'The Following' 3x13-14 Review: el principio de...¿un digno final?
Por Silvia MartínezSilvia Martínez
Y sí: ‘The Following’ ha llegado a su inevitable fin. Después de que FOX decidiera cancelar para siempre la ficción criminal protagonizada por Kevin Bacon, lo único que esperábamos los fans es que el final estuviera a la altura y no fuera una sucesión de apresuradas acciones resolviéndose sin sentido alguno.
Muchas tramas abiertas y sólo tres capítulos para dar un desenlace digno a todas ellas. ¿Lo han conseguido Williamson y compañía? En la review del antepenúltimo y penúltimo capítulo, os podréis hacer una idea.
(¡Cuidado SPOILERS!)
ACABAR CON LO QUE MÁS QUIERES
Pongámonos en situación: Mike Weston, traicionado por Tom Reyes – ya fallecido – , se encuentra ahora mismo capturado por Daisy y Mark, quien intentaba llevar a cabo su ansiada venganza cuando aparece Theo y se lo impide. ¿Por qué? Porque pretende hacer un justo intercambio con Ryan Hardy entregándole a Weston a cambio de su hermana Penny, a quien Hardy se encuentra torturando a cambio de información sobre Theo.
Aunque intentando hacerlo a escondidas, para su sobrina Max no hay secretos, por lo que Ryan finalmente tiene que confesar que sabe dónde está Mike y su plan de intercambio: Así, durante esa noche en un teatro abandonado, el intercambio que supuestamente tenía que ser algo pacífico acaba como el rosario de la aurora cuando, en el preciso instante en el que Theo ya se encuentra con Penny y Ryan se dispone a llevarse a Weston del escenario donde lo tienen esposado, Daisy a lo francotirador desde lo alto, dispara causando el caos.
¿Dónde está Gray, os preguntaréis? La propia Daisy lo hirió cuando éste trató de disparar a Mike Weston desobedeciendo las órdenes de Theo.
Entre emboscada y emboscada, disparo y disparo, Daisy logra huir, Max y Mike también y Hardy, en su persecución a Theo y Penny, acaba con la vida de ésta última con un disparo. La ira de Theo está desatada, no sabemos qué va a llevar a cabo pero no hay que ser muy listo para saber que algo muy poco agradable para el FBI está a punto de pasar. Mark sigue desaparecido, por el momento, y no nos olvidamos tampoco de Eliza y el supuesto acuerdo que tenía con Theo de entregarle a Ryan Hardy…
EL AMOR DE MI VIDA
El FBI se encuentra entre la felicidad y el desconcierto. Con Weston otra vez entre sus líneas, pero con un Hardy demasiado fuera de sí, la detective Campbell –aquélla ex compañera de estudios de Hardy que trabaja en la central de Quantico – no sabe qué decisión tomar en cuanto al futuro de éste. De momento, lo seguirá manteniendo por orden del jefe Donovan porque es el único que puede capturar a Theo. Eso sí, poniéndole protección a toda su familia porque ahora que ha matado a Penny, los problemas van a cernirse sobre todo lo que le rodee de manera casi segura.
Max y Mike, por su parte, se dan cuenta – ¡por fin! – de que lo que verdaderamente quieren es estar juntos. Tanto es así, que Mike le confiesa lo que siente por ella de una manera bastante preciosa que alguien tenía que estropear cuando iban a subirse cada uno a su coche para encontrarse después en el apartamento de Max: Mark Gray. Tres puñaladas por la espalda ante la incapacidad de Max de reaccionar al principio son las responsables de que Weston acabe tirado en el suelo y Gray decida ensañarse con Max. Pero Mike, dese el suelo, dispara al fin a Mark descargando, ahora sí que sí y de manera justificada, toda la ira que tenía dentro.
Mike Weston está grave, de eso no hay duda. Su cuantiosa pérdida de sangre da lugar a operaciones delicadas y muy urgentes. Max, llena de sangre y totalmente destrozada, se encuentra en el hospital con él, Ryan y Gwen, quien está esperando ver el progreso de Hardy en cuanto a sus problemas con el alcoholismo y con la rabia que le produjo Joe Caroll el día de su muerte al hacerle aceptar sus más nauseabundos secretos, cuando se le recomienda desconectar del ambiente hospitalario e irse a descansar a casa. ¿Descansar ahora? Al cuartel del FBI directa que se dirige.
