Prix, no hacer siempre las mismas. ¿Cómo no voy a hacer los Troncos locos, o Los bolos, o El diccionario, o La patata caliente? Los tengo que hacer, claro, pero hay muchas más pruebas que se cambian. Sí, pueden ser Los aguadores, o también La cucaña que nos la han pedido mucho. Si se hicieron alguna temporada y gustan, claro que vamos a rescatar pruebas que no hemos podido meter ahora, porque el tiempo es limitado y puedes meter 11-12 pruebas, pero no más, porque si no el programa dura hasta el infinito. Tenemos que ir variando.
Como curiosidad, ¿ha habido muchos lesionados? Que desde casa nos reímos mucho, pero hay caídas que deben doler...
No, no. Había muchos más antes que ahora. Este año no ha habido casi ninguno, sólo un par de personas que se han dado un golpe y ya está, un moratón. Parece que se abren la cabeza, pero no [ríe]. Van súper protegidos, no se puede ni imaginar la cantidad de protecciones: llevan collarines, espalderas, coderas, riñoneras, casco... Parecen Robocop para que no les pase nada. Además una de las reglas del Grand Prix es que cuando por ejemplo pierden el casco, interviene el árbitro, paran, y les dice que pueden seguir pero poniéndose el casco.
Tres detalles que me llamaron la atención. El primero es una anécdota, por el reloj de Ramontxu, que podía verse cómo iban las horas de grabación, y no eran pocas.
[Ríe] Lo del reloj es cosa de Ramón. Cada vez que empieza un programa, se compra un reloj nuevo. Es una cuestión personal suya. Y las horas de grabación, es verdad que son muchas, pero tiene su explicación y es muy sencilla: entre prueba y prueba, tenemos que desmontar y montar todo. Y por ejemplo para desmontar un Tronco es mucha gente, pesa muchísimo y necesitamos a seis-ocho personas para un solo Tronco. Intentamos agrupar, pero hay momentos de parón que son imposibles de evitar para hacer el montaje.
El segundo, del que ya ha dicho algo, es de cuando Cristinini y Ramón a veces narraban a la vez. ¿Se pensó así para darle espontaneidad?
Claro. Ha habido muy pocas veces en las que se han pisado, pero es que eso va como en directo, como en un partido de fútbol. Y a veces se pisan. Es como una retransmisión deportiva, y no tiene truco ni guion. A veces puede molestar, pero creo que ha sido el menor de los casos, y si te fijas se compaginan muy bien en sus comentarios. Y no es nada fácil eso.
La 'vaquilla' quizás es una cosa que tenemos que mejorar, que sea más contundente
El tercero, de las pruebas: ¿por qué los bolos no caían, es que la bola era más blanda? ¿Y no cree que las vaquillas deberían ser más brutas, tener más influencia real?
Con la vaquilla tenemos que tener mucho cuidado. Quizás es una cosa que tenemos que mejorar la próxima edición, que sea más contundente, pero no queríamos que en esta primera temporada de regreso fuese muy contundente. Hubo un programa que la vaquilla le dio con una mano, el concursante se enfadó y le tiró un pelotazo [ríe]. Imagínate que la ponemos muy contundente y tenemos un lío.
Los bolos, con tantos años, los concursantes aprenden mucho, y nosotros tenemos que tener un equilibrio para que nadie se haga daño. Primero la bola, que depende de cómo tú la lances, ha habido gente que los ha tirado casi todos y otros que no consiguen tirarlos. Es una forma de lanzarla, y no es una cuestión de ser “el más fuerte”, es de maña. Y segundo, los bolos son concursantes que han vivido el Grand Prix, lo han visto y saben agacharse, moverse... de todo [ríe]. Y eso es legal dentro de las reglas del juego. Además, a la bola si le pones demasiado peso les puedes hacer daño. Es un equilibrio que hay que tener mucho cuidado.
Este lunes es ya la final, ¿le ha convencido ese sistema de semis y final, o preferiría clasificación general y luego final, lo que daría espacio a más pueblos?
Este año hemos hecho solamente siete programas, y nos inventamos ese mecanismo de las semifinales. Pero era uno de los cambios que queríamos hacer en el mecanismo. Es verdad, vienen cuatro pueblos menos, pero también para los que sí vienen la clasificación es mucho más emocionante, es como la Champions. Creo que con este número de programas, y para esto, nos vale. Quizás si nos dicen 13 programas habría que verlo. Depende del número de programas, si haces 50 puedes traer de todas las comunidades autónomas, pero tenemos que ser muy escrupulosos, y acotamos. Pero ha funcionado, y los pueblos han acabado encantados de la vida. Además del programa, yo creo que el Grand Prix da a conocer a estos pueblos que muchos están olvidados. Son pueblos pequeñitos, entre 5.000 y 10.000 habitantes.
Así va a ser la gran final del 'Grand Prix' en La 1 de TVE
Este lunes 4 de septiembre, a las 22:35 horas en La 1 de TVE, el Grand Prix emite su gran final entre los pueblos de Alfacar (Granada, Andalucía) y Aguilar de Campoo (Palencia, Castilla y León).
Los padrinos serán Eduardo Casanova y Camela, que animarán y ayudarán a los dos pueblos en la final con la que se pondrán fin a las siete emisiones que ha tenido esta exitosa temporada de regreso protagonizada por los municipios de Brión (A Coruña), Cervelló (Barcelona), Colmenarejo (Madrid), Los Montesinos (Alicante), Tineo (Asturias) y Yepes (Toledo).