Palomo Spain y María Escoté ('Maestros de la costura'): “Los nuevos concursantes se meriendan a los antiguos”
Entrevistamos a Alejandro Palomo y María Escoté, dos de los jueces de 'Maestros de la costura' que hablan de los cambios en la quinta edición: “Los jóvenes nos tienen que dar lecciones y nosotros tenemos que nutrirnos de ellos”
La quinta edición de Maestros de la Costura empezó sus andadas hace dos semanas, con esa particular mezcla de aspirantes entre veteranos y debutantes. Contra lo que podría estar previsto en un primer momento, las dos expulsadas formaban parte del grupo que pasaba por los talleres de TVE por segunda vez, con la conocida Margarita como la última que dijo adiós.
En el marco de la presentación del programa, en la que estuvo presente verTele, los medios hablaron con sus jueces y su presentadora. Si bien Raquel Sánchez Silva y Lorenzo Caprile insisten en que con el talent de costura y moda “se pierde el miedo a la máquina de coser”, Palomo Spain y María Escoté defienden del espacio el equilibrio entre la dispar experiencia entre los concursantes.
Después de dos galas, el desnivel que se podía intuir antes del estreno de la temporada ha quedado relegado a un rincón, y así lo comentaron antes del lanzamiento: “Se meriendan a los antiguos”, adelantaba Escoté, quien defiende “la frescura y la juventud”, mientras Palomo asegura que al casting se presentan candidatos “con bastante conocimiento”.
Eso sí, destacan que el único beneficio es “el saber estar en un programa de televisión”. Y precisamente de este punto de la experiencia en la pequeña pantalla hablan ambos jueces: “Hemos evolucionado mucho. Esta temporada ni en el primer momento hubo nervios, es como nuestro taller, y lo hemos superado”.
¿Cómo se ha conseguido el equilibrio del nivel entre los nuevos concursantes y los veteranos?
Palomo Spain (P. S.): Pues hemos mantenido un nivel alto desde el principio. Y ellos mismos se han ido mostrando. No quiere decir que los veteranos cosan mejor o peor. Hay muchísimos que se fueron en su momento y no han vuelto a coger una aguja, u otros que la han cogido mucho, o estos nuevos que ya vienen muy aprendidos. Aunque estos sean veteranos, ya también hay mucha gente que se presenta al casting que sabe perfectamente cómo funciona el programa y que no viene a que se las den con queso, vienen con bastante conocimiento. Por eso creo que los nuevos mantienen el nivel alto al que vienen.
María Escoté (M. E.): No hemos tenido que hacer un trabajo extra. Nosotros hemos hecho nuestras pruebas, y es lo que os digo: en este oficio que es la costura también tienes días de buena suerte y otros de mala suerte. Hay veces que hay pruebas que se te dan muy bien, seas novato o no, y otras que no. Lo bueno es que, por ejemplo, tenemos al aprendiz nuevo Pablo que es muy bueno costumizando. En las pruebas de eliminación y creatividad, que la mayoría de veces lo que necesitas es agilidad y rapidez a la hora de coser de forma creativa, funciona perfectamente. Se puede comer a un Lluís, a un Borja o a una Isabel.
Pero eso nos pasa en nuestros trabajos: Si yo a lo mejor tengo que ponerme a hacer un traje de chaqueta, me es muy complicado, o si le haces hacer una camiseta a Palomo le parece muy complicado a él. Cada uno tenemos nuestra habilidad dentro de la profesión. Y esto está super equilibrado.
¿No hay entonces algún beneficio?
M. E.: No, más que nada no en lo técnico, sino en el saber estar en un programa de televisión y en conocernos a nosotros. Lo que llevaban de ventaja los antiguos es que nos conocían a los tres y sabían un poco qué era hacer televisión. Los otros entraban vírgenes, con nosotros y con el programa. Pero es que lo han hecho muy bien y para mí se meriendan a los antiguos, porque son muy jóvenes (es el casting más joven hasta ahora, el de esos seis nuevos), no hay nadie mayor, y creo que con esa frescura y esa juventud te comes lo que venga por delante. Nos pasa a nosotros cuando llegan las marcas jóvenes y los diseñadores jóvenes y ya no tienes nada que hacer.
En ese tiempo en el que no sabíais si se iba a renovar el programa, entiendo que vosotros también teníais miedo.
P. S.: Bueno, al final nuestros oficios y nuestros trabajos son nuestras vidas. Esto no deja de ser un extra, y nosotros esperamos pacientemente sabiendo que se iba a hacer, porque a nosotros es lo que se nos ha dicho desde un principio. Lo afrontamos con tranquilidad. Al final, termina el programa y nosotros seguimos con nuestros trabajos, y cada un tiene una vida más ocupada o no. Así que tampoco lo hemos vivido con incertidumbre y tal. Si sale, fenomenal, que es lo que queremos y nos esperamos. Y si no, seguimos en nuestros talleres.
"Lo que llevaban de ventaja los antiguos es que nos conocían a los tres y sabían un poco qué era hacer televisión"
Habláis del momento tan difícil que está pasando vuestro sector pero al final cada vez hay más aspirantes. ¿Notáis que hay más ganas de moda?
