Entrevista

Mercedes Milá vuelve a TVE 33 años después: “Me da rabia que no nos dejen hacer política, igual que en Movistar”

Entrevistar a Mercedes Milá es afrontar una conversación sin ambages. La periodista espluguense no tiene remilgos al hablar de prácticamente ningún tema, siempre partiendo de una máxima que deja clara: “¿Cómo voy a saber yo todo, si soy una hormiga?”, asegura durante la presentación de No sé de qué me hablas, formato con el que retorna a TVE después de 33 años, y en el que pretende no solo enseñar a los jóvenes lo que marcó a la sociedad del pasado, sino darles altavoz a estos para expresarse. Todo ello, con Zanskar (Planeta Calleja), productora a la que lleva ligada esta última etapa de su carrera.

A la gente joven no se la escucha”, afirma tajante la veterana presentadora, que busca comprender sus formas de hablar, sus intereses y gustos, tanto como espera que ellos, por curiosidad, se acerquen a lo que ella puede contarles. Pero si nos centramos en comportamientos incomprensibles a ojos de Milá, ella tiene para repartir. Empezamos por el propio negocio televisivo: “No puedo comprender a las personas que dicen que la audiencia les da igual”, afirma, proclamando como “sagrado” el símbolo del mando a distancia.

Por eso mismo, Milá también confiesa tener temores sobre la recepción del público, ahora que está de vuelta en la televisión generalista tras pasar los últimos años en Movistar Plus+: “Lo voy a vivir como el culo. Lo voy a vivir mal, porque vengo de Movistar, donde he estado cuatro años en paz”.

Se puede ver que no hay impedimentos para que Milá se abra ante la prensa, con la que después de tantos años se encuentra particularmente a gusto. Eso le lleva a reflexionar sobre la actualidad más inmediata: por ejemplo, sobre las recientes declaraciones de Alfonso Guerra en El Hormiguero. Del expolítico afirma: “Escuchar y verle hoy me da vergüenza, y además creo que nos hace daño a todos”. Reconoce que estaría encantada de hacerle una entrevista tan dura o más de la que le hizo a Juan Guerra, hermano de Alfonso Guerra acusado de corrupción, en El martes que viene, de la que ya en anteriores ocasiones ha reconocido haber errado.

Ahora bien, en principio No sé de qué me hablas no tendrá margen para que pueda abordar la política. Así lo ha decidido TVE, y lamenta su presentadora. “Hay una cosa que me da mucha rabia y es que no nos dejen hacer política, igual que pasaba en Movistar”, afirma Milá, que por mucho que diga lo contrario, sabe bien de lo que habla.

A pocas horas de estrenar 'No sé de qué me hablas', ¿qué sientes ahora mismo?

Para empezar, la sensación de estar con todos los periodistas de nuevo me hace pensar que la vida no ha pasado. Es dificilísimo decir algo que no haya dicho antes porque después de tantas ruedas de prensa verdaderamente es complicado. Pero hay un punto de sentir que ya he hecho mío este plató, ya es como mi casa. Sé lo que pasa aquí. Y como ya lo sé, lo espero. Y ahora lo que espero es que lo que me pasa a mí pase fuera.

¿Qué esperas que consiga este programa con la gente joven?

Que lo sigan, que les interese, que les divierta. Que les enseñe algo, porque vamos a explicar cosas que muchas personas no saben. Por ejemplo, a mí me van a dar muchas lecciones, empezando por Inés [Hernand] y terminando por muchos del público. Abrimos los micrófonos, están puestos arriba para que todo el mundo pueda hablar y no tenga que pasarse la alcachofa, que es una cosa que aprendí en Queremos saber en Antena 3. Aspiro, sueño y deseo a que lo pasen suficientemente bien como para pensar la semana siguiente: 'Anda, ya está la Milá otra vez'.

¿Qué has aprendido en lo que llevas grabado con este formato?

No mucho, tengo que decir. Es un tipo de televisión que coge de aquí y de allá, y ya lo he hecho en cierto modo. He estado en un plató teniendo entrevistas. He aprendido que es jodidísimo trabajar sin una mesa delante. Es muy complicado porque en esa mesa siempre tenía un guion hecho por mí, y ahora no tengo nada, voy a pelo por completo.

