Días antes de celebrarse la ceremonia, Jimmy Kimmel ya advirtió que “estos serán probablemente los Emmys con peor audiencia de todos los tiempos”. La predicción del presentador con respecto a la inaudita celebración de la 72ª edición, que se realizó sin alfombra roja, en streaming y con los nominados en remoto desde sus casas, se ha cumplido a tenor de los datos: la gala emitida en la noche del domingo en ABC atrajó a 6,1 millones de espectadores, con un rating de 1.2 entre adultos de 18 a 49 años, recoge The Hollywood Reporter.
Así, se batiendo el récord negativo del año pasado, cuando la gala emitida por Fox cayó a 7 millones (1.7 en demográficos). En concreto, la retransmisión baja por lo tanto un 13% en espectadores con respecto a la edición previa, y un 29% si comparamos los ratings. Se agrava así la tendencia decreciente de los últimos años, en un marco excepcional como el que ha provocado la pandemia del coronavirus, que obligó a reconfigurar la formulación de la entrega de premios.
Kimmel bromea: “Dejémoslo en que hemos batido un récord”
El propio Kimmel bromeó con este batacazo en el retorno de su late show a ABC después de las vacaciones de verano: “Dicen que han los Emmys más vistos de la historia. Oh, ¿los menos vistos? Ah, de acuerdo”, dijo en su primer monólogo de vuelta en Jimmy Kimmel Live!. “Hemos batido un récord, dejémoslo así”.
Pese a todo, el presentador calificó la experiencia como “de lo más divertida” e hizo chanzas con las imágenes de los candidatos y galardonados en sus casas: De Julia Garner, que ganó el premio a mejor actriz de reparto de una serie dramática por Ozark, resaltó que “casi se le olvida dar las gracias a su marido pese a que estaba a 15 centímetros de ella en un batín de terciopelo rojo”. De Zendaya, mejor actriz protagonista de drama por Euphoria, también hizo chistes: “Hemos comprobado que la única persona que cumple la distancia social en su casa es la propia Zendaya”, dijo, aludiendo al grupo de gente que aparecía tras ella celebrando su triunfo.
Según él, lo más raro de esta ceremonia fue que “normalmente cuando la gala acaba se celebran fiestas y la gente lleva a sus Emmys bajo el brazo a todas partes, todos están felices y disfrutando”: “Este año, el programa terminó y fue tan simple como 'me meteré en el coche y me iré a casa'. No había nada más”.