P. S.: Bueno, en momentos de crisis también surge energía muy buena. Hay una generación joven que tiene ganas de meterse en el mundo de la moda y que viene con ideas muy renovadas. Ahora el mundo de la moda funciona muy distinto a hace unos años, y más después de la pandemia, porque todo se ha acelerado de una forma tremenda. Esos momentos de cambios y de crisis hacen que surja una moda totalmente nueva y como no seas capaz de adaptarte, te quedas totalmente obsoleto. Eso es un poco lo que está pasando: hay muchos jóvenes que llegan y que entienden la moda desde un punto de vista nuevo y las cosas más antiguas o de un diseñador más antiguo van dejando paso a esto, en un relevo generacional.
M. E.: Y sobre todo que ya ha nacido a una generación diferente a las nuestras. Es como Caprile, que nació en la época de las ayudas, yo cuando llegué había una crisis fatal: o te pagabas tú un botón o no había quien te lo pagase. A mí me gusta nutrirme siempre de lo nuevo y lo fresco, porque soy una apasionada de todo lo nuevo que sucede, tanto social como tecnológicamente. Por eso creo que ellos ya forman parte de esa era que nosotros no conocemos, y se mueven mejor que nosotros ahí. Nos tienen que dar lecciones y nosotros somos los que tenemos que nutrirnos de ellos. Nacer y pertenecer a esta era me parece impresionante. Ojalá poder dar marcha atrás y retroceder unos 10 añitos [ríe].
¿Qué novedad creéis que les van a llegar más al espectador?
P. S.: Los exteriores, que son cada vez más impresionantes, son espectaculares.
M. E.: Los exteriores son espectaculares. El de Balenciaga... Seguramente mucha gente no ha ido ni va a ir al museo de Balenciaga. O imagínate esos niños pequeños que nos ven mucho y no tienen ni idea, porque nosotros hemos conocido a Balenciaga con una edad, pero gracias a esto, niños de siete años saben quién es Balenciaga. Eso es un lujo.
P. S.: Y luego la familiaridad de seis concursantes que ya conocen. A los que habías perdido un poco la pista y vuelven a estar dentro de casa todos los martes. Al final es un gustazo del programa, porque te engancha al personaje, y si ese es un trabajo que ya está hecho antes de empezar, ya dices: “Hostia, mira este cómo lo está pasando cinco años después”. Yo creo que también hay parte de esta familiaridad que gusta, la de encontrarse con esas caras que ya echabas de menos.
¿Habéis notado alguna evolución vuestra ante la tele después de cinco temporadas?
P. S.: Habría que poner un clip del primer programa [ríe].
M. E.: Mira que creo que en mi vida he hecho cosas mal, pero el primer programa de Maestros de la costura va a ser lo peor que he hecho en mi vida.
P. S.: No sé dónde está eso [ríe]. Me da un miedo tremendo.
M. E.: Es de esas cosas que no quiero volver a ver [ríe]. Yo creo que nosotros hemos evolucionado mucho. Esta temporada ni en el primer momento hubo nervios, es como nuestro taller, y lo hemos superado. Ya nos conocemos mucho, y luego lo haremos mal porque nos equivocamos. Aunque no pertenecemos a esta profesión, solo son tres meses al año y nosotros no tenemos ni idea. No es como Raquel, que es impecable porque es su profesión. Pero nosotros lo que hacemos es disfrutar. Nos peleamos y nos queremos.
P. S.: Es como una familia. Ya se nota desde el primer momento: cuando vienen los invitados y están nerviosos les decimos que están igual que nosotros, que es entrar y van a ver que es una charlita entre nosotros. Es como quien está en su casa.
Vosotros ya erais famosos en vuestro ámbito profesional. ¿Cómo lleváis este otro tipo de fama de que os paren por la calle porque os reconocen?
M. E.: Es muy agradable. A mí me parece muy bonito. Sobre todo el ver que llegas a más gente. El sueño de mi vida es ser lo más asequible posible con los precios, y llevo años trabajando en ese. Hay diseñadores que no y no tienes por qué, pero para a mí sí que me hace feliz que si te gusta mucho una prenda mía puedas conseguirla, yo voy a hacer un esfuerzo. Llevo años trabajando para tener un precio más asequible con la misma calidad y tal. Con esto es un poco lo mismo: es algo de agradecer.
P. S.: Nosotros no somos Rihanna ni cantantes ni nada. Tenemos un público que, al que le gusta lo que hacemos, se para a saludarnos, porque realmente lo siente y nos muestran ese cariño de alguna manera. Eso es que es muy bonito. La gente que nos para por la calle lo hace para decirte cosas bonitas, darte ánimos para continuar, para decirte que le has influido en su vida de esta manera o de la otra... No tenemos ese agobio, porque normalmente te paran o te miran, pero la gente no es tan acosadora. No hemos llegado a ese nivel.
"Gracias a 'Maestros de la costura', niños de siete años saben quién es Balenciaga"
En una entrevista tú mismo dijiste que había ciertas situaciones que hacías antes y ya no puedes hacer con esa libertad.