He aprendido que es jodidísimo trabajar sin una mesa delante

¿Qué significado tiene ver esas imágenes con Cela y otros que han pasado por tus programas, y comprobar que muchos no los conocen?

Me impresiona mucho porque el programa sale de una semilla que para mí es muy importante, pequeña pero con mucha potencia. Esa semilla fue la que trasladé a María Ruiz [directora de Zanskar]. Mi sobrina Marina, que participa en el programa, me dijo un día: 'Oye, ¿y quién es Lola Flores?'. '¿Cómo? ¿Que quién es Lola Flores? Tiene 25 años. No se puede ir por la vida sin saber quién es Lola Flores...¿Qué os han enseñado en los colegios? Es nuestra historia, es una persona importantísima en España'. Le dije que se fuera a Google y entendería. Ahí empezó la semilla de ese programa. A María le gustó la idea y la hemos ido enriqueciendo. Para mí era imprescindible que hubiera gente joven para que se quedaran absortos ante imágenes de entrevistas que había hecho, y que muchos no sabían quiénes eran.

¿Funciona también el programa en sentido inverso, cuando tú no conoces a sus referentes?

Exactamente ese es el punto. Inés sirve para eso muchísimo. Vino Marina el primer día, hizo lo de Lola Flores, y saltó Inés y dijo: 'Bueno, Mercedes, tampoco te pongas así: ¿Tú sabes quién es “un nombre”? Pues no, ahí lo llevas'. Es muy interesante porque en ese momento la gente joven inmediatamente conecta. Sabe que estás hablando de algo que es suyo frente a lo que es mío. Lo interesante sería que ese grupo se reconociera al final del programa como que hay muchas cosas interesantes que no sabemos, sean de un lado o del otro. Tengo la esperanza en eso. Creo que va a pasar mucho eso.

Otra cosa muy importante es que aquí se escucha lo que se habla. Estoy harta de ir a platós donde no se escucha nada. Tú tienes un personaje estupendo sentado ahí en medio, y ves que los espectadores están que da igual que diga que ha matado a Kennedy porque no lo han oído. Yo le he hablado a ese público cuando he ido a Sálvame o a uno de esos, y les he dicho: 'Ustedes digan que no escuchan, porque los de sonido les subirán el volumen. Si no lo dicen, no se lo van a subir'. Es como el frío y el calor: en el primer programa creí que me moría de calor, tanto calor que me caían los chorretones... Como era un falso directo dije que el programa se cortaba aquí, y hubo una especie de temblores. Dije: 'Lo siento, pero o vosotros subís el frío o no puedo seguir, porque no puedo hacer una entrevista que me caigan las gotas'. Ya la hice con William Levy y lo pasé bastante mal.

¿Qué caracteriza entonces ese intercambio?

Naturalidad, simpatía, curiosidad, muy importante, me he acercado a muchos jóvenes para decirles que con esa cara tan seria qué te pasaba. Sacas una sonrisa o información... Tiene elementos como para que ese propósito de intercambiar información y conocimientos se produzca.

¿Cuál es la barrera para que ese intercambio no se produzca en la realidad? Esa brecha generacional no permite ese intercambio de pasiones e intereses.

No hay tiempo para todo. He preguntado y me dicen que en los colegios acaban [el temario] en la Guerra Civil. No hay nada de la transición, con lo importante que fue, y más en estos momentos, cuando cada uno se adueña de la transición como le da la gana, y todos aquellos que jamás firmaron la Constitución ni les importaba un bledo ahora resulta que creen que todos están rompiendo la Constitución. ¿Por qué? También es verdad que en las casas antes a lo mejor sí teníamos alguna conversación. Cuéntame en ese sentido podía valer para saber lo que estaba pasando, pero hay un momento en que creo que se tira la toalla, que no saben quién es Lola Flores, ¿da igual? Saben tantas cosas más, y son tan capaces de investigar en internet, que da un poco igual. Y a mí me parece una pena. No digo que tengan que saber todo lo que sabíamos nosotros, pero sí un perfumillo para no estar perdidos.

Aquellos que jamás firmaron la Constitución ni les importaba un bledo, ahora resulta que creen que todos están rompiendo la Constitución

Buscas que te vean. Estamos acostumbrados a que los presentadores hablen solo de hacer un buen programa. ¿Cómo lo vas a vivir, tienes nervios?

