AVISO, SPOILERS

Así ha sido el final de 'Succession': un festival de giros y traiciones para culminar una serie legendaria

Pedro Zárate

29 de mayo de 2023 09:45 h

Aviso, spoilers: la siguiente noticia desvela todo lo ocurrido en el final de 'Succession'.

Ya está. Se acabó. Succession, probablemente la ficción más aclamada de los últimos años, ha llegado a su desenlace. El último capítulo, Con los ojos abiertos, ha puesto el punto final a la historia de la familia Roy, que se ha ganado por derecho propio una plaza en el Olimpo de las grandes series de todos los tiempos.

El drama, aunque con grandes toques de comedia, creado por Jesse Armstrong ya tenía asegurado su lugar en la Historia tras cuatro temporadas y 38 episodios de nivel excelente. El número 39, el último y definitivo, 'sólo' tenía que poner la guinda al pastel y resolver la gran duda: al final, ¿quién hereda el gran imperio de Logan Roy? Y lo hace. Vaya si lo hace. Gloria eterna a Succession.

(A partir de aquí, SPOILERS DEL CAPÍTULO FINAL)

Llegamos al capítulo final con dos bandos enfrentados. Por un lado, Kendall y Roman, que quieren tumbar el acuerdo de venta con su padre y Lukas Matsson. Y por el otro, Shiv, que quiere sacar el acuerdo adelante porque eso le garantizaría ser la CEO de Waystar. A partir de aquí, ambas partes necesitan los votos suficientes de la junta para salirse con la suya, pero la situación de los dos frentes es muy diferente.

Al principio del capítulo vemos que Kendall mantiene la fe, pero las cuentas no terminan de salirle. Shiv, en cambio, está eufórica: sabe que tiene todas las de ganar y sólo es cuestión de un par de días que ocupe el cargo. Lo único que queda por resolver es qué pasa con Tom. Lukas le pide opinión y ella es muy clara: es competente y hará todo lo posible por satisfacer a Lukas, pero es absolutamente intercambiable por otra persona.

A todo esto, ¿dónde está Roman? Recordemos que el capítulo anterior acabó con él siendo golpeado por unos manifestantes tras la 'victoria' de Mencken en las elecciones a la presidencia. Pues bien, tras este incidente decidió poner rumbo a casa de su madre. Y aunque no quiere que nadie le vea, su progenitora se lo acaba contando a Shiv. Y Kendall también se acaba enterando, así que ambos van de inmediato y se reúnen con su hermano. Shiv lo hace en son de paz, pero Ken está muy nervioso por la votación. Y más cuando descubre que Roman ha cambiado de opinión porque ve que su hermano no tiene los votos suficientes para ganar.

Visto el panorama, Shiv no tarda en pedir a sus hermanos que le apoyen en su aventura en la empresa. “He ganado (...) Jugué mejor mis cartas”, les dice para regocijo propio e impotencia de Kendall. Sin embargo, no todo son buenas noticias para Shiv. Le ha preguntado a Tom si quiere “mantener una relación de verdad” a pesar de todo lo que se han echado a la cara, pues separarse lo tomaría como un fracaso, y ella tiene miedo al fracaso. Sin embargo, Tom responde con un “no lo sé” que deja helada a Shiv.

La gran traición de Lukas Matsson

Sin embargo, esto no es lo peor que le espera. Lukas se reúne con Tom en un restaurante para conocerle mejor y quitarse de encima las dudas que le genera. El marido de Shiv le explica su perfil como trabajo, el cual se resume, según sus palabras, en “tragar mierda” y “cortar cabezas y recoger ojos”. Ya sea en los cruceros, como pasaba en las primeras temporadas, o en la ATN, como en estas últimas. Y esto le gusta a Lukas, que quiere “reducir costes a saco” y ser un “Logan 2.0”. De hecho, tanto le encaja Tom en sus planes... que le ofrece el puesto de CEO de Waystar. Sí, ese que tenía preparado para Shiv.

