Crónica de la entrega en Telecinco

Desgarro en 'La isla de las Tentaciones' con el reencuentro de Tania y Alejandro y una nueva infidelidad ¡bomba!

Tania y Alejandro, en su reencuentro mudo

Paula Hergar

23 de diciembre de 2021 01:05 h

La séptima entrega de La isla de las tentaciones 4 logró que absolutamente todos sus protagonistas pusieran toda la carne en el asador de esta experiencia. Con la confesión de la infidelidad de Sandra a Darío, ambos se quitaron ese peso de encima y ella se permitió demostrarse que su relación estaba acabada y él pudo disfrutar sin cadenas.

Nico se acostó con Rosana, tras haberlo hecho con Miriam. Rosario dio rienda suelta a su química con Simone, aunque no dejó del todo a Suso. Gal“la continuó su historia con Miguel. Y Zoe y Josué continuaron haciendo de ”consejeros“ del resto de compañeros.

Mientras que Tania y Alejandro vivieron el momento más emotivo de la entrega con un reencuentro inédito, en el que no pudieron hablar, ni tocarse, solo hablarse con la mirada. Un momento que acabó con sensaciones muy distintas por parte de ambos.

El secreto de Darío y la bronca de Barneda

El programa empezó con la reacción de Darío a la infidelidad de Sandra: “Yo esto lo sabía, ella me pidió que no dijera nada y no lo dije. La perdoné porque estoy enamorado de ella. Estoy siendo honesto pero si ella no quiere decirlo ¿cómo lo voy a decir yo? Estaba roto, era un fantasma porque me rompió en pedazos”, confesó entre lágrimas intentando que el resto entendiera su actitud hasta ese día.

Sandra Barneda mostró su enfado al sentirse engañada por la pareja: “¿Cómo te voy a creer si siempre me has dicho que confiabas en ella, que nunca te había fallado? Teníamos un pacto de decirnos la verdad”. A lo que el joven respondía: “¿Qué hago si estoy enamorado? Nadie sabe lo que he pasado. ¿Sabes lo que es venir aquí sabiendo eso? Ella me prometió que no me fallaría aquí. Estoy pasándolo mal, mal, mal porque llevo una cosa dentro que me está matando”.

Barneda intentó hacerle entender que la sinceridad era mejor para todos: “Esto es una prueba de amor y de honestidad para vosotros. Para aprender de todo lo que está sucediendo. Hoy has sido sincero y espero ver a partir de ahora al verdadero Darío”. Al escucharla, él se rompió a llorar sin consuelo. “Me da mucho dolor, lo siento. Lo he pasado muy mal”. El resto de compañeros le apoyaban excepto Alejandro que quería ver a Tania.

Al día siguiente, la presentadora llegó a la villa de las chicas para mostrarles la confesión de Darío sobre la infidelidad de Sandra. Al verlo, la novia admitió lo ocurrido: “Es verdad pero todo tiene su razón. Sentía que no me quería y no he dejado la relación porque siempre me ha dicho que no habrá vuelta atrás. Sé que no lo he hecho bien”.

Palabras que reprochaba la presentadora al haberles mentido. “No esperaba que él se enterase de eso, no me veía ni con fuerzas de entrar. Y aquí le quería demostrar que le quería de verdad. No me he portado bien con él pero no le voy a juzgar y él siempre lo ha hecho conmigo. Me duele verlo así porque le quiero. El problema es mío porque si veo que no voy a ninguna parte con esa persona tendría que haber acabado”, confesaba la joven.

El reencuentro mudo entre Alejandro y Tania

Por primera vez en el programa uno de vosotros tendrá la oportunidad de ver a su novia en persona durante tres minutos, pero os tendréis que poner de acuerdo. Tanto Alejandro como Darío pidieron tener ese privilegio. “Lo necesito como agua de mayo”, decía el Míster, mientras el segundo aseguraba que quería hablar con Sandra para aclarar cosas tras haber confesado el secreto que llevaba guardando tanto tiempo.

Pero finalmente, todos decidieron por unanimidad que era Alejandro el que estaba en peor situación y que necesitaba hablar con ella. “Necesito transmitirle que la amo, que si quiere seguir avanzando con el chaval que lo haga pero quiero que me entienda y entenderla”.

Barneda aceptó la decisión pero sí advirtió al modelo de que era una “oportunidad única” la que le estaban dando y que, sobre todo, “no le venciera la ira”. Segundos después, la presentado les ofreció el privilegio de ver a sus parejas a las chicas y todas permitieron que fuera Sandra o Tania la que gozara de ello. Y aunque Tania se lo ofreció a Sandra, la presentadora les informó de que los chicos ya lo habían decidido: Alejandro era el afortunado y Tania se marchó a verlo: “Me gustaría que mejorara el respeto hacia mí”, dijo la joven.

Al llegar a la playa, Barneda les informó de las normas de su reencuentro: “Podréis veros pero a través de un cristal, no podréis hablar ni tocaros, solo podréis utilizar la mirada y los gestos, pero el amor se reconoce con tan solo una mirada”. Así lo aceptaron y Alejandro corrió a verla, se estampó en el cristal y le besó. Le señaló el anillo y le pidió que no lo olvidara ni se lo quitara. A ella le costó acercarse a besar el cristal y le dijo con la boca que hablara bien de ella, porque le estaba fallando. Entre lágrimas, risas y complicidad, hasta Barneda se emocionó.