INSTINTO POLICÍACO
Theo está desaparecido, lo cual indica que debe de estar preparando algo realmente grande. Algo realmente grande que incluya también a Eliza y el plan de hacer desaparecer a Hardy para que ella nunca sea descubierta y Theo – y ahora, en lugar de Penny, Daisy – puedan comenzar a tener una nueva vida con otras identidades. Y lo cierto es que tiene un plan para hacerlo, un plan que nadie esperaba en un principio: no se dirige a casa de la hermana de Ryan, ni al hospital donde trabaja Gwen, sino a la casa franca donde se encuentra la ex agente Gina Méndez con su mujer y sus dos hijos con la compañía de dos hombres de Eliza que se harán pasar por agentes una vez Theo acabe con las vidas de los dos. ¡Oh, oh!
Aunque normalmente Theo siempre parece ir dos pasos por delante de Ryan, la inteligencia de éste es conocida por todos y, cuando recibe la llamada de Méndez comentándole que ha encontrado pistas sobre el paradero de Theo, no se cree absolutamente nada de lo que ésta, con voz aparentemente firme, le está contando. Sospecha que Theo está con ella y que todo lo que le está contando es una trampa para que él vaya hacia allá y puedan capturarle. No obstante, y quizá una de las pocas veces en toda la serie, Hardy decide por fin no ir por libre y contarle a la agente Campbell lo que sospecha y cuál es el plan a llevar a cabo.
Y allá que van, con un buen equipo de efectivos, a acordonar la zona de la manera más disimulada posible teniendo en cuenta que Hardy quiere seguir haciéndole creer a Theo que no sospecha absolutamente nada. Diez minutos es lo que Ryan da de margen al equipo para entrar a la casa de Méndez en caso de que él no haya dado señales de vida, por lo que una vez aclarados los términos se dirige a realizar la ‘urgente’ visita.
TRAS LA PISTA DE…
Como siempre, sus sospechas se confirman: los dos agentes que están custodiando la zona, distan mucho de ser del FBI, y una vez entra a la estancia, se encuentra con lo que se temía: Gina y su mujer atadas en una silla y los niños escondidos en la denominada habitación del pánico – un cuarto blindado que sólo puede abrirse desde dentro o desde fuera con una clave numérica –, ante la constante amenaza de muerte que Theo y Daisy se encargan de hacerles. No sólo a ellas, sino también en lo referente a sus hijos. Tanto es así, que les piden abrir la habitación del pánico para sacar a sus niños y asesinarlos delante de ellas.
No obstante, Hardy se encarga de hacerle saber a Gina mediante señas que tiene que hacer tiempo para tratar de distraer a Theo y Daisy y que así, mientras tanto, el resto del FBI pueda intervenir.
Distrayendo a Daisy hablándole de Kyle, Gina y su mujer Dawn – herida, pero no de gravedad – consiguen distraerla y meterse también en la habitación blindada. Theo, por su parte, ante la irrupción de la policía en la casa huye a través del bosque mientras Daisy hace lo propio con la mala suerte de acabar recibiendo su merecido a manos de la pistola de Max Hardy. Ryan, por su parte, intenta perseguir sin éxito a Theo y acaba encontrándose en la carretera a una de sus agentes, que se encontraba vigilando desde un coche, herida de bastante gravedad.
En lugar de seguir corriendo tras las pistas de Theo, se queda con ella intentando llamar a una ambulancia y es justo en ese momento cuando aparece Theo detrás de Hardy y, de un golpe, se lo lleva consigo en el maletero hacia un destino, de momento, desconocido por nosotros.
Las cosas se plantean muy moviditas para el último capítulo de la serie en el que la vida de Mike Weston todavía pende de un hilo y ahora, a ese hilo, se suma la de Ryan Hardy. Un Ryan Hardy que, no olvidemos, pretende ser mejor persona y afrontar fuera del FBI la nueva vida de padre que le espera ahora que sabe que Gwen está embarazada.
Preparémonos para la despedida de ‘The Following’.
Por Silvia MartínezSilvia Martínez
Y sí: ‘The Following’ ha llegado a su inevitable fin. Después de que FOX decidiera cancelar para siempre la ficción criminal protagonizada por Kevin Bacon, lo único que esperábamos los fans es que el final estuviera a la altura y no fuera una sucesión de apresuradas acciones resolviéndose sin sentido alguno.