En el debate '¿Quién educa a quién?' de La 1

Beatriz Luengo habló del acoso que vivió de niña: “Me encerraban en el baño, me empujaban, me tiraban del pelo”

Redacción

La entrega de ¿Quién educa a quién? de esta semana estuvo dedicada al acoso. El espacio presentado por Mamen Asencio trató de explicar por qué sigue siendo una realidad que sufren aproximadamente 200.000 alumnos en España. El programa contó con el testimonio de Beatriz Luengo, que se conectó en directo desde Miami para contar cómo había superado el bullying al que fue sometida en su infancia.

La cantante reveló que ocurrió cuando tenía “entre ocho y nueve años”. Todo cambió cuando fue seleccionada en la escuela de baile de su barrio para trabajar en un circo, que se acabó retransmitiendo en TVE. “A pesar de que prácticamente no se me veía”, recordó, aquella circunstancia le convirtió en “alguien especial dentro del colegio y un grupo de niñas de un curso superior empezaron a hacerme la vida imposible”.

La también compositora compartió que además de “muy morena, era muy velluda y empezaron a llamarme niña mono. Me encerraban en el baño, me empujaban, me tiraban del pelo”. Luengo expuso que “siendo tan pequeña, pensaba que mi problema era yo, mi físico, mi pelo”.

Sin embargo, el tiempo le permitió “entender que el que empezara a trabajar en televisión fue lo que hizo desencadenar la situación”. “Para mí era un trabajo, una experiencia, pero ellos le dieron una importancia que yo no di”, señaló, “para mi fue un suplicio”. De hecho, reconoció que su padre aprovechaba “los huecos del trabajo para en el recreo esperarme fuera de la verja”. “Fue un acoso fuerte que duró prácticamente dos cursos enteros”, lamentó.

“Estás todo el tiempo con sensación de desprotección”

Asencio preguntó entonces a la cantante cómo se solucionó el problema, algo en lo que Luengo declaró que tuvo mucho que ver “la ayuda de psicólogos y orientadores que tuve en mi etapa adolescente”, y haber sido “un trabajo que he tenido que hacer de manera adulta y consciente”. Para la compositora, para la que el primer paso fue “cambiar de colegio”, aseguró que “el tiempo me ha curado, he sabido entender dónde estaba el problema”. En parte porque aunque comenzó a asistir a otro centro, en el que le hacían bullying “estaba al lado de mi casa. A estas niñas nunca las terminé de dejar de ver del todo”.

Luengo compartió una anécdota de algo que le ayudó y que tuvo que ver con su abuela. Siendo aún niña, en un mercadillo le compró una camiseta con el dibujo de Mowgli y el mensaje “niño mono”. “Me obligó a salir a la calle con ella”, recordó, “ahí estaba haciéndome la valiente con mi corazón a mil”. Contexto que le valió para exponer que “el problema del acoso es que te genera unos nervios y mucho dolor. Mucha ansiedad. Estás todo el tiempo con sensación de desprotección”. Además por la vertiente de “chivata” en la que en seguida te convierten porque “normalmente te dicen que no digas nada en casa. Es complicado”.

La importancia de verse “cómo tú te consideres”

La cantante explicó sobre su propio proceso personal que había aprendido que lo que teníamos que hacer es “detectar quién es el enemigo dentro de la sociedad que nos hace daño”. Para Luengo existen “dos tipos de personas. Está la gente que sale a la calle pensando que nadie le compite, que con sus propias capacidades va a llegar donde quiera; y la que con inseguridades mal gestionadas se dedica a salir a la calle y como piensa que no va a poder subir por sus propios méritos, se dedica a arrodillar al resto”. “Normalmente van enfocadas a las personas que consideran que son más amenaza para ellos porque les hacen multiplicar su inseguridad”, comentó poniendo como ejemplos “tu raza, que seas mujer, tu tendencia sexual, que tengas pelo, etc.”.

También quiso poner el foco en los acosadores, plantear que “hay que apoyar a las víctimas”, pero a la vez, “detectar a este tipo de personas en la sociedad y señalarlas sin miedo”. Un miedo que según opinó, “también lo hay incluso en la edad adulta”. De ahí a que en su mensaje a este grupo, les recomendó “Trabajar en su seguridad y sus capacidades porque seguro que dentro de ellos hay cosas que no están viendo, y no necesitan a arrodillar a nadie para crecer. Esto es un mundo con una primera fila para todos”. “Mientras destruyen no están construyendo para sí mismos”, concluyó.

A las personas acosadas, insistió en que tienen que “aprender a ver quién eres desde lo que tú te consideras y no de lo que te consideran los demás”. Algo que para ella fue fundamental y por lo que aseguró que en caso de no haberlo conseguido, “no habría llegado a ninguna parte”. “Que aprendan a hacerse una burbuja y mirarse hacia dentro desde donde son”, y al mismo tiempo, “aprender a ver como víctima al que acosa”.