Plantear una segunda temporada de la ficción revelación del curso cuando la primera cierra de manera justificada su trama principal no es un reto nada fácil. Volver con un capítulo que no solo cumple sino que mejora con creces lo visto hasta el momento no está al alcance de muchos, pero sí de Estoy vivo.
La serie producida por RTVE en colaboración con Globomedia ha ofrecido este martes en el marco X del FesTVal de Vitoria el primer capítulo de su segunda entrega antes de su llegada a la televisión, y podemos decir que lo que viene es, como ya era su primera tanda, un proyecto a la altura de los estándares que la televisión pública puede y debe exigir.
Estoy vivo retoma sus tramas en el momento en el que las dejó el cliffhanger temporada: con la mujer de Márquez llamando a la puerta de su nueva realidad y destruyendo el mundo que estaba construyendo piedra a piedra junto a su antigua familia como Vargas.
Minutos después, este mundo da un giro de 180 grados y presenta a los personajes en un contexto muy diferente al de la temporada anterior que abre un universo totalmente nuevo de cara a los 13 capítulos que vienen. Una maniobra que sorprenderá a los espectadores y que, a juzgar por lo visto en el primer episodio, resulta todo un acierto del equipo de guion.
Daniel Écija y su equipo firman un regreso que logra mantener lo que llevó a Estoy vivo a ser la serie revelación, sumando ese factor novedoso que, sin duda, capta el interés por todas y cada una de las líneas que se abren con él. Un capítulo que, lejos de presentarse como algo repetitivo o reciclado, sitúa el listón por encima de lo esperado.
La mezcla de géneros sigue siendo el gran acierto
Gran parte de culpa del éxito de la primera temporada de Estoy vivo la tuvo la mezcla de géneros que presentan sus capítulos. 70 minutos en los que el policíaco imperante se aliña con ingredientes fantásticos, cómicos e incluso pinceladas terroríficas.
Este cóctel añade en su segunda tanda tintes de misterio que hacen más atractiva todavía la apuesta, y que consiguen enganchar al espectador. Por su parte, las pequeñas dosis de terror que llegaban en ocasiones contadas de la mano de El Carnicero en los primeros capítulos toman un cariz más oscuro con la llegada de una niña que vertebrará la nueva misión de Márquez y El Enlace.
Además, el humor en momentos de tensión seguirá arrancando carcajadas entre los fans y la emotividad no faltará a su cita con la parte más sentimental de la serie. Especial mención merece un momento crucial en la vida de Márquez que lo cambiará todo y que acercará poco a poco al personaje a su objetivo vital.
Los efectos especiales dan un paso más
Por último, los efectos especiales también dan un pasito más con respecto a lo visto en la primera temporada. Y es que pese a que ya conseguían el aprobado en sus primeros capítulos, el equipo logra en esta ocasión una pasarela y unas conexiones mucho más creíbles. Esta mejora supone un plus a la credibilidad de una serie que ya no es un riesgo, sino una realidad que, de mantenerse así, promete seguir viva mucho tiempo.