Marta se ha proclamado la ganadora de la sexta edición de MasterChef. La madrileña estudiante de nutrición se hizo con el título y sucedió a Jorge Brazalez como campeón del talent show culinario de La 1, tras una competida entrega en la que tuvo que batirse en duelo a su amiga Ketty. Lo hizo, también llevándose unos sinceros halagos por parte de los jueces: “Pocas personas hemos tenido como tú”, le aseguró Samantha Vallejo-Nágera en la cata definitiva.
Después de 13 semanas, la joven recibirá el trofeo que acredita como vencedora, publicará su propio libro de recetas y obtendrá los 100.000 euros del premio económico. Además, se formará con el Máster en Cocina, Técnica y Producto impartido por Basque Culinary Center, en San Sebastián, la primera Universidad Gastronómica de España.
Así fue la gala definitiva de la sexta edición
Cuatro aspirantes abrieron el último programa de la temporada: Marta, Ketty, Oxana y Toni. Tres meses después, el crecimiento era evidente y MasterChef quería premiárselo. Lo hacía ofreciéndoles una imagen de lo que podía ser su futuro más allá del plató: cada uno aparecía, con el delantal puesto delante de un hipotético negocio de restauración. Oxanna se emocionaba al contemplar esa imagen: “Me habéis abierto una nueva vida”.
Después de este golpe de ánimo, Oriol Castro y Mateu Casañas, chefs del restaurante Disfrutar, entraban en escena para explicar la primera prueba, de la que saldría el primer nombre finalista de la velada. La prueba, por primera vez, consistía en reproducir no uno, sino las dos elaboraciones presentadas por ambos: una gilda de caballa y un trampantojo. “Ya es mala suerte, son seis MasterChefs y nos toca a nosotros”, resoplaba Marta.
La preparación de ambos platos habría de hacerse no con un tiempo límite marcado por cronómetro, sino siguiendo las directrices y ritmo de Castro: “Que estén atentos, que disfruten, que estén tranquilos y siguiendo los pasos”, les recomendó antes de ponerse en marcha.
“Los lleva con la lengua fuera”, bromeaban entre ellos los jueces, Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samanta Vallejo-Nágera. “Te vamos a traer más veces”. Los concursantes han sufrido, y mucho, para mantener el nivel de exigencia y la rapidez de reflejos que les pedía. “Ya no lo repetiré más. En una cocina profesional no se puede repetir algo dos veces”, les insistía. Todos seguían las instrucciones, pero demostrando compañerismo y deportividad en todo momento cada vez que cualquiera veía pasar por dificultades al cuarteto.
Marta, primera finalista con un trabajo “espectacular”
Oxana era la que, a priori, parecía ir en desventaja, mientras que Toni se veía como el alumno aplicado... Pero pronto todos acababan evidenciando la exigencia y maestría que una prueba como esta exigía.
Con un minuto de margen desde que Castro concluyó la preparación, el cuarteto debía finiquitar la presentación de los dos platos. “Ha sido súper divertida”, decía, pese a todo, la rusa, que se mostraba “feliz” pese a que los jueces le apercibieron por estar “muy perdida” durante toda la prueba. “La actitud es positiva pero el resultado deja que desear”, fue el veredicto.
A continuación, llegó el turno de Marta, que reconoció haber sufrido pero que se mostraba satisfecha por haber logrado terminar la elaboración a tiempo. “En el punto técnico donde se podía decidir la prueba, ha podido seguirlo todo”, decía Casañas, antes de dar una valoración muy falorable a la estudiante de nutrición. “Está espectacular”, la aplaudía Vallejo-Nágera. “Eres muy delicada trabajando y da gusto ver cómo lo has hecho”. “Trabajo maravilloso con dos tonterías. Puedes estar orgullosa”, decía el siempre exigente Cruz, tras haber realizado dos matices sobre su trabajo.
La cubana, por su parte, se enfrentaba con dudas ante los jueces. De los dos platos, la presentación de la gilda era “perfecta”, algo que no sucedía con el trampantojo, que los cocineros invitados era un “descalabro”. “Te veo trabajar y eres muy critica con los compañeros, pero puedes exigirte mucho más”, le recomendaba la jueza.