P. S.: Hombre, claro.
M. E.: No, ninguna. Todo lo que deberías hacer lo sigues haciendo, la verdad [ríe]. Eso es mentira, lo dice para quedar bien. Él sale por la noche y hace lo de siempre [ríe].
P. S.: Se refiere, y esto es verdad, a cuando iba a la feria de mi pueblo y a ponerme ciego y... [ríe]
M.E.: Y lo sigues haciendo [ríe]. No se corta un pelo
Cuando va pasando el tiempo, ¿eso te va dando igual?
P. S.: Totalmente igual. Es verdad que no te haces una foto a las cinco de la mañana, porque a esa hora no está decente nadie.
M. E.: Es verdad que si que controlas un poco más. Hay cosas que, sobre todo por las noches, porque son situaciones que a lo mejor no te apetecen compartir, pero también forma parte de la edad. Tampoco haces lo mismo que cuando tenías 16, ojalá.
P. S.: Ya lo que me faltaba, pero tú y yo salimos [ríe].
M.E.: Es verdad que lo de las fotos por la noche es lo que me gusta menos.
P. S.: Cuando vas a una feria te das cuenta de que ha venido gente de los pueblos de alrededor que sabe que tus padres tienen una caseta y están ahí esperando a que llegues.
M.E.: En tu pueblo es el único sitio en el que no hemos podido salir por la calle porque nos acosaban como a Rihanna [ríe]. Sales por la mañana a por un café en pijama y había cinco niñas esperando en la puerta. ¿Pero esto qué es?. Su pueblo es maravilla [ríe].
P. S.: Por eso te digo, en estas cosas del pueblo son en las que más se notan, en los momentos más pequeños. Que en una feria de repente mis padres, que han puesto una caseta toda la vida y yo voy allí a sentarme en una mesa y a beber vino, ahora hay ahí quinientas personas que han venido de un pueblo y de otro. También es verdad que no es lo mismo el boom de la primera o segunda temporada por la que de repente saltas a ser famoso a cuando la gente se acostumbra a saber quién eres y te tienen visto. Al final lo importante es crecer cuando estás presente todo el rato. Yo no dejo de ir a un carnaval o a mi pueblo a tomarme una cerveza, ni aquí. Porque cuando no te ven y apareces quizás es más sorprendente, pero cuando te van conociendo pues es más fácil.
M. E.: Y más Madrid, que aquí está todo el mundo.
En tu caso [María], que vienes de una familia de costura, ¿no te planteaste otra cosa?
M. E.: Sí me lo planteé, pero creo que me metieron en casa [ríe]. No, yo quería ser pintora desde pequeña. Mi padre era pintor y siempre me había gustado mucho dibujar y pintar. Y es verdad que pasé ahí unos años perdida en mi adolescencia. Luego quise ser decoradora, todo arte. Es verdad que al final en mi casa tenían costura y como mi madre vio que no sabía que quería hacerme me dijo que aprendiera la profesión, que siempre iba a tener trabajo. Y es verdad que me gustó. Por eso empecé con ella y aprendí a coser. Luego montó un negocio familiar con modistas para enseñarme. Lo que quería es que aprendiera el oficio. Entonces aprendí, y luego ya con 18 años empecé a estudiar moda, pero primero estuve unos años trabajando en un taller. Si mi madre hubiese sido cocinera, podría haber montado un restaurante. No sé si realmente era mi pasión, pero sí. Al final lo bonito es que yo me he llevado la ilustración y el dibujo y el color, que es con lo que he hecho la identidad de mi marca, y he podido mezclar.
En las anteriores ediciones hemos visto que había pique entre vosotros. Mucha rivalidad. Pero este año no parece que os piquéis mucho.
P. S.: yo este año no me pico, soy muy pacífico.
M. E.: A ver, la que soy más competitiva soy yo. Caprile también.
P. S.: Caprile por perra vieja.
M. E.: Caprile lo que tiene es su orgullito, más que nada, pero bueno. A mí me encanta la competitividad y por eso me encanta esta casa, no me la puedo quitar encima.
¿Cuesta mucho cuando os encariñáis con algunos participantes cuando se van?
P. S.: Sí.
M. E.: Y eso que hemos aprendido con las temporadas. A principio nos afectaba más, y nos enfadábamos ¿te acuerdas?
P. S.: Sí, sí. Sobre todo cuando ves que ha tenido un mal día y no tienes más remedio. Hay momentos tristes, pero ya conocemos el programa.
M. E.: Y también nos pasa en nuestro taller, que hay gente continuamente que se va y crees que iba a estar toda la vida. Y tienes que adaptarte y comprenderlo.
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'Maestros de la costura' sigue siendo uno de los principales reclamos de La 1 en audiencias, ahora con esta edición que mezcla a viejos conocidos con nuevas caras. Si no quieres perderte ni un detalle de cómo transcurre esta temporada, y comprobar hasta qué punto se cumple lo que sus jueces apuntan, suscríbete a nuestro boletín.