La aparición, en una revista, de una ilustración en la que Matsson es un títere en manos de Shiv, que es quien de verdad mueve los hilos, parece haberle cambiado de opinión. Aunque el sueco lo achaca a otras cosas. Por ejemplo, a la presión que la hija de Logan Roy le metió con el problema de GoJo en India, a que él tiene muchas ideas y no necesitas más y a que... quiere tener sexo con Shiv. “En otras circunstancias ella también querría (...) No puedo meterme en ese berenjenal”, le dice a Tom.

Mientras tanto, Greg anda por ahí, y mientras Tom se va al baño, él se acerca a Lukas y Oskar, que en ese momento están en la barra tomando algo mientras hablan en sueco de que Shiv no va a ser la elegida. Greg se entera de este giro gracias a una aplicación móvil, así que rápidamente se va al baño a negociar con Kendall: él le da la información que lo cambiará todo, y Kendal, a cambio, lo mete dentro de su núcleo duro junto a Roman y... Shiv.

Porque, claro, Kendall confirma que, efectivamente, Lukas está estudiando a otros candidatos para darle la patada a Shiv. Ella no lo quiere creer, pero acaba descubriendo que es cierto, así que automáticamente se sube en el barco de Kendall. Y con ellos, Roman, así que volvemos al principio de la temporada: los hermanos Roy, reunidos para ver cómo se reparten el control de la empresa y quién se convierte en el jefe de todo. Y como entonces, los tres presentan su candidatura. Sin embargo, mucho ha cambiado desde el inicio de la tanda. Shiv se ha destapado como una 'traidora', así que estar cambando de bando le resta credibilidad. Y Kendall insiste en que Roman no quiere el puesto, pero su problema es que no se atreve a decirlo.

Así las cosas, los hermanos llegan al siguiente acuerdo: Kendall toma el control de Waystar, Shiv se queda con la ATN y Roman asume el mando de las redes sociales de la compañía de su padre. Tras una conversación privada, Shiv y Roman plantean la posibilidad de traicionar a Kendall, pero al final se echan atrás y le dan la buena nueva a su hermano.

La gran traición de Shiv Roy

Ahora 'sólo' necesitan los votos de la junta, aunque por el camino hacen una parada en casa de Logan, ahora propiedad de Connor, que ha puesto en marcha una especie de subasta para repartir todos los bienes de la vivienda. Entre medias, el mayor de los Roy explica que se irá a Eslovenia de embajador cuando Mencken sea proclamado presidente, aunque Shiv le comunica que la victoria de Mencken ha acabado en los tribunales y no está claro que vaya a pisar La Casa Blanca. Willa, mientras tanto, ha conseguido trabajo como actriz en la ciudad, así que ambos se preparan para tener una relación a distancia.

Poco después, los cuatro hermanos se emocionan -sobre todo Roman- al ver juntos un vídeo de Logan poco antes de morir, en el que cual aparece compartiendo una divertida cena junto a Connor, Kerry, Gerri, Frank y Karl. Será el último momento agradable que compartan los hermanos, pues a partir de aquí vienen aún más curvas.

Shiv le cuenta a Tom que se ha enterado por Greg que Lukas está buscando nuevos candidatos para el puesto de CEO, y aunque él se hace el loco al principio, le acaba diciendo que el candidato es él. “¿Ha elegido a un puto don nadie?”, le espeta ella, que herida por esta traición, se marcha decidida a conseguir los apoyos que faltan. Tom, a su vez, se reúne en el baño con Greg y le reprocha haberse ido de la lengua. Al final ambos se pegan.

Ya en la sede de Waystar, Kendall, Shiv y Roman convencen a Stewi para que vote a su favor. Las cuentas salen y todo está listo para que Kendall herede el trono de su padre. De hecho, hasta se sienta en la silla de su despacho. Roman no lo lleva bien y siente rabia contra su hermano, que intenta consolarle: “Podrías haber sido tú”.

A continuación, la junta al completo se reúne. Pasan a la votación. Todos cumplen con lo esperado -Roman a regañadientes- hasta que, con empate en el marcador, le llega el turno a Shiv, que se marcha de la sala. Kendall y Roman van tras ella, y el primero, desesperado, le suplica que vote a su favor. Pero ella le suelta dos frases lapidarias: “creo que lo harías mal” y “no puedes ser el director porque mataste a alguien”. Esto nos retrotrae directamente a los hechos de la primera temporada y al joven camarero que falleció en un accidente de tráfico mientras él y Kendall iban drogados y bebidos, y con Kendall al volante.