Lo voy a vivir como el culo. Lo voy a vivir mal, porque vengo de Movistar, donde he estado cuatro años en paz, haciendo lo que queríamos hacer cada segundo, sin mirar si lo iban a ver o no. Por suerte, parece que no nos ha ido mal; si no, no nos hubieran contratado cuatro años. Pero no tiene que ver con la audiencia en abierto, no tiene nada que ver con el capricho de la gente en casa, que pone o no pone. Y yo lo respeto a muerte. Para mí el mando a distancia es sagrado, me parece el gran signo del resultado de nuestro trabajo. No puedo comprender a las personas que dicen que la audiencia les da igual. No sé si os acordaréis de cuando decía que no valorar la audiencia es como tener un restaurante y que no entre la gente. Has invertido una serie de dinero en alimentos que no voy a poder dar. ¿Y qué pasa? Pues esto es lo mismo. El negocio de televisión se basa fundamentalmente en el mando a distancia. No hay más tu tía. La audiencia es el modo en que todos, unos y otros, sabemos si les ha gustado o no.

¿Cómo consigues atraer a una generación que no ve la tele?

Yo no veo la tele hace mucho tiempo. Y lo sé todo porque lo veo a posteriori, no lo veo en directo, sino en el iPad, estoy a tanto de lo que se hace. ¿Cómo lo haremos? No lo sé. Pretendemos atraerlos por curiosidad, por saber que se les escucha. Porque a la gente joven no se la escucha. Vamos a ver si lo conseguimos. Y que pase lo que dios quiera. Si no quieren venir, pues no vendrán, estarán en otras cosas en internet. Haremos lo posible.

No puedo comprender a las personas que dicen que la audiencia les da igual

¿Conocías a Inés Hernand antes del programa?

Qué va, no tenía ni idea de quién era. ¡Madre mía! Es un filón.

¿Te ves reflejada en ella?

Yo era mucho menos brillante que ella a su edad. Tiene 31, me parece. No era tan brillante, dios mío. Aparte, yo venía de una dictadura, chavales, donde nos censuraban hasta las pestañas. Cuando empecé a trabajar en TVE con Isabel Tenaille, reproducíamos un guion que hacía [Fernando García] Tola donde ponía “I” o “M”, y la gente decía: 'Las preguntas más difíciles se las dan a Mercedes'. No, era igual: era el tono, o lo que fuera. Esta vitalidad que tiene, esta creatividad, porque esta tía no para... Yo no era así. Podía ser una descarada, muy trabajadora, pero no tenía esta capacidad de brillantez que tiene Inés Hernand.

Hay gente que dice que no se puede hacer la televisión de entonces... ¿Tú notas eso? ¿Crees que no podrías hacer la entrevista que hiciste al director de TVE en su momento?

Probemos. Yo hasta que no lo pruebe no puedo decir nada. Cuando lo haga, ya lo diré. Hay una cosa que me da mucha rabia y es que no nos dejen hacer política, igual que pasaba en Movistar.

Podía ser una descarada, muy trabajadora, pero no tenía esta capacidad de brillantez que tiene Inés Hernand

¿Y por qué ocurre eso?

La razones muy claras. Los grupos políticos miden de tal modo las salidas en televisión, que si una semana entrevistas a no sé quién de tal partido, a la semana siguiente te ves obligada a hacer... Algo de eso tiene que haber. Cuando hice los otros programas que salen aquí, hacíamos políticos a tutiplén, y no estábamos pendientes de si estaba equilibrado o no el asunto.

¿Es decisión de la cadena?

Sí, sí, ellos nos han dicho que de la política nos olvidemos. Como hay muchas imágenes del archivo que son de políticos, y que sería muy divertido ponerlos porque no los reconocerían, iremos viendo. Ahora, la cuestión es hacer los programas y que salga satisfecha. Hemos hecho cuatro programas, y cuando sales del programa con semejante alegría, y a mí me ha pasado en los cuatro, que pienso 'O estoy completamente loca o esto le tiene que gustar a alguien'. Es una incógnita, yo qué sé.

¿Has visto cómo ha sido la reacción de los jóvenes ante algunos de los momentos que se rescatan? ¿Es una reacción muy diferente a la que se daba en su día ante esos mismos momentos?

