Nebulossa, ante la final de Eurovisión: “Evidentemente no quieres estar de los últimos, pero me siento superganadora”

Laura Pérez / Malmö (Suecia)

Para el matrimonio formado por Mery Bas y Mark Dasousa ha llegado el día más importante de sus carreras profesionales: el día en que actuarán en la final de la 68ª edición del Festival de Eurovisión. Aunque las apuestas y los expertos consideren que hay opciones remotas para la victoria, a Nebulossa poco le importa, puesto que afirman que ya han triunfado llegando aquí. Para muestra, la anécdota que cuentan a los medios españoles que los acompañan en Malmô, entre ellos verTele.

“Imaginad que el año pasado a 13 de mayo estábamos en Ponferrada en un concierto al que no vino a vernos nadie, solo el promotor que organizó el concierto y el camarero, y es tal cual. Y dijimos: 'Ostras, esta noche es la final de Eurovisión'. Tocamos, que lo íbamos a hacer igualmente aunque no viniera nadie, y después nos fuimos a ver la final. Y ahora estamos aquí”, cuenta Dasousa. Mientras el público global veía a Loreen coronarse por segunda vez en Eurovisión 2023, el dúo vivía esta experiencia en la Sala La Vaca de la localidad leonesa.

Hoy, en cambio, se presentarán ante una audiencia masiva en el Malmö Arena, durante la final de Eurovisión 2024, en la que intervendrán en octava posición, durante la primera mitad de la gala. “Evidentemente no quieres estar de los últimos, pero ya me siento superganadora”, asegura Bas, que ya pudo disfrutar de la respuesta entusiasta de los eurofans durante la segunda semifinal, en la que actuaron como invitados.

Todo siempre es mejorable, pero se ha hecho mucho trabajo”, agrega el productor y teclista, que asume con humildad el reto. De hecho, reconoce que les da “cosilla” estar directamente clasificados para la final, como parte del Big Five, pero sabe que la recepción y la experiencia ha sido “brutal”, tanto como para reconocer: “No podemos decir que no volveríamos”.

Aún queda mucho por delante para Zorra, más allá de lo que ocurra en el escenario durante este sábado, empezando por la promoción del remix a coro con Gloria Trevi. En todo caso, la recepción, así lo sienten, ha sido más que positiva. Con todo, confiesan cierto cansancio ante las reprimendas a una canción que nacía con voluntad de reapropiarse de un término peyorativo: “La gente está leyendo la canción tal cual es y no piensan en que estamos ironizando”.

Mark, Mery, ¿cómo van los días previos a la gran final de Eurovisión?

M.B.: Muy bien. Estamos superfelices. Nos dieron un paseíto por la ciudad, y es muy bonita.

¿Tenéis claro un pronóstico durante estos días?

M.B.: El pronóstico no lo sabemos. Lo sabréis mejor vosotros porque estamos apartados de las redes. Realmente estamos muy contentos por todos los ensayos que estamos haciendo y está saliendo todo muy como queríamos.

¿Estáis satisfechos con el resultado de la actuación y con la realización en lo que se ha visto ya?

M.D.: Nunca estamos satisfechos de nada, la verdad. Llega un punto en que desistes y dices: 'Pues así va a ser' [risas] Estamos muy contentos. Es verdad que las medidas son diferentes y te tienes que adaptar, la tarima es más alta de lo que creíamos al haber ensayado allí... Son pequeños detalles. Luego como creadores, siempre quieres dar el máximo y llega un momento en que uno tiene sus límites. Pero estamos muy contentos.

En todo este tiempo desde que ganasteis el Benidorm Fest, ¿qué habéis aprendido de la música y de la la televisión?

M.B.: Hemos aprendido a superar retos, a mejorar en lo que habíamos hecho hasta ahora. Nos hemos esforzado mucho a nivel promocional, en los viajes... Hemos tenido que adaptarnos y más o menos hemos mejorado bastante en todo lo que nos rodea.

M.D.: A nivel profesional, hemos aprendido un montón de cosas que estaban fuera de nuestro registro, como hacer televisión, que no tiene nada que ver con subirse a un escenario y dar un concierto al uso. Eso ya ocurrió allí, en Benidorm, que fue una gran experiencia, y aquí en Malmö, más amplificada si cabe, con muchos más medios. Las salas de ensayo que nos han dejado eran surrealistas por lo grande. Hay muchos medios y es una gran experiencia a nivel profesional.

¿Y qué habéis aprendido del hecho de estar sometidos al escrutinio público?

M.D.: Yo personalmente veo lo que ya veía antes. No soy un gran seguidor de las redes, pero sí me he enterado de las cosas porque entre amigos y vecinos te van pasando información: 'Este ha dicho no sé qué, y este no sé cuántos'. Y me da igual. Realmente no me llegan a afectar. Estoy muy al margen de esto. Me quedo con lo positivo porque es mayoritariamente positivo. Si fuera mayoritariamente negativo igual podría preocuparme, pero es residual la crítica malintencionada y malvada.

