Entrevista

Samantha Hudson: “No nos damos cuenta de que Internet y las redes son una extensión de la realidad”

“No nos damos cuenta de que Internet y las redes sociales son un apéndice más de nuestro cuerpo”. Samantha Hudson describe así el lugar que ambas realidades ocupan hoy en día en nuestras vidas, consciente de su relevancia, implicaciones y consecuencias, tanto positivas como negativas. Dentro del océano de contenido que albergan, los delitos más bizarros son los protagonistas de Crímenes online, el docucrime que presenta y con el que amplía su idilio con Atresplayer Premium tras su especial de Navidad. “Tener a una reportera que encarnara a esa España cañí era un buen punto de partida”, sostiene la cantante y actriz.

Carlo Padial (Doctor Portuondo) es el director del proyecto del que todavía no se ha confirmado su fecha de estreno. En él, las propias víctimas de los casos son quienes revelan y arrojan luz sobre lo sucedido “desde una óptica humorística”. Durante el proceso, la mayor sorpresa que se han llevado es descubrir que “hay como una especie de amnesia con todo lo que mirar un año atrás en Internet”. De ahí a que la investigación y el encontrar perfiles que quisieran contar sus historias delante de las cámaras no haya sido todo lo fácil que esperaban.

¿Cómo nace Crímenes online?

Carlo Padial: Crímenes online fue una de las primeras cosas en las que pensé al regresar a Playground en 2018. Un docu crime raro, que subvirtiera un poco las normas del género. Que hablara de Internet por la sencilla razón de que nadie lo ha hecho. Que a la vez ha sido uno de los retos. Como nadie lo ha pensado, dar con los casos y gente que quisiera hablar, ha sido complicado. Hay como una especie de amnesia con todo lo que sea irte un año atrás de Internet en España.

No hay un canon de sucesos. De ahí a que mirar Internet en España desde una óptica humorística y en clave un poco delictiva me pareciera un proyecto muy chulo. Pero obviando crímenes graves, asesinatos, pedofilia... Eso no nos interesaba. Pero sí hacer una foto de la situación, y también trazar un docu crime a la española, que no está del todo resuelto.

Samantha Hudson: Yo fui el último eslabón de la cadena [ríe].

C.P.: Elegir a Samantha surgió de manera muy natural y espontánea. Ya habíamos trabajado juntos y nos habíamos entendido. Además, Antena 3 tenía muchas ganas de repetir con ella tras su especial de Navidad, que funcionó muy bien.

S.H.: Para mí el punto de inflexión dentro del proyecto fue el querer hacer un docu crime a la española. Si bien no hay un fórmula, tener a una reportera que encarnara a esa España cañí era un buen punto de partida. Y mujeres españolas hay dos: Penélope Cruz y Samantha Hudson. La primera por temas de caché se quedaba un poco inaccesible, así que decidieron poner a la segunda opción, que era yo [ríe].

En el primer episodio, Samantha verbaliza que subestimamos el poder de Internet. ¿Por qué ocurre esto?

C.P.: Fue una de las primeras sorpresas que me llevé al empezar a hacer llamadas. Existe una especie de amnesia generalizada, de desinterés, de ¿por qué quieres hablar de esto? Como si hubiera caducidad en Internet, que supongo que obedece a lo nuevo que es. También hay esta cosa extraña de que ocurre en ámbitos diferentes. Da la sensación de que lo que sucede en Internet no puede pasar en tu vida, ni llegar a los medios de comunicación tradicionales. Había una barrera rara que ha hecho al proyecto más interesante y original, pero también más dificultoso. Ha costado investigar en los casos y convencer a la gente para hablar hasta el último día. Siempre pensaba ¿vendrá o no vendrá la persona a la entrevista? Porque es bastante nuevo, desde luego no hay nada parecido en documentales en España seguro.

S.H.: La gente tiene muy dibujada la barrera del mundo real y el cibernáutico, y hace esa escisión de manera muy clara y contundente. No nos damos cuenta de que las redes sociales e Internet son un apéndice más de nuestro propio cuerpo; y una extensión de la realidad que nos envuelve. Sus códigos son muy particulares, pero también ejercen y tienen poder en lo que llamamos realidad, en el plano más tangible de nuestra vida y nuestra existencia.

Internet tiene un ritmo muy concreto: vivimos sumergidos en una vorágine. También hay un poco de hiperconsumo, con esa tónica tan capitalista de nuestro sistema, pero en Internet las cosas vienen y van muy rápido. Es muy fugaz, muy momentáneo, muy esporádico, porque la mayor lucha hoy en día es por la atención de la gente y el contenido. Si quieres tener la atención de la gente, que es lo más perecedero que hay hoy en día, tienes que hacer cosas continuamente. Supongo que en el caso de los crímenes online, ocurre también lo mismo. Cuando ya has terminado de investigar con morbo algo que ha sucedido de manera escabrosa, pasas a lo siguiente porque ya te has aburrido. Ha caducado.