“Somos unos mierdas. No somos nada”

Éste último dice que se lo inventó y que lo que le contó a sus hermanos al final de la tercera temporada era mentira, que lo único que quería era conseguir que él y sus hermanos fuesen una piña mientras su padre les dejaba sin la empresa a sus espaldas. Shiv alucina y Roman suelta que su padre pensaba que los hijos de Kendall no eran suyos, a lo que éste responde de forma violenta. Al final, Shiv se va, mientras que Kendall asume que ha perdido la votación y Roman, sentado, dicta sentencia: “Somos unos mierdas. No somos nada”.

Kendall intenta aplazar la votación, pero Frank le da la mala noticia: ha perdido la votación por 7 votos a 6, así que la junta ha decidido vender Waystar a Matsson. Kendall se queda en shock mientras por los pasillos irrumpe Tom, al que algunos, como Hugo, le pelotean rápidamente. El nuevo CEO le cuenta sus nuevos planes a Greg, que pasan por recuperar a Gerri y cargarse a Frank y Karl. ¿Y Greg? Pues aunque le dice que es “un grandísimo hijo de puta” le dice que esté “tranquilo”. Vamos, que todo apunta a que los 'disgusting brothers' siguen adelante.

Poco después, Matsson y Roman firman el acuerdo y se hacen las fotos de rigor, aunque el segundo no está ni para fotos ni para nada. De hecho, acaba en un bar tomándose una copa mientras esboza una leve sonrisa, aunque su cara se vuelve seria de inmediato. Shiv, a su vez, abandona la sede de Waystar en coche junto a Tom. Él le tiende la mano y ella pone la suya, pero sin querer dársela del todo y con la cara devastada y desencajada. Porque después de tres temporadas mirando por encima del hombro a Tom, ahora es él quien tiene el poder.

Aunque a decir verdad su cara también es todo un poema. Al fin y al cabo, por mucho que dijera “no lo sé” a la pregunta de Shiv, no sabe vivir sin ella, así que la suya es una victoria a medias. Escasa en lo amoroso, pero rotunda en lo profesional, pues después de tantos capítulos “tragando mierda” -y lo que le queda-, ha visto recompensada su capacidad de supervivencia y de mostrarse servicial y utilizable ante la gente adecuada con el premio más improbable de todos.

La última escena es para Kendall, que aparece paseando por un parque con el guardaespaldas de su padre a unos metros de distancia. Después se sienta en un barco, se queda con la mirada perdida -al fin y al cabo, ha perdido todo lo que quería- y aparecen los títulos de crédito.

Por tanto, Succession acaba con tres derrotados, un medio vencedor y cuatro ganadores absolutos. En el primer grupo tenemos, claro está, a los hermanos Roy, que después de cuatro temporadas ansiando heredar el puesto de su padre se marchan de vacío por su incapacidad de dejar atrás la animadversión que se profesan y, sobre todo, sus propias ansias de gloria. En el segundo grupo encontramos al mencionado Tom. Y en el tercero, a tres a Lukas Matsson, que se sale con la suya y adquiere Waystar, y al primo Greg, que ha conseguido mantenerse como el último Roy de Waystar, y además con opciones de conseguir un puesto de verdadera relevancia gracias a los servicios prestados a Tom.

Aunque por encima de todo, los verdaderos ganadores de Succession son el equipo de la serie y los espectadores de la misma. Los primeros, por hacer una ficción que ya es historia de HBO y, por tanto, de la televisión. Y los segundos, porque hemos tenido la suerte de disfrutarla. Además, en su época, en su momento. Aunque, a decir verdad, por mucho que hable de temas empresariales e industriales tan actuales, siempre va a ser un buen momento para ver Succession. Porque esa es la liga en la que juega ahora, una vez finalizada: en la liga de la eternidad.