2022 ha sido otro año cargado de series españolas y, por consiguiente, de grandes actuaciones dentro de nuestra ficción. Entre los 42 títulos que se han estrenado a lo largo de los últimos 12 meses encontramos ejercicios interpretativos de primerísimo nivel por parte de perfiles muy diversos. Porque este año han brillado con luz propia algunos de los pesos pesados de nuestra industria, pero también rostros que han tenido en este el año de su consagración o, incluso, el de esa oportunidad que tanto tiempo llevaban esperando.
Como complemento al ranking que publicamos hace unos días, y en el que ordenamos de peor a mejor esas 42 series españolas de nuevo cuño, a continuación elegimos y valoramos las interpretaciones más sobresalientes de entre tan vasto número de lanzamientos. Esto deja fuera las actuaciones vistas en ficciones estrenadas antes de 2022, siendo el caso más evidente las de La Unidad, cuyo excelente reparto ha vuelto a ser reconocido este año con varias nominaciones a los Feroz. A cambio, ponemos el foco en las interpretaciones de personajes de nueva creación, de las que destacamos -sin orden establecido- las siguientes.
Patricia López Arnaiz (Intimidad)
Patricia López Arnaiz se dio a conocer entre el gran público en 2018 con su trabajo en La otra mirada (La 1). Ahora, cuatro años después, vuelve a ganarse los elogios de crítica y público por su desempeño en otra ficción de corte feminista: Intimidad (Netflix). Por el camino, la vasca se ha convertido en una de las actrices más reconocidas y solicitadas de nuestra industria. Hasta el punto de que su labor en la serie de Netflix no puede considerarse precisamente de sorpresa, pues si algo ha demostrado Patricia López Arnaiz en estos años es ser un valor seguro. Una garantía a la hora de afrontar de cualquier papel.
Esto incluye el de Bego, esa mujer rota por la injusta muerte de su hermana, y por la que clama venganza a sabiendas de que enfrentándose a los trabajadores de la empresa que perpetraron tan injusto desenlace se enfrentaba, en realidad, al sistema heteropatriarcal que denuncia la notable serie de Netflix. Su sobrecogedora escena en las inmediaciones de la fábrica, donde suelta toda su ira contra los empleados megáfono en mano, es su momento culmen.
David Lorente (No me gusta conducir)
Simple y llanamente el 'roba escenas' del año. David Lorente no es el protagonista de No me gusta conducir, pero ni falta que le hace para acaparar todas las miradas cuando entra en acción. No es de extrañar que el capítulo que 'peor' funciona de toda la serie -lo ponemos entre comillas porque la comedia de TNT es excelente- sea en el que él no aparece. Porque su Lorenzo, ese profesor de autoescuela con alma de 'educador' y afán por las frases hechas, es de esos personajes que dejan huella. Sin duda, uno de los más divertidos que ha dado la ficción nacional en muchos años.
Esto es mérito de su creador, Borja Cobeaga, pero también de un David Lorente que coge el brillante material de partida para dar forma a un hombre bonachón, con gusto por hablar sin parar y que bien merece una serie para él solo. Y su intérprete, todos los reconocimientos posibles. Entre ellos, más papeles de altura fuera de los típicos secundarios.
Claudia Salas (La Ruta)
Podríamos resumir La Ruta como esa serie en la que Claudia Salas dice “nano” en todas sus escenas y todas esas escenas son buenas. Porque la actriz es, por sí misma, un buen motivo para ver la gran ficción española del año. Su Toni destaca cuando habla, cuando baila y hasta cuando calla, pues sus silencios hablan a través de la mirada. Lo demuestra más que en ningún otro en el sexto capítulo. Concretamente, en esa escena en la que cuenta un importante secreto a sus amigos en los baños de una discoteca.
Al final se arrepiente y desmiente su revelación con un “que es broma, nano”, confirmando así nuestra teoría y cerrando una escena en la que se aprecian todas las virtudes de su actriz protagonista. Una Claudia Salas que ya apuntaba maneras en Élite, pero que ha encontrado en La Ruta el proyecto perfecto para lucirse y demostrar que aquí no hay una promesa, sino una realidad.