“Creo que he ido de más a menos”, confesaba el community manager, que parecía haber ido bien durante buena parte de la prueba; sin embargo, acababa viniéndose abajo después de que las aceitunas de la gilda que había preparado se le hubiesen derretido. Por ello, recibió la reprimenda del jurado. “Hay errores que son fruto de la mala gestión del mal carácter que tienes”, han insistido, afeándole los detalles al valenciano. El veredicto no fue demasiado mejor: “Le falta jugosidad”, le recriminaron, remarcando sus problemas de actitud.
Al final, no hubo sorpresas: Marta era la primera clasificada para la prueba definitiva, merced a su buen comportamiento y su estupenda ejecución. “Ya he ganado. ¡Voy a estudiar!”, exclamaba, sabedora de que quedando al menos en tercer lugar tendría derecho a formación en el Basque Culinary Center.
El Bohío, escenario de la segunda prueba con sabor manchego
A Toni, Ketty y Oxana todavía les quedará una segunda oportunidad, de la que saldría el segundo finalista. El emplazamiento, en Illescas (Toledo), más concretamente en las cocinas de Pepe Rodríguez, en El Bohío.
Lo harían, además, con la presencia de todos los ganadores que conforman el palmarés de MasterChef en España: Juan Manuel, Vicky, Carlos, Virginia y Jorge (versión adulta); Mario, Manuel, María, Paula y Esther (versión Junior) y Saúl Craviotto (versión Celebrity). Miguel Ángel Muñoz, campeón de la primera edición VIP, no pudo participar en este ágape por estar rodando Presunto culpable para Antena 3. Cayetana Guillén Cuervo, subcampeona de aquella edición inaugural, acudió por sorpresa para cubrir la ausencia de su colega de profesión, aunque lo hizo de forma exprés: como Muñoz, un compromiso profesional le impedía quedarse a probar los platos; con todo, dedicó tiempo a charlar y jalear al trío de contendientes.
Con semejantes invitados, la prueba adquiría si cabe un plus de dificultad. “Sacad el castellanomanchego que lleváis dentro, porque lo vais a necesitar”, les advertía el juez. El motivo, el desafío que les esperaba: un menú degustación de seis platos, diseñado por el propio Rodríguez y con un intenso sabor a la comunidad autónoma: un ajoblanco, un atún marinado, una cigala con sopa al cuarto de hora; ensalada de quesos manchegos y anguila; solomillo de cerdo en adobo; y un helado de nata.
Cada uno de los aspirantes debía encargarse de dos platos: Toni se agenció el segundo y el quinto; Ketty se decidió por el tercero y el último; y Oxana por el primero y el cuarto. Cada uno trabajaría escalonadamente, empezando por la empleada de hogar rusa. El valenciano tendría que empezar a trabajar después, dejando a la dietista nacida en Cuba, obnubilada por estar en los dominios de su ídolo Rodríguez, tomando el relevo al compañero.
“Va a ser un desastre, pero con buen humor”, avisó la rusa, a la que tocaba empezar emplatando su ajo blanco, el primero del menú. Rodríguez le tranquilizaba: “Está un poco crudita, pero está rica”. El siguiente era el atún marinado de Toni, al que el tiempo se le echó encima. “Lo mejor que podemos hacer es llamar a Pepe”, quien acudió para ayudarle a salvar el plato.
A Ketty se le daba mejor el tercer plato, las cigalas, tras haber conseguido llevar a cabo con éxito el crujiente de gambas, aunque Pepe le pedía más rapidez. “No me pongas nerviosa”, le pedía ella. Él, por su parte, agradecía sacar un plato “parecido al original”.
De nuevo era el turno de Oxana, que debía ponerse en marcha con la ensalada de quesos manchegos. La cocina que estaba utilizando la rusa acababa ardiendo. “¡Que está sin pagar!”, gritaba el juez, tratando de apagar el fuego. Pese a todo, el resultado era satisfactorio.
Tras el segundo éxito consecutivo, a Toni le tocaba responder. Pese a algunos problemas con los gofres de aguacate, lograba sacar adelante correctamente el reto, si bien seguía recibiendo alguna que otra reprimendas de Jordi, que le regañaba por haber terminado con 10 minutos de retraso. “Me he venido abajo. Sé los errores que he cometido”, decía en retrospectiva el concursante, emocionado. Pese a todo, las críticas a su elaboración fueron positivas.
Ketty, la segunda finalista
Ketty lograba también un buen segundo servicio con el postre, pese a dificultades con el caramelo. “Me vale”, aprobaba Rodríguez, aunque le detectó varios fallos al acabado.