Sí, claro que habrá diferencia, pero no puedo ponerte un ejemplo como para decir: ¡Bestial! Hay veces que hay risas, porque no pueden creerse que aquello se hacía entonces, sea de humor o social. Eso es lo que he visto, pero es muy pronto: hasta que no pasen más programas, y tenemos firmados ocho, y estén en el mercado, no sabré decirte.

¿Cómo has vivido esa sorpresa para los jóvenes que se piensan que son los más transgresores cuando ven a Cela decir que absorbe agua por el ano?

Eso se lo tendrías que preguntar a algunos de ellos. Yo les pregunté a algunos y les hacía mucha gracia. Les explicamos quién era Cela y luego uno de los chicos dijo que estaba leyendo a Cela. Cuando le preguntaron qué estaba leyendo, Inés dijo: 'Pues prepárate, porque es un tocho...'. Hay este conjunto de cosas. Ellos se asombrarán de lo que yo no sé, y yo de los que ellos no saben.

¿Has incorporado algo de los jóvenes a tu jerga, a tu vida diaria?

Me hace gracia eso de “por el culo”. Pensaba que era malo, pero resulta que es bueno. Esto es muy importante: antes era que te daban por el culo, y ahora es que es bueno.

Decíais que habéis tenido choques pero que llegasteis a conclusiones en temas como el feminismo.

Para eso te tendría que hablar de una persona de la que no puedo hablar porque está en el programa 3. Pero es igual... Hablaba de que ella no era partidaria de lo que se entendía por feminismo hoy. Le dije: Perdona, pero vas fatal. Pero para ella ese era el camino y para mí no. Eso se habló en la grada. Los temas son tan cercanos a la gente que puedes encontrar a tías que digan que esto no es así, y salten como un resorte. Y yo me pongo: pero por qué os ponéis así, qué pasa. Son muy agresivas muchas veces. Pero bueno, a mí mientras haya vida en las gradas, yo firmo.

Si lo que JP me dijo se cumple, esto es el gran acierto de mi vida: trabajar en una empresa pública con libertad, reconocimiento y feliz

¿Era la primera vez que te llamaba TVE? Se llegó a hablar de ti para 'OT'...

Sí, pero aquello fue una vergüenza. Me llamaron pero no te puedo contar porque queda muy mal una persona. Si verdaderamente me juraseis que no lo decís, pues yo os lo digo [risas].

Tu contrato se acabó con Movistar Plus+, y ahora llegas a TVE. Entre tanto, ¿te llamaron de otras cadenas?

¡No, no hubo tiempo!

¿Ni la nueva Mediaset?

No, no, no... Bueno, Jaime Guerra, con el que he trabajado en Gran Hermano, me dijo: '¿Y tú y yo cuándo vamos a hablar? Que quiero que trabajes aquí'. Pero eso no es lo mismo que que te digas: 'Vamos para adelante'.

¿Qué te dijo José Pablo López [director de Contenidos de RTVE] para convencerte tan rápido?

Para mí es JP. Fuimos a comer con María [Ruiz, directora de Zanskar], sin ninguna perspectiva porque en ese momento estaba en Movistar. Lo pasamos muy bien hablando de televisión. Me pareció una persona inteligente, valiente. Hablamos de todos sus problemas en Telemadrid, de Ayuso y de todas las putadas que le había hecho, y al terminar la comida dije: 'Este tío me ha gustado. Lo voy a tener en cuenta si me llama alguna vez'. Bueno, llegó el verano, y antes de empezar el verano teníamos que tener el OK de Movistar para seguir con el programa, que era como esto, prácticamente idéntico. Había sido encargado y aprobado, y de pronto dijeron que habían llegado unos jefes nuevos y no lo veían claro, que lo sentían pero no lo iban a producir ellos. En ese momento te quieres acordar de todo.

Pero en vez de perder el tiempo en eso, dije a María: 'JP quería que fuera a TVE como fuera, ¿por qué no le llamas a ver qué pasa?'. Le llamó justo a principio de las vacaciones. Dijo: 'Excelente, me voy de vacaciones, en cuanto vuelva el 21 de agosto, me llamas y nos vemos'. Fue corriendo todo hasta hoy. Por eso se ha hecho tan deprisa, por eso hemos trabajado a uña de caballo. Pero lo dije en el programa de María Escario y lo repito: si lo que JP dice y me dijo se cumple, esto es el gran acierto de mi vida. Es trabajar en una empresa pública con libertad, con reconocimiento y feliz. No puedo pedir más. Si esto es así, aquí me quedo. Es como cuando presenté Gran Hermano: si alguien se fuera de la mano y la intimidad de los concursantes se viera rota, la primera que se va soy yo. Me lo habéis oído decir 200 veces. Nunca me fui porque nunca consideré en los años que estuve que aquello pasaba.