Hemos aprendido a hacer televisión, que no tiene nada que ver con subirse a un escenario

¿Qué sensaciones tenéis con el escenario del Malmö Arena y de vivir toda esa intensidad con la que se vive Eurovisión?

M.B.: Esa primera sensación fue que hay mucha profesionalidad aquí. Está todo superbién organizado. Es diferente a España: aunque allí era todo una muy buena producción, pero aquí es más grande. Esa primera sensación te impacta, pero más que por el escenario, porque son otras dimensiones pero más o menos era lo de Benidorm, es por la situación de saber que vas a representar a España. Lo que supone representar esa responsabilidad es lo único. Pero las sensaciones son muy buenas, te tratan muy bien. Técnicamente está todo tan bien preparado... De hecho, hicimos la prueba y solo hicimos una toma, no tuvimos que decir que nos fallaba nada, todo superbién.

M.D.: Por poner un dato curioso: cuando hacíamos el primer ensayo había una persona exclusivamente dedicada a llevar una cestita con los vasos de plástico de cada uno, numerados para que no los dejáramos en el suelo. Es un nivel obsesivo de orden y concierto, nunca mejor dicho, que es brutal. Pero ves que no hay margen para fallos, en principio. No quiere decir que en Benidorm no hubiera un nivel alto, porque ya nos lo pareció, pero esto es fantasía pura.

¿Cómo os ha cambiado la percepción de lo que era Eurovisión estando aquí?

M.B.: La percepción es la misma. Sabes que es un concurso que tiene un prime time grandísimo. Es grandioso. Es una ventana para darte a conocer inmensa. Creo que a nivel de cómo lo vivíamos es igual.

M.D.: Hicimos un buen entrenamiento con el Benidorm Fest. Imaginad que el año pasado a 13 de mayo estábamos en Ponferrada en un concierto al que no vino a vernos nadie, solo el promotor que organizó el concierto y el camarero, y es tal cual. Y dijimos: 'Ostras, esta noche es la final de Eurovisión'. Tocamos, que lo íbamos a hacer igualmente aunque no viniera nadie, y después nos fuimos a ver la final. Y ahora estamos aquí. Para nosotros ha sido todo como de ir de cero a 100 en un segundo, todo a lo bestia. Después del Benidorm Fest nuestra vida ha cambiado. No hemos vuelto a nuestros trabajos, ha sido meterse en esto profesionalmente. Es más de lo mismo pero más grande. Esto es como si te tocan 200 millones de euros y te dicen que otro tiene 1.000 millones. Te da igual porque ya es tanto...

A nivel de la actuación, para quienes no han visto los ensayos, ¿hasta qué punto consideráis que ha mejorado con respecto a Benidorm?

M.B.: Pues ha mejorado bastante respecto al Benidorm y hasta ahora, aunque hemos tenido poco margen en el sentido de que hemos estado viajando mucho. A nivel de promoción hemos tenido muchas entrevistas, yendo de ciudad en ciudad, y eso hace también que tengas limitaciones. A mí me habría gustado estar “a piñón”. Han pasado tres meses y me habría gustado eso, pero ha sido imposible. Pero sí ha habido semanas seguidas en las que sí hemos podido ensayar, y ahora ha sido muy intenso, porque he estado ensayando por la mañana y por la tarde.

Y aún quedan ensayos hasta el sábado.

Exacto. Y yo pienso que todo siempre es mejorable, pero se ha hecho mucho trabajo.

Mary, te hiciste el viral con el vídeo en que sacabas el papel donde se debía conocer en qué parte os tocaría actuar. ¿Qué se te pasó por la cabeza en ese momento?

M.B.: Me pareció muy gracioso, porque muchas veces piensas eso: ¡A tomar por culo todo! [risas]

¿En qué puesto os hubiera gustado actuar? ¿Teníais alguna preferencia?

M.B.: No, la verdad es que a veces piensas que si sales de los primeros es mejor, porque ya te lo quitas. Pero si sales de los últimos también puedes dejar con buen sabor a la gente.

En vuestra despedida de Ondara, vuestra localidad, había muchos niños participando. ¿Qué le diríais a aquella personas como Manu Tenorio que dicen que no dejarán a sus hijos ver el festival?

M.B.: Bueno, yo no puedo decir a nadie cómo educar a sus hijos. Yo tengo claro cómo educo a los míos. Cada uno... No puedo decir eso.

M.D.: Digo lo mismo. No puedo hacer declaraciones en ese sentido. Sería meterme en su vida.

