Conspiranoicos emitió la noche de este jueves 17 de octubre su tercera entrega en laSexta, tras desmontar a Roma Gallardo y a Alvise Pérez, entre otros, en las dos primeras. En esta ocasión el programa estuvo dedicado a quienes difunden la propaganda del Kremlin en España.
El programa puso nombres y apellidos a muchos de ellos, como a Beatriz Talegón, Rubén Gisbert y Guillermo Rocafort; explicando por qué y cómo. Usando sus redes, Rocafort incluso se quejó porque no le daban la palabra, algo que el programa y su presentador dejaron claro desde antes de su estreno: “No van a participar”, anunciaron explicando que el programa se basaría, como así está siendo, en dar voz a expertos y no en dársela a los que crean y/o expanden esos bulos.
Pero el nombre que más protagonismo tuvo fue el de Pablo González o Pavel Rubtsov, según nos refiriéramos al periodista reportero de guerra o al espía ruso reclamado directamente por Putin en un intercambio de prisioneros. Y es que entre otros medios, Pablo González también trabajó para laSexta, y conectó en directo en diversas ocasiones con sus informativos y programas de actualidad.
Es decir, que el tema afectaba e inmiscuía directamente a laSexta, pero igualmente su programa Conspiranoicos lo trató. Jokin Castellón incluso presentó en pantalla transcripciones de WhatsApps que se enviaba con los coordinadores de la cadena durante sus coberturas en zonas de guerra, así como los audios que les mandaba informando de sus movimientos.
Todos los tertulianos en plató explicaron sus distintas conexiones con Pablo González. Vicente Vallés, que participó como colaborador, desde el punto de vista de Antena 3 y Atresmedia y para explicar hasta qué punto debía ser importante para Putin. Fernando Rueda, para contar que para Rusia Pavel Rubtsov “es un patriota” que ha servido a su nación.
Pero los testimonios más cercanos los aportó Xavier Colás, periodista del diario El Mundo que coincidió con González durante la cobertura de la invasión rusa a Ucrania, y que reconoció que él sí tuvo momentos en los que pensó que en realidad no era periodista: “No sé si espía, pero sí hacía cosas que no hace un periodista”. Colás citó ejemplos como interesarse por informaciones y nombres detallados sin interés periodístico, o crear y expandir teorías absurdas que rápidamente fueron desmentidas en Twitter, y por las que tuvo que retractarse.
Pablo González llegó a arremeter directamente contra Xavier Colás y la cobertura de El Mundo cuando éste informaba contra los intereses rusos, y el periodista también señaló que le llamaba la atención que un periodista que trabajaba principalmente para el diario Gara no tuviese nunca problemas económicos y pudiera costearse todos los viajes a distintas zonas del frente o ciudades ucranianas, algo que el resto de periodistas tenían que controlar y elegir dónde invertir sus presupuestos.
“Hay muchísimos indicios de que era un espía”, dijo Colás, recordando también que González jamás se conectaba a una red wifi, aunque siempre tenía mucho interés por saber las contraseñas (y explicando que era el primer paso para poder hackear dispositivos conectados a esa red). Luego, se ha sabido que Pavel Rubtsov aportaba esas contraseñas a Rusia: “No entra dentro del modus operandi de un periodista enviar informes en ruso o decir 'estaré conectado a las 17 de Moscú' cuando trabajas en España. En los informes, no son reportajes. Aporta claves de wifi, direcciones de dónde están la clínicas de Navalni”.
A Colás también le llamaba la atención “la manera de comunicarse”, sin conectarse a WiFi, muchas veces con audios y WhatsApp con los medios para los que trabajaba (y gracias a los cuales aprovechaba su acreditación para acceder a distintos sitios y entrevistarse con diferentes personas). Pero con Rusia se comunicaba de otra forma: “Con Moscú se comunicaba a través del chat de un juego. Hay muchos perfiles psicológicos en sus informes. Esos detalles no aparecen en los medios de comunicación”.