Los méritos de la participante le aseguraron el pase a la final junto a su amiga Marta. “Has abordado esta prueba con valentía. Has elegido el postre aun sabiendo que no era tu punto fuerte”, aplaudió Jordi. Ella, muy emocionada mientras Jordi le colocaba la chaquetilla de duelista, recordaba las dudas que en su momento tuvo de poder entrar al concurso.
El duelo final entre “hermanas”
“Estoy muy contenta de que sea ella”, confesaba Marta antes de recibir a Ketty. Las dos se enfrentarían con una prueba que debía reflejar su evolución en el talent culinario, pero incluyendo técnicas de vanguardia. “No quiero que en el último reto perdamos todo lo que nos queremos”, proclamaba la joven estudiante. “Eres una de las mejores cosas que me llevo de este programa. Me llevo una hermana”, decía la cubana.
Con todo dicho, les tocaba afrontar un menú completo, compuesto de un entrante, un plato principal y un postre. El chef argentino Mauro Colagreco, dos estrellas Michelin y uno de los más prestigiosos del mundo, fue el encargado de catar los platos de los finalistas y ayudará al jurado a tomar la difícil decisión.
Pero antes de eso, las dos duelistas contaron con una emotiva sorpresa, por otro lado indispensable en toda final de MasterChef que se precie: los familiares de ambas acudían al set para animar a una y otra. En el caso de Ketty, además, se vivía un momento especial: su madre y su suegra se veían, por primera vez, en las instalaciones del programa de La 1. También llegaban sus compañeros de concurso, donde no faltaba el cotilleo: Víctor y Sofía se confirmaba con un beso como la pareja salida de la edición.
Entrando en cocina, las propuestas de Marta y Ketty eran bien diferentes: mientras la primera optaba por un menú más mediterráneo, Ketty proponía una fusión entre su tierra natal, Cuba, y la de adopción, Galicia. Mientras que Marta se mostraba más segura y ordenada, su compañera se desempeñaba con más dudas y algo más de caos sobre la vitrocerámica. “Debería estar emplatando”, apremiaba Pepe Rodríguez a la concursante. Su contrincante se encontraba ya terminando de presentar sobre la vajilla su menú. Pese a los nervios, las dos consiguieron terminar a tiempo y ofrecer un buen resultado.
Menú de Marta
- Gazpacho mediterráneo con esfera de tomate, pepino osmotizado y aire de pimiento.
- Caldereta de salmonete y langosta con galleta coral de tomate y sal de escamas.
- Macarons de frambuesa rellenos de mousse, láminas de chocolate y helado de queso y frambuesa.
Menú de Ketty
- Ensalada de buey de mar, cigalas y rape con cúpula de coco.
- Raya en su jugo con ensalada de anisados, encurtidos y caviar de pomelo.
- Cubalibre llevado a la repostería.
Así las cosas, el veredicto parecía claro: Marta se llevó el triunfo. Con su triunfo, se lleva un premio económico de 100.000 euros, y una beca para el Máster en Cocina, Técnica y Producto impartido por Basque Culinary Center, en San Sebastián, la primera Universidad Gastronómica de España, así como la edición de su propio libro de recetas.
“Es impresionante ver que piensas ya como una auténtica cocinera”, le decía Samantha a Marta después de su primer plato, una reinterpretación del gazpacho. La valoración a Ketty era positiva, aunque algo menos elogiosa: “Es un trabajo curioso y que tiene gracia”, declaraba Jordi Cruz, quien le achacaba algunos defectos a su cúpula de coco.
El plato principal de la madrileña no satisfizo al chef catalán, que le reprochó una mala cocción del crujiente, pero esa sensación no fue compartida por el resto. “Tiene estética y tiene textura, es sabroso”, ensalzó su homólogo toledano. La cubana también recibió críticas duras del mismo juez, pero mejores palabras de sus compañeros en la mesa: “La idea es muy bonita”.
Solo quedaban los postres: “Yo me formé en París, en la ciudad del macaron. Es una técnica muy difícil, y el resultado es muy bueno”, le loó Colagreco al probar el plato de Marta. “Pocas personas hemos tenido en MasterChef como tú”, le insistía Vallejo Nágera. Ketty también recibió buenas palabras, aunque sin llegar al nivel de su compañera: “Eres un potro desbocado y eso se nota a la hora de cocinar, pero ese desorden es tan bonito en ocasiones como tu caso”.
En cualquier caso, la suerte estaba echada y cayó del lado de Marta, quien disfruta ya de su título.