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‘Shameless’ 5x09 Review: la suerte o desgracia de ser un Gallagher

Por David MarañónDavid Marañón

Vale. Pongámonos serios. Puede que al principio no apostara nada por esta temporada, y dijera que iba a ser la más floja. Pero también dije que las cosas en el hogar Gallagher siempre estallaban. Y han estallado. Y ahora toca arreglar lo que se ha roto. Gracias a esa “reforma” vital que están viviendo, estamos ante una temporada que comienza a ser redonda a falta aún de 3 episodios –DRAMA-. Y el capítulo del domingo, muestra de ello, nos ha dejado dos cosas claras: la primera, que ser Gallagher es muy complicado, y la segunda, que si te mentalizas de que eres un Gallagher, lo mejor es saber aprovecharlo.

(¡¡CUIDADO, SPOILERS!!)

Frank, ahora coach de enfermos terminales

Sí, lo que leéis. Frank, hombre con la vida arruinada por completo, da consejos ahora sobre la vida. Aunque bueno, la cosa no es tan drástica. Todo empieza cuando va al hospital a curarse la herida de bala que le produjo Sammi. Allí, se encuentra con la doctora que le atendió la otra vez. Cuando se dispone a curarle la herida, se va con un malestar bastante visible. Frank le sigue, y cuando la alcanza, ésta le dice que le han detectado un cáncer en fase III y que necesita un trago. Y quién mejor que Frank para ir a beber alcohol. Le lleva al Alibi, y allí Frank descubre que la doctora tiene mucho dinero. ¿Qué hace? Aprovechar y decirle que la vida son dos días, y lo primero que planea para ella, es drogarse, lógicamente, pagando la doctora.

Lo que, al menos yo, no esperaba, era que por primera vez en mucho tiempo, y gracias a esto, viéramos al Frank adorable que echábamos de menos. Lo que en un principio se convierte en un plan para conseguir alcohol y droga gratis, termina siendo para Frank una experiencia más vitalista de lo que pensaba. Ambos acaban a las orillas del río Michigan, y allí los dos se desahogan, en el caso de la doctora se fuma su primer porro, y vemos como para Frank la muerte fue algo muy temido en su momento – a pesar de todas y cada una de sus recaídas -. Tras una noche de droga, alcohol, baños desnudos y tranquilidad emocional, la doctora decide cumplir una última voluntad: pegarle un puñetazo a la chica que le robó el novio el día de su graduación. Y dicho y hecho, va a verla, llama a su puerta, y tras las presentaciones pertinentes, le propina un puñetazo que momentos después sufre de lo fuerte que lo ha dado. Cuando se quedan solos en el autobús, ella se duerme, y Frank decide aprovechar para robarle el dinero que lleva en la cartera. Pero finalmente no lo hace, y la lleva a su apartamento. La duda que me queda es: ¿ve Frank una oportunidad de oro para robarle todo lo que pueda, o realmente está interesado en ser un guía en la vida de alguien?

La vida universitaria la vida mejor

Continuando con sus problemas económicos, Lip decide hacer caso omiso al servicio de ayudas financieras de la Universidad, al menos hasta que encuentre una solución que le permita pagarse los estudios. Mientras, va a clase esperando que le dejen participar como a cualquier otro alumno. Cuando llega a una de las clases, aparte de llegar tarde, la profesora – con la que comienza a haber tensión sexual – le dice que no está matriculado, aunque puede sentarse a escuchar. Más tarde Lip se dirige a su despacho, y la profesora le dice que no puede hacer nada, el servicio de ayudas financieras no ha recibido ningún pago y la matrícula está anulada. Tras esto, Lip decide seguir a sus instintos y mantiene relaciones sexuales con la profesora en su despacho.

Tras un intento fallido de hackear la web de la universidad, recibe una llamada del servicio de ayudas financieras, y cuando llega al despacho, le dan la noticia de que un ex alumno que sufrió lo que a él le pasó le va a dar un préstamo que le va a permitir estudiar. Lip, receloso, se dirige a ver a su profesora, con la que intima de nuevo, y ésta da en la clave: no sabe aceptar buenas noticias porque nunca las ha tenido. Si tiene suerte, que la disfrute. Después de mantener relaciones sexuales de nuevo con ella, aparece el marido, que no sólo acepta la invitación, sino que está de lo más simpático con Lip.

Por su parte, lo que iba a ser una pequeña colaboración con Lip en el negocio de las drogas, acaba convirtiendo a Kevin en un miembro indispensable dentro del Campus. Eso sí, totalmente apartado de la droga. Su labor es ayudar a chicas borrachas que vuelven de fiesta para que no sean violadas en el camino. Lo que al principio era una sensación de poder convertida en trabajo por parte de Kev, acaba siendo aprovechado por chicas que no están borrachas pero quieren tener sexo con él. Todo esto sin acordarse de Vero, que está más madre y más esposa que nunca. Cuando le llama una chica y le dirige a su habitación, allí se encuentra un grupo de chicos que le amenazan con que deje de hacer lo que está haciendo, que ellos están ahí para hacer lo que hace él y poder conseguir a esas chicas. Tras una intensa charla, Kev se da cuenta de que ese no es su sitio, sino en su casa al lado de su mujer, por lo que decide dejar de hacer el tonto y tener presente a Vero, a la que echa mucho de menos.

