Lydia Bosch vuelve como presentadora con 'El gran premio de la cocina': “Me he quitado la mochila del qué dirán”

Lydia Bosch, maestra de ceremonias de 'El gran premio de la cocina'

Adrián Ruiz / Laura Pérez

Lydia Bosch recupera desde este lunes su faceta como presentadora y lo hace en TVE al frente de El gran premio de la cocina, el primer talent culinario diario y, como explicaron durante su presentación en el FesTVal 2024, el primero “en tiempo real” dentro de la pequeña pantalla. La catalana salta 16 años después al entretenimiento en un momento en el que, asegura, no le ha llegado ninguna propuesta como actriz: “A ciertas edades los papeles como que cuestan más”, lamenta en palabras a verTele.

Eso sí, a sus 60 años, Lydia Bosch asegura que ha conseguido ver su oficio con otra perspectiva y priorizar proyectos, sean del tipo que sean, en los cuales lo importante sea disfrutar: “Yo quiero divertirme en mi profesión, ya sea como actriz o como presentadora”, expresa, recordando cómo su paso por Tu cara me suena 9 le ayudó a cambiar “el chip”.

“Me enfrenté al principio a Tu cara me suena sin saberlo vivir como terminé viviéndolo”, recuerda. “Al final todo fue bien, pero el perfeccionismo que he tenido toda mi vida era una presión, porque me decían: 'Qué ganas de verte, qué bien'. Y yo me decía: 'Dios mío, están esperando mucho y yo no canto'. Pero ahora estoy divirtiéndome porque sí puedo decir que he conseguido quitarme la mochila del qué dirán”, celebra la barcelonesa, que se muestra muy ilusionada con este nuevo reto.

Pero Lydia Bosch no estará sola, sino que le acompañará en la conducción German González, popular rostro de Sálvame que dejó El diario de Jorge para afrontar su primer desafío como presentador. Con él, Bosch asegura que tuvo “un flechazo”: “Te miras a los ojos y te ríes, hay esas chispitas y ese compañerismo. Cosas mágicas”, explica la entrevistada, que destaca por otro lado el perfil 'amable' que tendrán Javi Estévez y Marta Verona como miembros del jurado. “En este programa los jueces son duros y exigentes, pero no hirientes”, aplaude.

Todos ellos, jueces y presentadores, tendrán otro gran reto por delante: enfrentarse en la parrilla a la 'todopoderosa' Ruleta de la suerte de Antena 3: “Ojalá todo el mundo tenga su sitio, a mí es lo que me gusta, que una cosa no desbanque a otra sino que podamos convivir todos sin tener que ir con la metralleta”, desea Lydia Bosch. “Y si tiene que perder un poquito de audiencia La Ruleta para que nosotros sumemos... pues no pasa nada, ¿no?”, bromea.

Lydia, retomas tu papel de presentadora. La última vez fue en 2008 con el No te enrolles de Telemadrid.

¡Pues sí! Y a parte era genial, porque estaba a cinco minutos de mi casa. ¡Qué fuerte!

Después de 16 años, ¿por qué has decidido volver a presentar justo en este momento de tu carrera?

Yo siempre me lo he pasado muy bien en los programas como presentadora. He tenido la suerte de hacer programas como El gran juego de la oca, Sábado Noche... programas en los que me divertía. Vamos, para mí El gran juego de la oca era jugar. Y luego, llega un momento también, como actriz, en el que a ciertas edades los papeles como que cuestan más. Y pensé: “¿Por qué no vuelvo?”. Pero muchas veces entran los miedos de: ¿Y si lo haces mal? Esas cosas que nos vamos poniendo a las espaldas de no querer defraudar, de no meter la pata... La gente tenía un grato recuerdo de cuando lo estabas haciendo y te planteas si has perdido facultades en ese aspecto. Y al final dije: “Mira, Lydia, la vida ya son dos días, ¿qué quieres hacer?”. Y yo quiero divertirme en mi profesión, ya sea como actriz, como presentadora, como persona o como madre. Quiero divertirme y disfrutar. Eso te lo da la edad.