Hablando de 'Gran Hermano'. ¿Has visto a Marta Flich al frente de 'GH VIP'?

Muy poco. No la he visto haciendo una entrevista a un chico que esté saliendo de la casa, no te puedo decir. Por lo demás, me parece una tía preparada, guapa, simpática... Es lo que te puedo decir.

Y volviendo a TVE. ¿Hay más proyectos en el horizonte?

De momento, ya tengo bastante. Esto es como cuando una mujer que acaba de parir le dices si ha pensado en tener gemelos.

¿Y las Campanadas?

No. Ya las presenté una vez.

¿Y el Benidorm Fest?

Ese es el terreno de Inés.

¿Te ves terminando tu carrera en la televisión pública?

No le he dicho de terminar, porque no tengo ni idea de qué va a ser de mí, ni si el año que viene me contrata Alvarito en Netflix. No lo sé ni me importa. Estoy feliz aquí porque estoy en casa. Sí noto que me trata la gente de aquí con mucho cariño. Ahora, hacer planes, no lo sé.

Jamás pensé que podía tener una depresión con el carácter que tengo

En su momento hablaste de tomarte el trabajo con más calma. ¿Cómo enfocas los tiempos ahora, en este punto de tu carrera?

He tenido calma cuando no me han dado trabajo, es la máxima verdad. Al terminar el programa Dos por dos estuve cuatro años sin trabajo. Era conflictiva, no era de fiar... Eran las razones que ponían para no contratarme ni en televisión ni en la radio. Lo pasé mal: si no fuera porque estaba con José Sámano, que me pagaba el alquiler y la comida, hubiera tenido que volver con mis padres. Fueron cuatro años, aprendí muy bien lo que es estar parada, hasta que un chico de Barcelona, que ya no vive y era una persona muy importante para mí llamado Juan José González, me llamó para decirme que si quería hacer un programa de televisión en Barcelona. Eso fue Buenas noches.

Terminé GH 16, después viene al cabo de poco Movistar. En ese momento, que además estaba mal porque salí mal de Gran Hermano, aproveché para ver si me curaba un poco. Lo pasé muy mal. Nunca jamás pensé que en la vida de Dios podía tener una depresión con el carácter que tengo. Pensé que se habían equivocado de mujer. Viví tres años con mamá y con su perro Scott, que ahora es el mío. Después ya, por suerte, me llamó Jesús Calleja para irme al Polo Norte con él en Planeta Calleja, y ahí conocí al mejor equipo de producción que hay en este momento en España, los de Zanskar. María decía que no podía contratarme porque yo era un Fórmula 1 y ellos no, pero yo le decía que soy una Isetta y que quería estar con ellos, que eran buenísimos y los más serios. Salió un programa que se llamó Scott y Milá, dirigido por este señor [David Moncasi], que ha sido otra suerte inmensa de conocerle, Milá vs. Milá y luego esto. No sé, he tenido suerte, la verdad. No está mal como currículum.

¿Una de tus claves es no pensar que ya lo sabes todo?

¿Cómo voy a saber yo todo, si soy una hormiga? Nada de nada. Fíjate que yo soy socia en la librería: la cantidad de días que pienso: ¡¿cómo has podido leer tan poco?! Esa sensación la tengo a diario. O escuchar música. No tengo ni idea de lo que escuchan mis sobrinas, ni lo que se oye, ni nada de nada. Y me llaman a mí Beethoven.

Tú que has dicho “lo que te sale del bolo”, ¿qué piensas de lo que dijo Guerra sobre la censura?

Yo a Alfonso Guerra, si me dieran permiso -que no me lo van a dar- le hacía una entrevista que lo revolcaba por el suelo. Escuchar y ver a Alfonso Guerra hoy me da vergüenza, y además creo que nos hace daño a todos. Hale.