Ya son las ocho arrancó su andadura en las tardes de Telecinco con un padrino anunciado, Omar Montes. Sin embargo, más impacto que el cantante y exboxeador (que llegó a hacer una demostración pugilística durante el directo) causó la reaparición en plató de Ana Rosa Quintana. Dos semanas después de retirarse temporalmente de las pantallas para tratarse de un cáncer de mama, ejerció como madrina inesperada de Sonsoles Ónega en su debut como telonera de Informativos Telecinco.
Precisamente la periodista había querido dedicar esta primera emisión a su compañera, a la postre productora del programa a través de Unicorn Content, nada más comenzar: “Hoy echo de menos tu abrazo, como el que me diste cuando arrancamos Ya es mediodía. El programa hoy va por ti”, decía. No sabía que Quintana había acudido al plató para estar junto con los compañeros en el estreno: pasadas las 20:30 horas, entraba en plató para sorprender a Ónega, que reaccionaba muy emocionada.
Quintana y ella se fundían en un largo abrazo: “Que tengáis mucha suerte, va a ser un exitazo. Eres maravillosa y te va a ir muy bien”, decía la conductora de El programa de AR, antes de despedirse de todos los presentes. Se trataba de su primera aparición desde el martes 2 de noviembre, fecha en que comunicó a la audiencia que le había sido diagnosticada la enfermedad. Desde entonces se había mantenido apartada de los focos, dejando las riendas del magacín matinal a Joaquín Prat, Patricia Pardo y Ana Terradillos.
Ónega: “Madre mía, qué trajín de programa”
Su presencia, pues, daba una carga simbólica especial a un estreno, el de Ya son las ocho, que solo puede calificarse como alborotado, por el poco tiempo disponible para abordar una gran cantidad de asuntos. Y eso que el formato comenzaba muy puntual, a las mismas 20:00 horas, momento en que Sálvame le dio paso y en el Ónega resumió un sumario ambicioso para abordar en apenas una hora. Una hora, por otro lado, cercana en tono y forma a la sección Fresh de Ya es mediodía.
Así, en los primeros 30 minutos hubo espacio para una entrevista de algo más de 10 minutos con el mencionado Omar Montes, de promoción de su recién estrenada docuserie para Amazon Prime Video, El Principito, a la postre producida por Unicorn Content; y para que este participara en un improvisado combate de boxeo contra el dos veces campeón de España de peso superligero Cristian Morales. Una situación cuando menos surrealista, pues tanto Ónega como tres de sus colaboradores, Miguel Ángel Nicolás, Rosa Benito y Valeria Vegas, estaban en el mismo ring donde tenía lugar la exhibición pugilística.
A las 20:20, Ónega ya había entrado y salido dos veces del plató: “Madre mía, qué trajín de programa”, reconocía al regresar al estudio para comenzar a comentar los temas de actualidad con sus tertulianas. Entre ellas, estaba también Gloria Camila Ortega, cuya presencia sirvió para escenificar un reencuentro ante las cámaras con su tía, Rosa Benito. La incorporación de la hija de Rocío Jurado y José Ortega Cano también recibió varios minutos en pantalla hasta alcanzar la primera media hora de programa.
Durante la segunda mitad del espacio, se concentraron los temas con cierta premura: hubo cuatro conexiones con diferentes puntos de interés, entre ellos, la sede de los Fotogramas de Plata donde el reportero Jorge Moreno entrevistó a Blanca Suárez y a Arón Piper; y Miami, donde Alex Rodríguez informó de la boda de Paris Hilton celebrada días atrás; y hasta se dio una exclusiva, sobre la reunión de Isa Pantoja con su madre, Isabel Pantoja, 24 horas después de que Kiko Rivera se sentara en el Deluxe.
Por si fuera poco, pasadas las 21:00h, apurando los minutos de emisión previos a Piqueras, Ónega sacaba tiempo para una brevísima mesa de sucesos con Vanesa Lozano y Patricia Alcaraz. A las 21:10 horas, Ya son las ocho tocaba a su fin, dejando claro lo ambicioso de su escaleta tanto como la dificultad para condensar tantos temas, tonos y secciones en apenas una hora.