Kiko Rivera se fue de aventura a Nepal con Jesús Calleja, en un programa que grabaron el pasado mes de abril y que han estrenado este domingo, 5 de diciembre. Ese retraso fue el que hizo que el propio DJ 'reventara' el contenido desvelando a Bertín Osborne uno de los momentos más emotivos que vivió.
Aún así, Mediaset ha lanzado la entrega con una fuerte promoción y en pleno prime time de Telecinco, en vez de Cuatro como suele ocurrir con el formato de viajes.
Antes de arrancar la aventura, el presentador desveló que había sido el propio Rivera el que le había llamado para que le invitara al programa. Y por eso mismo, le preguntaba frente a cámara la razón de su interés: “He venido para superarme a mí mismo y porque necesitaba un poquito de desconexión mental en estos momentos de mi vida”, dijo refiriéndose a los últimos problemas vividos con su madre, Isabel Pantoja.
La tonadillera fue otra de las protagonistas del programa ya que apareció en casi todas las conversaciones que mantuvieron presentador e invitado. Algo que, como dijo Paquirrín, le había servido como desahogo y para reflexionar mucho. Por lo que, “el mejor viaje de su vida” - como lo definió él- también había sido una terapia, concluyó tras la entrega.
Momento en el que Calleja quiso subrayar lo que había cobrado Kiko Rivera por disfrutar de la aventura, mientras hablaba de su vida personal: “Quiero dejar claro que no te hemos pagado. Estás hablando porque quieres”. Unas palabras que confirmó el DJ.
El dinero que cobraba Kiko Rivera por un bolo
En otra de las confesiones de Kiko a Calleja, explicó que para su primer bolo, cuando era un adolescente, le llamaron por ser el hijo de Isabel Pantoja y le pagaron 2.000 euros en una noche, por hacerse fotos en una discoteca. Después empezó a cobrar mucho más: “Entre cuatro y siete mil euros por bolos. Y hacía unos 80 o 100 al año”.
Añadió que en un fin de semana podía embolsarse hasta “100.000 pavos” y que aún así, podía salir del boso “sin pasta” por habérsela gastado. Una información que dejaba al presentador atónito y preguntando cuánto dinero había podido perder cuando se arruinó: “Unos 4 millones de euros” calculó Rivera.
Detalló más la forma de vivir que le llevó a la bancarrota: “Tenía casoplones, once coches, motos de agua, barcos... Me he arruinado dos veces”.
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