Luis Zahera (Entrevías)
Uno que dejó hace tiempo de ser una promesa es Luis Zahera, que ahora mismo puede presumir de ser uno de los actores más prolíficos de nuestro país. Y solo en lo que respecta a 2022, también uno de los mejores a la hora de elegir proyectos. Al fin y al cabo, su presencia es el nexo en común entre la película con más nominaciones a los próximos Goya (As Bestas) y la serie española más vista del año en abierto (Entrevías).
Aquí destacamos su trabajo en la ficción de Telecinco. En ella interpreta a Ezequiel, un policía que sabe moverse con soltura entre un lado y otro de la ley. Un hombre lleno de claroscuros que desborda gracia, carisma y mal rollo, según el momento, cada vez que aparece en pantalla. Su manera de hablar, de moverse y de marcar los tiempos en cada escena hacen de él un personaje magnético, y de la actuación de Zahera, una de esas que no quieres dejar de disfrutar. Sobre todo cuando se junta con José Coronado, con el que vuelve a coincidir aquí tras Vivir sin permiso para dejar claro que, cuando trabajan en la misma serie, el resultado solo puede ser bueno.
Nerea Barros (La novia gitana)
Interpretar a la protagonista de un fenómeno literario no siempre es fácil. Al fin y al cabo, el público se acerca a la adaptación con unas ideas preconcebidas y unas expectativas más altas que de costumbre, lo que hace que las probabilidades de decepcionar sean más elevadas que si hablamos de una serie normal y corriente. Afortunadamente, Nerea Barrios sale bien parada a la hora de interpretar a Elena Blanco, la protagonista de La novia gitana.
La actriz, que se dio a conocer en 2015 tras ganar el Goya a Mejor actriz revelación por La isla mínima, llevaba desde entonces esperando ese gran papel que le permitiera desplegar todo su talento. Y aquí lo consigue. Porque su Elena Blanco podrá diferir en según qué cosas con la del libro, pero dentro de la adaptación dirigida por Paco Cabezas, su trabajo encaja a la perfección con lo que exige una serie así, tan oscura y tan gris, de su rostro principal. Y esta sintonía es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la serie.
Àlex Monner y Guillem Barbosa (La Ruta)
Los metemos en el mismo saco porque la historia de Marc (Álex Monner) no se entiende sin la de Lucas (Guillem Barbosa), y viceversa. Y porque tampoco entenderíamos el encanto de La Ruta sin sus dos actores protagonistas. Y aunque a toro pasado es muy fácil decirlo, después de ver la serie de Atresplayer Premium cuesta imaginarse otros intérpretes mejores que ellos para dar vida a los hermanos Ribó.
Àlex Monner encuentra aquí un papel hecho a su medida tras años construyendo una estimable carrera en series como Sé quién eres, Vivir sin permiso y La línea invisible, Y Barbosa se destapa como la gran revelación de La Ruta completando una actuación mágica y llena de energía, propia de quien está ante su gran oportunidad y no quiere dejarla pasar. En su caso y en el de Monner caso cabe destacar, además, el mérito que tiene encarnar a dos personajes que se enfrentan a tantos cambios emocionales, incluso físicos, a medida que avanza -o retrocede, en este caso- la época en la que se ambienta la acción.
Itziar Ituño (Intimidad)
Empezamos nuestro repaso con una de las actrices de Intimidad y lo acabamos con otra. En concreto, con la protagonista de la serie, Itziar Ituño, que tras el éxito de La casa de papel ha vuelto este año a Netflix para encabezar uno de los repartos femeninos más potentes que se recuerdan en nuestra televisión. Que sea ella la protagonista de una serie que cuenta con Ana Wagener, Emma Suárez, Verónica Echegui y la ya mencionada Patricia López Arnaiz habla muy bien del estatus que ha adquirido en los últimos años. Que no desentone junto a ellas, sino que asuma el peso del producto con insultante suficiencia, demuestra, además, que no hay proyecto que se le pueda resistir.
Ituño interpreta aquí a Malen Zubiri, una política muy prometedora cuya carrera se ve comprometida por la filtración de un vídeo sexual con un hombre que no es su marido. A partir de aquí, Malen debe lidiar con las consecuencias de este grave contratiempo mientras intenta sobrevivir en un mundo tan voraz y tan lleno de hombres como es el de la política, sin olvidar calmar las aguas dentro de su propia familia. En resumen, ella es uno de esos personajes de ficción que no se ven todos los días e Ituño, lejos de desaprovecharlo, sabe sacarle partido para dejarnos una de las interpretaciones del año en la pequeña pantalla.