¿El hecho de llegar a los 60, edad que cumpliste hace unos meses, te da otra perspectiva de la vida?

Sí, sí, indudablemente cuando llegas a los 60, como es mi caso, miras para atrás y dices: “A ver qué tal”. Haces un poco el cómputo de cómo ha ido tu vida personal. Y ahí piensas: “¿En qué me he divertido?”. Porque como actriz me divierto mucho, pero como presentadora también.

Hablando de esa prioridad que tienes ahora por divertirte en televisión, ¿crees que te cambió el chip tu paso por Tu cara me suena?

Tu cara me suena es otro formato, como El gran premio de la cocina, maravilloso y superpotente. Me enfrenté al principio a Tu cara me suena sin saberlo vivir como terminé viviéndolo. Empecé el programa con covid, mi madre estuvo a punto de... estuvo muy mal, y yo compaginé las grabaciones yendo y viniendo a Madrid al hospital. Al final todo fue bien, pero el perfeccionismo que he tenido toda mi vida era una presión, porque me decían: “Qué ganas de verte, qué bien”. Y yo me decía: “Dios mío, están esperando mucho y yo no canto”. Pero ahora estoy divirtiéndome porque sí puedo decir que he conseguido quitarme la mochila del qué dirán.

Con 'Mía es la venganza' entramos a suplir un programa que tenía una audiencia que se enfadó

Lydia Bosch

¿Has rechazado algún proyecto como actriz por sumarte a este programa?

No. Terminé una serie que se llamaba Mía es la venganza, con la que disfrutamos todos muchísimo y guardamos un gran recuerdo. Fue muy dura, pero... [Piensa].

La audiencia no acompañó...

Sí... Bueno, pues porque entramos a suplir un programa donde había una audiencia que se enfadó. Cosas ajenas a nosotros. Luego nos cambiaron a otro sitio y nos hicieron al final terminar. Pero todos orgullosísimos porque fue un pedazo de serie.

¿Fue un rodaje muy duro?

Sí, pero al final disfrutas. Cuando haces lo que te gusta, disfrutas. Yo disfruté muchísimo y ahora no tenía nada.

Es verdad que ocupasteis un hueco que tenía Sálvame, recortándole tiempo en la parrilla, pero ¿habéis hecho autocrítica sobre si la serie gustaba al público?

Con las redes y en el día a día en la calle, no solamente de amigos o familia, cuando iba a un supermercado, yo recibía opiniones muy buenas, preguntándome por qué se ha terminado. A lo mejor era una serie más para prime time, por la temática... No lo sé. Hay cosas que a veces en la vida pasan y no creo que fuera una mala serie para nada. Creo que todos los proyectos tienen que dejar tiempo para que la gente se acostumbre y lo vea o funcione el boca a boca. Y aquí en dos semanas se quitó, mucha gente ni se enteró. No es que nosotros nos miremos el ombligo y digamos que era buena, no. Era una buena serie pero no se le dio la oportunidad. Las cosas son así y, a lo mejor, si hubiese continuado con la serie, no habría podido hacer este programa, que es otra puerta que se me ha abierto y que me tiene entusiasmada. Vuelvo a jugar y encima con Germán González como compañero.

¿Qué es lo que más te sedujo de este tándem? Has dicho que conectaste con él desde el primer minuto.

Sí, son esas cosas mágicas que pasan: por eso te enamoras y tenemos tanta fe en este proyecto porque a todos nos ha pasado un poquito. Hay muy buena energía, que dices: “Joder, qué bien me llevo”. Te miras a los ojos y te ríes, hay esas chispitas y ese compañerismo. Cosas mágicas.

Germán González ha desvelado que varias veces te has equivocado en las grabaciones, llamando al programa El gran juego... de la cocina. Ahora que se están recuperando viejos formatos, ¿te gustaría ver de vuelta a El gran juego de la oca?