La gente está leyendo la canción tal cual es y no piensan en que estamos ironizando

¿Cómo lleváis los días previos a la final? ¿Sentís el estrés o la presión?

M.B.: Qué va, qué va. No tenemos ni miedo ni ansiedad ni nada. El trabajo es estar 12 horas pasando laser, y otro día haciendo masajes, y otro día haciendo otra cosa...

M.D.: O reponiendo en Mercadona.

M.B.: Sí, pero en nuestro caso... Yo echo muchas horas en mi centro y luego después de esas horas me he ido a grabar al estudio, a ensayar, a clases o tengo a mi hijo, a mi perra... Para nosotros, quien se queje de esto no está bien. Estar en peluquería, maquillaje, ensayos... Es lo que queríamos hacer, la verdad.

M.D.: Bueno, yo peluquería... Prefiero estar en otro lado [risas]. El trato que nos da aquí la gente es espectacular. Está muy bien eso de cuidarse, pero en ella lo entiendo mucho más porque es su trabajo. A mí me gusta más estar en mi laboratorio.

¿Cómo es el trabajo de cara a la final de este sábado? ¿Cómo se plantea la jornada previa a las galas?

M.B.: Nosotros somos madrugadores y nos levantamos a las seis y media o siete. De ahí, vamos al gimnasio, a la ducha y al desayuno. Luego, mi clase de vocal coach, ensayos... y estamos aquí con las entrevistas.

¿Tenéis alguna preparación específica de cara a la actuación? Por ejemplo, ¿en el caso de Mery se recomienda hablar menos?

M.B.: En nuestro caso, con las clases ya tengo mis prácticas. Sí que debería hablar menos, porque noto que el hecho de las entrevistas agota bastante. Pero es lo que hay. Lo tengo que admitir. Me parece muy sorprendente y a la vez muy valiente que la gente diga: 'Pues no hablo y no hago entrevistas'. Pero es algo muy personal. Me parece hacer un feo si no os prestamos atención a vosotros y a los medios internacionales, porque es importante darte a conocer. Sobre todo, que nuestro mensaje se lleve adonde sea.

En este sentido, estos días en la sala de prensa había periodistas que comentaban que el peligro de “Zorra” es que fuera de España no se capte el mensaje de la canción. ¿Qué sensación habéis tenido con la prensa internacional?

M.B.: Hemos tenido muy buena, porque el mensaje se entiende perfectamente.

M.D.: Sí, todo el mundo entiende de qué va. No hace falta explicarlo. La gente se busca la vida para mirarlo, pero ya desde el inicio estéticamente y por la sonoridad…

M.B.: Yo creo que a veces la gente no entiende qué es una ironía. La gente está leyendo la canción tal cual es y no piensan en que estamos ironizando. Y también hoy he leído un artículo de, no recuerdo qué medio era, que hablaba del “efecto CAM” que era una estética en los años ochenta y lo explica súper bien. A veces piensas: ¿Por qué la gente no entiende eso? Pero no puedes hacer que la gente lo entienda todo. A mí no me gusta todo tipo de cine, ya lo comentamos, o todo tipo de artistas. No a todo el mundo le gusta Fellini o le gusta Prince, o Madonna. Hay gustos.

¿Cómo está siendo la relación con los compañeros? ¿Tenéis alguna candidatura predilecta?

M.D.: Nos encontramos con Nemo [Suiza] y con Marina Satti de Grecia, que también nos gustó. Hablando personalmente, no ya de las canciones sino de ellos. A Olly [Alexander], que ya lo conocíamos, y a Marcus & Martinus también.

M.D.: Ellos están a todas horas en el gym. ¡Voy a cualquier hora y siempre están allí!

¿Qué tal con Megara, que estuvieron en la semifinal representando a San Marino?

M.B.: Superbién. De hecho, nos encontramos con ellos en Benidorm, nos vinieron a preguntar, vamos a hacer esto para presentarnos en San Marino. Superbién, charlamos e intercambiamos opiniones.

¿Hay feeling especial?

M.B.: Sí, bueno, la que pueda tener cualquier artista.

M.D.: ¡El idioma ayuda! Hay más feeling claro.

M.B.: Claro, por el hecho de ser españoles tienes cariño hacia ellos.

¿Teníais algún favorito para ver en la final de vuestra semifinal?

M.D.: No nos sentimos muy bien con eso, porque al final tenemos la suerte de que no tenemos un objetivo marcado y una expectativa muy elevada, y nos duele menor quedar en una posición u otra, pero hay gente que sí que pone mucho énfasis en esto en su vida y lo necesita. Igual no consigue el objetivo y es una pena interna. Las propuestas son muy interesantes. Ya en Benidorm nosotros no nos veíamos ganando en ningún momento, y aquí vemos lo mismo: hay muchísimo nivel, con gente que hace las cosas de una manera brutal. Viendo a Francia en el ensayo y decíamos Vaya tela. Y como él, todos. Es una pena que se tenga que seleccionar, y al mismo tiempo nos da un poco de cosilla ver que estamos ya ahí en la final porque sí. Pero son las reglas y las aceptamos.

