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'Callejeros' satisfizo en su esperado regreso a Cuatro con el “misterio” de las heces humanas en un ascensor
Callejeros ha vuelto con buen pie a Cuatro diez años después, doblando a su rival principal en audiencia y colándose en el podio del prime time (por detrás de La isla de las tentaciones y del desenlace de Amar es para siempre) con un 8.8% de cuota de pantalla. Un nuevo comienzo que pareció convencer al público y que, además, cumplió con la expectativa de descubrir personajes y situaciones fuera de lo común.
La entrega dedicada a los Vecinos molestos, de la mano del reportero Nacho Medina, dejó clara la capacidad del espacio de llamar la atención de las redes sociales con sus historias. Una de ellas en particular dejó especial huella, con perdón, por lo escatológico.
El programa producido por Señor Mono viajó hasta Badalona para atender la llamada de unas vecinas que habían encontrado heces humanas en el ascensor del edificio. O como decía la denunciante, Aitana, a través de un audio de WhatsApp recibido por el programa, “una señora mierda, pero con mayúsculas grandes”. Con humor, esta y su compañera de piso bromeaban con “envidiar el esfínter” de la persona que había dejado sus deposiciones. “De este tamaño y consistencia es la primera vez, pero anteriormente ya ha habido”.
El misterio de las heces humanas entre las vecinas
“El que lo ha hecho... La ha cagado”, bromeó Medina, que recorrió el bloque de vecinos con la fotografía para dar con el presunto culpable de la fechoría. La pesquisa dejó momentos cuando menos llamativos. En buena medida gracias a una mujer, con don de palabra, experiencia como bailaora durante cerca de 30 años y “una planta como para salir en la tele” en sus propias palabras. Esta, vestida en chándal, se convirtió en protagonista inesperada por su manera de expresarse y de explicar a sus vecinas lo que estaba pasando.
“Se ha cagado el que haya sido y se lo han mandado por el móvil, ¿se entera?”, le decía una señora, en chándal, a otra vecina que no parecía haberse enterado de lo ocurrido. “Una buena mierda que les han cagado ahí, hablando para que me entiendan. ¡Horroroso!”. Una tercera inquilina, que salía del portal, también se quedaba impactada al escuchar el relato, y Medina le acercaba la imagen que había recibido para investigar.
“Lo que pasa es que ella no va a reconocer la mierda”, advirtió, con mucha gracia, la mujer en chándal.
“Si vuelven a repetir, me llamas”
“Todavía no sabemos quién se ha cagado, pero lo veremos”, señalaba el marido, pero ella afirmaba: “Yo lo sospecho, me lo imagino”, decía la mujer, quejándose de toda clase de comportamientos incívicos, entre los que también se encontraban “los porracitos”. Los golpes en el suelo sirvieron para que ella se luciera taconeando.
Su marido tampoco se quedó atrás al proponer “sacar un cacho de caquita y analizarlo”.
Finalmente, Medina se fue del edificio sin dar con el o la responsable, tal y como le comunicó a Aitana. Eso sí, se mostró persistente: “Si vuelven a repetir, me llamas”.