¡Sí, calla, calla! [Risas]. A mí me encantaría, era un programón, pero hay cosas que no serían igual. Porque Emilio Aragón era Emilio Aragón... En aquella etapa éramos Emilio, Patricia Pérez y yo. Hay proyectos en los que surge la magia y con Emilio Aragón es muy fácil que la magia surja porque desde pequeño estaba en una familia de artistas y hace y produce cosas muy buenas. Surgió esa química, pero creo que ahora los tres no podríamos estar. Pero nunca se sabe.

¿Crees que Emilio Aragón no estaría dispuesto a hacerlo si se le pone encima de la mesa el proyecto?

No lo sé, pero él está con muchos proyectos, con la música... Yo creo de todas formas que cada cosa está bien en su tiempo. El juego de la oca quedó allí como algo que ahora se recuerda con mucho cariño y a veces está bien que quede ahí, porque quizás es otra etapa, otra época, y en este tiempo ya no funcionaría como lo hizo en su momento.

Os vais a enfrentar a La Ruleta de la Suerte, ¿te preocupa cómo pueda afectar a vuestro concurso su gran audiencia?

La Ruleta de la Suerte es un programón ya muy consolidado y con una audiencia muy fiel. ¡Hace nada tuvo un 27%! ¡Qué audiencias! Ojalá todo el mundo tenga su sitio, a mí es lo que me gusta, que una cosa no desbanque a otra sino que podamos convivir todos sin tener que ir con la metralleta. Ojalá que ellos continúen pero nosotros también. Hombre, que nuestra entrada sea potente y que la gente se enamore de este formato como lo estamos todos es algo que deseamos. Y bueno, si tiene que perder un poquito de audiencia La Ruleta para que nosotros sumemos... pues no pasa nada, ¿no?

Una de las cosas que me gusta mucho de este programa es que los jueces son duros y exigentes, pero no hirientes

Lydia Bosch

¿Cómo te llevas tú con la cocina? ¿Estás aprendiendo además de disfrutando en este programa?

Sí, estoy aprendiendo y disfrutando. No soy buena cocinera. Es cierto que si me pongo, puedo hacerlo bien, porque soy muy detallista, pero no tengo experiencia más que para hacer las cuatro cosas que sabemos hacer todos, pero así como hacer un plato elaborado, no. Pero aquí estoy aprendido mucho. Además, lo bueno de este programa es que es cocina real, no hay trucos. Son platos que tú desde casa ves factibles hacer con 20 minutos de tiempo. Son cosas fáciles con nombres normales que puedes ir a comprar. Es un programa muy bueno porque, a parte de entretener, hay risas, hay llantos y es real. Y una de las cosas que me gusta mucho de este programa es que los jueces son jueces duros, exigentes, pero no hirientes.

Yo recuerdo mis inicios con Chicho [Ibañez Serrador], que él es un genio, pero aquello era una maquinaria brutal y él era muy rígido. Y a veces en plató, cuando alguien hacía algo mal, las órdenes las daba a través de altavoces. Y yo una vez, que empezaba a ser 'chica Un, dos, tres', tenía que mover una ficha y no la moví bien. Entonces, me regañó en alto y yo me quedé un poco tocada. Luego me cogió y me dijo: “Chiquitina, ¿qué pasa? Que no te sienta mal, porque yo a la gente en la que confío les digo así las cosas y sé que tú puedes dar más”. Y yo le dije que a algunas personas les va bien que le hablen así y a otras, como a mí, no. A mí me hablas mal y no me bloqueo, pero es que me quitas la alegría. Y le pedí que me lo dijese de otra manera. Llegamos a ese pacto y Chicho desde ese día, nada. Y aquí lo mismo, los jueces tienen una forma de decir que no hiere, no te sientes mal. Tienen que ser justos, porque es un programa de cocina real y exigente, pero no te sientes nunca mal.

¿No te atreverías entonces a participar en un MasterChef Celebrity o un Bake Off, ya que ambos formatos están en TVE?

No, MasterChef me parece un programa de valientes. Yo no sé cocinar y prefiero presentarlo o verlo como espectadora.

Etiquetas
stats