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'Emerald City 01x08 Review: Y tú, ¿de qué lado estás?

Por Alberto Rodríguez

¿Ciencia o magia? ¿Elegir una vida pasada o la presente? ¿Recuperar un viejo amor o abrir las puertas a uno nuevo? Por suerte no depende de nosotros dar respuesta a estas fuertes dicotomías, sino a nuestros héroes de ‘Emerald City’. Si la semana pasada le tocó a Dorothy elegir bando, es ahora a Roan a quien le toca mojarse. Y no es fácil con Glinda presionándole todo el tiempo. Mientras tanto, los demás también van posicionándose en torno a este enorme campo de batalla. Oz promete convertirse en un polvorín. Al igual que la vida amorosa de sus habitantes.

(Llegan muchos spoilers, y lo sabes)

De ingratos está el mundo lleno

Eso fue lo que debió pensar Dorothy al escapar como una repudiada del castillo de Glinda en plena noche. ¡Benditos guanteletes que la liberaron de esa prisión marmórea sin puertas! Pero más sola que la una.

Tras el chivatazo de Roan, una vez liberado del hechizo que borró su memoria, Glinda mandó al calabozo a Dorothy a la espera de decidir qué hacer con ella. Ahí se encontró con la predecesora de Anna en el Alto Consejo de Emerald City. Si os acordáis del primer capítulo, West le revela al mago que esta consejera rompió su voto de castidad con uno de sus soldados. Y como fruto de ese idilio secreto, nació una criaturita con Dorothy de matrona. Su buen hacer no pasó desapercibido a ojos de Glinda, quien, al parecer, encontró por fin una utilidad para su intrusa: sanar a las jóvenes brujas que habían enloquecido a causa de llevar más allá de su capacidad sus poderes mágicos.

Mas Dorothy decidió que no iba a ‘tragarse ese browny’. Asumiendo que ya había perdido a su Lucas, escapó rauda y veloz por los pasillos de la fortaleza en busca de Sylvie. Pero mira tú por dónde, una puerta juguetona se abrió azarosamente y la llevó hasta la alcoba de Glinda, donde ésta dormía plácidamente. Y Dorothy no se lo pensó dos veces. Haciendo uso de su magia –que por cierto parece que ahora domina a la perfección, sin entrenamiento ni nada- casi ahorca a la Bruja del Norte con su propia sábana. Pero Roan la paró en el último momento advirtiéndole de que tendría que matarle a él primero. Otra diatriba.

Pero el golpe de gracia se lo llevó con Sylvie. O más bien Leith, su verdadero nombre. Cuando intentó rescatarla de la alcoba con el resto de niñas, ésta se resistió a marcharse con Dorothy. ¿Y ese sorprendente cambio de actitud? Es curioso porque el proceso de adaptación al grupo requirió de una especie de prueba de iniciación. En el comedor, sus compañeras la atormentaban moviéndole el plato con magia cada vez que la muchacha se disponía a meter la cuchara. Hasta que decidió coger el toro por los cuernos y no sólo devolver su plato a su sitio, sino arrastrar consigo los platos de todas las demás. Como diciendo, ‘yo soy la más chula del lugar, así que ¡ojito conmigo!’ Y me sorprende cómo con este acto de valentía esta situación de ‘bullying’ se dio la vuelta de tal forma que fueron sus compañeras las que se interpusieron entre Sylvie y Dorothy. Así que la de Kansas tuvo que emigrar sola.

Sin embargo, su hechizo perdura en el corazón de Roan. Así se lo hace saber a su esposa Glinda cuando ésta le reclama el hecho de no haber perseguido a su agresora. Él le implora que le quite los recuerdos de Dorothy con magia. Pero Glinda, antes que Bruja Cardinal, es mujer. Y su orgullo no le permite saberse segundo plato. ‘La única forma es que la mates, Roan. ¡O lo haces tú, o lo haré yo!’ ¿Cómo resolverá el joven soldado este nuevo dilema?

¿Me abandonarás, como hacen todos?

El despertar de Jack después de su primera noche con Lady Ev no fue como lo había pensado. Dos criados plantados enfrente del dosel de la cama, ofreciéndole un nutritivo desayuno y la posibilidad de engrasarle todas sus partes. No, gracias. Lo que quiero es ver a la Reina.

Pero la soberana estaba ocupada con la empresa del Mago: fabricar las armas que le pidió para matar a la Bestia Eterna. Y el artesano que se niegue, expulsado ipso facto de su Reino. Como le ocurrió a Jane, la salvadora de Jack. Al conocer que cerraba su tienda por culpa de la Reina –molesta por su negativa a fabricar las escopetas-, el muchacho le prometió impedirlo haciendo uso de la influencia especial que ejerce sobre la monarca. ‘Y tú te preocupabas por perder tu corazón el día que te reparé’, le dijo la inventora. ‘Eso es imposible’.

