Dinastías confirmó anoche en su estreno lo que parecía obvio. El nuevo programa de Telecinco se parece mucho a Lazos de sangre, ese otro formato sobre sagas familiares que se emite en La 1 desde 2018.
Era difícil no establecer una comparativa entre ambos títulos, pues no solo coinciden en forma y fondo sino que, además, comparten productora. Uno y otro llevan la firma de Tesseo Producciones.
Dinastías dedicó su primera entrega a los turbios negocios de la familia Ruiz Mateos. Sobre ello debatieron los contertulios invitados, Antonio Montero, Esther Esteban, Juan Luis Galiacho, Teresa Bueyes, Angelica Rubio y Javier Gállego, rostros habituales de los platós de televisión.
Los analistas tuvieron casi dos horas y media para compartir impresiones sobre la figura y los tejemanejes del fundador de Rumasa, ese conglomerado empresarial que fue el origen de una estafa piramidal con miles de afectados.
El programa, emitido desde el plató de Todo es mentira –maquillado para la ocasión–, también ofreció una serie de entrevistas grabadas y emitió las imágenes que tantas veces han visto los espectadores, esas que muestran al patriarca de la familia como un showman caído en desgracia.
Un estreno muy poco prometedor
Hay una diferencia importante entre Dinastías y Lazos de sangre: el nuevo formato de Telecinco no tiene una parte documental tan desarrollada como el de TVE.
Pero hay algo que los acerca definitivamente, y esto sí que será importante para los directivos de Mediaset. Dinastías ha llegado a Telecinco sin el respaldo de la audiencia. Su primera entrega apenas tuvo 485.000 espectadores de media, lo que se traduce en un 6.9% de cuota de pantalla.
Son datos muy inferiores a los que maneja la cadena habitualmente, y también están por debajo de los registros de Lazos de sangre. Si este tiene un futuro bastante incierto en TVE –precisamente por el desgaste que sufre desde hace años–, el de Telecinco necesitará un buen empujón para mantenerse en la parrilla de Mediaset al menos una temporada.