La televisión, que desde hace ya tiempo se ha igualado al cine en cuanto a la calidad de los productos de ficción, estaba llamando a gritos a Antonio de la Torre para un papel protagonista.
El actor malagueño (enero de 1968), que ha forjado la mayor parte de su brillante y premiada carrera en el séptimo arte, rueda ahora para la pequeña pantalla 'La línea invisible'. Y no es cualquier cosa.
Se trata de la nueva miniserie de época que Movistar ha encargado al director Mariano Barroso, tras su anterior y lúcida 'El día de mañana' también para la plataforma.
Visitamos el rodaje en Irún de este nuevo proyecto que viaja a los orígenes de ETA, donde Antonio de la Torre se mete en la piel de uno de sus personajes principales.
¿Cómo es su rol en un drama tan duro basado en hechos reales?
Interpreto a Melitón Manzanas, la primera víctima elegida en la quinta asamblea de la banda, cuando deciden pasar a la lucha armada y usar la violencia para lograr sus fines. Es un inspector jefe de la brigada político-social. Teóricamente, tenía que haber sido el primer asesinado por parte de ETA, pero fue el segundo.
Sí, el primer muerto a manos de la banda terrorista fue un guardia civil
Así es. José Antonio Pardines, un guardia civil que les interceptó en un control de tráfico. Y, bueno, no sabemos lo que pasó ahí. Hubo un tiroteo y terminaron matándole. Posteriormente, el que murió fue Etxebarrieta, líder de aquella asamblea.
Ahí está el punto de partida de 'La línea invisible'.
Sí. A lo largo de la serie descubrimos como ETA, que inicialmente surgió como un movimiento de izquierdas antifranquista en Euskadi, pega un cambio y se termina convirtiendo en el grupo que desgraciadamente hemos sufrido durante cuarenta años. Una organización que ha matado a casi mil personas. Asistimos a ese tiempo, entre 1963 y 1968, donde nace la banda que hemos conocido.
El hombre al que usted encarna en la ficción también dio que hablar.
Mi personaje, según muchos, fue un monstruo. Un torturador y una de las grandes figuras negras para el entorno abertzale. Yo lo he abordado como un hombre al servicio del régimen, con su familia, su gente, sus convicciones... que hacía lo que él creía que tenía que hacer. Y hago esto así para no caer en un relato maniqueo que, para mí, sería equivocado.
Habrá quien diga que 'La línea invisible' trata de justificar o explicar la barbarie.
Es que todo tiene una explicación, pero no una justificación. El terrorismo tiene explicación, no justificación. No se puede usar la violencia para justificar nada, pero explicación sí que tiene. Por ejemplo, Hitler, mal que nos pese, no era un diablo sino un ser humano que causó el holocausto. Eso es lo pavoroso. La humanidad es capaz de lo mejor y de lo peor. Ha dado psicópatas, asesinos de masas... y gente que dio su vida por los demás. En este sentido, hay que interpretarlos a todos.
¿Está ya la sociedad preparada y abierta sin tapujos a que se indague más sobre ETA?
Han pasado casi diez años desde que la banda terrorista dejó de matar, un tiempo en el que este pueblo ha empezando a creerse la paz. Contar esta historia tiene que servir de vehículo para que no vuelva a repetirse. El cine, la televisión, el periodismo... cumplen una labor fundamental para que avancemos.
Las películas y series tienen una responsabilidad y los profesionales lo saben. Hay que tener la valentía de buscar la verdad o un punto diferente, por incómodo que sea. A veces, la autocensura es peor que la censura, porque se instala y no te das cuenta. Es más peligrosa porque hay temas de los que ya no hablas, porque ya ni los piensas.
Y también está el miedo de cada uno, que es absolutamente legítimo.
Por su puesto. El miedo tiene unos mecanismos a todos los niveles. Por miedo se olvida. El miedo es amnésico y también paraliza. Es difícil. Y de cualquier parte. Yo he padecido el franquismo a través de mi familia, de todo lo que sé que supuso para la generación de mis padres. Fue un régimen que atentó contra la mujer, sobre todo contra la mujer pobre. Mi madre era analfabeta. El franquismo, en connivencia con la Iglesia, solo veía a la mujer en casa para acompañar a los maridos.
La Iglesia también es parte fundamental de esta historia.
La Iglesia fue un pilar absoluto del régimen, que se apoyó en ésta para legitimarse ideológica, moral y culturalmente. Pero en esa realidad poliédrica que existe en Euskadi, había parte del clero vasco que se rebeló. La Iglesia como institución, el Vaticano, el Nuncio... estaban con el régimen nacional católico que era el franquismo. Pero parte del clero en Euskadi, y esto está documentado, apoyó estos movimientos de liberación de izquierda que dieron lugar al surgimiento ETA. Esto es uno de los grandes asuntos que se trata en la serie.
¿Y ha contactado con gente que vivió esta época para prepararse su personaje?
Sí, con todos los que he podido. He querido reunir el máximo de testimonios posibles para hacerme bien a la idea de cómo fue esta época. Incluso he conocido gente que fue torturada por Melitón. Hay que saber cómo era este inspector y cómo se movía. Y para mí es un trabajo ingente. A veces creo que, para preparar y atrapar bien a un personaje, me tendría que tirar meses.
Para acabar, ¿qué desea que transmita fielmente 'La línea invisible' a los espectadores?
Me interesan, de alguna manera, los retratos donde todos son víctimas y todos son verdugos. Siempre me ha fascinado la atracción del ser humano por lo trágico. Esa parte autodestructiva, que espero que se vea reflejada. Y me quedo con una frase de Marino Barroso, sobre la banalización del dolor ajeno. Cuando dejas de percibir lo que sufre el otro, que es cuando surgen las guerras.