Y es verdad. Los sentimientos de Jack chocaron estrepitosamente contra la lógica reduccionista de Lady Langwidere: todas las personas tiene un propósito. Negocios o placer. De nuevo una disyuntiva. En el caso de Jack, me temo que ya sabemos qué papel juega en su orbe. Pero cuando Lady Ev se puso en plan ejecutiva agresiva demandando un poco de sexo placentero después de una extenuante jornada de trabajo, su juguete la puso contra las cuerdas cuestionando su forma de pensar. ‘¿Cómo sabes que algo o alguien es tuyo si no eres su dueño?’, sostiene ella. Y para demostrar su tesis, decide poner en marcha un experimento: libera a Jack y le da a elegir. ‘¿Te quedas conmigo o me abandonarás como hacen todos?’, le suelta en su cara. Y finalmente, ella gana – porque demuestras su argumento- y a la vez pierde –porque lo pierde a él.

Pero por el camino Jack fue testigo del primer conato de rebelión contra el Mago. El adalid de la ciencia en Oz se personó en Ev para recibir el cargamento de armas para su guerra con Glinda. Los soldados le acogieron con una calurosa bienvenida seguida de un movimiento de los fusiles encañonando al Mago, cual pelotón de ajusticiamiento. ‘Debe ser una broma’, dijo Frank. Ya veremos querido, ya veremos.

Tú decides quién eres

Y cerramos este capítulo repleto de elecciones con West y Tip. La Bruja del Oeste le confirma a ésta que la daga que porta desde su escapada de casa de Mombi se la dio el Rey Pastoria a su hija Ozma –significa líder de Oz- el día de su onomástica. Su mujer y él fueron asesinados por el Mago después de derrotar a la Bestia Eterna. No entendemos ese ensañamiento del Mago contra los monarcas de Emerald City – salvo el poder, claro- ya que estos no tenían que ver con la magia, que sepamos. Y mucho menos su hija pequeña, que de estar viva, tendría la misma edad que Tip.

Aunque al principio ésta se resistió a la idea de ser una princesa, el simple hecho de pensar que tendría un pasado y un sentido al haber sido transformada en chico le hizo abrazar la idea y dejarse guiar con West. La Bruja la condujo a la cripta debajo del Templo donde se celebró el entierro de East. Como hemos conocido ahora, esta ceremonia sirvió para encerrar los hechizos de East en un relicario. Algo así como los restos mortales de la Bruja. Y lo bueno vino cuando West le pidió a Tip que se bebiera los de East. ¡Qué mal trago!

Pero gracias a la magia penetrando en su interior, pudo tener unas visiones de los últimos instantes de sus padres intentando ponerla a salvo mientras huían del Mago, y muriendo a manos de un encapuchado con cabeza de león. Eso significa que por fin tenemos a nuestro león, como en la historia original.

Sin embargo, algo salió mal en la ecuación porque Tip pareció caer muerta ante una West que no podía encajar más pérdidas. Descorazonada, decidió acudir a la única persona que le quedaba en el mundo: su hermana Glinda. Imploró su perdón y que le permitiera ver a su madre, la Bruja del Sur. Pero ésta, haciendo gala de la frialdad de costumbre, la desamparó – no sin antes atormentarla diciéndole que ella era la heredera de su madre – y la condujo al suicidio. Haciéndose unos cortes verticales en las muñecas, la bruja del Oeste se dispuso a esperar la muerte postrada en el sello del piso del Templo. Y en ese momento, apareció Tip como muestra viviente de que aquello que fuera que habían intentado había dado resultado.

Algo me decía que Eamonn sería el que estaba debajo de la cabeza del León. Y con él, ya hemos completado el trío de acompañantes originarios de Dorothy: Lucas, el espantapájaros desmemoriado; Jack, el hombre de hojalata que no tenía corazón; y Eamonn, el león cobarde. Precisamente. Ya que en todo este tiempo no ha revelado su verdadera condición y se apostilla debajo de la autoridad del Mago. ¿Cuándo se atreverá a despertar?

Por Alberto Rodríguez

¿Ciencia o magia? ¿Elegir una vida pasada o la presente? ¿Recuperar un viejo amor o abrir las puertas a uno nuevo? Por suerte no depende de nosotros dar respuesta a estas fuertes dicotomías, sino a nuestros héroes de ‘Emerald City’. Si la semana pasada le tocó a Dorothy elegir bando, es ahora a Roan a quien le toca mojarse. Y no es fácil con Glinda presionándole todo el tiempo. Mientras tanto, los demás también van posicionándose en torno a este enorme campo de batalla. Oz promete convertirse en un polvorín. Al igual que la vida amorosa de sus habitantes.