Evidentemente no quieres estar de los últimos, pero ya me siento superganadora

Aún no ha acabado Eurovisión, pero… ¿Os animaríais otra vez a presentaros?

M.D.: Hostia. Empalmarlo, ¿te imaginas? [Risas] Acabamos el sábado y seguimos. La experiencia es brutal, no podemos decir que no volveríamos a aquí. Tiene un poco de sacrificio, pero es una experiencia espectacular. No sé si la viviríamos ya igual, porque ya sabes de qué va. También lo guay es que es la primera vez y hay un punto de sorpresa que da una excitación extra.

M.B.: Pero hay un poco de pena, porque dices: '¿Sales y nada?'. No que te vengan a buscar, volver. Hemos hecho muchos kilómetros en coche. Y de hecho nos íbamos, a lo mejor, a León, a Galicia, o hacia el norte, y levantarnos a las seis de la mañana para volver para estar con nuestros hijos.

¿Qué os gustaría hacer después de Eurovisión? ¿Tenéis ya planes?

M.B.: Sí, terminar el disco.

M.D.: Sí. En septiembre sacaremos cosas. Está programado ir a México la primera semana de junio, aunque no está cerrado, para seguir haciendo promo de la canción con Gloria [Trevi]. Estamos terminando de negociar eso. Y el verano viene cargado de conciertos: de hecho, dijimos que solo queríamos hacer unos 30, y de ahí para abajo...

M.B.: Y no me van a dejar descansar, vamos! Solo voy a tener dos días libres.

Independientemente del tirón popular de la canción, en Eurovisión la gente tiende a valorar el éxito o no por el puesto obtenido. ¿Con qué puesto os sentiríais satisfechos?

M.B.: Yo me quedo con cualquier puesto. Evidentemente no quieres estar de los últimos, pero ya me siento superganadora. La gente está llevando el mensaje a todas partes del mundo. Nos han hablado últimamente de Polonia, de Macedonia, de Rumanía, algún país asiático también... ¿Qué podemos pedir más? A mí me gustaría quedar en un buen puesto, pero por toda la gente y la ilusión que hay, porque sé que esto les afectaría. Pero nos sentimos ya superganadoras.

¿Os ha llegado algún mensaje en especial que os haya emocionado?

M.B.: Sí, tengo muchos pero hay uno de una chica que me decía que había sufrido mucho por su condición, y que había estado tres años con depresión. A raíz de conocernos, no por el Benidorm Fest o Eurovisión sino por Nebulossa como grupo, se había leído nuestras letras y eso le hacía levantarse de la cama.

En breve se abre la convocatoria para el Benidorm Fest 2025. ¿Qué le diríais a quienes se estuvieran pensando en presentar, por seguir vuestro ejemplo?

M.D.: ¡Que se presenten, claro!

M.B.: Que no tengan miedo

M.D.: Es una gran oportunidad, y creo que se presentará más gente que el año pasado.

M.B.: Y si no pasa este año, pues al siguiente. No hay que desistir.

¿Estáis en contacto con los compañeros del Benidorm Fest, os han dicho algo? ¿Qué mensaje les mandaríais vosotros?

M.B.: Lo recomendaríamos al 100%. Es un apoyo a nivel artístico para dar visibilidad al proyecto. En nuestro caso el proyecto se ha quedado a un lado, porque es tan bonito lo que está pasando. No era la pretensión de que fuera un mensaje de esperanza y se ha convertido en eso. Todas estas vivencias, por cómo te tratan, todos deberían pasar por aquí.

El representante de Países Bajos, Joost Klein, dijo que quería hablar con vosotros de paellas, aprovechando que la había mencionado en su 'Europapa'. ¿Habéis llegado a hablar con él?

M.D.: Pues no, pero le he notado ojitos paelleros. Se ve que no se ha atrevido, pero se lo diremos, ahora que lo sabemos. La canción nos gusta mucho, es un tema muy festivalero, con mucha pegada, y muy desenfadado.

Mery, ¿crees que con el público te vas a venir arriba?

M.B.: Creo que sí. Siempre estás diferente. Hay gente a la que le puede imponer, pero en mi caso, como soy miope... Me da igual trescientos que tres mil.

Es una edición que destaca particularmente por la seguridad que hay, ¿cómo lleváis este dispositivo?

M.D.: Lo de la bolsita a la entrada y a la salida un poco coñazo. Pero bueno, son las reglas que hay, las normas, y aquí no hacen nada que no esté muy bien hecho, en Suecia en general, sea lo que sea. Las normas de seguridad igual, extremas.