La lucha hoy en día es por la atención de la gente y el contenido

¿Tiene alguna implicación positiva que Internet sea como es?

S.H.: Internet no es verdugo ni tiene conciencia, ni es un ejecutor de la malicia y la mezquindad. Es una herramienta más, una vía de comunicación y un vehículo para que tú perpetúes las dinámicas que ya llevas en tu día a día. Quizás pasadas por un filtro, con otro lenguaje, otra manera de operar; pero a fin de cuentas es una especie de avatar para que interactúes de la manera que interactúas en tu día a día. Por eso puedes utilizarlas para hacer el bien o para hacer el mal.

Siguiendo esta lógica, las redes sociales y el ciberespacio han traído cosas muy negativas y sirven como altavoz para potenciar e hiperbolizar toda esa maldad, discursos de odio, bullying transformado en ciber acoso y la propaganda de lenguajes que nos hacen tanto daño. Pero también sirve para potenciar el lado opuesto. Es una red de comunicación y de contacto con otras personas que en mi caso particular, y el del colectivo LGTB, ha servido como refugio por una parte y como enciclopedia y pozo de sabiduría por otra. Te permitía buscar y resolver incógnitas para las cuales antes no tenías herramientas.

Cómo ibas a saber tú lo que era la homofobia, ser gay, ser una persona neuro divergente, el TDA o qué trastorno estás padeciendo si no tenías esa red de personas que compartían de manera pública sus experiencias personales, haciéndote entender que lo que te ocurría no era un caso particular; sino que servía un patrón de conducta y forma parte de una experiencia más global. Eso es lo mejor que Internet tiene para mi. Hace que sientas que no estás sola y eso es fundamental para muchos colectivos, cuyo mayor problema, o uno de los mayores, es la soledad. Y esa responsabilidad y culpa que se atribuyen por circunstancias que escapan simplemente a su poder.

Internet no es verdugo ni tiene conciencia ni es un ejecutor de la malicia

Dentro de la docuserie, ¿existe una intención didáctica de alertar sobre peligros que pueden suceder?

C.P.: Hay una voluntad inicial muy entusiasta, pese a que en algunos casos se borde lo delictivo o directamente entrando en ello, de descubrir algo nuevo al público. Seguro que la mayoría de nosotros estamos familiarizados y vivimos Internet de una determinada manera, pero hay muchísima gente que está muy ajena. Sigue siendo una realidad. La mayoría de la gente va por otro lado.

De ahí a que la serie pueda descubrirles muchas cosas. Hay una realidad muy rica que se abre de la que a lo mejor no eras consciente. En el primer capítulo hay mil temas fascinantes: la cultura Furry, los macro falcos y la misma figura de Quetzal. Como realizador de documental lo primero que hay es un entusiasmo de “quiero que sepas todo esto”. Dentro del proyecto, le damos la coartada de lo delictivo, del léxico del docu crime, pero lo realmente importante es abrir esa especie de espectro a lo nuevo. A eso que está sucediendo y que a veces parece que o no lo valoramos, o directamente no lo conocemos.

¿Hay algo que os haya sorprendido en especial de todo lo que habéis descubierto?

C.P.: Forocoches podría ser un documental entero. Incluso después de habernos metido muy a fondo, sigo sin saber muy bien qué es. Cada persona que ha venido a hablarnos sobre ello es diferente, y eso es fascinante.

S.H.: Más que descubrir algo en concreto, te reafirma y te sorprende. No porque no lo conocieras, si no por lo poco que sabías de ello. En general, todo el equipo conocía o al menos le sonaban las cosas que hemos ido abordando. Pero ver de manera tan explícita lo contemporáneas que son, lo explícitas que son, lo complejas y hasta qué punto de sordidez llegan algunas, ha sido la sorpresa. Más que el hecho de toparnos con ellas, lo sorprendente ha sido desenmascarar y dejar ver los engranajes de algo tan complejo como son los foros de internet, su lenguaje y todos los delitos que se pueden cometer dentro de este marco.

La pedagogía es como una sorpresa de cumpleaños. Te viene de refilón y aprendes cosas. Pero el punto fuerte es ese lenguaje de docu crime y la canallada que es que esté yo de presentadora con esa especie de humor ácido. Y lo gamberro que es el formato. Es como un combo. ¿Sabes cuando pruebas un coctel y dices qué bien he escogido los ingredientes y qué bien mezclados? Crímenes online es un poco eso.

C.P.: Es muy original. Imprevisible. Estamos muy contentos porque nos hayan dejado hacer este proyecto.