Fiona, Ian y Carl, dueños de sus vidas (y de las de otros)

Fiona nos ha regalado después de una temporada intensa emocionalmente para ella, un capítulo tranquilo a pesar de los problemas de sus hermanos. No hemos oído prácticamente el nombre Gus para nada, y es que quien le preocupa ahora es su jefe. Tras pedirle que contrate a Ian en la cafetería, éste le da la noticia de que se llevan a su hijo a otro Estado y tiene que hablar con su agente de la condicional. Aun así, acepta enseñarle la cafetería y cómo se trabaja allí limpiando platos.

Por la noche, cuando Ian y Fiona acuden, allí no se encuentra Sean. Fiona le busca, y cuando le encuentra, éste le confiesa que no puede abandonar el Estado, y que por tanto, le separan de su hijo. Es entonces cuando confiesa que en parte agradece que no pueda moverse de allí porque tendría demasiado fácil conseguir droga. Fiona únicamente le consuela y le escucha, y hacía mucho que no veíamos a esta Fiona tranquila preocupada por los problemas de los demás. A ver cuánto dura.

Ian está decidido a mejorar viendo que cuenta con el apoyo de Mickey. Sin embargo, empieza este capítulo sufriendo paranoias, en este caso pensando que le persiguen, lo que podía haber acabado con un bate incrustado en la cabeza de Debbie. Ese hecho hace que se dirija, junto con Mickey, a por sus medicaciones. Cuando se las dan, le confiesan que tardará en mejorar al menos 30 años, hecho que a Ian le destroza por dentro. Tras el juicio a Carl – de lo que hablaré ahora – Lip e Ian charlan en la calle de su problema, y Lip le dice que hace años él le dijo la frase ‘yo me encargo de esto’, que se encargue de eso también. Ian se va y le deja solo. Me da demasiado miedo que Ian se suicide, y es una posibilidad que puede rondar durante estos capítulos ahora que el actor, Cameron Monaghan, se encuentra también en la serie ‘Gotham’ – como recurrente, eso sí -.

En cuanto a Carl, tras su detención junto a Chuckie, decide que no va a confesar acerca de quién le puso a vender droga. Durante el capítulo vemos que incluso Fiona, tratándose de Chuckie y Sammi, no termina de negar que lo que ha hecho es nefasto, aunque decide que lo mejor es vestirle para el día del juicio como a un cristiano recién salido de misa. Por su parte, Sammi adopta una actitud algo distinta con su hijo, al cual aconseja que masturbe a los guardas para conseguir favores dentro del reformatorio – escena impagable, bravísima -. Además de pegar una paliza a Carl, tras el veredicto de la Juez, el cual sitúa a Chuckie dos meses en el reformatorio y a Carl un año – tras este llamar retrasado a Chuckie y gorda a la Juez durante la vista -, se le ocurre la idea de situar a su hijo con los nazis dentro de prisión, y le tatúa una esvástica nazi en la frente. Con Chuckie en el bando nazi, y Carl en el bando de los traficantes – que son justamente negros, lo que puede traer todo tipo de conflictos entre ambos bandos -, tenemos claro que ni uno ni otro, por el momento, van a sufrir bastante acoso entre rejas.

En el siguiente capítulo veremos cómo Lip se mete en problemas por los negocios de drogas, cómo Fiona pasa por el peor momento con Gus, o cómo Frank parece decidido a ayudar a la doctora – me aterroriza tras ver el tráiler que a Ian se le vaya del todo la cabeza, ya que vemos que agrede a Mickey -. Toca esperar hasta el domingo, aunque pensando que en tres semanas nos tenemos que despedir de ‘Shameless’ – por el momento, que está renovada para una sexta temporada – ojalá que estas tres semanas se hagan eternas.

Por David MarañónDavid Marañón

Vale. Pongámonos serios. Puede que al principio no apostara nada por esta temporada, y dijera que iba a ser la más floja. Pero también dije que las cosas en el hogar Gallagher siempre estallaban. Y han estallado. Y ahora toca arreglar lo que se ha roto. Gracias a esa “reforma” vital que están viviendo, estamos ante una temporada que comienza a ser redonda a falta aún de 3 episodios –DRAMA-. Y el capítulo del domingo, muestra de ello, nos ha dejado dos cosas claras: la primera, que ser Gallagher es muy complicado, y la segunda, que si te mentalizas de que eres un Gallagher, lo mejor es saber aprovecharlo.