Sin embargo, al marcharse, Tania lamentó lo que sintió: “Al ver a Alejandro pensé que olvidaría todo lo de la primera hoguera y no lo he olvidado. Eso me preocupa”. En cambio el andaluz sentía alegría por lo vivido: “Le he señalado el anillo porque sigo pensando que quiero casarme con ella. Me ha dicho que la respete que se me va la boca pero no entiendo la razón. Estoy muy feliz”.

Nico y Rosario se ponen a prueba con nuevos tentadores

Nico y Gal·la tuvieron sus respectivas noches de pasión tras las hogueras que habían vivido, en las que se divirtieron en la cama con sus tentadores respectivos.

Pero para Nico, un nuevo día también puede ser una nueva aventura y así lo demostró al caer el sol. En la fiesta de la noche siguiente estuvo mucho más cercano a Rosana, mientras Miriam le miraba enfadada de lejos. Algo que a él le molestó aún más y acabó besando a la otra tentadora, frente a toda la casa.

Al ver la situación, Miriam se marchó a su habitación. Algo que dio luz verde a Nico para irse a la habitación con Rosana: “Me pones muchísimo”, le confesaba él y se acostaban juntos. “Rosana ha sido espectacular, pero no he hecho bien las cosas con Miriam y estoy hecho un lío”, acababa concluyendo el futbolista.

Pero no fue el único que cambió de tentadora, en la villa de las chicas Rosario mostró su desinterés creciente por Suso, para fijarse más en la química que sentía por Simone. Bailaron juntos, se mordieron la oreja y se besaban, frente a la mirada fija de Suso: “No puedo dejar de mirar cuando alguien me gusta y está con otro”, lamentaba el tentador. Finalmente, Rosario se fue a dormir con Tania y se sorprendía por “la liada” que había hecho.

Pasada la confusión de la noche, Miriam y Suso pidieron explicaciones a Nico y Rosario, respectivamente. La primera le aseguró que la había cagado“ porque estaba sintiendo cosas ”de verdad“ por él. Y el segundo le explicó que no quería cortarle las alas porque ”siendo feliz ella, también lo era él“, a la vez que Rosario le pidió libertad y ambos se besaron.

Cita a tres, celos entre las chicas y ¡nueva infidelidad bomba!

Él habló con las dos tentadoras y les propuso tener una cita los tres porque cada una le proporcionaba algo que la otra no lograba. En Rosana aseguraba ver ternura pero no conocerla del todo. Mientras que en Miriam veía complicidad pero le faltaba que sintiera más. Las dos le prometieron darle más y él se fue contento: “Les he hecho sentir a gusto pero necesito ver más de cada una”.

Mientras, la villa de las chicas se calentó pero esta vez por celos. Gal·la confesó que siempre había visto interés de Sandra por su Miguel y, aunque ella se lo negó, lo confirmó en un juego en el que la rubia le besó el cuello a su tentador. Gal·la se marchó enfadada y su compañera fue a hablar con ella para aclararle, una vez más, que no sentía nada por él.

Horas más tarde, se acababa la fiesta y Sandra se quedaba en el sofá hablando con Rubo. Él le admitía estar sintiendo cada vez más por ella, y le proponía ser valiente y dejarse llevar. Eso hizo y se besaron. “Siendo realista y doliéndome lo más grande, creo que mi relación no va a ninguna parte”, les explicaba al día siguiente a sus compañeras.

Nueva hoguera de los chicos con visita “suegril”

Josué, Nico, Álvaro, Darío y Alejandro regresaron a sentarse frente a Barneda para comprobar si sus chicas habían cruzado, o no, nuevos límites. El primero en comprobarlo fue Álvaro que vio a Rosario criticar su relación por sentirse “atada, sin sentido y sin ganas de seguir”. Pero no se acabó ahí, también la vio besándose con Simone, algo que le desesperó: “¿Qué mierda estamos haciendo aquí? Yo hago lo que siento pero no la entiendo a ella. Me vende la moto de que me quiere y después esto me duele. No estoy preparado para una vida sin Rosario, porque soy débil”, dijo entre lágrimas.

Josué fue el siguiente en ver imágenes de Zoe criticándolo por sus palabras. Y él mismo hacía autocrítica: “He sobreactuado al ser algo canalla, pícaro y vacilón con las chicas”. Segundos después aparecía Zoe y Tania besándose en un juego. Algo que no molestaba a Josué pero sí a Alejandro: “Veo lanzadísima a mi novia, la veo buscándola”, criticó el míster.

El tercer turno fue para Nico que comprobó cómo Gal·la seguía acostándose con Miguel: “Lo que acabo de ver no lo puedo perdonar. No sé si es envidia o celos, porque él ha conseguido cosas que yo no. Pero la idolatro tanto que no veo más allá de ella. Es inexplicable, pero es duro ver esto para mí”, confesó el futbolista. Para, segundos después, marcharse corriendo de la hoguera y gritaba a cámara: “No entiendo por qué hace esas cosas con él y conmigo no”.

Cuando le tocó a Alejandro, la presentadora le anunció que no había imágenes para él. Algo que le dejó intranquilo aunque quiso confiar en ella. Para acabar la hoguera con Darío que vio a Sandra besándose con Rubo: “Ya se ha visto lo que hay. No me hacen falta palabras. Si ha hecho esto ahora... Me alegro porque me ha dado la respuesta fácil. No es la mujer de mi vida. Aquí no se va a arrepentir pero cuando vaya a su casa se va a acordar de mí toda la vida”, dijo y pidió una hoguera de confrontación.

Todos se marcharon a la villa, excepto Álvaro que se tuvo que quedar para reencontrarse con... su suegra. Por primera vez la madre de una de las novias llegaba a la isla para saldar cuentas pendientes.

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